Sin políticas que fomenten participación masculina en el hogar
Reportaje
México
carece de una política laboral integral que permita a los hombres ser
padres afectivos y participativos en el núcleo familiar.
Aunque México presume de avanzar hacia la igualdad entre mujeres y
hombres, uno de los grandes pendientes es la falta de políticas
laborales que permitan y promuevan que los varones pasen más tiempo con
sus hijas e hijos, participen en su cuidado y crianza, y al mismo se
involucren en las tareas domésticas, funciones históricamente asignadas
a las mujeres.
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Anaiz Zamora Márquez y Angélica Jocelyn Soto Espinosa
Cimacnoticias | México, DF.-
Así lo sostuvo René López Pérez, maestro en Psicología Gestalt e
integrante de la organización Género y Desarrollo (Gendes), al
considerar que los hombres que cuestionan la forma en la que viven su
paternidad no tienen los elementos suficientes para concretar su deseo.
Explicó que se enfrentan a condiciones laborales que vuelven
prácticamente imposible que estén presentes durante el nacimiento de
sus hijas o hijos y en sus primera semanas de vida, asistir a juntas
escolares y colaborar en su educación, actividades que permitirían
crear vínculos afectivos más sólidos y distribuir la carga de trabajo
que enfrenta su esposa o pareja.
Cuando lo hacen es porque tiene un empleo sin horarios fijos, hacen uso
de otras prestaciones laborales (como vacaciones o días económicos), o
acuerdan con su pareja no ser los proveedores económicos del hogar.
El único derecho laboral con el que cuentan los padres en México es la
licencia por paternidad, prestación incorporada hace apenas dos años al
artículo 132 de la Ley Federal de Trabajo.
A diferencia de países como Chile, Italia o Portugal, que definieron
que la licencia es obligatoria para todos los varones que sean padres,
en México sólo se otorga en caso de que el hombre la solicite.
Lo que implica por un lado que muchos varones no se sientan
responsables de estar presentes durante los primeros días de vida de
sus hijas o hijos, y por el otro que muchas empresas se nieguen a
conceder el permiso a sus empleados.
DISCRIMINACIÓN
Así le pasó a “Juan”, padre de una niña de seis meses que relató que
desde el momento en que supo que su pareja estaba embarazada deseó
estar presente en el parto, pero debido a que la empresa donde trabaja
le negó la licencia por paternidad tuvo que utilizar sus vacaciones
anuales para estar presente en el alumbramiento.
Al respecto, Luis Antonio Botello Lonngi, consultor independiente y
experto en violencia y masculinidades, advirtió que los cinco días de
la licencia son insuficientes. Explicó que es imposible que en sólo una
semana el padre establezca un vínculo sólido con la o el recién nacido
y se adapte a su nueva condición de vida, además de que es un tiempo
limitado para que pueda ayudar a su pareja.
Además, criticó que la prestación no esté acompañada por un proceso
educativo que concientice a los padres sobre sus responsabilidades de
cuidado y el ejercicio de la paternidad desde modelos afectivos, ya que
en varias ocasiones las parejas de los padres que accedieron a la
licencia denunciaron que ellos utilizaron los días para su disfrute
personal.
Botello Lonngi agregó que la formación de las masculinidades debe ser
un proceso que inicie desde las escuelas con programas especiales con
visión de género, ya que detalló que en un futuro cercano tres de cada
cuatro hombres será papá.
Francisco Cervantes, director de la organización Corazonar, señaló que
las leyes son el respaldo hacia nuevas culturas de equidad, por lo que
en México habría que estar legislando no sólo políticas para la no
violencia, sino también que promuevan la responsabilidad activa de los
hombres en la paternidad.
De lo contrario, los hombres que decidieron transitar hacia
paternidades distintas y a relaciones de pareja más igualitarias
tendrán que poner en juego su trabajo tal y como lo hace “Aldo”, quien
contó que para acudir a eventos y juntas escolares, consultas médicas,
y otras actividades de alguno de sus hijas e hijos, tiene que pedir
días económicos a la empresa donde trabaja o, como lo hace en la
mayoría de los casos, no asistir ya que, como proveedor en su hogar, no
puede “poner en juego su trabajo”.
En México sólo algunas dependencias de gobierno como el Instituto
Nacional de las Mujeres (Inmujeres), la Suprema Corte de Justicia de la
Nación (SCJN), y la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol)
contemplan las licencias de trabajo en sus reglamentos internos.
Una de las instituciones que ha iniciado la construcción de un programa
más integral en la materia es el Instituto Politécnico Nacional (IPN),
que en 2010 implementó en su reglamento interno una licencia por
paternidad extendida hasta por 15 días, pero acompañada de otras
prácticas que garantizan que el padre dedique los días de permiso al
cuidado del recién nacido.
Susana Ocaña López, subdirectora de la Unidad Politécnica de Gestión
con Perspectiva de Género del IPN, explicó que estas modificaciones
buscan que los trabajadores que son padres compartan y a la vez
disfruten de la paternidad, pero principalmente que el derecho a
acceder a esta licencia se conozca y se utilice efectivamente para lo
que fue creada.
Por eso, la licencia que implementa el IPN está acompañada del taller
“Paternidad-es”, en el que participan los trabajadores durante los días
previos al nacimiento de su hija e hijo, y el cual es un espacio de
reflexión para determinar cómo ejercerán la paternidad, ya que, dijo la
funcionaria, no existe un solo modelo de padre, sino que cada hombre
construye el suyo.
Las y los especialistas coincidieron en que además de la licencia por
paternidad, en México se requieren políticas públicas más estructurales
(tema del siguiente reportaje de cara a la celebración el próximo 15 de
junio del Día del Padre) que garanticen que estas reformas contribuyan
efectivamente a la igualdad de género.
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