Rogelio Vargas Garfias*
El proyecto de decreto que circula, con el que el gobierno federal dice
abrogarla reforma educativa 2013, representa exclusivamente los intereses clientelares de todos los partidos políticos que integran la 64 legislatura federal y las recomendaciones hechas por la OCDE y los grupos empresariales más retrógrados del país. Situación que obliga al movimiento democrático en general, en todos sus sectores, pero especialmente a los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), a ponerse al frente de la protesta social que obligue al gobierno de la Cuarta Transformación (4T), al Presidente de la República y a los legisladores de Morena a cumplir con sus compromisos hechos en campaña y que les dieron los millones de votos que los llevaron al poder.
El gobierno de la 4T y sus legisladores en el Congreso abusan de su
poder y hacen gala de arrogancia al olvidarse de sus compromisos hechos
con el pueblo y los maestros de México. Arguyen que para ellos es
suficiente eliminar la evaluación como instrumento punitivo, como se
presenta en su proyecto de decreto, para abrogar la reforma educativa.
Cosa más falsa.
Del análisis del proyecto se desprenden varios temas que no pueden
pasar desapercibidos y revelan los acuerdos pactados en las cañerías de
la Cámara de Diputados y que pretenden aprobar si se les permite.
Al anotar que “el Estado priorizará el interés superior de las niñas,
niños […] en el acceso, permanencia y participación en los servicios
educativos”, manipulan un derecho que es muy sensible entre la población
para contraponerlo a los derechos de los maestros y así continuar
desconociendo sus conquistas. ¿Quién puede oponerse al interés superior
de los niños a recibir los servicios educativos? ¡Nadie! En realidad, la
intención es otra. Es la continuación de la campaña de condena,
descrédito y odio –que puso en marcha el peñato en 2013– y que ahora
reviven AMLO y los medios de comunicación cuando los profesores
protestan o se declaran en huelga para defender sus derechos y los de
los estudiantes.
Seguir insistiendo en mantener a los profesores del país en un
régimen laboral de excepción, forma parte de los acuerdos signados con
Mexicanos Primero y los partidos del Pacto por México. En su proyecto,
el sistema para la carrera de las y los maestros, que sustituye a la Ley del Servicio Profesional Docente de Peña Nieto, es lo mismo, pero con otro nombre. La exigencia de la CNTE es el regreso a su estatus laboral de antes de la reforma educativa de 2013, es decir, a la protección histórica del artículo 123, apartado B.
El proyecto de marras condiciona también la admisión al servicio, la
promoción y el reconocimiento. Sostiene que “la admisión, promoción y
reconocimiento del personal que ejercerá la función magisterial se
realizará a través de procesos de selección a los que concurrirán los
aspirantes en igualdad de condiciones […]”. Tal redacción, aunque
elimina lo punitivo en cuanto a la permanencia, desconoce de facto el papel formativo de las escuelas normales y da –con los
procesos de selección– la posibilidad de que cualquier persona pueda ingresar al servicio, anulando en los hechos el examen profesional para graduarse de maestro, la profesión docente como profesión de Estado y la contratación automática.
El proyecto es excluyente y elitista. No se aleja mucho de la reforma de Peña Nieto. El concepto empresarial de
educación de excelencia, los procesos de
certificaciónamañada, la poca claridad en lo que ellos llaman
profesionalización de la gestión escolar, la persistencia en darle cabida a instituciones ajenas a la educación con el nombre de
consejos ciudadanosy
sociedad civil organizada, el régimen de apartheid en que seguirán manteniendo a los maestros de la Ciudad de México y la ausencia del compromiso explícito en la reforma constitucional de librar al pueblo de México del flagelo maldito del analfabetismo, da sentido al señalamiento de que la reforma de AMLO da continuidad a la reforma de los neoliberales. Aunque no les guste el cuestionamiento, así es.
Se acerca el 21 de marzo y el presidente Andrés Manuel López Obrador
acudirá a Guelatao, Oaxaca. Hace un año, aún como candidato, en ese
pueblo, cuna de Benito Juárez, AMLO dio a conocer 10 compromisos que
salieron de su ronco pecho,
que no es bodega, como suele decir. El compromiso número siete decía así:
Vamos a elaborar conjuntamente, con los maestros, con los padres de familia, con pedagogos especialistas, un plan educativo que mejore de verdad, la calidad de la enseñanza sin afectar los derechos laborales del magisterio. ¡Nunca más una reforma educativa sin el magisterio!
En la reforma educativa constitucional que negocian entre
neoliberales y que votarán pronto los diputados, no fueron tomados en
cuenta los maestros, los padres de familia ni los pedagogos
especialistas. Si se vota como está, será una reforma neoliberal más y
se inaugurará una confrontación de grandes consecuencias. Por eso la
CNTE se movilizará. Va a exigir que la tomen en cuenta, que la escuchen
y, si esto no es posible porque los compromisos de la 4T con
la mafia del poderson más grandes, entonces retumbará por las ciudades, las calles y plazas del país la consigna:
Si ellos no abrogan la reforma educativa en sus cámaras, la abrogaremos en las calles.
* Profesor
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