Sudáfrica presentó una denuncia contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia y solicita que los magistrados impongan medidas cautelares para prevenir un genocidio en Gaza.
La Corte Internacional de Justicia es, por ahora, la única jurisdicción que respeta el derecho internacional, mientras que las otras inventan reglas según las necesidades de los “padrinos” que las financian.
Es la primera vez que Israel se ve obligado a responder a una denuncia ante la Corte Internacional de Justicia, aunque esta última ya tuvo que intervenir en el pasado en un caso que implicaba al Estado hebreo, cuando varios Estados árabes solicitaron la opinión de la CIJ sobre la legalidad del “Muro de Separación” erigido por Israel alrededor de los Territorios Palestinos. En aquel momento, Israel no se presentó en los debates y la CIJ proclamó que la construcción del muro israelí viola el derecho internacional, decisión que no tuvo ninguna repercusión práctica en la situación.
Esta vez, Israel enfrenta una acusación directa: «El recurso concierne amenazas, adoptadas, toleradas, cometidas y en plena aplicación por parte del gobierno y del ejército del Estado de Israel contra el pueblo palestino, una comunidad nacional y racial diferente.» «Los actos y omisiones de Israel que Sudáfrica denuncia tienen un carácter genocida ya que apuntan a provocar la destrucción de una parte substancial del grupo nacional, racial y étnico palestino. Los actos en cuestión incluyen el asesinato de palestinos en Gaza, provocando graves daños corporales y mentales e infligiéndoles condiciones de vida susceptibles de provocar su destrucción física.»
Sudáfrica invoca en su demanda la Convención para la Prevención y Sanción del Crimen de Genocidio, adoptada el 9 de diciembre de 1948, frente al tratamiento que se ha dado a los palestinos durante 75 años. La denuncia sudafricana resalta que lo que Israel llama ahora su «guerra contra el Hamas» debe analizarse en el contexto de todo lo sucedido antes. Así se hace evidente que la actual guerra israelí en Gaza ha sido iniciada «con la intención específica (dolus specialis) de destruir a los palestinos de Gaza como parte del grupo nacional, racial y étnico palestino». Se trata, por ende, de una acusación matizada ya que no afirma que Israel organiza un genocidio sino que permite que este se lleve a cabo.
Numerosas comisiones de la ONU, como el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, han emitido «advertencias contra los discursos de odio y el discurso deshumanizante hacia los palestinos, que suscitan graves preocupaciones en cuanto a la obligación de Israel y de otros Estados-partes de prevenir crímenes contra la humanidad y un genocidio».
Antes de presentar su denuncia, Sudáfrica realizó ante Israel 9 gestiones oficiales, recurriendo al ministerio israelí de Exteriores, al presidente de Israel y al embajador israelí en la ONU. Tel Aviv nunca respondió a las gestiones sudafricanas.
Sudáfrica es un país del llamado «Sur global». En tiempos del apartheid, Sudáfrica sufrió en carne propia los embates del sionismo revisionista. Israelíes fueron los organizadores de los bantustanes, para privar a la población negra sudafricana de sus derechos en su propio país. Los israelíes utilizaron el desierto sudafricano como polígono de pruebas para su bomba atómica. Israelíes financiaron la realización en Sudáfrica de investigaciones sobre armas biológicas, esperando hallar una enfermedad que matara sólo a los negros y los árabes. El historial de la presencia israelí en Sudáfrica es tan tenebroso que, en 1953, la Asamblea General de la ONU condenó «la alianza entre el racismo sudafricano y el sionismo». Posteriormente, el presidente Nelson Mandela proclamó que los sudafricanos no serían completamente libres mientras que los palestinos sigan viviendo bajo el apartheid israelí.
Seguidamente, resumimos la denuncia presentada por Sudáfrica a la Corte Internacional de Justicia.
Los hechos
«En dos meses», los ataques militares israelíes «han causado más destrucción que los combates de Alepo en Siria entre 2012 y 2016, que los de Mariupol en Ucrania, o, proporcionalmente, que los bombardeos aliados en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial».
