Entrevista a Carlos Lozano, periodista y analista político colombiano"La muerte de Raúl Reyes va a fortalecer la política belicista"
La Brújula Mundial-YVKE Mundial
A minutos del anuncio del ministro de Defensa colombiano sobre la muerte del comandante de las FARC Raúl Reyes, el director del Semanario Voz aseguró que no le extrañaría que detrás del operativo esté involucrado directamente el gobierno de Estados Unidos. Para el gobierno de Uribe, asegura Lozano, este es un "trofeo de guerra, y lo será durante mucho tiempo".
Al parecer es así, no tengo razones poderosas como para dudar de la versión que ha dado el gobierno nacional a través del ministro de la Defensa, quien ha dado una explicación detallada del operativo del que resultó muerto Raúl Reyes. Creo que se puede decir que así es, y esperar que sea el Secretariado de las FARC quien confirme o no esa información. O el gobierno exhibiendo el cadáver de Raúl Reyes.
De ser así, creo que es un golpe muy fuerte, muy duro, a la guerrilla de las FARC, por cuanto Raúl Reyes era miembro del Secretariado y uno de sus más destacados dirigentes. Yo solamente eso sino que en los últimos años, desde el gobierno anterior de Andrés Pastrana, era el vocero político más destacado de la guerrilla, y no solamente había dirigido la comisión de voceros de la guerrilla en los diálogos con el gobierno de Pastrana, sino que posteriormente, durante el actual gobierno, a lo largo de estos 5 años, viene siendo el vocero público de las FARC para divulgar o dar a conocer sus posiciones políticas. A través de él se realizaban los contactos de los facilitadores y misiones humanitarias en la búsqueda de salidas políticas al conflicto colombiano.
- En la rueda de prensa de Santos el gobierno y los militares parecían eufóricos
Sin ninguna duda, el hecho de que Raúl Reyes siguiera siendo el vocero político a través del cual los facilitadotes y mediadores para el tema de intercambio humanitario y la paz buscaran los contactos a través de él con el Secretariado de las FARC, eso va a ser una dificultad. De alguna forma eso va a haber que reconstruirlo, porque naturalmente el deseo de quienes trabajamos por las salidas políticas, y a pesar de esta situación que afecta en lo más profundo a la guerrilla de las FARC, nos encontramos con un obstáculo para seguir avanzando en la búsqueda del Acuerdo Humanitario y de la paz para Colombia.
- ¿Esta noticia podría llevar al gobierno a fomentar el rescate militar de los retenidos que se encuentran en manos de la guerrilla?
- ¿Cuál cree que será la reacción de los países que vienen presionando al gobierno de Uribe para que se siente a negociar con guerrilla?
Creo que la comunidad internacional va a mirar con preocupación este hecho porque justamente la principal vía de comunicación del Secretariado de las FARC que ellos tenían era a través de Raúl Reyes. Y eso no se va a poder suplir tan fácilmente en el corto tiempo. Eso se va a sentir, y va a ser un obstáculo para esta labor que se estaba haciendo sobre el Intercambio Humanitario y los acercamientos de paz. Eso lo van a sentir los países amigos o los negociadores internacionales que tenía Raúl Reyes para encontrar una salida política.
Eduardo Ibarra Aguirre.
De la autoría intelectual y la responsabilidad en la orden militar, Álvaro Uribe Vélez no sólo no deja el menor margen de duda, sino que con frívolo comportamiento, propio de un presidente de república bananera, la festejó acompañado de Carlos Miguel Gutiérrez, secretario de Comercio de Estados Unidos, como “una derrota de la farándula terrorista”, asumió “toda la responsabilidad de los hechos”, y anunció que a los delatores “se les pagará su recompensa”.
Dicho en palabras del periodista Carlos Lozano: “Realmente Raúl Reyes no tenía mucha incidencia militar en las FARC, su función era desarrollar actividades políticas y diplomáticas. Por lo tanto su muerte corresponde más a un golpe político. Pero yo no creo que eso signifique que las FARC están acabadas o diezmadas, aunque por supuesto que el gobierno va a utilizar esto como un trofeo de guerra y a cantar victoria reclamando que ahora sí es verdad ‘el fin del fin’. Esto hay que mirarlo con mucha más serenidad dentro de la complejidad del conflicto colombiano y una guerrilla como las FARC”.
En efecto, el fin de 44 años de guerrillas --convertidas en un verdadero ejército que controla 40 por ciento del territorio-- es lo que festinan todos los que desde el poder institucional y fáctico apuestan obtusamente por la vía militar para afrontar un litigio con hondas raíces políticas y sociales.
Coloca, también, a la región en un momento particularmente delicado, si nos atenemos a la enérgica advertencia del presidente Chávez sobre cualquier intento del Ejército colombiano de irrespetar la soberanía del territorio venezolano y las airadas reacciones de Rafael Correa Delgado por la intervención de bombarderos colombianos en tierra ecuatoriana.
Álvaro Uribe presta, así, invaluables servicios a la Casa Blanca en la generación de escenarios de inestabilidad y conflicto en una América del Sur sellada por el cambio socioeconómico y la integración regional en pie de igualdad
Agresión al Ecuador: es necesaria la ruptura diplomática con Colombia
Heinz Dieterich
La nueva violación militar de la soberanía e integridad territorial del Ecuador por parte de Washington, vía su títere militar Álvaro Uribe, exige una respuesta eficiente al gobierno de Bogotá. Esa respuesta eficiente solo puede darse de dos formas: la ruptura de las relaciones diplomáticas o el reconocimiento en bloque del status de fuerza beligerante a las guerrillas de Colombia.
No se trataría de una respuesta extremista sino de una medida de prevención, para conservar la paz de los países latinoamericanos. La secuencia de violaciones a las soberanías de Ecuador y Venezuela, mediante incursiones militares aéreas y terrestres, secuestros de personas y, ahora, bombardeos y ataques de artillería, no es más que el componente militar del proyecto de Washington, de destruir a los gobiernos progresistas de la Patria Grande. En este plan de ataque militar, las dos puntas de lanza son, como explicamos en nuestro último artículo, “Brasil, Argentina y Venezuela constituyen un Bloque Regional de Poder Militar” (aporrea, 27.2.08), Colombia y la naciente Cuarta Flota de la Marina de Guerra del Imperio. Este proyecto de Bush y su títere Uribe avanza como un cáncer y es vital para el futuro de América Latina que los países latinoamericanos, no sólo los limítrofes con Colombia, ponen un “hasta acá” a Uribe.
Si los gobiernos latinoamericanos no le aumentan el costo político, económico y diplomático de esta política al gobierno de la oligarquía colombiana, ponen en peligro su propia subsistencia política. La oligarquía colombiano y sus patrocinadores en Washington, que durante doscientos años nunca han hecho concesiones a las fuerzas populares, no quieren negociar la paz con justicia social en Colombia. No la quisieron cuando asesinaron a Eliécer Gaitán, cuando asesinaron a más de dos mil cuadros de la Unión Patriótica, cuando asesinaron a decenas de miles de colombianos con sus fuerzas paramilitares y no la quisieron el día de ayer, cuando asesinaron, guiados por los militares del Pentágono, al líder guerrillero Raúl Reyes; sabiendo que este asesinato cerraría definitivamente el momento de distensión hacia la paz, que se había logrado con la liberación unilateral de los rehenes de las FARC.
La decisión imperial-oligárquica, de no negociar con las FARC, sino procurar su destrucción física o rendición incondicional, pone a éstas en una situación extremadamente difícil. Para romper el aislamiento político que Washington ha logrado, es necesario actuar mediante negociaciones sobre los rehenes y, posteriormente, una paz con justicia.
Pero todo paso político de este tipo acerca su destrucción militar, porque cada contacto con el exterior para generar la liberación de los rehenes, proporciona a Washington la inteligencia necesaria, para destruir las columnas y la infraestructura guerrillera. En ese sentido, las prolongadas negociaciones en San Vicente del Caguán fueron una gigantesca trampa de inteligencia, porque proporcionaron a los gringos las huellas dactilares, los retratos fotográficos, la identidad de importantes cuadros que salieron del anonimato de la selva, la identificación de los celulares, relaciones de Internet y la estructura de comunicación de la guerrilla, e, inclusive, en algunos casos, el perfil de ADN.
