Manifestación en São Paulo el 12 de enero, en homenaje a la venezolana Julieta Hernández, violada y asesinada en la ciudad amazónica Presidente Figueiredo, cuando viajaba sola, en bicicleta, realizando presentaciones durante su recorrido como la payasa Miss Jujuba. Su muerte conmovió especialmente las redes de artistas callejeros de circo y ciclistas, y resaltó la violencia contra mujeres que andan solas por las carreteras y calles de Brasil. Imagen: Rovena Rosa/ Agência Brasil
Mario Osava
RÍO DE JANEIRO – El brutal asesinato de Julieta Hernández, una venezolana de 38 años que viajaba por Brasil en bicicleta como una artista de circo, conmovió a mucha gente en varios países y resaltó la violencia que afecta a las mujeres en el país, especialmente si andan solas por las calles y carreteras.
Resultó violada, muerta y quemada el 23 de diciembre de 2023 por una pareja brasileña que ha confesado la autoría del crimen, en las afueras de Presidente Figueiredo, una ciudad amazónica de 30 000 habitantes a 870 kilómetros de la frontera con Venezuela. Hernández era conocida como la payasa Jujuba en las redes de grupos circenses y de ciclistas.
Esas redes organizaron homenajes en su memoria en más de un centenar de ciudades brasileñas y de otros países latinoamericanos y europeos el 12 de enero, cuando su cuerpo fue sepultado en Puerto Ordaz, la ciudad del sureste de Venezuela donde vive su familia y era el destino de su abortado viaje.
Ella participó en grupos circenses de Río de Janeiro y São Paulo y dejó reseñadas sus experiencias en su página en Instagram.
“Bolsonaro autorizó la violencia, con su discurso de odio, actos simbólicos y medidas concretas, como el permiso para que los cazadores, tiradores deportivos y coleccionadores pudiesen adquirir más armas”: Jolúzia Batista.
Brasil es uno de los países más violentos hacia las viajeras, según las encuestas del World Population Review (Reseña de la Población Mundial). Solo 28 % de sus mujeres se sienten seguras al caminar solas por la noche, contra 25 % en Sudáfrica y 33 % en México, en el informe de 2024
Una encuesta brasileña, de los institutos Patricia Galvão y Locomotiva, apuntó que 74 % de las 1618 mujeres entrevistadas en el país en septiembre y octubre de 2023 habían sufrido algún tipo de violencia en sus traslados urbanos, desde coqueteos inconvenientes o indeseados a agresiones físicas y violaciones.
Bicicletas y las narices rojas son los símbolos de los movimientos de payasos del circo y los ciclistas que se movilizaron en homenaje a la asesinada Julieta Hernández y en protesta contra los feminicidios en Brasil. Imagen: Rovena Rosa/ Agência Brasil
Miedo de salir a la calle
De las entrevistadas, 97 % temen principalmente asaltos, acoso sexual y violación al salir solas de sus casas y una gran mayoría percibió un aumento de esos delitos en sus ciudades, en este país latinoamericano con 203 millones de habitantes, de los que 84 % son urbanos.
Otros datos confirman que la violencia contra las mujeres en Brasil es epidémica y creciente.
Los feminicidios, tipificados como delito específico en una ley de 2015, aumentaron de 449 en aquel año a 1437 en 2022, es decir más que se triplicaron en siete años, según el Foro Brasileño de Seguridad Pública, que reúne investigadores, gestores públicos, policías y activistas.
En parte el incremento obedece a mejoras en el reconocimiento del nuevo crimen por la policía y la justicia. Por eso los asesinatos de mujeres no tipificados como feminicidios, que tipifican los homicidios por razones de género, bajaron de 4793 en 2015 a 4034 en 2022.
Sea como sea, un dato resaltante es que la cantidad total de mujeres muertas aumentó 4,2 % en un período en que el total de homicidios, incluyendo hombres y mujeres, se redujo de 58 459 a 47 452, es decir 18,8 %. Crecen los asesinatos de mujeres, mientras caen los de hombres.
Peor son los datos de violaciones, que subieron de 50 598 en 2017 a 65 569 en 2022, un aumento de 29,6 %, y de amenazas variadas a las mujeres, de 448 256 en 2018 a 613 529 en 2022 (36,8 % más), según la serie histórica del Foro de Seguridad Pública.
