Rumbo de México
César Garizurieta
En las pasadas entregas se ha tratado aquí algunas formas de argumentaciones falaces o sofismas; es decir, razonamientos pretendidamente lógicos con los que se intenta dar apariencia de veracidad a una mentira.
En un sistema plutocrático como el que vivimos una falacia más es la libertad de expresión; usted puede decir lo que quiera; lo que quiera, en tanto diga lo que el grupo en el poder quiere oír; si usted dice algo que disgusta al grupo en el poder, también lo podrá decir, pero nadie lo difundirá.
Plutocracia es el gobierno de los ricos. Por tanto, en un régimen plutocrático como el nuestro, los únicos que pueden escribir lo que quieran, de verdad lo que quieran, son los que escriben para los ricos. Usted puede ser un gran escritor, pero no saltará a la fama si lo que escribe no conviene a los que detentan el poder económico.
Ejemplos de intelectuales de gran valía sobran que no han trascendido tanto como otros que –como dice el gran escritor Eduardo Luis Feher- usan la pluma como cuchara «para comer».
Ahí están Octavio Paz y Salvador Novo; dos escritores que, además de su valía, resultaron cómodos al régimen y, por ello, tuvieron siempre los reflectores de a su favor. Pero han habido otros –tan grandes o más que ellos-, Efrén Hernández, Renato Leduc, José Revueltas o Juan Rulfo, de los quienes los medios no se ocupan tanto, porque sus ideas no fueron afines a los intereses de los poderosos.
La libertad de expresión existe en México, pero sólo para los que están dispuestos a ejercer esa libertad a favor de los dueños de los medios.
¿Algún canal de televisión donde se anunciara Wal-Mart permitiría que en sus noticiarios se aludiera a las denuncias de abusos laborales que ciertos activistas han hecho en contra de esta empresa
El criminal encarecimiento de las medicinas deja inmensas fortunas a costa de la salud y la vida del pueblo mexicano; Televisa ni Tv Azteca se percataron de ello, hasta que Isaac Saba –dueño de Casa Saba, la principal distribuidora de medicinas- intentó fundar una empresa que le hiciera competencia a las referidas televisoras; entonces sí, tanto Televisa como Tv Azteca denunciaron los abusos que cometen los comerciantes de medicinas.
Así que la falacia de la libertad de prensa consiste en que nadie restringe lo que uno quiere decir en un periódico, pero, si no conviene a los poderosos, simplemente no se publica. La falacia de la libertad de prensa consiste en que nadie coarta las expresiones de cada quien; lo que se coarta es la posibilidad de difundirlas. La difusión de las ideas está sometida al monopolio de los dueños de medios de comunicación.
Así, la libertad de prensa puede llegar, incluso, a poner cortapisa a las políticas públicas que intentan favorecer al pueblo.Pocos son los medios en los que se conjunta la posibilidad de decir lo que uno quiera con la posibilidad de que lo dicho por uno se difunda.Uno de ellos es, desde luego, Rumbo de México donde –es obligación decirlo- jamás he sido objeto de cortapisa de ningún tipo. Otro de ellos ha sido la revista Forum dirigida por el compañero Eduardo Ibarra.
En Forum, como en Rumbo de México, puede uno criticar al socialismo cubano, pero también puede hacer un comparativo entre los niveles educacionales y nutricionales de la infancia de aquél país caribeño con nuestros. Es posible criticar al gobierno de Chávez, pero también comparar cómo se encuentra ahora el pueblo venezolano y cómo estaba durante los regímenes somocistas.
En Rumbo de México, como en Forum, es posible analizar objetivamente los pros y los contras de la reforma energética.Por ello, por el delito de buscar la verdad, hoy día Forum es perseguida. Se ha circulado entre los medios gubernamentales la orden de no comprar publicidad a la expresada revista.
En México existe la libertad de prensa sólo
para el que puede pagarla
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