Agradezco a su Santidad haberme recibido y juntos conversar acerca de los problemas de nuestro tiempo, pero también de las soluciones. Una de ellas, según hemos coincidido, es la fraternidad, valor que trasciende las religiones y los tiempos. En concreto, mirar al prójimo con ojos de amor y tender su mano, para juntos, salir adelante. En especial, él ha dicho, mirar y andar con los jóvenes y sus abuelos quienes eslabonan en el presente, el pasado y el futuro. Ahora hay un puente directo que no existía entre El Vaticano y el gobierno de AMLO.
El pluripartidista Muñoz Ledo, camaleónico y exagerado por definición, ha llegado al extremo de proclamar que el resultado de una encuesta de opinión que no le favorece es el mayor fraude de la historia electoral mexicana desde que Carlos Salinas de Gortari se quedó con la silla presidencial en 1988 frente a Cuauhtémoc Cárdenas.
Desbordado, Muñoz Ledo ha postulado que en una elección un voto hace la diferencia, sin reparar que el método aprobado y aceptado por todos los contendientes consistió en la realización de dos encuestas de opinión para encontrar las tendencias suficientes a favor de alguno. No se depositaron votos ni estos fueron contados uno a uno: fue un ejercicio de demoscopía, estrafalario pero a fin de cuentas aceptado por los competidores y necesario ante el caos interno de Morena, que no pudo tener padrón de militantes ni condiciones confiables para hacer una sustitución de dirigentes mediante el voto de la militancia.
Delgado juega las cartas de la institucionalidad, como buen representante de Marcelo Ebrard, es decir, de la escuela política que sembró Manuel Camacho Solís, constante compañero de andanzas políticas de Carlos Salinas de Gortari hasta que la candidatura presidencial de Luis Donaldo Colosio los separó. Sin embargo, Delgado (es decir, Ebrard) navega en la apariencia aséptica del respeto al proceso y los resultados pero pelea suciamente con recursos económicos de origen difuso que ha empleado en una promoción publicitaria desmesurada. Porfirio cree que rollo gana encuesta, mientras Mario cree que dinero mata rollo.
El empate entre Muñoz Ledo y Delgado, producto de las encuestas aplicadas por tres empresas particulares, va muy bien con una eventual estrategia maquiavélica diseñada desde Palacio Nacional o desde áreas externas a este centro de poder pero concurrentes a él. De realizarse una tercera encuesta y que de ahí se desprenda un ganador, lo será en tales condiciones de división y desgaste que el mando andresino resultará más fortalecido y definitorio, aunque Porfirio pretenda espantar con el petate del sexenio convertido en trienio, si ganaran Delgado-Ebrard, y aunque Mario también quiera espantar con el petate de que Muñoz Ledo podría convertirse en un opositor de AMLO.
La ganadora de la secretaría general, Citlalli Hernández (la senadora más joven, proveniente de la lucha social), abre el camino más viable para tratar de recuperar una vida partidista activa, crítica y polémica. Formó parte de una especie de fórmula con Muñoz Ledo (aunque en estricto sentido cada cargo se eligió aparte, no en planilla) y sigue apoyando al veterano político, incluso mediante el recurso extremo y nada democrático de solicitar a Delgado que decline y reconozca a su contrincante.
Pero, en medio de los espejismos de Morena, con densos personajes
masculinos tratando de construirse una imagen de luchadores por la
democracia e impulsores del beneficio del pueblo, el grupo de Claudia
Sheinbaum, llamado Los Puros, ha colocado a Citlalli en un segundo nivel
que podría terminar siendo el primero o casi el primero en cualquier
caso: si queda Porfirio, la movilidad juvenil superará la muy reducida
movilidad física de PML; si queda Delgado, la sombra de Ebrard generará
tempranas contiendas y deslindes; y si se mantuviera a Alfonso Ramírez
Cuéllar, más no a Yeidckol Polevnsky, Citlalli consolidaría el poder de
los puros
. ¡Hasta mañana!