En el momento de la presentación de la denuncia, ya habían muerto en Gaza 21 110 palestinos y al menos 55 243 habían sido heridos. El número de muertos incluía al menos 7 729 niños y 4 700 mujeres. Ya se contaban 1,9 millones de palestinos desplazados –alrededor del 85% de la población de Gaza. Sólo funcionaban parcialmente 13 de los 36 hospitales y no quedaba ningún hospital plenamente operativo en el norte de la franja de Gaza. Las enfermedades contagiosas y epidémicas ya se habían hecho corrientes entre los desplazados. Toda la población de Gaza ya estaba expuesta a un riesgo inminente de hambruna, mientras que la proporción de familias afectadas por la inseguridad en materia de alimentación ya era la más grande que se haya registrado según la «Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria» de la FAO.
El contexto
Hace años que Israel impone un estricto bloqueo a Gaza, prohibiendo incluso la pesca y dejando entrar en ese territorio sólo la cantidad de alimentos indispensable.
Entre el 29 de septiembre del 2000 y el 7 de octubre de 2023 fueron asesinados al menos 7 569 palestinos, incluyendo 1 699 niños. Esas cifras incluyen los balances de «cuatro guerras altamente asimétricas», así como otros asaltos militares israelíes de menor envergadura, que además dejaron decenas de miles de heridos.
Asimismo, 214 palestinos, incluyendo 46 niños, murieron durante la «Gran Marcha del Regreso», una manifestación pacífica de gran envergadura realizada a lo largo del muro de separación entre Gaza e Israel, manifestación que se repitió todos los viernes, durante 18 meses, con la participación de miles de palestinos que exigían que «se levante el bloqueo impuesto a Gaza y el regreso de los refugiados palestinos» a sus casas y poblaciones en Israel, conforme a lo previsto en las resoluciones de la ONU. La denuncia sudafricana precisa que en total más de 36 100 palestinos, entre ellos 8 800 niños, resultaron heridos durante la represión israelí. Entre los heridos hubo 4 903 personas que fueron heridas de bala en los miembros inferiores, «mucho de ellos mientras estaban parados, sin armas, a cientos de metros» de los francotiradores israelíes. La Comisión comprobó que aquellas mutilaciones no eran accidentales: las reglas del enfrentamiento adoptadas por la parte israelí permitían a los francotiradores disparar a las piernas de «los principales incitadores». La «Comisión investigadora internacional independiente [de la ONU] sobre las manifestaciones en el Territorio Palestino ocupado» estimó que existían motivos razonables para creer que los francotiradores israelíes «dispararon intencionalmente» sobre niños y personas visiblemente limitadas en sus movimientos.
El régimen jurídico, las políticas y las prácticas discriminatorias que aplica Israel someten los palestinos a lo que constituye un régimen de apartheid. Los palestinos de Cisjordania están confinados tras un muro de segregación, sometidos a políticas discriminatorias de confinamiento en zonas y de modificación del territorio; a demoliciones de casas con fines punitivos y administrativos; incursiones violentas del ejército israelí en territorio palestino, incluyendo en la zona A; incursiones violentas rutinarias en sus domicilios; arrestos arbitrarios y detenciones administrativas por tiempo indefinido (internamiento sin juicio); y a un doble sistema jurídico en el que los palestinos son juzgados según la legislación militar israelí mientras que los colonos israelíes que viven en el mismo territorio responden a un régimen jurídico diferente y son juzgados en Israel por tribunales civiles que les aplican procedimientos regulares.
Antes del 7 de octubre de 2023, entre el 1º de enero y el 6 de octubre de 2023, 199 palestinos habían sido asesinados por soldados israelíes o por colonos en Cisjordania y otros 9 000 habían sido heridos.
Desde el 7 de octubre, Israel ha arrestado a más de 3 000 palestinos de Cisjordania y Jerusalén-este, principalmente por haber expuesto en las redes sociales información sobre la situación en Gaza. Israel ha incrementado considerablemente el número de palestinos (2 070) puestos bajo detención administrativa, sin juicio ni cargos. Miles de palestinos de Gaza que trabajaban en Israel también han sido objeto de arrestos y detenciones arbitrarias y 3 200 fueron reenviados a Gaza, a la fuerza, el 3 de noviembre de 2023, precisamente mientras ese territorio era sometido a bombardeos a gran escala. Informaciones confirmadas indican que aquellos trabajadores palestinos fueron maltratados durante su detención y sometidos a actos de violencia. Numerosos palestinos, adultos y niños, detenidos en Cisjordania y liberados a cambio de rehenes israelíes también denuncian haber sido objeto de malos tratos extremadamente graves, principalmente a restricciones de acceso a los alimentos, al agua, a los cuidados médicos y a la electricidad en las cárceles israelíes. Seis palestinos detenidos en Cisjordania murieron durante el periodo de detención.
