Un tema tabú del que nadie habla
Desde que se hicieron públicas las denuncias de acoso sexual contra el productor de cine estadounidense Harvey Weinstein, a inicios de octubre, una ola de testimonios sobre acosos ha llamado la atención en muchos países del mundo, y el debate continúa.
En Suecia, que se considera como uno de los países del mundo donde se han logrado más avances para la equidad de género, más de 600 actrices y músicas firmaron una carta pública sobre acosos sexuales en teatros, ópera, y en cine.
Las decenas de testimonios directos incluidos en el documento relatan de forma anónima casos que van desde las vejaciones verbales a abusos sexuales como tocamientos, masturbación o incluso varios casos de violación ocurridos en las últimas décadas.
Al movimiento de mujeres que denunciaron de forma pública que han sido víctimas de diferentes formas de acoso, se sumaron políticas de alto rango como la ministra de relaciones exteriores, Margot Wallstroem, y la ministra de la igualdad de género, Asa Regnér.
En Alemania, ha surgido un debate entre muchos sectores de la sociedad bajo el mismo hashtag en inglés #MeToo. No solamente mujeres actoras o directoras han compartido sus historias, como la que cuenta una mujer que a cambio de obtener los mejores papeles en películas debía sostener “una amistad estrecha con el director”.
También en el mundo de la política y el periodismo muchas mujeres contaron sus experiencias: desde un sexismo abierto de parte de políticos y jefes, hasta la mano en la rodilla durante una cena oficial, o los acosos cuando las mujeres se encontraban a solas con un mandatario o colega.
Pero en el transcurso del debate, que ya tiene más de un mes de estar en todas las portadas de los periódicos, también han surgido voces conservadoras. Cuestionan el medio, dicen que no se pueden mezclar reproches de violación bajo el mismo hashtag que unas palabras ofensivas. También cuestionan a las mujeres que se unen al debate, diciendo que sólo quieren darse importancia.
Hay activistas alemanas que advierten que si se afloja el movimiento ahora, podría ser que todo quede en lo mismo, que el acoso vuelva a ser un tabú del que nadie habla.
En Francia, han salido al público mujeres del teatro y del cine, médicas, científicas, abogadas, y periodistas. En un editorial, el periódico “Le monde” escribe que “los testimonios son tan detallados y numerosos, que apuntan a un silencio sofocante alrededor del acoso sexual, completamente contradictorio a la legislación que está para proteger a las mujeres”.
En Gran Bretaña, las acusaciones de acoso sexual no han frenado ante la política. En medio de varios relatos sobre funcionarios del actual gobierno, dimitió de su cargo como ministro de defensa, Michael Fallon tras haber admitido tocar la rodilla de una periodista. Según el diario “El Confidencial”, desde hace tiempo circula un documento en el que se detallan episodios que involucran a 15 miembros del Gobierno de Teresa May, y más de 20 diputados conservadores que habrían cometido, supuestamente, abusos en los últimos cinco años.
En España, la Liga de las Mujeres Profesionales del Teatro (LMPT), se ha expresado contra el acoso en el ámbito de las artes escénicas y contra “los depredadores sexuales que abusan de su posición dentro de la industria, amparados por las dinámicas sociales”. Así dice un manifiesto que de acuerdo con las activistas, han firmado o están apoyando más de mil personas.
Ellas reprochan el silencio de la industria teatral en España, “a pesar de que hay secretos a voces sobre grandes nombres que parecen intocables.” Las firmantes quieren poner fin a esta práctica: “Que el estigma sea para el agresor. Que se le cierren las puertas al que acosa, al que humilla, al que intimida.” Los nombres de las y los firmantes se harán públicos el 1 de diciembre.
Imagen retomada del portal peoriapublicradio.org
Por: Sonia Gerth
Cimacnoticias | Ciudad de México
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