Carolyn Eichner es profesora en el Departamento de Historia y Estudios de Género y de las Mujeres de la Universidad de Wisconsin, Estados Unidos y se especializa en la historia moderna de Europa. En esta entrevista da cuenta de varios movimientos y eventos de la resistencia feminista de los últimos 200 años que han sido confrontativos, expresando el malestar de las mujeres con una sociedad ciega y sorda a sus reclamos. Mujeres que obligaron en 1789 al rey de Francia a dar cuentas al pueblo; que dieron vuelta urnas como protesta por la resistencia al sufragio femenino; que incendiaron iglesias e hicieron huelgas de hambre; y que inspiraron al feminismo y a otros movimientos sociales que llegaron después que ellas. “Se espera de las mujeres que sean pasivas y tolerantes –afirma Eichner-. Cuando las mujeres se enfrentan, están rompiendo normas tradicionales de género, lo que perturba el status quo. Y toda perturbación del status quo asusta y enfurece a aquellos que se benefician del mismo.”
Por Sarah Babiker
COMUNICAR IGUALDAD- Carolyn Eichner es profesora en
el Departamento de Historia y Estudios de Género y de las Mujeres de la
Universidad de Wisconsin, Estados Unidos. Doctora en Historia Moderna de
Europa, ha publicado varias obras sobre la Comuna de París, y otros
episodios relevantes para el feminismo europeo. Esta entrevista es la
primera de una serie en la que conversaremos con especialistas
procedentes de diversas regiones para abordar las diferentes formas de
resistencia que ha ido adoptando el feminismo a lo largo del mundo y a
lo ancho del tiempo.
¿Podría darnos algunos ejemplos históricos de feministas o
movimientos de mujeres desafiando abiertamente leyes e instituciones a
través de sus acciones?
Hay un número increíblemente enorme de ejemplos en muchos países en los últimos 250 años. En
1789, durante la Revolución Francesa, cientos de mujeres marcharon los
20 kilómetros que separan París de Versalles llevando armas y
arrastrando cañones, entraron en los aposentos del rey y le
obligaron a volver a París y enfrentarse a las preocupaciones del pueblo
respecto a la crisis económica. En 1871, miles de mujeres participaron en la guerra civil revolucionaria conocida como la Comuna de París. Mujeres de las clases trabajadoras ocuparon iglesias y organizaron encuentros políticos revolucionarios en ellas, en los que condenaban tanto las acciones de la Iglesia como del Estado. Y
en 1908, la sufragista feminista Hubertine Auclert entró en una sede
electoral y volcó las urnas como protesta por la negación del voto a
las mujeres. En Inglaterra, las activistas por el sufragio
habían sido pacientes y pacíficas por décadas y, finalmente, a
principios del siglo XX, muchas de ellas se radicalizaron, lideradas por
Emmeline Pankhurst y sus hijas Christabel y Sylvia. Este grupo
incendió iglesias (la Iglesia Anglicana se opuso al sufragio de las
mujeres), se encadenaron a las puertas del Buckingham Palace, y atacaron
las casas y negocios de políticos que se oponían a ellas. Y cuando fueron arrestadas realizaron huelgas de hambre.
En Estados Unidos, Alice Paul, una sufragista que había vivido en
Inglaterra y estaba influida por las Pankhurst, trajo el radicalismo al
movimiento sufragista local a inicios del siglo XX. Las protestas de
las mujeres incluían piquetes en el exterior de la Casa Blanca
durante la Primera Guerra Mundial, acusando al presidente Wilson de ser
antidemocrático y simpatizar con el enemigo alemán de Estados Unidos, el Kaisser Guillermo. Las mujeres arrestadas se declararon también en huelga de hambre.
¿Cuál fue el impacto de este tipo de acciones en sus respectivas sociedades? ¿Y en la lucha por los derechos de las mujeres?
El impacto fue diverso. En el ejemplo francés de
1789, (conocido como “La Marcha de las Mujeres en Versalles”, o “Los
días de octubre”), el rey fue forzado a regresar a París. Además aportó
un ejemplo a seguir para el activismo radical de las mujeres durante los
siguientes cuatro años de la Revolución Francesa. En 1871, muchas
mujeres (y hombres) fueron arrestados o abatidos en las calles (el
ejército francés masacró 25.000 ciudadanos en las calles durante la
última semana de la Comuna de París). Pero proveyeron un ejemplo de las
posibilidades del activismo radical de las mujeres que fue usado como inspiración incluso tan recientemente como en algunos de los movimientos Occupy en Estados Unidos
(especialmente una mujer, Louise Michel, quien es la más conocida
activista de la Comuna de París). El ataque a las urnas de Hubertine
Auclert atrajo gran atención mediática a su causa (pero las mujeres no
consiguieron el derecho al voto en Francia hasta 1945). Tanto
en Reino Unido como en Estados Unidos, los movimientos sufragistas
radicalizados dieron a su causa una enorme visibilidad, y muy
probablemente hicieron realidad el sufragio femenino antes de lo que se
hubiese conseguido de otra manera.
¿Por qué sabemos tan poco de estas acciones?
¡Porque en la mayoría de las escuelas, las clases de historia, los
libros, todavía se excluye a las mujeres! En los pasados 45 años, la
Historia de las Mujeres, que se ha desarrollado hasta convertirse en
Historia del Género y las Mujeres, resultó en un movimiento de rápida
emergencia para re examinar el pasado, no sólo añadiendo a las mujeres,
sino reconsiderando la historia, observando lo que tanto hombres como
mujeres han hecho, pensado y escrito. Por supuesto aún hay resistencias
hacia este enfoque, pero en Estados Unidos y cada vez más en Europa ha
sido aceptado. Los estudios históricos que realmente reconocen
lo que el conjunto de la población, no solo el 50%, ha hecho, son el
modo de conseguir una comprensión más clara de lo que pasa en nuestro
mundo y sus causas.
¿Son las mujeres que llevan a cabo acciones confrontativas consideradas particularmente subversivas en razón de su género?
Absolutamente. De manera particular históricamente (pero también en la actualidad), se
espera de las mujeres que sean pasivas y tolerantes. Así, si protestan
se espera que lo hagan de un modo pacífico y “femenino”. Cuando
las mujeres se enfrentan, están rompiendo normas tradicionales de
género, lo que perturba el status quo. Y toda perturbación del status
quo asusta y enfurece a aquellos que se benefician del mismo.
Nota central:
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