1/30/2011

Creel y Calderón, incompetencia política


Álvaro Cepeda Neri *

Les ha dado a los desgobernadores, antes encabezados por los priistas, ahora por los panistas, por organizar “cabalgatas” disfrazados de charros. El góber sonorense, cada vez más enfermo y al filo de renunciar, Guillermo Padrés Elías (no tiene nada que ver, a pesar del segundo apellido, con el general Plutarco Elías Calles, pues de lo contrario, al menos por el parentesco, algo hubiera tenido de político eficaz e inteligente), ayudado a subirse a un caballo, en noviembre de 2010, se puso a trotar con el resto de los panistas sólo para desmentir la versión de su enfermedad, cuando el originario de Cananea (y ahora represor de mineros para servirle a los Larrea, sobre todo a Germán), aparte de la intervención quirúrgica en un riñón que le dejó como secuela daño en el brazo izquierdo (él que es de derecha y por órdenes de Calderón presionó a los panistas para expulsar a Manuel Espino, quien está metido a “periodista”), padece de un cáncer de páncreas; y por si fuera poco, lo someten a una y hasta dos diálisis por semana.

Cuando no es un priista, no dejan de hacerlo los gobernadores del Partido Acción Nacional (PAN), con trajes finísimos y botas, notándose de inmediato que han montado a caballo sólo para la pose. Un panista que le gusta subirse al caballo es al senador Santiago Creel Miranda (descendiente de los Creel de Chihuahua, aliados del porfirismo). Celebra sus cumpleaños a la usanza charra; y la caricaturización que de ello hizo el periodista Alarcón (El Financiero, 13 de diciembre de 2010) lo muestra en un caballito de madera en un aparato de monedas para hacerlo “cabalgar” y que no se mueve de lugar, con un letrero que señala hacia Los Pinos. Y es que Creel, ya casado por cuarta vez (Peña Nieto, apenas dos, y en eso sí le gana Creel), acaba de autoproclamarse precandidato del PAN, no para ser el sucesor de Calderón, su archienemigo, sino para ver si obtiene la candidatura presidencial de la derecha. Es su obsesión, ya que Fox y Marta no pudieron imponerlo, pues Calderón les dio madruguete.

El senador Creel, para quedar bien con Calderón, se puso de común acuerdo con su rival Ernesto Cordero y ambos convencieron al resto de los senadores azules para oponerse a las reformas a la ley de competencia, que incluía la autonomía plena del órgano que depende de la Secretaría de Economía, para ser un auténtico control de la competencia en el mercado y regular eficazmente las conductas públicas y privadas que, sin un árbitro con amplios poderes para sancionar las prácticas monopólicas, están haciendo lo que les viene en gana, evitando la real competencia económica. El día que en el Senado se votaron las medidas impulsadas por los senadores del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), para enviarle un guiño a Calderón que se opone a esa autonomía, Creel y los senadores del PAN se salieron de la sesión, logrando que no hubiera quórum en el pleno de la Cámara.

Así que las reformas de fondo se frustraron porque Creel y los panistas sabotearon la sesión, pues quieren una institución sometida al inquilino de Los Pinos (¿renunciará, como se pide en internet y a él mismo le gusta la idea?). Después dio “aclaraciones no pedidas” en algunas entrevistas, donde inútilmente quiso “voltear la tortilla” para responsabilizar a los priistas de un hecho donde está claro que el PAN y Calderón, por medio de Creel (creyendo que con eso tiene asegurada la candidatura presidencial), se opusieron, de una vez por todas, a tener un verdadero órgano regulador de la competencia, en un mercado donde unos cuantos la hacen de cuasimonopolios, y contra la Constitución, han abusado, cuando menos los últimos 50 años, de los consumidores por falta de competencia entre las empresas y comercios en el cacaraqueado “mercado libre” de los panistas.

Demostraron los panistas, Calderón, Bruno Ferrari (que más parece un fordcito de 1936) y Cordero con Creel que si alguna ley los tiene en un haz, es la ley de la incompetencia… política. Está visto y probado que con Vicente Fox Quesada y Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, hemos tenido una década perdida en eso de “gobernar en beneficio del pueblo” y en beneficio de la democracia, ya que las políticas públicas del par de azules únicamente han estado diseñadas para beneficiar a los patrones, a los banqueros, a los especuladores y a los empresarios (aunque no a todos ellos, ya que constantemente muchas de esas voces han estado quejándose del calderonismo, como antes, del foxismo). Y si una auténtica competencia lograría que los consumidores de bienes y servicios pudieran obtener beneficios, con la cancelación de la Ley de Competencia propuesta por los senadores del PRI y PRD, la economía nacional seguirá, además de en crisis, careciendo de un control para regular la competencia, más conforme a un capitalismo racional que un capitalismo salvaje como el que promueven los del PAN, para que el mercado sea absolutamente libre y despoje a los consumidores.

Creel y Calderón, que no se pueden ver ni en pintura, se pusieron de acuerdo para impedir que cuajaran las reformas a la Ley de Competencia y para crear una institución autónoma. El presidencialismo panista no escatima en tretas para obstaculizar la democratización de la economía y continuar monopolizando, en manos de Felipe Calderón y los empresarios de las prácticas monopolísticas, las funciones en una economía de libre mercado para impedir la competencia. Creel, el charro a caballo, quien dice estar listo y dispuesto para 2012, cree que, con los monopolios, ganará la candidatura del PAN y vencerá a Ebrard y Peña Nieto. Pero Creel no será candidato y volverá a quedarse vestido de charro y alborotado, montado en un caballito de madera.

*Periodista

Contralínea 218 / 30 de enero de 2011

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