Dentro del PRI saben que los números obtenidos en esta elección son importantes para las elecciones de 2023 y 2024. La presencia territorial está en sus números más bajos desde su fundación, es decir, desde que era el PNR.
Ciudad de México, 26 de mayo (SinEmbargo).- El Partido Revolucionario Institucional (PRI) no se da por vencido aunque ni los números ni las preferencias estén a su favor rumbo al proceso electoral del 5 de junio próximo. Hasta el último momento, el tricolor se ha mostrado seguro de la victoria a pesar de la sombra de derrota que lo persigue y que ha arrastrado desde 2021, cuando perdió ocho gubernaturas.
Las proyecciones perfilan el fin de una era, en la que el PRI está en la antesala de obtener números históricos en negativo, esto durante la dirigencia de Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido como “Alito”. En los dos años que lleva dentro de la alianza Va por México perdió Colima, Campeche, Baja California Sur, Zacatecas, Tlaxcala, Sonora, Sinaloa y San Luis Potosí, una tendencia que viene desde 2018 cuando dejó la Presidencia de la República.
En los próximos días, según las más recientes encuestas, se espera que ocurra lo mismo con Oaxaca e Hidalgo, por lo que sólo le quedarían el Estado de México y Coahuila que renuevan Gobernador en 2023. De perder las dos entidades en juego este año y las otras restantes el próximo, el PRI, por primera vez en su historia, no tendría ningún estado bajo su mando, quedando al nivel, en cuanto a gubernaturas, del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
“El PRI quedó con cuatro gubernaturas y eso es una cifra histórica. Nunca desde la formación del PNR (Partido Nacional Revolucionario) había habido una escasa presencia territorial como la que tenemos ahorita. Aún conservando los dos estados gobernados por el PRI sigue siendo algo muy reducido, como nunca en toda la larga trayectoria del Partido”, reconoció en entrevista con SinEmbargo, Dulce María Sauri Riancho, militante del partido desde 1981, tiempo en el que ha ocupado el cargo de Gobernadora de Yucatán (1991-1993) y la presidencia del tricolor (1999-2000), así como otros puestos partidistas y en el Congreso.
El mapa de México hace 22 años era más de la mitad rojo, es decir, la mayoría de los estados del país eran gobernados por este partido. Incluso hasta la fecha hay entidades que nunca han volteado a ver otra opción partidista, como es el caso de Hidalgo, Coahuila y el Estado de México.
Con el paso de los años el rojo empezó a ceder espacios al azul, al amarillo y más recientemente al guinda para quedar reducido en la actualidad a sólo cuatro entidades.
El comportamiento de los votos da más luces sobre la situación del PRI: en las elecciones a Presidente de la República, en el año 2000, el PRI perdió con 13 millones 579 mil votos y para 2006, la caída fue de 31 por ciento, con 9 millones 301 mil votos.
Pero, para 2012, se da su retorno con un incremento del 50 por ciento en los votos y regresó a Los Pinos con Enrique Peña Nieto a la cabeza, pero el regreso triunfal duró tres años: los casos de corrupción del Gobierno federal y de los estatales provocaron que el PRI tuviera su peor caída para la siguiente elección presidencial: obtuvo 9 millones 769 mil votos, lo que significó una caída del 47 por ciento.
Lo mismo ocurrió en las elecciones intermedias, las de 2003 a 2021. En ese primer año de revisión, que es 2003, la primera elección después de la gran derrota, el PRI sumó 6 millones 196 mil votos. Para 2009, de nuevo con el factor Calderón y con la antesala de su retorno, sumó el doble de votos.
En 2015 empezó la caída aunque no fue tan fuerte como la de 2021, que es la elección más reciente. Ese año la votación del PRI cayó 27 por ciento.
Sobre el resto de los partidos, sólo el PRD tiene un ritmo a la baja como el PRI; el PAN, en tanto, se mantiene con el mismo promedio y Morena, desde su aparición, alcanzó el mayor número de votos registrados y desde 2021 tiene la gubernatura de 16 entidades.
LAS ENCUESTAS QUE NO AYUDAN
A pocos días de realizarse la elección en seis estados —Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas— las encuestas vislumbran cinco victorias para Morena y un estado que tendrá una fuerte disputa: Aguascalientes que compite en alianza Va por México, pero con una panista como abanderada.
