Ahora ya no se trata de que haya ocupado el cargo haiga sido como haiga sido
, ni de su ilegitimidad de origen, ni del permanente agravio a la certidumbre democrática que significa su presencia en Los Pinos.
Hace mes y medio, vista desde este espacio, su posible salida del cargo parecía una perspectiva riesgosa. Nadie habló de peligro de ingobernabilidad o desestabilización, porque esas situaciones dejaron ya de ser riesgos para convertirse en tragedias reales; mire nada más cómo está Ciudad Juárez. No: lo temible resultaba que el grupo del que usted forma parte utilizara su abandono del cargo como una forma de recomposición; como una manera de desahogar algunas de las exasperaciones sociales que se han ido acumulando, a lo largo de tres décadas, y en forma muy acentuada durante el último trienio, en el cuerpo social; como un ejercicio de gatopardismo para burlar las demandas populares.
Hoy, eso ya es lo de menos. Es claro que su partida no significaría, por sí misma, un triunfo de las resistencias sociales que afloran y se multiplican en el territorio nacional; pero es claro, también, que otros integrantes de la oligarquía político-empresarial y mediática podrían ejercer el poder presidencial mejor que usted. Dicho de otra manera: es que hasta para depredar se requiere de habilidades, si partimos de la suposición de que ustedes lo que quieren es depredar a México, no destruirlo.
Y usted, señor Calderón, está destruyendo al país.
Prometió empleos, y generó un desempleo sin precedentes. Ofreció vivir mejor
y ha provocado inflación, carestía, estrechez, pobreza y miseria. Aseguró que acabaría con la delincuencia organizada, pero la delincuencia organizada está acabando con la nación. Juró que gobernaría con fidelidad a la Carta Magna y ha manchado los actos de gobierno en las aguas negras de la inconstitucionalidad. Dijo que resolvería los rezagos educativos, y en pago de favores electorales recibidos entregó el sistema de educación pública a las arbitrariedades caciquiles del gordillismo. Esgrimió la promesa de la supresión de la tenencia y elevó todos los impuestos en forma asfixiante. Formuló un compromiso con la austeridad, y el derroche gubernamental es más obsceno que nunca. Dijo transparencia y generó opacidad. Se comprometió a observar los derechos humanos y ha hundido al país en un horror de desapariciones, tortura, sentencias precocidas contra luchadores sociales. Fanfarroneó con rebasar a López Obrador por la izquierda y se rebasa usted a sí mismo mismo por la ultraderecha, atropellando, en la maniobra, al Estado laico. Pregonó probidad y dejó las guarderías del IMSS en manos de operadores privados inescrupulosos, con un saldo provisional –¿cuántos faltan, señor Calderón?– de 49 niños muertos. Prometió gobernar y desgobierna: sus maneras de ejercicio del poder han destruido hogares, empleos, empresas, ciudades, regiones, vidas y esperanzas.
A últimas fechas se deja usted ver en público malhumorado, a la defensiva, harto de unas responsabilidades que le quedaron grandes. Pero más malhumorados están los de abajo. A fin de cuentas, usted tiene la vida resuelta: en estos tres años le hemos pagado un dineral, hemos sufragado sus gastos más nimios y todos y cada uno de sus caprichos personales e institucionales, y usted ha podido ahorrar la totalidad de sus percepciones (desorbitadas incluso si damos por buena la cifra oficial y guardamos por un momento nuestras perspicacias), sin contar la pensión vitalicia. Ya puede irse a recorrer el mundo acompañado de su corte, o ponerse a leer, o bien (una vez que se consiga meter al orden a la delincuencia y restablecer el control del Estado sobre el territorio) viajar por México y conocer –por fin– el país real. Ya puede gozar la satisfacción de estar incluido en la lista oficial de mandatarios, por más que sus verdaderos mandantes hayan sido no tanto los ciudadanos sino los poderes fácticos.
Ha tenido bastante y para el país ya fue demasiado. Si no ha querido o podido tomar una sola medida patriótica, adopte ahora, cuando menos, una decisión sensata. Deje que la camarilla a la que pertenece eche mano de los artículos 84, 85 y 86 constitucionales y a ver qué hace. Ahora todavía puede usted ahorrarle su nombre a la larga lista de Atilas involuntarios y de Nerones por omisión que en el mundo han sido. El país no aguanta mucho más. Por todas partes cunden expresiones de descontento, de rabia, de un rencor que puede volverse –ojalá que no– un estallido incontrolado e incontrolable.
En buena onda.
navegaciones@yahoo.com - http://navegaciones.blogspot.com
Editorial La Jornada.
En el documento se señala la presunta responsabilidad del ex director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Juan Molinar Horcasitas, hoy titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes; del ex gobernador de Sonora, Eduardo Bours; del ex presidente municipal de Hermosillo, Ernesto Gándara Camou, y de otros 16 funcionarios de los tres niveles de gobierno. Se precisa, además, que el IMSS ha estado subrogando guarderías a operadores privados sin tener la facultad legal para ello, y que lo ha hecho en un desorden generalizado
: como botones de muestra, la comisión de la SCJN destaca que sólo en 14 establecimientos (de mil 840 que operan bajo ese régimen irregular) se cumple con la normatividad requerida, que 49.9 por ciento de los concesionarios carecen de constancias vigentes de las autoridades de Protección Civil y que sólo 407 tienen el visto bueno vigente de los cuerpos de bomberos locales.