Extrema derecha contra derechos femeninos
Mejores registros y mayor disposición de las mujeres a denunciar los abusos sufridos explican una parte de ese incremento, pero aun así resulta un hecho que se agravó la violencia antifemenina en los últimos años, evaluó Jolúzia Batista, socióloga y articuladora política del Centro Feminista de Estudios y Asesoria (CFemea).
La extrema derecha, que ostentó el poder con el expresidente Jair Bolsonaro, de 2019 a 2022, impulsó una ofensiva contra los derechos femeninos, los pueblos originarios y las minorías sexuales, “de intolerancia hacia todos los diferentes”, explicó la activista a IPS, por teléfono desde Brasilia.
“Bolsonaro autorizó la violencia, con su discurso de odio, actos simbólicos y medidas concretas, como el permiso para que los cazadores, tiradores deportivos y coleccionadores pudiesen adquirir más armas”, incluso fusiles que antes eran restrictos a los militares y policías, acotó.
“Las armas en mano de esa gente aumentó más de 1800 % entre 2009 y 2023. Junto a esto vino la violencia, más feminicidios”, lamentó Batista.
Es así que en el Distrito Federal, centro del poder político como el territorio de Brasilia, se destaca en la matanza de mujeres a causa de género. En 2023 hubo 31 víctimas de feminicidio comprobado y quedan tres casos por confirmar si fueron feminicidios, según los datos de la Secretaria de Seguridad Pública distrital.
Se duplicó la cantidad de 2022, que fue de 17 asesinadas por el hecho de ser mujer.
El movimiento Alzamiento Feminista contra el Feminicidio reunió decenas de activistas en una manifestación en Brasilia el 28 de diciembre, reclamando medidas del gobierno local para contener los asesinatos y promover asistencia a las mujeres víctimas de violencia.
El gobernador del Distrito Federal, Ibaneis Rocha, mantiene las políticas de Bolsonaro, que lo apoyó en la elección en 2018 y la reelección en 2022.
Carteles y murales en Brasilia reclaman el fin de los feminicidios, que se han incrementado especialmente en los últimos años en la capital brasileña, duplicándose los casos en 2023, en comparación con 2022. Imagen: Fabio Rodrigues-Pozzebom / Agência Brasil
Factores de la violencia
Un factor del incremento de la violencia de género es el recorte del presupuesto destinado a las políticas públicas en defensa de las mujeres, en el análisis del Foro de Seguridad Pública en su informe “Visible e invisible: la victimización de las mujeres en Brasil”, que evalúa los datos de 2022.
La pandemia de covid-19, desde el inicio de 2020 a mayo de 2023, también contribuyó a la merma de los servicios de asistencia a las mujeres amenazadas.
El ultimo de los tres factores principales fue el fortalecimiento de los “movimientos ultraconservadores” en sus acciones contra la igualdad de género y a favor de una supuesta “escuela sin partido”, que prohíbe temas como género y sexualidad en la enseñanza pública.
“La desigualdad de género, consolidada a lo largo de centenares de años, diseña las asimetrías y produce las relaciones violentas por medio de comportamientos que inducen las mujeres a la sumisión”, dice el informe.
Todo eso tiene relación con la radicalización del neoliberalismo, que reduce el Estado y las políticas sociales y “precariza la vida”, según Batista.
La violencia es también una reacción a los avances en los derechos femeninos, que trata de “someter las mujeres”. “Los hombres quedaron detenidos en el pasado. Buscan reforzar el patriarcado y negar el derecho al cuerpo a las mujeres”, acotó.
Un papel destacado en ese proceso tiene “una visión cristiana arcaica que pretende imponer un modelo único de familia e impedir el aborto incluso en los casos contemplados por la legislación brasileña”, señaló.
Además enarbola una supuesta “ideología de género” para condenar las pautas feministas y de LGBTQIA+ (lesbianas, gays, bisexuales, travestis, queer, intersexuales y asexuales).
Es una articulación mundial que ya alcanzó el poder en varios países y “nos acusa de ser una amenaza a la humanidad, de pretender acabar la familia. Se trata de un cristianismo tosco, que quiere mantener la vertiente del patriarcado asociado al capitalismo neoliberal, fuente de relaciones violentas que las mujeres no pueden aceptar”, concluyó la especialista de CFemea.
ED: EG
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