Los ataques armados de los colonos israelíes contra los palestinos –ataques abiertamente respaldados por los responsables políticos israelíes– se han incrementado de manera espectacular. Los colonos, a menudo acompañados por soldados israelíes, han matado al menos 8 palestinos y herido a otros 65, sembrando el terror entre los pobladores palestinos, en particular en las comunidades agrícolas, y causando daños a sus propiedades. En Cisjordania ya se cuentan 2 186 palestinos desplazados, incluyendo 1 058 niños.
Los actos de genocidio
Según la denuncia, Israel está lanzando sobre Gaza bombas «estúpidas» (o sea, no guiadas) así como bombas pesadas, de hasta 900 kilogramos, cuyo radio de acción mortal reconocido es de «hasta 360 metros», artefactos que «causan heridas y daños graves hasta a 800 metros del punto de impacto».
Para los niños palestinos, en particular, «la muerte está en todas partes» y «ningún lugar es seguro». En total, ya han muerto en Gaza al menos 7 729 niños, o sea son más de 115 niños palestinos muertos cada día. Se estima que en las 3 primeras semanas de la arremetida israelí contra Gaza han muerto, sólo en ese territorio, al menos 3 195 niños palestinos, más que el número total de niños muertos cada año en todas las zonas de conflicto del mundo desde 2019. Ante la tasa sin precedentes de niños palestinos muertos en Gaza, el vocero de la UNICEF calificó los ataques israelíes en Gaza de «guerra contra los niños».
Hasta el día de la demanda sudafricana, Israel había matado en Gaza:
– más de 311 médicos, enfermeras y enfermeros y
otros miembros del personal de salud, incluyendo, médicos y choferes de
ambulancias muertos en el ejercicio de sus funciones;
– 103 periodistas, o sea más de uno al día y más
del 73% del número total de periodistas y profesionales de la prensa
muertos en todo el mundo en 2023;
– 40 agentes de la defensa civil, personal
encargado de ayudar a rescatar a las víctimas de los escombros, han
muerto mientras ejercían esa noble función;
– 114 empleados de la Organización de las Naciones Unidas, o sea «la mayor cantidad de trabajadores humanitarios muertos en tan poco tiempo en toda la historia de la ONU».
Al menos 55 243 palestinos han sido heridos durante los ataques israelíes contra Gaza, sólo desde el 7 de octubre, en su gran mayoría mujeres y niños. Las quemaduras y las amputaciones son corrientes entre los heridos y alrededor de 1 000 niños palestinos han perdido una pierna o las dos. Según ciertas informaciones, las fuerzas israelíes utilizan fósforo blanco en las zonas densamente pobladas de Gaza. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que hasta pequeñas cantidades de fósforo blanco pueden provocar quemaduras profundas y graves, atravesando incluso los huesos, y pueden comenzar a quemar nuevamente aún después de un tratamiento inicial. Dado el hecho que ya no queda ningún hospital en funcionamiento en el norte de Gaza, los heridos no tienen otra opción que «esperar la muerte», a falta poder contar con una intervención quirúrgica o con algún tratamiento médico más allá de los primeros auxilios, viéndose incluso expuestos a una lenta agonía como resultado de sus heridas o de las subsiguientes infecciones.
Incluso antes de la actual embestida israelí, los palestinos de Gaza ya sufrían graves traumas provocados por ataques anteriores: el 80% de los niños de Gaza ya habían sufrido bombardeos excepcionalmente intensos y sufrían ataques de angustia, enuresis (incontinencia) nocturna (79%), mutismo reactivo (59%), se automutilaban (59%) y tenían pensamientos suicidas (55 %). Once semanas de bombardeos incesantes y de desplazamientos forzosos tienen que haberse traducido en un gravísimo incremento de esas cifras, en particular entre las decenas de miles de niños palestinos que han perdido al menos un familiar y entre los que se han convertido en el único sobreviviente de sus familias.
