Querido Eduardo: Te hago llegar una declaración del CLAEI sobre un tema que debe importarnos, preocuparnos y ocuparnos a todos. Ojalá contemos con tu inestimable solidaridad, tanto en Forumenlínea como en la entrañable revista que diriges pese a los golpes bajos de quienes temen la verdad reflejada en sus páginas. Recibe un abrazo. LuisLic. Luis Gutiérrez EsparzaPresidenteCírculo Latinoamericano de Estudios Internacionales (CLAEI) / Latin American Circle for International Studies (LACIS) - México, DF (México)
Denuncia el CLAEI la “diplomacia de maniobras navales militares”
El incremento de las actividades militares de Estados Unidos en América Latina, es consecuencia del ejercicio de soberanía de los países latinoamericanos, que inquieta a los estrategas geopolíticos y geoestratégicos de Washington, quienes desean restablecer en todo el continente la hegemonía paulatinamente perdida, pese al riesgo de provocar in riesgoso incremento de las tensiones sociopolíticas al sur del río Bravo.
Denuncia el CLAEI la “diplomacia de maniobras navales militares”
El incremento de las actividades militares de Estados Unidos en América Latina, es consecuencia del ejercicio de soberanía de los países latinoamericanos, que inquieta a los estrategas geopolíticos y geoestratégicos de Washington, quienes desean restablecer en todo el continente la hegemonía paulatinamente perdida, pese al riesgo de provocar in riesgoso incremento de las tensiones sociopolíticas al sur del río Bravo.
Este es el resultado de un análisis de expertos mexicanos y latinoamericanos, convocados por el Círculo Latinoamericano de Estudios Internacionales (CLAEI), un organismo no gubernamental de investigación, análisis y reflexión, con sede en la ciudad de México.
Los especialistas reunidos por el CLAEI subrayan que para la opinión pública latinoamericana ha pasado inadvertido, en buena medida, el paquete de operaciones militares englobado en el programa denominado Sociedad de las Américas (Partnership of the Americas), que incluye las maniobras navales militares Unitas 2008 en el Atlántico y en el Pacífico, recientemente finalizadas; así como otra serie de ejercicios en Centroamérica, Sudamérica y el Caribe.
El gobierno estadunidense, comentan los expertos, ha puesto en alerta permanente desde el 1 de julio a la IV Flota, restablecida apenas este año como parte de las fuerzas del Comando Sur, dentro de un paquete de medidas de emergencia destinadas a restablecer el control político de Washington sobre América Latina.
Para ello, los estrategas de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Pentágono, no han encontrado nada mejor que retomar las tácticas de la guerra fría, que fracasaron en su momento y provocaron una justificada indignación entre los pueblos latinoamericanos y los gobiernos nacionalistas de la región.
Esta suerte de diplomacia de maniobras navales militares, que en 2008 abarca de manera oficial los meses de abril a octubre, incluyen casi 60 días de participación del portaviones nuclear George Washington, cuya presencia en aguas latinoamericanas viola el espíritu y la letra del Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe (Tratado de Tlatelolco).
Estados Unidos es una de las potencias signatarias de los Protocolos I y II del Tratado de Tlatelolco, por lo cual se comprometió formalmente a respetar la desnuclearización militar de América Latina, no solamente en cuanto a los territorios de los países de la región, sino en cualesquiera posesiones, permanentes o temporales (como Guantánamo), que tenga, de jure o de facto, en el ámbito geográfico de su aplicación. Sin embargo, no ha tenido el menor empacho en introducir armas nucleares en el Atlántico y el Pacífico latinoamericanos.
Conforme a los expertos convocados por el CLAEI, la principal causa de esta agresiva política estadunidense debe buscarse en la cada vez más firme decisión de los países latinoamericanos de actuar conforme a sus propios intereses y en el pleno ejercicio de su soberanía, apartándose de los lineamientos hegemónicos que Washington ha manejado tradicionalmente en la región.
El hecho de que las naciones de América Latina estén buscando y poniendo en marcha sus propios programas de integración y elijan libremente en la comunidad internacional a los socios más adecuados para desarrollar una colaboración mutuamente beneficiosa en diversos rubros: político, económico, tecnológico, cultural, ha provocado una reacción extrema en los círculos estadunidenses de poder.
Si a lo anterior se agrega la decisión soberana de algunos de esos países –particularmente Brasil, Colombia y Venezuela y en menor escala, Argentina—de modernizar e incrementar su poder militar, puede comprenderse que la Casa Blanca se e encuentre particularmente preocupada por una actitud independiente que acelera la pérdida gradual de la influencia estadunidense en la región y de la impunidad con la que los grandes consorcios de ese país habían aprovechado en su beneficio la apertura de las economías latinoamericanas.
De hecho, señalan los expertos convocados por el CLAEI, Estados Unidos se ha quedado paulatinamente sin aliados confiables, incondicionales; hoy en día sólo puede contar con Colombia y Perú, países que todavía considerar absolutamente prioritaria su relación con Washington, aunque al mismo tiempo, no muestran una verdadera disposición para apoyar a los estadunidenses de manera realmente comprometida, sobre todo en lo que se refiere a posibles intervenciones militares.
Hace poco, altos funcionarios colombianos y peruanos reaccionaron con muy poco entusiasmo a la propuesta de trasladar a sus respectivos países la base aérea militar estadunidense que actualmente se encuentra en Manta, Ecuador.
Una de las consecuencias de esta nueva situación, concluyen los expertos convocados por el CLAEI, es la decisión de Washington de utilizar todos los recursos a su alcance para incrementar su influencia y su presencia militar en Panamá.
Consecuentemente, el CLAEI hace un llamado a los pueblos y gobiernos latinoamericanos, para presentar un frente unido ante la nueva embestida de un proyecto hegemónico históricamente condenado a fracasar.
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