Pedro Echeverría V.
Desde aquel papado de Juan XXIII (1959-63) y su Concilio Vaticano II (1962) comencé a tener noticias de la Teología de la Liberación y a bridarle mi apoyo. Tres años después me enteraría del asesinato en Colombia del cura guerrillero Camilo Torres, aunque ya me llegaban noticias de los discursos del cura Sergio Méndez Arceo de la diócesis de Cuernavaca, enfrentándose al líder obrero gobiernista y espurio Fidel Velázquez. Apoyé el levantamiento del EZLN en 1994 y al valioso cura Samuel Ruiz. Nunca fui "come curas" o jacobino como muchos "callistas" o "garristas" que en los veinte y treinta del siglo XX en México odiaban a la iglesia y a los ministros del culto; pero desde los 19 años, al convencerme de la lucha social y el marxismo, corté absolutamente con toda religión y las creencias. No grito que "la religión es el opio de los pueblos", pero pienso que ella mucho atemoriza, enajena y trata de desviar la lucha de liberación de los trabajadores.
2. Hoy leí en los periódicos alguna protesta, queja o demanda contra el cura Alejandro Solalinde por apoyar a Morena; éste junto al cura Raúl Vera y otros 50 más, son de lo más valioso que tienen la iglesia católica. ¿Quiénes se quejan contra Solalinde (el sacerdote que lleva décadas sosteniendo un albergue para migrantes que –cuando lo visité formando parte de la caravana sur de Javier Sicilia- ofrecía espacio para 100 personas por lo menos, que carecían de comida y hogar? Pues nada más ni nada menos, que un partido súper corrupto (el PRD) que firmó con el PRI y el PAN un Pacto contra México, por sus resultados. Pienso que para que los corruptos tengan derecho a hablar y no los callen como por "chachalacas", deben ponerse con sus iguales: con quienes han engañado, se han aprovechado o robado como ellos; porque si no se tiene fuerza moral entonces lo más sano es guardar silencio.
Pienso que el PRI, PAN y PRD, no tienen fuerza ya para levantarse con sus propios recursos, aunque aún tienen los dineros de los empresarios y una iglesia derechista y reaccionaria que hace conformista al pueblo. Pero lo que sucede y es lo peor, radica en que la población tampoco tiene fuerza propia ni el nivel de conciencia para darse cuenta de las pesadas cadenas que carga ni de las falsas imágenes que le proyectan para pensar que esa es la verdad. Como diría el filósofo Platón 400 años antes de nuestra era: los seres humanos vivimos pensando que este mundo de falsedades que nos rodea es el único que existe; en él estamos condenados a trabajar y producir por los mismos que nos mantienen en la esclavitud. ¿Con qué cara expresidentes y exfuncionarios de esos partidos, que llevan muchas décadas gobernando y cobrando jugosos salarios, abren la boca para criticar sin autocriticarse? (9/VII/17)
alterar26@gmail.com
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