Paralelamente a la campaña militar, Israel ha emprendido una campaña de deshumanización y de tratamiento cruel, inhumano y degradante de los habitantes palestinos de Gaza. Gran número de civiles palestinos, incluyendo adolescentes y niños, han sido detenidos, forzados a desnudarse, y mantenidos así a la intemperie –en pleno invierno y con los ojos vendados– antes de ser conducidos por la fuerza en camiones a lugares desconocidos. Numerosos detenidos palestinos, posteriormente liberados, testimonian haber sido sometidos a torturas y malos tratos, privados de comida, de agua, de techo y sin acceso a instalaciones donde satisfacer sus necesidades fisiológicas. Imágenes de cadáveres mutilados y quemados, así como videos de ataques colgados en las redes sociales por los soldados israelíes y presentados como «contenido exclusivo de la franja de Gaza», han circulado profusamente en Israel a través del canal de Telegram «72 Virgins» sin ningún tipo de censura.
El 1º de diciembre de 2023 –fecha del fin de la tregua de 8 días entre Israel y el Hamas–, Israel comenzó a lanzar volantes donde se exhortaba los palestinos a abandonar las zonas del sur, a las que inicialmente los había intimado a huir. Como declaró el relator especial de la ONU para los derechos humanos de las personas desplazadas en sus propios países, «Israel se echó atrás en las promesas de seguridad que había hecho a quienes obedecieron su orden de evacuar el norte de Gaza hace 2 meses. Hoy han sido nuevamente desplazados a la fuerza, junto a la población del sur de Gaza». Israel publicó además, en internet, un mapa que divide la franja de Gaza en cientos de pequeñas zonas, mapa al parecer destinado a informar sobre las órdenes israelíes de evacuar. Sin embargo, como observa la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, siglas en inglés), «la publicación no precisa hacia dónde debe evacuar la gente».
Según el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, «muchos de nuestros vehículos y camiones han sido destruidos o abandonados a causa de nuestra evacuación forzosa y precipitada desde el norte. Pero las autoridades israelíes no han autorizado el uso de camiones suplementarios en Gaza. Eso dificulta considerablemente la operación de ayuda. Mover mercancías en el norte es extremadamente peligroso debido al conflicto activo, a municiones sin estallar y a las carreteras gravemente dañadas». En todas partes, las frecuentes interrupciones de las comunicaciones hacen prácticamente imposible la coordinación de la distribución de la ayuda y la circulación de la información entre la gente sobre cómo acceder a la ayuda. También se hace imposible la reanudación de la actividad comercial. «Los mostradores están vacíos. Las billeteras están vacías. Los estómagos están vacíos.» Sólo hay una panadería funcionando en toda Gaza.
El principal responsable de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Medio Oriente (UNRWA) describe «personas desesperadas, hambreadas y aterrorizadas» que «detienen ahora los camiones de ayuda, agarran la comida y la devoran inmediatamente».
Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA), en la franja de Gaza hay sólo entre 1,5 y 1,8 litros de agua disponible por persona, para todo el día y para todos los usos (beber, asearse y preparar alimentos). Esa cifra es, evidentemente, muy inferior al «umbral de urgencia» de 15 litros diarios previstos para «condiciones de guerra o de hambruna» y al «umbral de supervivencia» de 3 litros diarios.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la población de Gaza dispone, como promedio, de «una ducha para 4 500 personas». Los refugiados de la UNRWA ahora cuentan con 1 retrete para 486 personas, pero en ciertos lugares donde la gente busca refugio frecuentemente no hay instalaciones donde satisfacer las necesidades fisiológicas.
Actualmente ya se cuentan más de 238 ataques contra los «centros de salud» de Gaza. Sólo 13 de los 36 hospitales que allí existían y 18 de las 72 instalaciones de salud siguen funcionando, algunas a duras penas. El ejército israelí ha concentrado sus ataques en los generadores eléctricos de los hospitales, los paneles solares de los hospitales y en equipamientos como las estaciones de oxígeno y los tanques de agua. También han sido blanco de los ataques israelíes las ambulancias, los convoyes médicos y el personal sanitario de ayuda de emergencia.
Los militares israelíes arrasaron la principal biblioteca pública de la ciudad de Gaza. También han sido dañadas o destruidas innumerables librerías, casas de ediciones, bibliotecas y cientos de establecimientos de enseñanza. Han sido igualmente blanco de los bombardeos israelíes cada una de las 4 universidades de Gaza, incluyendo la Universidad Islámica.