Y lo mismo es válido para las negociaciones de liberación de los rehenes. Es correcto decir, que la muerte de Raúl Reyes y de la columna guerrilla es el precio militar, que se pagó por la liberación de los rehenes. La inteligencia electrónica del Pentágono es tan avanzada hoy día, que ni el constante cambio de teléfonos celulares protege el anonimato, porque ha logrado desarrollar una tecnología que identifica el perfil de voz de una persona entre miles de llamadas celulares en cuestión de segundos.
De la misma manera, la inteligencia satelital y de aviones espías ---como aquellos que están estacionados en la base militar de Manta, Ecuador, cerca del Putumayo--- es tan sofisticada que es imposible pasar las coordenadas de la extracción de rehenes al gobierno venezolano, sin dejar una infinidad de huellas informáticas para el Comando Sur. Este es el precio que pagan las FARC por emprender la vía política de resolución del conflicto. Pero, si tratan de evitar ese alto costo militar, evitando la esfera de las negociaciones internacionales, se aíslan más todavía en lo político. Y aislarse en la política significa emprender el camino de la derrota.
Ante este dilema, los gobiernos latinoamericanos tienen solo dos vías para parar la expansión de la estrategia militar de Washington en América Latina. Aislar diplomáticamente a Bogotá, o conceder en bloque a las guerrillas colombianas el status de fuerza beligerante. Esta es la única posibilidad de defender sus intereses y los de las fuerzas democráticas-populares de América Latina frente al eje monroeista de Washington-Bogotá.
http://www.aporrea.org/internacionales/n110027.html
Telesur
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ordenó este domingo el cierre definitivo de su embajada en Bogotá y el reforzamiento militar de la frontera con ese país, tras la incursión de tropas colombianas en Ecuador la madrugada del sábado en un operativo sorpresa que acabó con la muerte del comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Raúl Reyes.
"Ordeno de inmediato el retiro de todo nuestro personal de la Embajada en Bogotá. Que se cierre nuestra embajada en Bogotá (...) que se vengan todos nuestros funcionarios", dijo.
El mandatario venezolano reaccionó ante lo que consideró la posibilidad de que el Gobierno colombiano incursione y viole la soberanía de Venezuela, tal como lo hizo con Ecuador.
"Señor ministro de Defensa muévame 10 batallones hacia la frontera con Colombia de inmediato. Batallones de tanques. La aviación militar que se despliegue. Nosotros no queremos guerra pero no le vamos a permitir al imperio norteamericano, que es el amo, y a su cachorro el presidente (de Colombia Álvaro) Uribe y la oligarquía colombiana que nos vengan a dividir, que nos vengan a debilitar, no lo vamos a permitir", expresó.
Chávez ofreció todo el respaldo necesario, en su conflicto diplomático con Colombia, a Ecuador
"Pongo a Venezuela en alerta y apoyaremos a Ecuador en cualquier circunstancia", fustigó Chávez.
Informó que Ecuador está retirando este domingo a su embajador de Bogotá, tal como lo había anunciado el presidente Rafael Correa en un discurso público la noche del sábado.
Calificó como "cobarde asesinato" la muerte del comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Raúl Reyes a manos del Ejército de Colombia la madrugada de este sábado.
"No fue ningún combate fue un combarde asesinato (...) Todo fríamente calculado. Las verdades van aflorando", dijo.
Adelantó que Venezuela no asistirá desde ahora a ninguna cumbre que se realice en Colombia, incluyendo la próxima Cumbre de Unasur.
Raúl Reyes murió "masacrado" en un bombardeo aéreo sorpresivo de Colombia junto a varios de sus guerrilleros mientras dormía en un campamento improvisado ubicado a dos kilómetros dentro del territorio de Ecuador, según denunció el presidente de ese país, Rafael Correa.
