Las autoridades
hacen continuamente esfuerzos por convencer de que este país está en
pleno crecimiento. Pero si vemos las cosas más objetivamente,
comprenderemos que hay un estancamiento en lo general, pero crecimiento
para unos cuantos.
También vemos un retroceso en el poder de compra de muchos, con las
alzas de precios mayores que en los años anteriores. Y se quiere dar una
imagen, sin tomar éstas en cuenta, de una
gloriade 3 o 4 por ciento de aumento de salarios, por un año. El salario real de la mayoría, entonces, está bajando.
Un caso que muestra esto es el que se construyen muchos edificios,
con permiso de estas u otras autoridades. Como se requieren uno u otro
permisos, se recurre a la jerarquía correspondiente (a veces, ni
siquiera se tiene éste), y los dueños del dinero se lanzan a romper el
suelo, o todo o parte de lo construido ahí, y se lanzan a las diferentes
etapas de la construcción. Ya cuando están en marcha, pobre del que,
aunque sea involuntariamente, estorba el movimiento, no sólo de sus
máquinas, sino de los billetes que van llenando sus bolsillos.
Se nota que eso es un gran negocio, sino, no veríamos tantas
construcciones en proceso en tantos lugares. Ni les importa cuánta gente
fue desalojada, ni cuánto afectan a las otras viviendas cercanas, ni a
sus trabajadores accidentados, ni a las personas que ya no podrán pasar,
ni nada por el estilo. En general, que yo sepa, no se trabaja sólo de
noche, como se hacía en casos importantes para no afectar tanto a
terceros.
Todavía que fueran multifamiliares y con las cualidades obvias
pasarían, pero en la gran mayoría de los casos no es así. Deberían
estimularse la agricultura, la pesca y en general la producción nacional
de los bienes de consumo más importante de la mayoría de la población.
También, ya lo hemos dicho, una mayor relación con países de mayor
producción y mayor población, a menor precio promedio, puede contribuir a
una mayor productividad y un mejor salario.
Otro aspecto, obvio, es un sindicalismo no sólo más democrático sino
más defensivo no sólo del personal trabajador sino de la mayor
producción, principalmente en el sector público.
Durante las décadas de aumento del orden de 6 por ciento de la
producción, el petróleo nacionalizado, y luego también otras empresas
públicas, contribuyeron a ese crecimiento. No es casual que ese periodo
se haya iniciado en 1940, a poco tiempo de la nacionalización del
petróleo y otras medidas progresistas.
También el salario mínimo y el salario medio fueron
aumentando. Ese aumento de año a año se revirtió en caída, a medida en
que la burocracia más reaccionaria se fue adueñando del poder, desde la
presidencia nacional.
En estas décadas recientes, también aumentó el uso del automóvil, y
fue más ineficiente el transporte público. Se debe revivir el Metro, que
sigue siendo muy útil pero que se
requetellenacada vez más, y hay horas y lugares en que la gente tiene que hacer
colahasta el siguiente tren, lo cual golpea a su principal ventaja, la rapidez. Y también ampliar el Metrobús, y también sus rutas.
Otro enemigo del progreso en este y otros campos, es la corrupción.
La impunidad de las empresas cuya imprudencia y ambición están causando
hasta muertes, sigue incluso con sus obras y negocios. Empresas que han
sido prohibidas en otros países (Odebrecht, Uber), aquí siguen en el
voy derecho y no me quito.
En este periódico ayer sábado, aparecieron más noticias. En el título principal está que
Odebrecht creó oficina especial para documentar los sobornos. Y en páginas interiores:
La liberación de Amado Yáñez (el dueño de Oceanografía), para ocultar complicidades en saqueo de Pemex: senadores.
La iniciativa, encaminada a erradicar la corrupción.
El PRI, responsable de frenar la ley de concertación de obra pública: Barbosa.
Ligan con sobornos de Odebrecht a decenas de políticos brasileños. ¿Qué resultaría con una investigación similar de esa empresa en México, donde sigue operando impunemente?
En ese periodo, volvió a aumentar el poder de los multimillonarios, y
en especial de las trasnacionales. Hubo fluctuaciones, pero la
tendencia general fue yéndose hacia atrás, hasta llegar al actual tiempo
en que la pelea más evidente por el poder es de la derecha panista
contra la derecha priísta. Después de dos sexenios de gobierno panista,
llegaría a la Presidencia el PRI que rebasa por la derecha al PAN en
varios de los principales aspectos, incluidos el petróleo y la
electricidad, y aprovechándose de la división de la izquierda.
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