Según los datos de la firma FactoMétrica, en Aguascalientes la alianza Va por México lidera la intención del voto con un 40.7 por ciento de intención del voto, seguido por Morena con un 36.5 por ciento.
En Durango la coalición “Juntos Hacemos Historia”, está por delante de la coalición PAN-PRI-PRD con un 42.4 por ciento frente a un 41.3 por ciento, respectivamente.
En Hidalgo, la alianza que encabeza Morena alcanza un 52.1 por ciento en la intención del voto frente a un 27.3 por ciento de la alianza Va por México en segundo lugar y en Oaxaca la coalición Morena-PT-PVEM se ubica en primer lugar con 56.4 por ciento y en segundo lugar con el 19.2 por ciento está la unión PRI-PRD.
En Quintana Roo la delantera también la lleva la coalición Morena-PT-PVEM con el 42.1 por ciento, seguida del partido Movimiento Ciudadano con el 23.4 por ciento.
Finalmente, en Tamaulipas Morena-PT-PVEM registran el 48.1 por ciento y la alianza PAN-PRI-PRD suma el 39 por ciento.
Y aunque varias encuestas refuerzan esta medición en la que se ve sólo una contienda en Aguascalientes y quizás en Durango, en el priismo la esperanza de ganar morirá hasta que haya resultados oficiales.
“HAY CONCIENCIA DE LOS SALDOS NEGATIVOS”
Dulce María Sauri Riancho, actual Diputada federal del PRI, comentó en entrevista con SinEmbargo que dentro de esa institución saben que ir en alianza con el PAN y el PRD les da más posibilidades de competir exitosamente en Durango en donde se logró dar la candidatura a un priista.
Mencionó que en el caso de Hidalgo, donde el gobierno es del PRI, se consiguió una coalición y aunque las encuestas no favorecen a la candidata, los resultados definitivos se sabrán hasta el día de la jornada electoral.
En ese sentido, enfatizó en que los resultados que se obtengan el 5 de junio son importantes para la elección de 2023, en la que el PRI se jugará el Estado de México y Coahuila, dos de sus bastiones. Ese es un dato que no pasa desapercibido dentro del partido.
De acuerdo con Sauri Riancho, hay conciencia de que después de la elección de 2021, el PRI registra la menor presencia territorial en su historia: “estamos hablando de que el PRI quedó con cuatro gubernaturas y eso es una cifra histórica”.
Desde 2018, los líderes priistas hablaron de un periodo de reflexión interna luego de los resultados obtenidos en la elección presidencial. Al cuestionarle sobre esa autoevaluación, la Diputada comentó que desde su perspectiva tanto la oposición como el PRI mismo, no ha logrado “construir un relato del porvenir” y están enfrascados en la “defensa de la descalificación permanente de que somos objetos desde el poder presidencial”.
“Estamos dedicados a hablar y a contestar la agenda que cotidianamente impone el Presidente y no hemos logrado construir una alternativa de Gobierno para el futuro. En cierta manera, de aquí a 2024, ya tenemos que pensar que las cosas como van difícilmente van a cambiar de rumbo. Que pueden empeorar, claro, pero hay que dedicar toda nuestra energía a pensar qué le vamos a proponer a la sociedad mexicana para 2024, porque simplemente diciendo que los que están ahora lo está haciendo muy mal, no es suficiente, hay un sector de la sociedad mexicana que piensa que el Presidente está actuando bien y las encuestas lo reflejan. Hay otro sector que aún pensando que los resultados del gobierno están mal, sigue considerando apoyar a Morena. Esa es una realidad política que nos dice que no hemos logrado construir una alternativa”, comentó.
En esa construcción de alternativa, dijo, el PRI se mira junto con el PAN y PRD en la alianza encabezada por Claudio X. González:
“Para poder competir exitosamente contra el poder presidencial, tenemos el ejemplo que las oposiciones al PRI nos dieron: se unieron. Fraguaron un proyecto de nación que lograra elementos de unidad en lo fundamental y que eso se ofreciera a las y los mexicanos. Tenemos ese ejemplo histórico. Yo no tengo reserva de unirme políticamente hablando con nuestros adversarios históricos como el PAN o con nuestros hermanos divididos como son los perredistas que nacieron justamente a raíz de una fractura del PRI en 1987, siempre y cuando haya un proyecto en el que tengamos la unidad en lo fundamental”, concluyó.
-Con información de EFE
Daniela Barragán
Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.
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