Aute recibe a Osaca en su casa de Madrid, llena de gente y una perrilla recién llegada a la familia que no para de ladrar ante los extraños hasta que se la llevan aparte. Fumador empedernido, entre cigarro y cigarro, pues Luis Eduardo Aute (Manila, 1943) describe su idea de Dios, del arte, de la libertad y el amor al que tanto ha cantado.
El pintor-cantante-poeta-cineasta garantiza que “otro mundo debe ser posible” ante la crisis que nos atenaza tras andar calibrando este momento de zozobra. Para otoño prevé sacar el fruto de su reflexión: un nuevo disco de título explícito, Intemperie.
“Medio en broma digo que el capital va a tener que echar mano de Marx para sobrevivir”, sugiere Aute su receta para salir de la recesión económica. La calma reina en su salón en cambio. La crisis y el dolor quedan para deglutir el arte. Por el salón del que se considera “ante todo pintor” deambulan en cada rincón centenares de elefantes con la trompa hacia arriba, de todas las formas, tamaños y materiales, entre los libros y cuadros. Alguien le dijo un día que daban buena suerte.
En principio su vocación no era la música, sino la pintura.
Era la pintura y el cine, sobre todo la pintura.
¿Cómo ha acabado cantando durante tantos años?
Fue una casualidad. Empecé a escribir poemas, tocaba la guitarra y era natural que acabara haciendo canciones aunque jamás pensé que grabaría discos. Y hasta aquí he llegado. Pero sigo pintando, exponiendo. En junio se hará una gran muestra en el Centro Niemeyer de Avilés. Y bueno, voy a sacar disco nuevo y la quinta entrega de los Poemigas de la serie Animal Hada, que se llama No hay quinto AniMalo. Frase taurina… Está a punto de entregarse a la editorial Siruela.
Así que se considera pintor.
Lo mío es la pintura. Siempre he tenido estudio de pintura, jamás de grabación. No puedo dejar de pintar. A lo mejor podría dejar de hacer canciones. Por supuesto que podría dejar de dar conciertos; me gusta, lo disfruto, me lo paso muy bien, pero es totalmente prescindible. Escribir canciones me divierte pero podría no hacerlo también. Pero pintar no. Es algo que… sé que moriré pintando. No sé si haciendo canciones pero pintando seguro.
Su éxito en la música, sin embargo, ha sido constante. ¿A qué se debe que guste a todas las generaciones aparentemente sin esfuerzo por su parte?
Hombre, esfuerzo sí, no por el éxito sino por hacer el trabajo bien. No termino una canción si no está perfecta. Luego pasa el tiempo y resulta que no están perfectas, pero bueno. Lo que no me he planteado es tener éxito. Escribo canciones cuando me apetece o necesito contar algo, sin ánimo de vender. No me he propuesto el éxito sino hacer el trabajo lo mejor que pueda. Tal vez me sigue la gente porque no me lo propongo.
En su carrera ha tocado palos muy distintos. También en la música, muy diversa incluso en el tono. ¿La libertad es lo determinante?
Sí, pero no solo para mí. Para cualquiera que quiera contar algo la libertad es imprescindible. Yo no me tomo mi trabajo como una profesión. Forma parte de mi vida. Escribir, pintar o grabar con la cámara no son actividades profesionales sino mi forma de vivir. No puedo estar de vacaciones sin hacer nada. Tengo que estar escribiendo o manipulando algo. Me muevo con la máxima libertad tal vez huyendo del aburrimiento.
El público aprecia su independencia. Todo tiene hoy una etiqueta, está en un catálogo con un precio.
El arte no tiene sentido sin independencia. Salvo en momentos puntuales donde hay que hacer causa común. Fuera de eso quiero mantener mi propio criterio. Lo que más valoro son mis propias ideas. A veces coinciden con las de algún colectivo y otras no. No entendería el hecho creativo sin ser independiente. Tener criterio propio, curiosidad por ir más allá de lo evidente, autocriticarme constantemente, poner todo en tela de juicio: esos son los materiales de los que está hecho el acto creativo. Sin eso no tendrás nada que contar. El que quiere contar cosas en cualquier actividad artística, en cualquier disciplina… Odio esta palabra, el arte es todo menos disciplina. Siempre digo que soy un indisciplinado de las disciplinas. Intento mantenerme en la indisciplina aunque me obligo a respetar las indisciplinas de los otros.
En un sentido más amplio. ¿Qué supone la libertad en la sociedad?
La libertad tampoco existe, es relativa. La de uno acaba donde empieza la del otro. La libertad plena no existe, es un espejismo. Pero la defensa de la libertad para poderte expresar es muy necesaria. Uno no elige libremente venir al mundo. Vienes aquí sin que te consulten. Desde ese punto ya dejas de ser libre. Yo elegiría no morirme.
También hay mucha emoción en su trabajo. Los AutéNticos Autémonos son verdaderos apasionados de su sensibilidad.
Eso no lo pretendo. Surge porque surge. Pero sí que intento ponerme al otro lado. ¿Qué es lo que a mí si fuera público me gustaría escuchar si alguien sube a un escenario para contarme cosas?
Cambio de tercio. ¿Cómo salimos de la crisis?
No sé lo que vendrá pero esto no pinta bien porque la realidad es terca. O juntamos las meriendas o nos vamos a la mierda, eso está claro. Tirios y troyanos, en todo el mundo, debemos sacar el barco adelante. Parece, eso sí, que todos vamos a ser más pobres, en todo el mundo, y debemos evitar que la miseria prospere.
¿Y qué se puede hacer entre todos?
Sin ser economista, porque no me interesa la economía, creo que hay que aplicar el sentido común. Tender a una economía mixta que regule de algún modo el capital. Hasta ahora el mercado era san Dios y es esto lo que nos ha llevado al desastre. Por tanto, se debería regular el mercado, planificar algo, para que el mismo sobreviva. Digo medio en broma que el capital va a tener que echar mano de Carlos Marx para sobrevivir.
Una canción suya dice así: “Pero me vais a permitir, que ante estas ciencias y ficciones de vacío, mercados y banderas, cosmética y horteras, jamás renuncie a mi incurable desvarío de besos y quimeras”. ¿El amor es un recurso en tiempos de caos?
En estos momentos y siempre. Lo que justifica al ser humano es su capacidad de amar y de ser generoso. Los animales, que son más racionales que nosotros, no tienen esa capacidad. El ser humano lo sabe, que puede amar y odiar. Eso nos distingue del resto de las bestias. Ahora, ayer, antes de ayer, siempre, desde que el ser humano existe tiene necesidad de empatar con el otro y de entender al otro. Y luego está el sexo que provoca un deseo especial por conocer el cuerpo del otro y de ser uno. Es un deseo de conocimiento carnal frente al otro conceptual. Ahora estamos viviendo unos tiempos complejos, difíciles, que yo considero que van más allá de una crisis. Es mucho más. Porque hay crisis en todo. Económica, política, de confusionismo ideológico, de educación, falta de autoridad y chicos que se rebelan contra los profesores, cri sis cultural, social. Hay crisis en todas partes. Estamos viviendo una época más de mutación. Crisis climatológica… Es una época de cambio.
¿Hacia dónde va ese cambio?
La aparición de Internet lo está removiendo todo, poniéndolo patas arriba. Es un fenómeno que habría que estudiar seriamente, en cómo incide sobre la sociedad. No creo que se acabe el mundo en 2012, pero puede ser una fecha de cambio de era, de la Contemporánea que nace en la Revolución Francesa y termina ahora. Será otra era. La digital, o la que sea. Pero claramente hay una mutación muy profunda.
Aparte del caos en multitud de ámbitos, ¿hay también una falla moral en la sociedad?
Es evidente que también hay una crisis de valores. No sé cuál es la solución pero es evidente que el más de lo mismo no da más de sí. Se está llegando a un límite. Otro mundo debe ser posible.
¿El amor es la respuesta?
Es la única respuesta. ¿A qué te vas a agarrar cuando todo es intemperie? Ese es el título del disco que estoy haciendo ahora:Intemperie. Nada es seguro hoy. Estamos al albur de la intemperie. Lo único seguro es tener a alguien al lado con quien no sentirse solo. Es muy importante no sentirse solo. Es uno de los elementos que construyen eso que llamamos amor.
Muchos le consideran un gurú del amor. Sus canciones han estado presentes en muchas declaraciones de amor.
Me lo dicen mucho. Me vienen con una niña y me dicen: es tuya también, se llama Alba (por Al alba, su canción de 1975). Son cumplidos. Y bueno… si mis canciones han servido para que dos seres se enamoren y sean felices creo que han valido la pena. Con que haya solo un ser humano que se haya sentido menos solo con mis canciones, ha valido la pena. Ni siquiera ser amado, sino solo no sentirse solo, evitar la soledad.
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