Semblanza de un hombre extraordinario
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“Los que tenían la firma de Gilberto Bosques, tenían fe para la vida”.
Flory Klapp Rosenroth.
“Toda mi familia le debe la vida al Excelentísimo Gilberto Bosques
Saldívar, quien nos otorgó la visa para ir a México, sin lo cual no
estaríamos aquí, ni nosotros, ni nuestra descendencia”.
Danielle Wolfowitz
El premio Gilberto Bosques 2017
¿Qué podría haber de más simbólico? Los enemigos de entonces, se unen
para ofrecer un premio a Defensores de los Derechos humanos en México.
En 2013, a cincuenta años de la firma del Tratado del Eliseo que marcó
la reconciliación oficial entre Francia y Alemania, las Embajadas de
ambos países en México decidieron crear un reconocimiento conjunto, como
una celebración de la paz. Una mano extendida. Un resarcimiento. Fueron
el Presidente Charles de Gaulle y el Canciller Konrad Adenauer quienes
firmaron el tratado el 22 de enero de 1963. ¿A quién honra el premio?
Nada menos que a uno de los más brillantes y comprometidos diplomáticos
mexicanos: Don Gilberto Bosques, Cónsul de México en Francia durante la
segunda guerra mundial. Se dice que Don Gilberto otorgó más de 40 000
visas que salvaron la vida de refugiados españoles en Francia y de
judíos de distintos países perseguidos por el nazismo.
Este año (en su tercera entrega), en una ceremonia en la residencia
del Embajador de Alemania Viktor Elbling y con la presencia de la
Embajadora de Francia Maryse Boissière y de integrantes de diversas
organizaciones e instituciones defensoras de los Derechos Humanos, el
Premio fue otorgado a GIRE (Grupo de Información en Reproducción
Elegida), organización que desde 1992 trabaja en la defensa legal de los
derechos reproductivos. En nombre de GIRE agradeció su directora Regina
Tamés Noriega. Las menciones Honoríficas: Centrode Derechos Humanos de
la Montaña Tlachinollan. Recibió la Mención su Director Abel Barrera.
Desde 1994 el Centro trabaja casos de desapariciones forzadas,
ejecuciones extrajudiciales, tortura e impunidad. Y la segunda Mención
para el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, fundado en 2001,
organización dedicada a la formación en temas de género, derechos
humanos y liderazgo.En ausencia de Ximena Andión Ibañez, actual
directora, recibió la Mención la directora anterior e integrante del
Instituto, Emilienne de León Aulina.
Don Gilberto
Don Gilberto (20 de julio de 1892, Villa de Chiuatla de Tapia,
Puebla), fue nombrado por el General Lázaro Cárdenas como Cónsul de
México en Francia. Tras la derrota de los republicanos en la guerra
civil española, decenas de miles de entre ellos buscaron refugio en
Francia huyendo del franquismo, en donde fueron detenidos en campos de
“tránsito”, en condiciones que se han descrito como espantosas. Enterado
de esta situación, don Gilberto Bosques visitó los campos y quedó
horrorizado. Su primera labor fue informar a Lázaro Cárdenas, quien
autorizó que el consulado mexicano expidiera visas para México: “a todas
los refugiados españoles que así lo solicitaran”. México abrió sus
puertas. México en un momento más que honroso de nuestra historia, se
convirtió en tierra de asilo para decenas de miles de personas.
Al estallar la segunda guerra mundial y con la ocupación alemana en
Francia, la situación fue ya gravísima. Miles de judíos de distintos
países de Europa se encontraban en el inminente peligro de deportación
hacia los campos de trabajos forzados y exterminio. Una vez más, don
Gilberto intervino, tomando todos los riesgos que le implicaba desafiar
al nazismo desde el Consulado de México en Marsella (al cual se trasladó
al cerrarse el Consulado de París, tras la ocupación). Si bien Marsella
pertenecía a la supuesta zona “libre” de Vichy, su gobierno era
colaboracionista. Ese hombre “gigante moral de una ética
inquebrantable”, como lo describió Lillian Liberman (citada por Elena
Poniatowska), autora de “Visa al paraíso” - el excelente documental que
narra la vida de Bosques y que incluye entrevistas con sobrevivientes
refugiados en México - decidió que no había un segundo que perder y que
el compromiso de los integrantes de la misión diplomática mexicana era
muy claro: salvar el mayor número de vidas.
La afluencia de personas solicitando refugio fue tal, que ya no
cupieron en las oficinas del Consulado de México en Marsella, don
Gilberto (con el apoyo del gobierno mexicano) rentó dos castillos en
donde pudiera alojarlos mientras lograban resolver los trámites para
extenderles una visa o un salvoconducto para escapar de Francia. Izó en
ellos la bandera mexicana, y los declaró “territorio mexicano”, a
semejanza de las sedes diplomáticas. En uno de ellos fueron protegidos
quinientos niños y mujeres. Con frecuencia, cuentan quienes lo vivieron,
él mismo los acompañaba hasta la escalerilla del barco, para estar
seguro de que lo tomaban y estaban a salvo. Rumbo a México.
Los refugiados con frecuencia salían hacia la libertad en barcos
clandestinos. Bosques y su equipo fueron acosados por las autoridades
alemanas y francesas, por los enviados de Franco, por miembros del
Consulado de Japón. La defensa de los perseguidos por parte del
Consulado de México era un secreto casi a voces. Cuando México rompió
relaciones diplomáticas con Francia, la GESTAPO ocupó el Consulado. Don
Gilberto, su esposa y sus tres hijos fueron detenidos junto con todo el
personal de la sede diplomática y permanecieron en reclusión durante un
año, hasta que fueron canjeados por ciudadanos alemanes detenidos en
México. Al regreso de don Gilberto y su familia a México, su
recibimiento fue una gran fiesta de gratitud y respeto. Allí estaban,
para agradecerle, miles de las personas a las que su valor y su grandeza
moral habían salvado.
Al final de la guerra, don Gilberto fue enviado como Embajador de
México en Portugal, también fue Embajador en Finlandia, Suecia y Cuba.
Murió a los 103 años en la Ciudad de México. “Cárdenas nos dio asilo, y
cuando llegamos a México mis padres y yo por primera vez sentimos que
estábamos en un país del que no nos iban a expulsar”. Su nombre es
pronunciado con un amor inmenso por los refugiados que han sido
entrevistados. Vale mucho la pena escucharlos. Larga vida a la memoria
de un hombre extraordinario.
Texto de Elena Poniatowska que incluye partes de una entrevista que
ella y Mariana Yampolsky le hicieron a don Gilberto, cuando tenía ya 98
años.
Trailer del documental “Visa al paraíso” de Lillian Liberman.
Museo de Memoria y Tolerancia.
Semblanza de don Gilberto.
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