Si bien no es una de las mayores urbes de ese inmenso país, su
situación geográfica la distingue por su creciente movilidad. Estas
características seguramente influyeron para que en pocos días llegara a
Tailandia el fatídico virus, donde se dio el primer brote fuera del
gigante asiático. A partir de esas fechas la conocida expresión un fantasma recorre Europa
volvió a tener vigencia, pero ahora a escala mundial y con un fantasma diferente.
Interesado en el tema seguí leyendo, preguntando y encontré la opinión del investigador Miguel Pita, doctorado en genética y biología celular y experto en citogenética y etología. Es catedrático de la Universidad de Madrid y profesor huésped de prestigiados institutos tanto de Estados Unidos como de nuestro país. Él sostiene que los virus no son seres vivos, sino entes con una tremenda vocación reproductiva. Los primeros estamos basados en células, los virus lo hacen en su material genéticos. Nosotros estamos constituidos por millones de células, el virus carece de ellas. Es sólo ARN.
Frente a esta opinión leí también la de la doctora Margarita del Val,
líder del grupo de Investigación Inmunológica de la Universidad
Autónoma de Madrid. Ella, experta en inmunobiología, sostiene la tesis
de que el coronavirus tiene vida. Para mí los virus son seres vivos, son parásitos obligados, sin duda, pero de esto hay muchos ejemplos en el árbol de la vida,
dice la viróloga. Nosotros mismos somos organismos simbiontes obligados
(aunque no parásitos), ya que sin la microbiota que tenemos en nuestros
órganos probablemente no seríamos viables como especie”. En síntesis,
dice: el mecanismo de acción del coronavirus no parece propio de algo
que no esté vivo. Esta afirmación viniendo de quien es no puede ser
tomada al desgaire.
Mi interés era (es) provocar entre los conocedores reconocidos una discusión que permitiera reforzar, corregir o desechar las estrategias hasta hoy aplicadas en la lucha contra el coronavirus. ¿Si éste es un ser vivo o si sólo es un ente, la estrategia para combatirlo es radicalmente diferente?
Hace muchos años un viejo y sabio maestro rural, llegado a secretario de Gobernación, solía decirme cada vez que me aceleraba (como quien dice, con regularidad): Tejeda, ¿Si puedes preguntar pa’ qué adivinas? Desde entonces soy un preguntón profesional. Seguiré preguntado aunque nadie me conteste.
Pues el mismo lunes, en pleno matinis time, llegó a mi compu un correo que me retrotrajo a mis años de escolapio, con las inolvidables monjitas del colegio Antonio Plancarte, en Saltillo. La madre Eva era mi maestra de primer grado. Yo, como sor Juana Inés. aprendí a leer a los 3 ( Monsi me decía: ¿y porqué dejaste hacerlo desde entonces?), pero le tenía tal terror a la madrecita que, cada vez que me tocaba deletrear, enmudecía. Así me pasó ahora con los reclamos que me asestó una lectora a quien contesto de forma particular, tal como ella lo hizo pero, si así ella considera, podremos hacer público nuestro pequeño intercambio.
Los poco renglones que me faltan los tenía destinados a la absurda elección de la dirigencia del partido mayoritario, Morena. Ya el espacio no me lo permite, pero no me puedo acostar con el entripado de que se compare a los dos contendientes. No sé quién es Mario Delgado, además del cargo que ocupa en la Cámara de Diputados, pero sí sé lo que nunca ha sido. A cambio, conozco lo que ha sido y es Porfirio Muñoz Ledo. Seguramente todos los partidos opositores a Morena imploran al Altísimo por que no llegue. Su talento, experiencia, conocimientos, vida proba y compromiso de vida nos animan a revivir la esperanza de que el México de nuestros sueños juveniles tiene la oportunidad de acercarse a la realidad. Andrés Manuel no podría encontrar un apoyo más firme, enhiesto y solidario para enraizar las banderas de la 4T. Apoyar a López Obrador es la obligación moral más noble y patriótica que debemos, cada uno, cualquiera que sea nuestro puesto, cumplir a cabalidad. Por su edad no dudo que la presidencia de Morena no llegue ni siquiera a terminarla, pero quienes conocemos a Porfirio sabemos que desde siempre nunca aspiró a otra cosa que no fueran el honor, la gloria y el reconocimiento de su amor a México. No sólo porque lo merece, sino por nuestro propio bien, Porfirio se ha ganado el derecho de vivir o morir en la trinchera.
