10/26/2016

Nunca más una Ciudad de México sin nosotros


Ken itztoken? Ni mitz on tlajpaloa pan to ueyitlajtol i tokan mexcatl. Naman keman tij ketzazen ni ueyikamanalizejkotiliztli tlen ki zeliz nochi amochmen tlen miakin tlagamen, nanamen tlen ki tlajtlanilijken zekinok tatamen uan nanamen, tlen tlapaxaloton zekinon chinankome, nij neki ni kijtoz ze ome tlajtoli.
Cómo están? Les saludo en esta gran lengua llamada náhuatl o mexicana. Ahora que se instala esta comisión que recibirá documentos de los muchos hombres, de las muchas mujeres que preguntaron a sus pares, que fueron a varios de sus pueblos para preguntar, quiero, se me permita decir unas cuantas palabras.
Hace 26 años llegué a vivir a la Ciudad de México. Me ha tocado recorrerla por muchas de sus calles. Sus colonias, sus barrios, Por muchos de sus estilos de vida y la he mirado con los ojos que  los múltiples oficios ejercidos aquí, me ha regalado ¿Cómo no amar esta ciudad, su caos? Múltiples universos se conjugan aquí. Se hacen plurales, se juntan, se contaminan. Cómo no amar sus jacarandas y su sol de otoño. Me tocó festejar la primera elección democrática cuando Cuauhtémoc Cárdenas fue elegido jefe de gobierno por allá de 1997.
Amo esta ciudad monstruo, y la amo porque cuando se solidariza sale a las calles a hacer comunidad. La marcha del color de la tierra fue recibida aquí y el corazón del zócalo capitalino se hizo uno con el corazón real de México, ese que se encuentra en la periferia y que todos los días nos reclama su invisibilización ¿cómo no amar esta ciudad que hace más de treinta años salió a las calles a abrazar al otro y sacar de los escombros a sus pares vivos o muertos de entre fierros retorcidos y cemento y corrupción en el temblor de 1985? Amo esta ciudad, sí.
La Ciudad de México es de una monstruosidad que seduce, golpea, más de veinte millones de personas se abren paso a besos, codazos y tropezones. Mujeres y hombres de distintos lugares del mundo se encuentran aquí. La naciente Ciudad de México repele al tiempo que abre los brazos. La antigua Tenochtitlán es una urbe con fuerza. En sus piedras se nota el paso de la historia. Ecos distantes, estelas que dan cuenta del camino. Chispas y luces. Flechas, espadas y arcabuces y llantos de noches tristes se guardan en el disco duro de la piedra. Chilangolandia de mis amores. Aquí estamos para hablar de los otros. De los primeros expulsados, de los primeros queridos por estás tierras codiciadas. De los primeros excluidos…
Mexko ueyialtepetl ni mo tlajtlania, ni mitz tlajtlania ken mo patlak mo tlazol, ken mo kuepki kokoliztli; miakin mazeualme nejnemin pan mo uejueyi ojtlime, uan ax ti kin ijlamiki, nezi ax keman tij machili i etiyo pan mo tlalchi, pan mo kuitlapan, nezi ax keman mo kalketzken pan mo tetlkuitlapan…ni mazeualme mitz yoltilanan, uan mitz ijlian nikan ti itztoken…
Gran ciudad de México me pregunto, te pregunto cómo se tornó tu amor en odio. Muchos indígenas caminan por tus grandes calles, y parece que no recuerdas, parece que nunca sentiste su peso en tu suelo, en tu espalda, parecería que nunca edificaron sus casas en tu espalda de piedra; estos indígenas te reconvienen ahora, y te dicen aquí estamos.
Dato para no olvidar, en esta ciudad, reina del caos, las voces de las distintas, de los distintos se entrelazan; junto a los idiomas de privilegio desfilan las otrora privilegiadas, las voces de más antes se transfiguran, sus hablantes -algunos temerosos de la discriminación- se ocultan, pero el ocultamiento y la invisibilización no las ha hecho desaparecer. Existen lenguas y pueblos indígenas en la Ciudad de México, originarios y migrantes. Ciudad de México, eres la gran Babel he ahí tu complejidad.
Esta comisión que tengo el honor de presidir tiene una encomienda que es deuda. Impostergable el reconocimiento de los pueblos y barrios originarios y comunidades indígenas residentes. Esta alocución es una invitación a que, nos sobrepongamos a la lógica partidista, a que trabajemos en aras de un futuro mejor de aquellos que han sido excluidos. A aquellos que hacen oficios mal pagados. A aquellas cuyas garantías laborales han sido violentados. Por los presos en las cárceles que no tuvieron traductor en el proceso. A las víctimas de trata, mayoritariamente indígenas. Esta alocución es un llamado que es grito y es reclamo. Ayok keman ze Mexkoueyialtepetl tlaj ax ti itztoken nochi.
* Palabras en la instalación de la Comisión de los Pueblos y Barrios Originarios y comunidades indígenas residentes

No hay comentarios.:

Publicar un comentario