En suma, la Comisión Investigadora concluye que un integrante del gabinete calderonista y los ex titulares del Ejecutivo sonorense y del municipio de Hermosillo se estiman involucrados en la violación de garantías individuales
y que, en materia de guarderías subrogadas, las autoridades federales, así como las de diversos estados y municipios, han violado la ley en forma pertinaz y sistemática, lo cual constituye un golpe demoledor a la prédica oficial de observancia de la legalidad y a la pretensión de defensa y fortalecimiento del estado de derecho en el país.
Si bien el documento referido aún deberá ser discutido por el pleno del máximo tribunal de la nación y servir de base para un dictamen acerca de si las responsabilidades señaladas constituyeron una violación grave de garantías, las conclusiones de la Comisión Investigadora de la SCJN tendrían que conducir, en términos políticos, a una crisis de gabinete y, en los casos de los gobiernos de Sonora y Hermosillo, a una exhaustiva investigación judicial que se apartara de la complacencia y hasta del presumible afán de encubrimiento exhibidos hasta ahora por las autoridades.
Un dato exasperante, indicativo de la falta de voluntad para hacer justicia, es que hasta ahora sólo funcionarios menores han sido imputados penalmente por la tragedia y que ninguno se encuentra en la cárcel. Otro aspecto inocultable del escándalo es que ninguno de los propietarios de la guardería ABC –entre quienes se encuentra una familiar política del titular del Ejecutivo federal: Marcia Matilde Gómez del Campo– ha sido llevado a juicio.
En resumen, a casi nueve meses de ocurrida la tragedia de Hermosillo, hay 49 niños muertos, siete decenas de heridos y responsabilidades documentadas por dos decenas de funcionarios públicos pero, a ojos del poder público, ningún culpable. Si esta ecuación perversa, signo de la descomposición que afecta a la institucionalidad del país, no desemboca en la rápida consignación de los presuntos responsables, podrá concluirse que las instancias de gobierno no se rigen por la legalidad, sino por el cinismo.
Por primera vez un relator de la ONU especializado vino a México a mediados del mes pasado y nos descubrió el agua tibia: El problema estructural de México es que la educación está capturada por un sindicato. La educación no necesariamente se lleva con la creación de organizaciones o em-pleadores
, dijo Vernor Muñoz en una conferencia. El representante de la ONU criticó que existan grandes asimetrías
estructurales, como las de-sigualdades entre las zonas urbanas y las rurales, entre los estados de la Federación, entre las escuelas públicas y las privadas y entre los grupos de la población. Las poblaciones pobres reciben una educación pobre
, constató el funcionario internacional. Palabras tibias como el agua que nos descubre, que obedecen al lenguaje diplomático de las instituciones internacionales.
Frente a las descripciones de Vernor, la SEP tuvo primero palabras tersas pero absurdas: vamos a leer con mucho cuidado el informe de la ONU dijo Lujambio. En los días siguientes apareció un cierto grado de irritación. Pero nadie más de la llamada clase política, acusó recibo. Como si no sólo la SEP, sino la entera clase política estuviera de mil formas atrapada en la telaraña de Elba Esther Gordillo.
¿Cuál fue la respuesta de Gordillo frente al informe de la ONU?: demandó a la SEP un incremento salarial en términos reales, retroactivo al primero de enero de este año, también un considerable aumento de la burocracia educativa, por medio de la creación de nuevas plazas o su regularización en la estructura de mandos en todos los niveles de formación básica, en particular en educación física, especial y misiones culturales. Más cabos y capitanes para la administración del ejército de soldados/zánganos/profesores
, que cobran sin trabajar y que sólo para 17 entidades federativas sumaban más de ¡26 mil! en el mes de enero pasado.
Esta gigantesca máquina que sirve para hacer política
con los gobernadores, los partidos políticos, los diputados y senadores, el Presidente de la República, ha hecho añicos la educación. Ha sido la vía privilegiada para el lento suicidio de la República mediante una soga que han tenido en sus manos los señores y señoras que ocupan esas posiciones políticas, importándoles un rábano la formación básica de los niños y, por supuesto, el futuro del país.
Torres Bodet, poeta prolífico, hombre polifacético, secretario de Educación Pública dos veces y director general de la (UNESCO, 1948-1952), desde la SEP promovió la Campaña Nacional contra el Analfabetismo (1944-1946), estableció el Comité Federal del Programa de Construcción de Escuelas (1944), fundó el Instituto Nacional de Capacitación del Magisterio (1945), dirigió la ejecución del Plan de Once Años para la Extensión y el Mejoramiento de la Enseñanza Primaria (1959-1964), puso en obra el sistema de los libros de texto gratuitos, instaló los primeros 30 centros de Capacitación para el Trabajo Industrial y mandó construir los edificios de la galería La lucha del pueblo mexicano por su libertad y los museos Nacional de Antropología y de Arte Moderno. ¿Alguien ha repetido una tarea semejante en la SEP?