El escritor Bret Stephens explica en un largo artículo ( NYT 5/10) las razones por las que hay que desearle bien al mandatario, una de ellas es la posibilidad de juzgarlo en vida sobre las atrocidades cometidas durante su mandato. Pero lo que pudieran ser buenas razones para desear que supere este grave episodio ocasionado por el Covid-19, se ha convertido en una urgente necesidad por evitar que el presidente lo siga siendo. La inestabilidad emocional que ha manifestado, desde el momento en que abandonó el hospital, se ha vuelto cada vez más angustiante para quienes colaboran con él y el pánico se ha apoderado de algunos de ellos ( NYT 9/10).
Ya no pareciera estar en juego el resultado de la elección, sino el
destino inmediato del país. El diagnóstico y la incertidumbre sobre el
estado mental y la salud del presidente es motivo de las más
descabelladas ocurrencias; y con su actitud, Trump parece gozar en
alimentarlas. Ya no está claro si su irresponsabilidad sempiterna o la
confusión mental, por el efecto que tiene el tratamiento de drogas
experimentales al que fue sometido, es la razón de que ignore la
inconveniencia de que sus colaboradores continúen trabajando en su
cercanía (ha contagiado al menos a 30 de ellos) y llame a la celebración
de reuniones a quienes no tienen más remedio que asistir a escucharlo.
Pareciera que para demostrar su infalibilidad
no le importa
multiplicar los contagios de quienes trabajan en la Casa Blanca y de sus
respectivas familias, como ya sucedió en varios casos. A pesar de las
200 mil personas que han muerto en Estados Unidos por el Covid-19, para
Trump es una cuestión metafísica que se cura mediante una combinación de
sugestión y machismo. Por lo pronto, rechazó la propuesta de que el
segundo debate fuera virtual e insistió en que se hiciera presencial,
tal vez con la velada intención de contagiar a Biden. El comité
organizador cortó por lo sano y lo canceló.
Trump ha ignorado todo consejo de mantenerse en reclusión y ya planea celebrar mítines multitudinarios de campaña. Cabe pensar que quienes asistirán a aplaudirle padecen de la misma ignorancia y estulticia que su candidato.
“El cielo está de fiesta −escribe un lector−, pues ahí llegó ayer mi queridísima hermana Olga Justina, de belleza mexicana inigualable, madre y abuela ejemplar, valiente, líder, alegre, amorosa, querida y luchadora hasta el final. Damos a todos las más cumplidas gracias por sus muestras de apoyo. Estoy seguro de que cuantos la conocieron la llevarán siempre en su recuerdo. Nos veremos, no sé cuándo pero nos veremos. Te amo con todo mi corazón, querida hermana.
“Su valerosa decisión −añade− fue un trago amargo que nos dejó un buen sabor. Ella se preparó pensando también en nosotros. Evitó más sufrimiento y nos lo evitó a sus seres queridos, por eso nos reunió para su partida y verse arropada por su familia. En todo momento reflejó paz y tranquilidad y eso mismo fue transmitido a nosotros, lo cual nos dio fuerza interna que sin duda hizo que respetáramos su albedrío.
“Con su ejemplar comportamiento nos despedimos sus allegados, sí con llanto, pero a la vez con lágrimas que llevaban una buena dosis de alegría. Francisco de Asís se volvió parte de nuestra familia, pues Olga escogió el 4 de octubre para su partida. La despedimos con canciones de su gusto, buen mezcal a su salud y hasta una conmovida porra. Gracias, hermana, por habernos dado tantas amorosas lecciones en tu vida y por esta gran lección final. Te amamos.
