Quedaron
distantes aquellos días en que los sectores de la burguesía en el
poder, festejaban con orgullo el aniversario de la gesta heroica
iniciada por el cura Miguel Hidalgo y Costilla en 1810, en el pueblo de
Dolores Hidalgo; los nacionalistas burgueses de hace décadas,
celebraban que la revolución de independencia aceleró el proceso de
acumulación de capital para permitir el nacimiento de una burguesía
nacional que ascendió al poder, para luego encabezar la revolución
democrático-burguesa de 1910 y con ello su consolidación como clase
dominante en la etapa posterior a aquella revolución, y en su idea de
convertir a México en una potencia económica en una idea nacionalista.
En los momentos más lúcidos de la burguesía, desde sus instituciones se
guardaba solemne respeto a sus símbolos patrios, la defensa de la
soberanía era un principio irrenunciable del gobierno de aquellos
tiempos, el territorio nacional era casi sagrado y por lo tanto las
fiestas patrias se celebraban con devoción desde los palacios de todo
el país.
A 205 años de aquél levantamiento armado, protagonizado en su mayoría
por los esclavos indígenas; los gobiernos actuales, en sus tres niveles
(federal, estatal y municipal) absolutamente en nada se parecen a la
burguesía nacionalista de antaño; la soberanía nacional para éstos es
una pieza de museo, cosa del pasado; las fronteras del país, sus
puertos y aeropuertos, se han abierto de par en par, no para acoger a
los refugiados de dictaduras, ni a los luchadores sociales en exilio,
sino para permitir la rapiña del capital financiero de los principales
monopolios imperialistas. El territorio nacional es una de las
mercancías más ofertadas por los gobiernos, según Francisco López
Bárcenas, está entregada a las mineras trasnacionales cerca del 30% del
territorio nacional, a través de 31 951 concesiones, otro tanto está en
proceso de entrega para la explotación de los hidrocarburos. La Cámara
de Diputados (en Pleno del 23 de abril del 2013) modificó el artículo
27 constitucional para permir que los extranjeros adquieran inmuebles
en las líneas fronterizas y los litorales mexicanos.
La actual burguesía y su gobierno no sienten ningún orgullo nacional,
son apátridas, la patria para ellos es una buena mercancía que se
remata al menudeo o por mayoreo, con pagos en efectivo o a créditos, en
dólares es mejor; el Ejército Mexicano, la Fuerza Aérea y la Marina
Armada de México tiene su estado mayor en el Pentágono, es parapeto del
imperialismo yanqui, recibe financiamiento mediante el Plan Mérida, y
desde el 2005, mediant la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de
América del Norte (ASPAN); es más según un ex-agente de la CIA, operan
en nuestro país más de 25 mil agentes cladestinos operan en México
(Carlos Fazio en La Intervención y la Entrega. La Jornada, 3 de abril
del 2015).
Los alimentos, la tecnología, el vestido, la música,
etc., son productos de importación diseñados y elaborados en los
Estados Unidos; hasta las formas de vestir, de hablar, en fin, la
cultura gringa cada día se impone desde los medios masivos de
comunicación.
Sólo así, se explica que la noche del 15 de septiembre y este 16, desde los balcones de los palacios de gobierno se preside un reality show, con un libreto al estilo de los espectáculos televisivos, en donde se acarrean extras
, se contratan comediantes y estrellas musicales. Según el libreto,
nadie puede salirse del guión, por ello se le propinó un levantón y
golpiza a los estudiantes que gritaron ¡Fuera Peña! Desplegando una
pancarta que decía “Peña Asesino” en el zócalo capitalino; en
Chimalhuacán, el gobierno antorchista también mandó a golpear a los
jóvenes que “no se aprendieron bien” el libreto, lo mismo que las
estudiantes de la Normal Rural de Panotla, Tlaxcala, que no estaban
contemplados en el libreto del show del 15 de septiembre.
Lo
representantes de la oligarquía, Peña Nieto en el D.F. Rosario Robles
en Dolores Hidalgo, Gto., gritan ¡Viva la Independencia!, pero ellos
saben que la independencia ha muerto, su ocaso empezó hace más de tres
décadas, con la llegada de la burguesía neoliberal en el gobierno.
La patria burguesa chorrea pus por todos sus poros. Pero hay otro
México, ese México que también gritó, que homenajeó a los verdaderos
héroes de la revolución de independencia; ese México de los que
aspiramos construir nuestra propia patria; a recuperar verdaderamente
la soberanía nacional y construir una nación democrática y popular, nos
expresamos en Tixtla, al lado del Consejo Popular, a través de los
Padres de Familia de los 43 estudiantes desaparecidos, y nuestro grito
¡Vivo se los llevaron, vivos los queremos! Retumbó por todos los
rincones del país; nuestro grito se hizo presente en los centenares de
actos alternos que se organizaron por maestros, organizaciones sociales
y populares, como el de la sección 22 a una cuadra del zócalo de
Oaxaca; nuestra voz se dio a conocer en las combativas movilizaciones
como las encabezadas por los profesores en Tuxtla Gutierrez y en
Oaxaca; en los carteles y adornos “patrios” que se desplegaron en
muchos puntos del país.
El grito de ¡Fuera Peña! Que se escuchó en el Zócalo capitalino, es el
que condensa el ánimo de millones de mexicanos, irá concatenándose con
otras aspiraciones populares: la construcción de una patria nueva, en
donde los obreros y campesinos pobres puedan sentirse parte de una
verdadera nación de los trabajadores, de los pueblos indígenas y la
mayoría del pueblo mexicano; pero el hilo que conduce hacia ese camino
todavía tiene nudos que desenredar.
La independencia de México ha muerto, pero desde abajo, empieza a
levantarse un nuevo grito ¡Viva la Revolución!, que poco a poco se irá
transformando en ¡Viva la Revolución Proletaria!
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