Fueron esos los últimos capítulos de una historia republicana. Luego emergió de las cavernas Lovecraft con sus personajes de horror dirigidos desde 1949 por tres caciques sobresalientes: Robles Martínez 1949-1971; Jongitud Barrios 1972-1989; E. E. Gordillo, 1989 hasta la fecha. De la educación a los estercoleros de la política. Con estos tres personajes se maquinó la política que conformó una educación pública básica cuya brutal desigualdad atisbó apenas el visitante de la ONU. El reverso de una política republicana. A la luz del día se dio libertad
en grande para una política clasista: proliferaron las buenas escuelas de educación básica para la gente decente
, y se dejó morir la educación pública para el pueblo, usándola como plataforma de unos políticos que se encumbrarían con el PRI y que mejoraron con el PAN.
La SEP no puede hacer una reforma de la educación sin los profesores. Pero es extremadamente pueril confundirlos con el SNTE. Ahí están millares de profesores en un abandono por el cual se abandona a los niños, y se hace una alianza corporativa con el sindicato. Desprovistos de ojos como las lombrices, esos políticos no ven el futuro del país, pero huelen el poder como las lombrices huelen la humedad.
México vive calamidades mil que no sabemos resolver. Es imposible ver para cuándo podría resolverse la peor de ellas, llamada SNTE.
En una reunión con rectores de universidades, realizada hace tres semanas, Carlos Fuentes se refirió directamente a este tema. Fue muy claro al señalar que, como lo muestra la experiencia en Ciudad Juárez, el combate frontal al narcotráfico no ha dado resultados, y se manifestó nuevamente por cambiar de estrategia hacia la despenalización de las drogas.
Creo que no hay que perder de vista el objetivo de esta guerra, según los propios dichos oficiales. Se trata de evitar un daño que se ubica en el terreno de la salud pública. Se parte de varios supuestos: todas las drogas, sin excepción, son dañinas para la salud. El consumo de drogas en México ha crecido en los años recientes. Los jóvenes son la población más vulnerable. Lo anterior se acompaña, como en toda guerra, de los recursos propagandísticos. Aparece un eslogan: Evitemos que las drogas lleguen a nuestros hijos
.
Algunos de los supuestos anteriores son falsos. Primero, los efectos biológicos de las drogas ilícitas son diferentes en cada una. Referirse de igual manera a los daños producidos por la mariguana que a los de las metanfetaminas o la heroína, muestra un enorme desconocimiento y falta de seriedad intelectual. Además, se ha invertido una realidad para justificar una política: antes México era vía de tránsito para atender la demanda de otros países; ahora lo que se resalta es el incremento del consumo entre los jóvenes de nuestro país, lo que enmascara las características principales de un fenómeno que evidentemente es de naturaleza trasnacional. Entre 2002 y 2008 el incremento en el consumo de drogas ilegales en México ha sido menor a uno por ciento (0.7). El número de personas con dependencia a drogas se estima en 500 mil (menos de 0.5 por ciento de la población). La lista de las 15 principales causas de muerte en México no incluye el consumo de drogas ilícitas.
A tres años de haberse iniciado, los costos de esta guerra son ya incalculables, y no sólo me refiero a su parte económica, que es cuantiosa. Las fuerzas armadas y las policías en las calles. Se establecen en algunas poblaciones auténticos estados de sitio. Hay miedo entre la población y se pierden libertades. Todos los días hay ejecuciones. Los niveles de crueldad son inimaginables. Mueren cotidianamente delincuentes, así como policías y soldados. Las víctimas mortales se extienden cada vez más a la población civil. Como ya he señalado aquí en varias ocasiones, a pesar del maquillaje oficial de los datos, mueren en promedio más personas al año por el combate al narcotráfico que a consecuencia del consumo de drogas ilegales. Paradójicamente, en medio de esta guerra las drogas se consiguen con facilidad en las calles, o para decirlo en el lenguaje oficial: siguen llegando a nuestros hijos
.
Ante esta realidad lacerante, tiene razón Carlos Fuentes. Está más que justificado explorar otras estrategias. Cambiar un escenario de lucha armada por medidas más racionales, como las orientadas a desalentar el narcotráfico. La prohibición es el elemento principal que hace florecer este negocio multimillonario. Fuentes propone una legalización paulatina de las drogas, que consiste en comenzar con la despenalización del consumo de mariguana (que es la de mayor demanda en México y en otros países), cuyos efectos, desde el punto de vista médico, son los menos dañinos. Los enormes recursos económicos que se desperdician en la actual política de confrontación pueden emplearse en la prevención y tratamiento de las adicciones.
Ya sé que no somos una nación desarrollada como Holanda, pero nuestra terrible realidad, como país pobre inmerso en la tragedia cotidiana de una guerra absurda, nos obliga a considerar con seriedad propuestas como la que hace Carlos Fuentes… La otra opción consiste en seguir haciéndonos tontos.
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