Carlos Bonfil
Nada en la filmografía de los hermanos belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne (El niño, 2005; Dos días, una noche,
2014) permitía suponer la elección de un tema tan azaroso en su carrera
o una preocupación tan precisa como el radicalismo islámico. El joven Ahmed (Le jeune Ahmed, 2019)
relata con la sobriedad característica de los realizadores y guionistas
la manera en que Ahmed (Idir Ben Addi), adolescente belga de origen
magrebí, asume desde su muy corta edad las enseñanzas del islam por
parte de su mentor en la mezquita, el imán Youssef (Othman Moumen), para
transformar la fe en una práctica cotidiana inflexible que muy pronto
le separa de sus seres más queridos.
La deriva del casi adolescente
Ahmed hacia el fanatismo se presenta como un fenómeno perturbador, casi
inexplicable, por la dureza e incluso la insensibilidad moral con la que
el joven precoz lo practica, y por sus nocivos efectos inmediatos en su
círculo familiar y afectivo, también en su maestra que en vano intenta
enderezar su camino, y en el propio maestro religioso que pronto
advierte la gravedad del doble filo del fundamentalismo.
Los directores que con tanto acierto han abordado los dilemas éticos
en la relación de padres e hijos, al explorar magistralmente los temas
de la culpa y el perdón desde su primer largometraje juntos, La promesa
(1996), se abocan esta vez a tomar el pulso de una realidad lacerante
en su país de origen, y de modo general en el resto de Europa: el auge
de la intolerancia por motivos religiosos.
De ellos no cabía esperar,
naturalmente, ni una denuncia panfletaria ni una exposición de las
casualidades del fenómeno. Lo que perturba en su nueva cinta es
justamente la expresión llana de una irracionalidad moral en un espíritu
tan joven, capaz de albergar ortodoxias tan cerradas, intentar incluso
un crimen gratuito, y ser tal vez impermeable a cualquier remordimiento.
Acostumbrados los seguidores de los hermanos Dardenne a su notable
solvencia narrativa, incluso a un manejo inteligente del suspenso, esta
nueva exploración tan ambigua y seca del personaje casi infantil que en
su conducta refleja y sintetiza un malestar social generalizado y cada
vez más preocupante, bien pudiera abrir las puertas a un fuerte debate.
Esa sería en definitiva la mejor aportación de los dos artistas
socialmente comprometidos, y lo que autoriza a ver en El joven Ahmed una obra a la vez madura y necesaria. Se exhibe en la sala 2 de la Cineteca Nacional a las 12:30 y 18:15 horas.
Twitter: @CarlosBonfil1
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