Lydia Cacho
Hijos de la violencia
En un salón con 50 jóvenes de secundaria hablamos sobre la violencia y formulé algunas preguntas: ¿cómo la viven? ¿qué significa en su imaginario? La respuesta fue contundente, sus héroes son asesinos, traficantes de armas o drogas; excepto cuatro chavos, que admiran a los vampiros.
Hablamos de la televisión, los videojuegos y el cine, sobre cómo y qué tanto ellos piensan que estos medios les inspiran. Más allá de cualquier valoración moral, religiosa o conservadora, ellos afirmaron que “los malos son más chidos”, “los personajes malos son más profundos”, “los que tienen poder de verdad”, “son la neta, viven como quieren”. Mientras algunos hablaban, los demás asentían, sonreían y explicaban a su manera el significado de la violencia. Les costó mucho definir el miedo, lo que para ellos es el temor; la mayoría aseguró que el miedo les da miedo, que es mejor ignorarlo, que sólo siendo muy fuerte, muy violento, muy hombre, se espanta al miedo. Les pregunté si entran en contacto con su miedo, si lo reconocen; cruzaron miradas, silencio. Finalmente, un chico de trece años dijo que si piensa en eso se paraliza, que si hubiera una balacera afuera de su escuela, él preferiría ser de los malos porque si no ganan se mueren, y así no sufren. Los demás se rieron, risa de nervios, pero le dieron la razón.
Les pedí entonces que definieran la palabra héroe, o heroína. Uno hizo la broma… la heroína es una droga o una señora loca que cree que puede cambiar el mundo. Un héroe en cambio es el que sobrevive al peligro, bueno o malo, pero es el sobreviviente. A la petición de que nombraran a su héroe favorito, 43 mencionaron personajes ficticios de películas, series o cómics. Uno mencionó a su padre, quien quedó viudo y hace de padre y madre, otros dos, a Nelson Mandela, tres dieron nombres de futbolistas, el último dijo que su abuelo, que educa a niños ciegos en una escuela especial.
Les pregunté qué piensan de la guerra contra el narco: les parece una tontería y algunos temen que los maten en una balacera como la de Juárez (lo vieron en la tele). Qué piensan de los políticos: que son una basura y nos sirven para nada. Qué piensan de los SMS con fotos desnudas de sus compañeras de la escuela: que está chido, otros dijeron que no, porque los pueden descubrir. ¿Si en el cine y la tele los buenos ganaran, querrían ellos ser héroes por México? Sí, dijo Enrique de 13 años, “pero tendrá que pasar lo que en Avatar, que se maten todos para volver a empezar”.
Salí de la escuela pública con el corazón estrujado. Allá afuera las personas adultas destruyendo el mundo, aquí adentro los niños creyendo que la única salvación es la destrucción total. Debe haber otra forma de ser mexicano, mexicana. Tendremos que buscarla, pero no a balazos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario