No hay duda de que "todo depende del cristal con que se mire", pero yo agregaría que depende del lugar donde mire uno al cristal.
He tenido la oportunidad de debatir con un par de diputados socialistas españoles que sostienen que frente a la inmigración hay que asumir, antes que nada, y tal vez sin condiciones, la defensa del estado de derecho. Y hay quien sostiene que los inmigrantes atentan contra la soberanía.
Les hice notar que esa postura es la de los republicanos de extrema derecha estadounidenses que sostienen que aceptan la inmigración siempre y cuando sea legal y con orden. Ese planteamiento lleva a criminalizar al inmigrante indocumentado, porque está fuera de los márgenes que establece ese estado de derecho.
En esa misma reunión, los líderes sindicales sostenían que no se debe hablar de la inmigración como problema, sino como un hecho y en ningún momento asumieron el discurso, que sí han asumido los sindicatos de Estados Unidos, de que la inmigración indocumentada compite deslealmente contra la fuerza de trabajo autóctona, aunque han puesto el énfasis en perseguir a los empleadores que explotan de una manera excesiva al indocumentado, porque lo hacen justamente aprovechándose de su carencia de documentos.
En esa misma reunión, un alcalde socialista de la provincia de Madrid sostenía que los ayuntamientos debían atender las necesidades de los indocumentados como si fueran ciudadanos locales, o sea, que no se hagan distingos entre los beneficios que debe recibir cualquier persona que viva ahí.
Como vemos, tres posturas en un mismo partido.
Los diputados están vocalizando la postura del gobierno nacional que ha votado a favor de la Directiva Retorno, forma eufemística de una Directiva de Expulsión que ha adoptado el Parlamento Europeo por medio de la cual se asume el discurso de Estados Unidos para detener a la gente, encarcelarla, expulsarla y prohibirle el regreso.
Llama la atención la postura alemana, que rígidos como son, sostienen que para ellos solamente existe blanco y negro; se es legal o no, y si no se es, se les debe expulsar. Aunque este país no es el que más inmigrantes recibe, parece haber un tufillo de rechazo a la posibilidad del mestizaje. ¿Seguirán pensando en mantener una raza pura?
La determinación de criminalizar a los inmigrantes reclama la construcción de una infraestructura policiaco-militar. Hoy en día barcos, aviones y helicópteros de la Unión Europea patrullan las costas de África para detener a las embarcaciones que llevan africanos hacia Europa.
Para el gobierno español, queda claro que no hay manera de frenar los flujos migratorios, a menos de que se cuente con la colaboración de los países expulsores. Pero estos países no ganan nada aumentando su potencial policiaco para destinarlo a frenar emigrantes cuando los usan para pisotear los derechos civiles y políticos en sus mismas sociedades, además que la salida de personas los beneficia de muchas maneras: se reduce el número de desempleados, se consiguen remesas económicas y la sociedad destina sus energías a buscar cómo salir, y no a deshacerse de gobiernos abusivos y antidemocráticos.
Ahí esta la realidad mexicana que sostiene sin ambages esta paradoja: Estados Unidos quiere que el gobierno frene a sus emigrantes, pero estos son el seguro de vida de la macroeconomía y ayudan a mantener baja la tasa de desempleo. México sostiene falsamente tener un desempleo más bajo que el de Estados Unidos y de menos de la mitad del español. Pero es que los desempleados cruzaron el río.
La solución, y la saben muchos, es el desarrollo económico, pero muy pocos países destinan fondos para hacer que avance la economía. España pretende llegar al 0.7% del PIB para el año 2010.
La solución, y la saben muchos, es el desarrollo económico, pero muy pocos países destinan fondos para hacer que avance la economía. España pretende llegar al 0.7% del PIB para el año 2010.
La parte delicada es que la ayuda externa termina en manos de gobiernos corruptos, como se ve con claridad cada vez que ocurre una desgracia natural y la ayuda fluye hacia esas sociedades. Hoy sabemos que la dictadura de Myanmar no ha invertido la ayuda en grandes zonas rurales.
Por otra parte, es dudoso que los grandes capitales vayan a invertir teniendo en mente el desarrollo de las sociedades que les envían fuerza de trabajo barata. Los fondos para la reconstrucción económica de estos países debe basarse en fondos públicos e idealmente estar coordinada por la ONU, porque no hay solución posible a la emigración si no es con el avance económico en las economías explotadas durante siglos.
El desarrollo del mundo atrasado puede implicar una bonanza económica para el mundo como no hemos visto en muchos siglos, siempre y cuando se haga con un criterio redistributivo y con un enfoque verde para preservar la defensa del medio ambiente.
En un mundo igualitario, los que quieran podrán irse libremente, no expulsados por circunstancias de explotación.
Samuel Schmidt
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