“Para este tipo de transición se requiere una persona especial que coordine y, en este caso, fue, de principio a fin, su hija mayor apoyada por su hermana. Se despidió con la presencia de sus familiares más cercanos, no un adiós con cada uno, pues ya casi no podía hablar, pero sus últimas, claras y convencidas palabras para todos fueron: ‘Siempre los voy a cuidar desde el cielo’.”
Según la encuesta del Banco de México a los especialistas en economía del sector privado (37 grupos), la media de las respuestas a fines de septiembre indica la caída del PIB en este año en el -9.8% mencionado (Gráfico 2), con un repunte a 3.3% de crecimiento en 2021.
La reducción de trabajadores asegurados en el IMSS al cierre de 2020 se calcula en 981 mil, cifra a todas luces excesiva.
En la balanza comercial externa, su estimación de un superávit en este año ha venido aumentando de 1 mil 127 millones de dólares en marzo a 8 mil 042 millones ahora en septiembre (Gráfico 3). El superávit estimado para 2021 es de 892 mdd.
Muchos sectores prioritarios quedarán sin recursos para realizar sus actividades, vociferan, como si a lo largo de los años hubieran respetado el destino original de tales dineros.
El presidente López Obrador ha dicho que los gritos y sombrerazos provienen de quienes aparentan preocupación
de que el pueblo se quedara sin atención médica, sin medicamentos,
porque el fideicomiso de salud va a desaparecer; que les preocupa mucho
la ciencia, la tecnología, porque se va a quedar sin apoyo, sin dinero
esta materia
. Pero no: “lo que están defendiendo es al régimen
corrupto que existía y que queremos erradicar por completo… Es
lamentable que legisladores estén defendiendo a ladrones, a gente
deshonesta, y lo vamos a probar”.
Hasta donde la memoria da, los ahora gritones callaron cuando, por ejemplo, se documentó –al menos desde 2008– que los gobiernos panistas (Vicente Fox y Felipe Calderón) decidieron que los recursos públicos destinados a ciencia y tecnología se canalizaran (vía Conacyt; entre 2001 y 2012 se destinaron alrededor de 40 mil millones de pesos a tal fin, no recuperables) a los grandes corporativos nacionales y foráneos para que estos desarrollaran su propia tecnología sin beneficio para la nación, mientras a los centros de investigación del sector público (como el Instituto Mexicano del Petróleo, para no ir más lejos) los mataban de hambre, con brutales recortes presupuestales. Y nadie se quejó ni tomaron la tribuna parlamentaria para patentizar su rechazo a dichas prácticas.
En 2001, Vicente Fox creó un comité interinstitucional (Conacyt,
Hacienda, Economía y Educación Pública) para la aplicación del estímulo
fiscal a los gastos e inversiones en investigación y desarrollo de
tecnología; es el organismo público que autoriza a las empresas un
crédito fiscal equivalente a 30 por ciento de los gastos e inversiones
realizados en un ejercicio dado por los conceptos referidos
, pero
sólo a los grandes corporativos. Y Felipe Calderón hizo lo propio, es
decir, siguió con el esquema para beneficiar a los mismos de siempre.
¿A quiénes se les dio ese dinero? ¿A la UNAM, el IPN o las universidades estales? No: a Televisa, Bachoco, Banco Azteca, Bimbo, Barcel, Banamex, General Motors, Daimler Chrysler, Ford, Arca (embotellador de Coca-Cola en México), Cadbury Adams, AstraZeneca, Bayer, Bombardier, Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma, Du Pont, Laboratorios Abbott, Gamesa, Sabritas (subsidiarias de Pepsico), Telmex, Grupo Posadas, Volkswagen y Nissan, entre otras.
