El lunes 22 de mayo, plazo límite para el pago de las
contraprestaciones, el IFT informó que la empresa Tecnoradio no pagó los
288 millones de pesos de contraprestación por las 37 frecuencias.
Tampoco pagaron otras compañías menores como Torres Corporativo Radio,
Centrado Corporativo Radio y Detochomorocho Producciones. El caso más
significativo es el de Tecnoradio porque representa más del 20% del
monto total de la licitación.
Tecnoradio constituye una muestra
de las trampas y simulaciones que existen en el mundo de las concesiones
de radio y televisión, y el papel cómplice de autoridades como la SCT.
Tras
un escándalo que se ventiló entre los viejos concesionarios de radio,
la licitación a favor de Tecnoradio abrió serias dudas sobre la
participación de personajes vinculados al vocero de la Presidencia de la
República, Eduardo Sánchez, y dejó varias pistas sobre el grupo
Radiorama, uno de los más grandes corporativos radiofónicos, como uno de
los posibles beneficiarios de esta nueva subasta de estaciones AM y FM.
La
licitación del IFT permitió a los “nuevos jugadores entrantes” tener un
descuento de hasta el 15% en el valor del espectro. Tecnoradio se
valió de esta cláusula para apostarle por las señales más valiosas en
términos de mercado.
Tecnoradio resultó que no era ningún jugador
nuevo ni estaba desvinculado a la red de poder. Como principal
accionista y director se registró Alí Eduardo Bañuelos, quien está
casado con Viviana Toscano, sobrina de Javier Pérez de Anda, propietario
de Radiorama.
Estos vínculos los dio a conocer Javier Tejado
Dondé, director jurídico de Televisa y con información privilegiada
sobre la red familiar en el mundo de los concesionarios de la radio. En
su cuenta de Twitter, Tejado Dondé afirmó que era “de esperarse” el
incumplimiento de Tecnoradio. “Optaron por perder 41 millones de pesos
en garantía que los 288 millones de pesos que hubieran pagado por
frecuencias por esconder grupo de interés económico”.
“Falta ver qué hace la autoridad por violar la Ley de Competencia y las Bases de Licitación”, afirmó Tejado Dondé.
Los
otros especialistas en el sector han señalado que Tecnoradio
prácticamente trampeó las bases de licitación y se aprovechó de las
lagunas y de la actuación de las autoridades para colarse en una
licitación tan importante.
La primera entidad en lavarse las manos
fue la Secretaría de Comunicaciones y Transportes encabezada por
Gerardo Ruiz Esparza. Irene Levy, directora de Observatel y abogada
especialista en el sector, recordó que la SCT es responsable de
aportarle al IFT “información que únicamente puede proporcionar el
Ejecutivo federal sobre cuestiones de seguridad o a efecto de verificar
la idoneidad de los inversionistas y/o su capacidad económica o
cualquier otro aspecto de índole legal”.
Sin embargo, la SCT, como
es su costumbre, emitió un comunicado para deslindarse de cualquier
responsabilidad en el “conflicto de interés” de Tecnoradio porque la
dependencia “no tiene facultad legal de avalar o prohibir la
participación de empresas en licitación alguna”.
Así lo tuiteó el
propio Gerardo Ruiz Esparza, titular de la SCT, funcionario que ha
estado involucrado en más de un conflicto de interés por escándalos como
OHL o Grupo Higa.
Irene Levy le recordó a Ruiz Esparza que algo
debía saber de los ejecutivos de Tecnoradio, ya que Alí Eduardo Bañuelos
aparece también como director general de Polaroid en la empresa
Diamonds Electronics, una de las grandes beneficiarias de la
multimillonaria compra de televisiones digitales, con sobreprecios
escandalosos, que operó…ni más ni menos que la SCT de Ruiz Esparza.
Todo
huele mal en torno a Tecnoradio. Los datos originales de la creación de
la empresa involucraban a dos exfuncionarios federales, Carlos Lara
Sumano y Alfonso Amilpa, cercanos al actual vocero de Los Pinos, Eduardo
Sánchez, quien antes ya había trabajado con concesionarios de radio
como asesor jurídico.
Presuntamente, antes de la licitación, Lara
Sumano y Amilpa renunciaron a sus derechos como accionistas de
Tecnoradio, junto con Héctor Zires Catano, Cenopio Amilpas Godínez y
Víctor Carrera Mejías. Todo el cambio de propietarios y accionistas es
tan opaco y oscuro como la misma propiedad de Tecnoradio.
El hecho
fundamental es que la SCT simplemente se lavó las manos de cualquier
responsabilidad y el IFT afirmó, como si fuera un mero trámite más, que
de las 56 frecuencias sin pago (37 que se le habían asignado a
Tecnoradio), 25 se podrán asignar con una postura válida y 31 “podrán
incluirse en la próxima licitación de frecuencias de radio (Licitación
No. IFT-8) cuyo proceso de opinión pública se prevé dé inicio en
diciembre de este año”.
¿No habrá ninguna sanción por violar la
ley de competencia y las bases de licitación? ¿Este episodio de
Tecnoradio no estará encubriendo a los verdaderos beneficiarios de la
gran subasta de radio? ¿Está detrás Eduardo Sánchez en el negocio de las
nuevas frecuencias de radio como salvoconducto transexenal?
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