1/27/2010

HAITI SE RECUPERA, PERO NECESITA MÁS QUE NUNCA DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL.


Por Isidro Fardales
Enviado especial de la radio cubana.
Para Alternativa Latinoamericana - Mujeres Por La Democracia
CFRU 93.3 FM, Radio de la Universidad De Guelph, Ontario, Canada

Hoy comenzó nuestro día de forma habitual. Nos levantamos con la luz solar, que aparece en el horizonte bien temprano. Tenemos el hábito de consultar el reloj como hacemos en casa, aunque ya no es necesario: el primer resplandor a las 5 y 20 de la mañana hasta el amanecer completo que ocurre sobre las 6 y 15 minutos.

Nos alistamos con el aseo y al mismo tiempo la preparación colectiva del desayuno. Entre todos se reparten las tareas: lavar las vajillas y los cubiertos, preparar el café, sacar las galletas o poner el pan, si hay, en el horno, para regresarle su frescura.

Para nosotros fue un despertar diferente, temprano, no recuerdo en que momento preciso, una llamada de alerta. Hoy se esperan nuevas réplicas, incluso en la madrugada. Recordamos todos que acabamos de pasar una jornada sin temblores de tierra.

No hemos mencionado que desde el pasado día 20 decidimos dormir en las afueras de la Casa de la Misión de la Pesca, es una precaución pese a que nos advirtió una ingeniera local que la casa no tiene problemas, al parecer fue fabricada con condiciones antisísmicas.

Compartimos la noche con las estrellas y el viento helado de las primeras noches. Siempre atentos a las necesidades nuestras, desde agua y alimentos hasta cigarros, los compañeros de la misión médica cubana nos suministraron dos tiendas de campaña.

Salimos a la calle en busca de la noticia. Nos dijeron que la directora de la OPS, la Organización Panamericana de Salud, Mirta Roses, se encuentra en Haití y que visitaría el Hospital Universitario de la Paz, el más conocido como Delmas 33, que es la calle en que se encuentra y su número.

Allí trabaja un grupo de colaboradores de la Brigadas Médica Cubana y Henry Reeves, en coordinación con la dirección del centro y personal médico y especializado de Venezuela, Chile, España, Colombia y México.

En nuestra ruta apreciamos más libre de escombros las calles, aún quedan algunos como los de la famosa discoteca “La esquina latina”, totalmente desmoronada, suerte que en la hora del sismo del día 12 aún no estaba ocupada por los adolescentes que solían disfrutar de momentos de esparcimiento.

En un muro cercano, en pie, un graffiti que llama nuestra atención. En él se representa un mapa de Haití derramando lágrimas, es la expresión popular de lo aquí acontecido.

En un domingo concurrido en las calles, como siempre -y cada vez con más presencia- los mercados populares informales y la gente bien vestida que concurre, costumbre habitual, a las iglesias.

Estuvimos en un supermercado, bien apertrechado como en cualquier parte del mundo. Al lado una cafetería con terraza exterior donde un grupo de personas conversaban apaciblemente y tomando alguna bebida refrescante por el intenso calor.

Hemos visto a niños y adolescentes jugando fútbol, los mayores se dedican a jugar a las cartas o al dominó. Es la imagen de la normalidad misma sin estar ajenos al horror pasado. Es increíble la capacidad de recuperación de este pueblo, uno de los más pobres del mundo y de los más castigados por los fenómenos de la naturaleza.

La ayuda médica sigue llegando, fundamentalmente de Cuba, pero también de otras naciones, sobre todo, latinoamericanas. La alimentaria continúa llegando y ya va teniendo presencia en las calles.

La vida continúa, el futuro de este pueblo pertenece a sus hijos y a lo que la comunidad internacional les pueda aportar en estos tiempos. Haití lo necesita con premura.

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