Ken
itztoken? Ni mitz on tlajpaloa pan to ueyitlajtol i tokan mexcatl.
Naman keman tij ketzazen ni ueyikamanalizejkotiliztli tlen ki zeliz
nochi amochmen tlen miakin tlagamen, nanamen tlen ki tlajtlanilijken
zekinok tatamen uan nanamen, tlen tlapaxaloton zekinon chinankome, nij
neki ni kijtoz ze ome tlajtoli.
Cómo están? Les saludo en esta gran
lengua llamada náhuatl o mexicana. Ahora que se instala esta comisión
que recibirá documentos de los muchos hombres, de las muchas mujeres que
preguntaron a sus pares, que fueron a varios de sus pueblos para
preguntar, quiero, se me permita decir unas cuantas palabras.
Hace 26 años llegué a vivir a la Ciudad
de México. Me ha tocado recorrerla por muchas de sus calles. Sus
colonias, sus barrios, Por muchos de sus estilos de vida y la he mirado
con los ojos que los múltiples oficios ejercidos aquí, me ha regalado
¿Cómo no amar esta ciudad, su caos? Múltiples universos se conjugan
aquí. Se hacen plurales, se juntan, se contaminan. Cómo no amar sus
jacarandas y su sol de otoño. Me tocó festejar la primera elección
democrática cuando Cuauhtémoc Cárdenas fue elegido jefe de gobierno por
allá de 1997.
Amo esta ciudad monstruo, y la amo
porque cuando se solidariza sale a las calles a hacer comunidad. La
marcha del color de la tierra fue recibida aquí y el corazón del zócalo
capitalino se hizo uno con el corazón real de México, ese que se
encuentra en la periferia y que todos los días nos reclama su
invisibilización ¿cómo no amar esta ciudad que hace más de treinta años
salió a las calles a abrazar al otro y sacar de los escombros a sus
pares vivos o muertos de entre fierros retorcidos y cemento y corrupción
en el temblor de 1985? Amo esta ciudad, sí.
La Ciudad de México es de una
monstruosidad que seduce, golpea, más de veinte millones de personas se
abren paso a besos, codazos y tropezones. Mujeres y hombres de distintos
lugares del mundo se encuentran aquí. La naciente Ciudad de México
repele al tiempo que abre los brazos. La antigua Tenochtitlán es una
urbe con fuerza. En sus piedras se nota el paso de la historia. Ecos
distantes, estelas que dan cuenta del camino. Chispas y luces. Flechas,
espadas y arcabuces y llantos de noches tristes se guardan en el disco
duro de la piedra. Chilangolandia de mis amores. Aquí estamos para
hablar de los otros. De los primeros expulsados, de los primeros
queridos por estás tierras codiciadas. De los primeros excluidos…
Mexko ueyialtepetl ni mo tlajtlania, ni
mitz tlajtlania ken mo patlak mo tlazol, ken mo kuepki kokoliztli;
miakin mazeualme nejnemin pan mo uejueyi ojtlime, uan ax ti kin
ijlamiki, nezi ax keman tij machili i etiyo pan mo tlalchi, pan mo
kuitlapan, nezi ax keman mo kalketzken pan mo tetlkuitlapan…ni mazeualme
mitz yoltilanan, uan mitz ijlian nikan ti itztoken…
Gran ciudad de México me pregunto, te
pregunto cómo se tornó tu amor en odio. Muchos indígenas caminan por tus
grandes calles, y parece que no recuerdas, parece que nunca sentiste su
peso en tu suelo, en tu espalda, parecería que nunca edificaron sus
casas en tu espalda de piedra; estos indígenas te reconvienen ahora, y
te dicen aquí estamos.
Dato para no olvidar, en esta ciudad,
reina del caos, las voces de las distintas, de los distintos se
entrelazan; junto a los idiomas de privilegio desfilan las otrora
privilegiadas, las voces de más antes se transfiguran, sus hablantes
-algunos temerosos de la discriminación- se ocultan, pero el
ocultamiento y la invisibilización no las ha hecho desaparecer. Existen
lenguas y pueblos indígenas en la Ciudad de México, originarios y
migrantes. Ciudad de México, eres la gran Babel he ahí tu complejidad.
Esta comisión que tengo el honor de
presidir tiene una encomienda que es deuda. Impostergable el
reconocimiento de los pueblos y barrios originarios y comunidades
indígenas residentes. Esta alocución es una invitación a que, nos
sobrepongamos a la lógica partidista, a que trabajemos en aras de un
futuro mejor de aquellos que han sido excluidos. A aquellos que hacen
oficios mal pagados. A aquellas cuyas garantías laborales han sido
violentados. Por los presos en las cárceles que no tuvieron traductor en
el proceso. A las víctimas de trata, mayoritariamente indígenas. Esta
alocución es un llamado que es grito y es reclamo. Ayok keman ze
Mexkoueyialtepetl tlaj ax ti itztoken nochi.
* Palabras en la instalación de la Comisión de los Pueblos y Barrios Originarios y comunidades indígenas residentes
No hay comentarios.:
Publicar un comentario