Israel ha dañado o destruido al menos 318 lugares de culto musulmanes y cristianos, incluyendo sitios de inestimable valor para generaciones de creyentes, como la Gran Mezquita Omari, inicialmente una iglesia bizantina del siglo V, verdadero monumento emblemático de la historia, de la arquitectura, joya del patrimonio cultural de Gaza y lugar de culto de cristianos y musulmanes desde hace más de 1 000 años. Los bombardeos israelíes afectaron igualmente la iglesia de San Porfirio, fundada en el año 425 después de Cristo y considerada como la tercera iglesia cristiana más antigua del mundo.
Confesiones de personalidades israelíes
No es frecuente que los genocidas anuncien sus intenciones. Pero Sudáfrica ha logrado reunir 6 páginas de declaraciones comprobadas de personalidades israelíes. Durante la audiencia preliminar, Israel afirmó que las citaciones presentadas por Sudáfrica no eran más que discursos políticos, pura retórica, y que las personalidades mencionadas no habían tratado de llevar sus palabras a la realidad. Pero los hechos antes mencionados hablan por sí solos.
Ante el parlamento de Israel, el primer ministro Benyamin Netanyahu describió esta guerra como «una lucha entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas, entre la humanidad y la ley de la selva». Posteriormente dijo a los soldados israelíes: «Ustedes deben recordar lo que Amalek os hizo, dice nuestra Santa Biblia. Y lo recordamos.» La citación bíblica mencionada por Netanyahu dice exactamente: «Ahora, ustedes atacarán a Amalek y prohibiréis todo lo que a él pertenece. No perdonéis a nadie. Matad a hombres y mujeres, a los niños y los bebés, los bueyes y los corderos, los camellos y los asnos.»
El presidente de Israel, Isaac Herzog, declaró en una conferencia de prensa: «Es toda una nación que es responsable. No es verdad esa retórica según la cual los civiles no están al corriente y no están implicados. Eso es absolutamente incierto… y lucharemos hasta romperles la columna vertebral.»
El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, indicó al describir la situación, el 9 de octubre de 2023, que Israel «impone un asedio total a Gaza (…) Ni electricidad, ni comida, ni agua, ni combustible. Todo está cerrado. Luchamos contra animales humanos y actuamos en consecuencia.»
Nissim Vaturi, vicepresidente del parlamento de Israel y miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores y Seguridad, escribió en la red social X (ex Twitter), el 7 de octubre de 2023: «Ahora tenemos todos un objetivo común: borrar la franja de Gaza de la faz de la tierra.»
Las conclusiones de Sudáfrica
Sudáfrica solicita a la Corte Internacional de Justicia la adopción de medidas cautelares que detengan inmediatamente la masacre. Concretamente:
1) El Estado de Israel suspenderá inmediatamente sus operaciones militares en Gaza y contra Gaza.
2) El Estado de Israel velará por que las unidades militares o grupos armados irregulares que pudiesen ser dirigidos, respaldados o influenciados por él, así como todas las organizaciones y personas susceptibles de hallarse sometidas a su control, a su dirección o bajo su influencia, no adopten medida alguna para continuar las operaciones militares objeto de la medida anterior (1).
3) La República de Sudáfrica y el Estado de Israel tomarán, cada uno, conforme a sus obligaciones en virtud de la Convención para la Prevención y Sanción del Crimen de Genocidio, hacia el pueblo palestino, todas las medidas razonables en su poder para prevenir el genocidio.
4) El Estado de Israel debe, de conformidad con sus obligaciones en virtud de la Convención para la Prevención y Sanción del Crimen de Genocidio, en relación con el pueblo palestino como grupo protegido por la Convención para la Prevención y Sanción del Crimen de Genocidio, abstenerse de cometer cualquier acto que caiga en el campo del artículo II de la Convención.
(…)
8) El Estado de Israel someterá a la Corte un informe sobre las
medidas tomadas para dar efecto a la presente orden en el plazo de 1
semana a partir de la fecha de la presente orden, y, posteriormente, a
intervalos regulares que la Corte ordenará, hasta que se adopte una
decisión. La decisión final sobre el caso será comunicada por el
tribunal.
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