Presupuesto destinado a los partidos es inmune a la metodología de base cero y además es inmune siquiera a la posibilidad de discusión.
lasillarota.com
El
presupuesto “base cero” es el eufemístico nombre del recorte al gasto
público. Salud, educación, programas sociales, infraestructura, se
verán afectados con la disminución de recursos; si bien les va tendrán
un monto equivalente; si mal, desaparecerán.
Corresponde a la Cámara de Diputados la discusión y la aprobación
del Presupuesto de Egresos, puede incluso modificar la propuesta que
les envíe el Presidente de la República. Sin embargo, los diputados
carecen de la atribución de iniciativa presupuestal, lo que incluye
proponer rubro de gasto.
Las razones son simples: primera, el constitucionalismo supone
frenos y contrapesos (si el Ejecutivo propone, la representación
popular discute, modifica y aprueba); segunda, basada en la
especialización y corrección funcional: el Ejecutivo tiene una mejor
dotación de recursos humanos y técnicos para integrar un presupuesto
basado en políticas públicas y en técnicas de programación.
La representación supone deliberación, acuerdo político. Que la
representación popular se inmiscuya en la proposición de rubros y en su
aprobación ha resultado en malas combinaciones: El pork barrel que en su versión sanlazarina ha desembocado en los “moches”. Un ejemplo, para libro de texto, es el del diputado Villarreal quien presumió como logro el apoyo con recursos presupuestales a un centro cultural presidido por un familiar muy cercano.
Es un caso claro de patrimonialización privada de recursos públicos
que es el caso extremo de casos similares: Empleo de tales recursos
para beneficio privado, sea económico o bien de usufructo político,
cuando no de clientelas.
El presupuesto base cero es una metodología que supone un criterio
técnico: el rubro de gasto parte de cero y debe justificarse a partir
de su costo beneficio, es decir, de su rentabilidad social y económica.
La rentabilidad política de los rubros presupuestarios propuestos por
cada diputado orientados por su propio interés y por la negociación
política, reñirían radicalmente con tal metodología. Si en el
Presupuesto 2016 se reiterara tal práctica, la discrecionalidad
política seria inmune a la metodología.
La costumbre en la Cámara de Diputados y la complacencia del
Ejecutivo para decidir de tal forma parte del presupuesto (se calcula
que son alrededor de 20 millones de pesos para cada diputado), es
ejemplo de los contextos de institucionalización de la corrupción y de
los crecientes montos presupuestales que se autoasignan las élites
políticas.
El presupuesto destinado a los partidos políticos también es inmune
a la metodología de base cero, pero, además, es inmune siquiera a la
posibilidad de discusión. Las reglas para fijarlo se han decidido
constitucionalmente: su monto depende del padrón electoral y del
salario mínimo (es decir, siempre crecerá). Hay inmunidad para que la
ley las decida, o bien para que se fijen en el Presupuesto de Egresos
de cada año. Hay una inmunidad constitucional pero tal inmunidad lo es
también a la realidad.
Al fijarse las reglas de financiamiento, no se considera si las
finanzas públicas están en jauja o en crisis y, por supuesto, también
ignoran cuál puede ser el desempleo de los partidos políticos en el
ejercicio del gobierno. Es algo así como, dicho pedestremente, si un
ejecutivo de una empresa se asegurase siempre mejores sueldos y bonos,
aunque la lleve a la quiebra.
Lo anterior, no es solamente una cuestión de disonancia entre los
tiempos de prosperidad que, como realidad virtual, suponen las reglas
de financiamiento para los partidos y los tiempos de presupuesto base
cero para el resto del gasto público. Sino cómo, si la anterior es una
regla de ingeniería constitucional, se construye la base entre
privilegios y responsabilidades. Si no hay equilibrio entre unos y
otros, se generan sujetos privilegiados pero sin responsabilidades.
Tal ha sido la moraleja de una metodología constitucional de techos siempre crecientes para los partidos políticos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario