Pedro Echeverría V.
1. El gobierno de Felipe Calderón en 2010 está mucho más débil y con más dificultades para gobernar que el de Porfirio Díaz 100 años antes. En 1910 México apenas tenía unos 15 millones de habitantes y de éstos cerca del 90 por ciento era analfabeto. Hoy el país cuenta con 112 millones con el 15 por ciento sin saber leer ni escribir. Hace un centenar de años el 80 por ciento de la población vivía en el campo, en pequeños pueblos, inmensamente pobre pero le era menos difícil conseguir el sustento diario; en nuestros días casi el 80 por ciento vive en grandes y medianas ciudades, pero sufre un enorme desempleo que llega a más de un cuarto de la fuerza de trabajo. La inseguridad y la fuerza de los narcotraficantes han puesto a Calderón en un hilo, a pesar que no existe una importante fuerza de izquierda por encontrarse desunida. Lo único que sostiene a Calderón es el apoyo del gobierno yanqui y de los ricos inversionistas.
2. Todo lo que hemos escuchado de la dictadura de Porfirio Díaz (1876-1910) es que había llegado al extremo de la corrupción, de la desigualdad social, de la represión y de los asesinatos, era verdad; pero se nos olvida que vivió 30 años de gran crecimiento económico mundial, que durante su mandato se hicieron gigantescas obras materiales y que en el exterior Díaz gozaba de reconocimiento internacional de otros gobiernos que, como el de él, eran militares y dictatoriales. Historiadores escriben que "le dan la espada de Napoleón en Austerlitz, que lo recibe el Káiser Guillermo II de Alemania y los reyes de España le brindan grandes recepciones… que tenía fuerza para enfrentar la Revolución de 1910, que sí pudo vencer en 6 o 7 meses si se hubiera propuesto reagrupar al ejército, dado que había suficiente armamento. La bronca es que los yanquis necesitaban hacerlo a un lado porque apoyaba las inversiones europeas.
3. Escribe el investigador de EEUU, Friedrich Katz, que "muy pocos miembros del gobierno de Díaz, y él mismo menos aún, tenía algún presentimiento sobre la revolución mexicana de 1910, unos meses antes de su estallido; y nadie entonces podría haber adivinado la magnitud del diluvio que se avecinaba. En décadas finales del siglo XIX y en los primeros años del siglo XX, los latinoamericanos fueron absorbidos en grado cada vez mayor por el frenético desarrollo del capitalismo mundial. Entre 1900 y 1910 la inversión extranjera en México se triplicó en relación con la cantidad invertida entre 1876 y 1900". Por eso el mismo Katz escribió: "El régimen de Díaz no fue derrocado únicamente por las múltiples fuerzas cuya hostilidad suscitó dentro de México, sino también debido a las muy poderosas fuerzas cuya oposición despertó fuera del país: las de importantes grupos económicos en los Estados unidos".
4. Son los gobiernos de los EEUU los que, para asegurar su frontera, han intervenido decisivamente en las políticas y personajes de los gobiernos mexicanos. Quizá algunos presidentes de México les han dado algunos dolores de cabeza en determinados momentos: Obregón y Calles al principio de sus gobiernos, Cárdenas hasta 1938, López Mateos y su izquierda atinada, Echeverría y su "nacionalismo" y López Portillo apoyando las revoluciones de Nicaragua y a El Salvador; ¿Quién puede olvidar aquel pasaje cuando el embajador yanqui se burló de Vasconcelos en 1929 por ser candidato a la Presidencia sin la autorización de los EEUU? Pero a partir de 1982, con la implantación del neoliberalismo y la firma de "la carta de intención", los últimos cinco gobiernos de México han sido quizá los más arrastrados del continente, a pesar de los doctrinas de "autodeterminación de los pueblos y no intervención".
5. Porfirio Díaz, después de abrir de par en par las puertas a las inversiones extranjeras se horrorizó al ver que los EEUU se estaban adueñando del país; quiso frenarlos dando mejores facilidades a los inversionistas europeos, pero esa política lo hizo caer. Los gobiernos salinistas o neoliberales –así puede llamársele a todos los que van de 1982 a 2010- no han hecho otra cosa que subordinarse a los proyectos y programas construidos desde el Fondo Monetario Internacional que han obligado a todos los gobiernos al recorte de los presupuestos de carácter social (salud, educación, asistencia, vivienda) para apoyar a la privatización en beneficio del sector empresarial. Es la causa por la que todos los años el gobierno debe cumplir con los pagos de intereses de la deuda externa, con los apoyos a los poderosos empresarios privados, para luego –lo que sobre- usarlo para las necesidades más apremiantes, entre éstas, los gastos gubernamentales.
6. ¿Las fuerzas revolucionarias de una época y otra pueden ser medidas y comparadas? Es muy difícil hacerlo con precisión, aunque sí se vislumbran muchos elementos. Los partidos políticos y los intelectuales, como hoy, en su mayoría eran parte privilegiada del sistema porfiriano. Quizá los únicos que eran realmente independientes eran los liberales que luego se hicieron anarquistas encabezados por Flores Magón. Los mismos personajes que en 1910 se convertirían en los líderes de la revolución burguesa pertenecían a las clases burguesas y pequeño burguesas. Los Madero, Carranza, Obregón, Calles, De la Huerta, quieres serían los principales líderes y luego presidentes de la República, formaron parte de las familias y de las políticas porfiristas. Estamos hoy en parecidas circunstancias al ver a políticos e intelectuales al servicio del poder y de los principales medios de información.
7. Para el régimen de Porfirio Díaz fue sorpresivo el estallido revolucionario porque el mismo presidente se sentía muy poderoso. Pensó que la revolución surgía de la nada y fácilmente se apagaría la llama. Es distinto hoy con Felipe Calderón porque es tan grande la miseria, el desempleo y el hambre que muchos la esperan y piensan que donde menos se crea y en cualquier momento puede surgir. Díaz había impuesto un régimen terrorífico encabezado por caciques regionales, guardias rurales, pero no tenía al ejército en las calles como sí lo tiene Calderón. El apoyo del gobierno y de los inversionistas yanquis hacia el régimen derechista de Calderón ha sido fundamental, por ese motivo se sigue arrastrando como un cachorro. Pero no hay que olvidar que Cuba pudo liberarse de la bota gringa a pesar de ser una pequeña isla de 10 millones de habitantes y a 90 millas de los EEUU. Pienso que una transformación revolucionaria es la mejor colaboración del bicentenario. Salud.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario