El
deterioro de las condiciones de vida en Siria –país de Medio Oriente
con cinco años en guerra civil– y naciones vecinas, obliga a miles de
mujeres, niñas y niños a emprender viajes extremadamente peligrosos –en
los que corren el riesgo de ser víctimas de violencia sexual, tortura o
de ser cooptadas en redes de explotación sexual–, en busca de asilo en
Europa.
Ello, sin que se tomen las medidas necesarias para terminar el
prolongado conflicto armado en Siria y abordar las necesidades
humanitarias de los millones de personas afectadas por la violencia,
advirtieron organismos de Naciones Unidas.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) alertó que
entre el 1 y 6 de septiembre cerca de 10 mil personas, de las que
aproximadamente 40 por ciento son mujeres, niñas y niños, se
registraron en el centro de recepción de Gevgelija, en la antigua ex
República Yugoslava de Macedonia, quienes provenían de Grecia.
En el mismo periodo también se registraron más de 7 mil 720 personas que llegaron a Serbia.
UNICEF advirtió que es probable que el número de mujeres, niñas y niños
que han llegado a los centros de recepción de Macedonia y Serbia
duplique las cifras oficiales, ya que muchas familias siguen su viaje
sin registrarse.
Desde junio pasado, más de 64 mil personas se han registrado en el
centro de recepción de Gevgelija, mientras que 89 mil 161 personas que
han expresado su intención de solicitar asilo se han inscrito en Serbia
en el mismo lapso.
Según el organismo de la ONU, las y los refugiados que han entrado a
Serbia y han registrado su petición de asilo tienen 72 horas para
completar el proceso. La mayoría continúa su travesía en autobús hacia
el norte para llegar a la capital, Belgrado, continuar hasta Hungría, y
finalmente llegar a los países del oeste o norte de Europa. Muchas
personas huyen de la violencia en Siria, Afganistán e Irak.
UNICEF también alertó que “la crisis” de personas refugiadas y
migrantes en Europa “empeorará si no se hace un mayor esfuerzo para
terminar con el prolongado conflicto en Siria, y abordar las
necesidades humanitarias de los millones de personas afectadas por la
violencia”.
El conflicto –agregó– ha causado que unos 16 millones de personas, casi
la mitad de ellos niñas y niños, necesiten asistencia vital y
protección, como atención sanitaria básica, agua potable y saneamiento,
y educación. Alrededor de dos millones no van a la escuela.
En los últimos meses, cinco millones de personas de las ciudades y
comunidades de Siria han sufrido las consecuencias de largos, y en
ocasiones intencionados, cortes del abastecimiento de agua. En todo el
país árabe, más de la mitad de los hospitales públicos sólo funcionan
parcialmente o están fuera de servicio por completo, reportó la
Organización Mundial de la Salud (OMS).
En tanto, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados (ACNUR) señaló que en medio de la espiral de violencia, las
y los sirios se han quedado sin sus pertenencias y sus casas, al mismo
tiempo que aumentan el desempleo y la inflación, mientras que se
desploma el valor de su moneda, ya que la libra siria se ha devaluado
en 90 por ciento en los últimos cuatro años.
En gran parte de Siria sólo hay suministro eléctrico durante dos o
cuatro horas al día, y muchas regiones sufren escasez de agua. Más de
la mitad de la población vive en la pobreza extrema.
Esta situación se agudiza cuando buscan asilo en los países vecinos
que, ante la sobrecarga de refugiados, la falta de apoyo internacional
y la preocupación por la seguridad, han tomado medidas para contener el
flujo de personas (restringir el acceso o vigilar más de cerca las
fronteras, así como imponer requisitos más complejos y tediosos).
“Para los más de 4 millones de refugiados que ya están en los países
vecinos –quienes en su mayoría viven fuera de los campos oficiales– la
esperanza se desvanece a medida que se hunden en la más miserable
pobreza”, debido a la falta de financiamiento de los programas para
refugiados, advirtió ACNUR.
En ese contexto, la agencia de la ONU subrayó que “sin contar con la
protección de sus hogares, sus gobiernos y en muchos casos de las
estructuras familiares tradicionales, las mujeres se encuentran con
frecuencia en situaciones de vulnerabilidad”.
Ellas se enfrentan a los rigores de largas jornadas de camino hacia el
exilio, el acoso o la indiferencia oficial, y con frecuencia al abuso
sexual, incluso una vez que han alcanzado un lugar aparentemente
seguro.
“Las mujeres no sólo deben lidiar con estas amenazas personales y la
consecuente estigmatización social que muchas veces acarrea, sino que
deben encargarse de la seguridad física, el bienestar y la
supervivencia de sus familias”, enfatizó ACNUR, que pidió a la
comunidad internacional enviar su apoyo a los millones de niñas y niños
refugiados.
Igualmente instó a las naciones a implementar con prontitud las
propuestas que la Comisión Europea anunció para reubicar a 160 mil
personas refugiadas en Grecia, Italia y Hungría, a fin de que estén en
mejores condiciones.
Por: Anaiz Zamora Márquez
Cimacnoticias | México, DF.- 14/09/2015
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