Pedro Echeverría V.
1. Diferencia fundamental entre los ideales de la izquierda y la derecha es que los primeros luchan toda su vida por la igualdad económica, política y social entre los seres humanos; los segundos, por el contrario, apoyan la desigualdad, la supremacía de unos pocos sobre la gran mayoría de la población. Los derechistas, conservadores, capitalistas, neoliberales, siempre han defendido a los dueños de grandes riquezas y a sus hijitos con estudios; las izquierdas luchan defendiendo a los más jodidos, a quienes han tenido pocas condiciones para estudiar y han sido bloqueados para salir adelante. Hay unos “centristas” que se dicen independientes, pero en realidad quisieran que nada cambie, que sigan los dominadores en el poder.
2. Hoy se publicó el salario anual del presidente López Obrador y de sus funcionarios; casi todos cobran al mes más de 100 mil pesos y al año alrededor de 1 millón 650 mil pesos. Nunca aprendí a “sacar cuentas”, pero creo que es alrededor de 20 veces el salario mínimo dominante de un trabajador en el país que es de 173 pesos diarios o 5,190 pesos al mes. López Obrador, al llegar al gobierno, decretó que como presidente sólo cobraría la cuarta parte (100 mil pesos) de los más de 400 mil que cobraba el presidente anterior y cada uno de sus funcionarios. Por cierto más de 200 de estos funcionarios (Jueces, INE,) se ampararon para seguir con los 400 mil y no bajar a 100 mil. AMLO, como gobierno blandengue, cobarde, los ha respetado.
3. Los poquísimo izquierdistas que vivimos, que en todo luchamos por la igualdad, hemos exigido que baje más el salario de los gobernantes a 50 mil al mes y que se eleve el mínimo de los trabajadores a 15 mil al mes para que las diferencias no sigan siendo tan insultantes; pero el peor insulto es que algunos funcionarios protegidos sigan cobrando los 400 mil pesos al mes. Obvio estos políticos muy corruptos, nunca alcanzarán los ingresos multimillonarios de los grandes empresarios que cada año ganan –con pandemia o sin pandemia- arriba de los 20 o 30 millones de pesos. ¿Cómo espantarse o repudiar que los millones de desempleados, los miserables sin trabajo, roben, secuestren o maten, si también –como dicen los religiosos- son hijos de dios?
4. El gobierno de López Obrador ha demostrado en sus más de tres años de administración que sus reformas son muy pequeñas, muy limitadas a la publicidad que necesita. ¿Qué mejor publicidad tendría al enseñar que los multimillonarios están ganando menos y que los trabajadores tienen ya ingresos no tan miserables? ¿Qué política más grande que hacer ver que en México en este sexenio se ha reducido radicalmente la miseria, la pobreza y el desempleo, así como que la riqueza no es solamente para un puñado de empresarios y altos políticos? Sin embargo parecería que las cosas no van a cambiar para bien en el país porque la clase dominante se mueve mejor que el presidente y su equipo.
5. Hoy se ve por todos lados movimientos hacia las campañas presidenciales. Parece que las cosas no cambiarán en lo fundamental para trasformar para bien las cosas. Por ello muchos de mis amigos han señalado que este fue un sexenio más que denunció mucho pero que los cambios fueron mínimos. Las transformaciones que se presentaron como necesarias quedarán sin tocarse. El salario mínimo sigue siendo de hambre; los multimillonarios siguen más poderosos; 250 mil presos comunes siguen llenando las cárceles; la corrupción sigue rampante; la delincuencia ha crecido; nadie delincuente de cuello blanco denunciado fue a la cárcel; los precandidatos y comportamiento de Morena, igualitos a los del viejo PRI. (29/V/22)
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