Perfil de Raúl Reyes Reyes
se unió a la guerrilla luego de amenazas y el asesinato de varios compañeros sindicalistas
Jorge Enrique Botero
La Jornada
Tras un largo periodo de actividad sindical y política, Raúl Reyes ingresó a las filas guerrilleras a mediados de los años 70. En Florencia, su ciudad natal, ubicada en el sur oriente del país y considerada la puerta de ingreso a la Amazonía colombiana, Reyes, cuyo nombre era Luis Edgar Devia, fue empleado de la compañía Nestlé, en cuyo sindicato dio sus primeros pasos como dirigente popular.
Posteriormente se vinculó activamente a la política como militante de partidos de izquierda, hasta que las amenazas en su contra y el asesinato de varios de sus compañeros lo impulsaron a la clandestinidad.
Su formación académica y política, así como su temperamento firme pero a la vez apacible, lo llevaron a convertirse rápidamente en uno de los jefes guerrilleros más respetados.
Al comenzar los años 80 fue elegido miembro del Secretariado de las FARC, la máxima instancia de dirección de esta guerrilla. En aquella época, el Secretariado estaba integrado por cinco miembros y en la actualidad lo componen nueve comandantes insurgentes y un suplente.
Este organismo colectivo de dirección está bajo el mando del máximo comandante, Manuel Marulanda Velez, también conocido como Tirofijo.
A los miembros del Secretariado de las FARC los designa el Estado Mayor Central, integrado por 35 miembros, que a su vez son elegidos por las Conferencias Guerrilleras. Estos eventos insurgentes tienen lugar cada cuatro o cinco años y el más reciente ocurrió a finales del año pasado.
En su condición de miembro del Secretariado, Reyes paso más de una década al lado de Marulanda y a comienzos de los años 90 fue designado para crear y dirigir el Bloque Sur de la principal guerrilla de Colombia, cuyo radio de acción se extiende a lo largo de toda la frontera con Ecuador, en zonas de selva pero también en las altas montañas de los Andes colombianos.
A la vez, Reyes era el coordinador de la llamada Comisión Internacional, encargada de mantener contactos y –en algunos casos– vínculos formales con gobiernos, partidos políticos y organizaciones sindicales y populares de todo el mundo.
En 1998, al iniciarse los diálogos de paz entre el gobierno del presidente Andrés Pastrana y la guerrilla, Reyes fue designado jefe del equipo negociador de la insurgencia.
Durante más de tres años actuó como portavoz y encabezó una delegación de guerrilleros que viajó a siete países europeos en una gira conjunta con funcionarios gubernamentales.
En la sede de los diálogos, situada en una zona desmilitarizada conocida como el Caguán, Raúl Reyes recibió a delegaciones nacionales e internacionales de alto nivel interesadas en la posibilidad de una salida política al conflicto armado que padece este país sudamericano desde comienzos de los años 60.
En septiembre del año pasado, el jefe insurgente abatido hoy recibió en uno de sus campamentos al enviado de La Jornada y concedió una larga entrevista, en la que ratificó la voluntad de la guerrilla para realizar un canje de prisioneros, hecho que calificó como “paso hacia la búsqueda de un nuevo proceso de paz”.
En dicha entrevista no descartó la posibilidad de un encuentro entre el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y el máximo jefe de las FARC, Manuel Marulanda.
En el encuentro con este corresponsal, Reyes bromeó sobre la obsesión del gobierno colombiano por capturar o abatir a un miembro del Secretariado.
“Ellos creen que con un hecho de estos se acabarían las FARC, pero para nosotros no sería más que un episodio normal dentro de la guerra. Para eso tenemos una sólida estructura militar y un grupo de cuadros capaces de ponerse al frente si uno de nosotros llegara a caer”, le dijo Reyes a este corresponsal.
Bajo de estatura, pero dueño de gran fortaleza física, Raúl Reyes manejaba una gran ironía y era muy amigo de ilustrar sus planteamientos con dichos y refranes populares. Según los primeros informes, Gloria, su compañera, también fue abatida en los bombardeos. Reyes deja tres hijos, dos de ellos profesionales, dedicados a la medicina.
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