Muchos de los dueños de esos consorcios aparecen en la lista de
multimillonarios Forbes, y año tras año registran voluminosas y
crecientes utilidades –lo que en automático cancelaría las necesidad
de un “estímulo fiscal–, pero que le cargan al Estado –como tantas
otras cosas– los gastos por investigación y tecnología para sus
intereses empresariales. Por ejemplo, a Sabritas se le financió un salero industrial
para que sus productos chatarra utilizaran sólo la sal necesaria
, no para combatir la hipertensión de los mexicanos, sino para ahorrar unos cuantos millones en sus compras de cloruro de sodio.
Cómo olvidar que en el arranque del gobierno de López Obrador la
directora del Conacyt, Elena Álvarez-Buylla Roces, denunció que sólo
en el sexenio peñanietista, del presupuesto destinado a esta institución
se hicieron transferencias por alrededor de 50 mil millones de pesos a
distintas empresas privadas, lo que no es aceptable en un país en el que
ni siquiera hemos llegado a invertir el 0.4 por ciento del PIB en el
aporte nacional a ciencia y tecnología
.
Las rebanadas del pastel
De esa inmundicia los gritones de hoy nada dijeron. Cerca de 100 mil millones de pesos y permanecieron mudos.
¿Ya acabó? Aquí está lo que todos en Washington están pensando
pero que no desean decir en voz alta: el presidente Donald Trump va a
perder esta elección
, se atrevió a reportar Politico la
semana pasada, señalando las encuestas recientes y los republicanos
alarmados. Recordó que nada es seguro, pero que todo indica ese
resultado.
Junto con el manejo criminal de la pandemia, la corrupción y tal vez
demasiadas historias de engaños y perversiones están dañando la marca
Trump. Tan sólo en los últimos días y semanas se han revelado más actos
corruptos del clan en la Casa Blanca. El New York Times, además
de revelar que el magnate ha evitado pagar impuestos federales, también
descubrió una deuda personal por más de 400 millones a no se sabe
quién, un traslado posiblemente ilegal de fondos a su campaña y que su
empresa ha lucrado de lo que el Times llamó un sistema directo de tráfico de influencias presidenciales sin rival en la política estadunidense
. Lo que Trump denunciaba como el pantano de Washington
sólo ha sido sustituido por su propio pantano.
Muchos sospechan que el presidente parece estar cada vez más desesperado y hasta histérico en esta recta final de la elección porque sabe que si pierde, sin inmunidad está dentro de las posibilidades de que podría ser el primer mandatario en ser encarcelado después de concluir su periodo, como resultado de investigaciones guiadas por esa regla sencilla: follow the money.
Mas aún, la imagen de la Casa Trump se está deteriorando cada vez más, con nuevas revelaciones que podrían acelerar su eventual caída, no porque sean sorprendentes, sino porque se agregan a tantas anteriores.
En grabaciones de la primera dama recién reveladas, Melania
rechazó críticas en los medios por la política de su esposo de separar
familias inmigrantes y argumentó que éstas siguen un guion para obtener
el asilo. En otras declaraciones grabadas se queja de que la revista Vogue
estaba por poner en su portada a la actriz de pornografía Stormy
Daniels, a quien Trump le pagó para guardar silencio, refiriéndose a
ella como la puta de porno
(Daniels respondió a las nuevas
revelaciones la semana pasada con un mensaje a Melania: “aunque no me
pagaron por sexo y por lo tanto técnicamente no soy una ‘puta’; tú
vendiste tu coño y tu alma”). Por otro lado, resulta que Kimberly
Guilfoyle, la novia del hijo de Trump, Don Jr, quien fue seleccionada
por el presidente para ser una de las mujeres prominentes de su campaña
para ayudarlo con el voto femenil, fue despedida de su empleo como
presentadora de Fox News en 2018 después de que fue acusada de
hostigamiento sexual contra mujeres que trabajan bajo su mando, y
también de instarlas a que tengan sexo con hombres poderosos, reveló The New Yorker.
Hay señales de que algunos líderes republicanos están empezando a marcar distancia de su jefe, algo impensable hace unas cuantas semanas, después de justificar y defender las múltiples violaciones del mandatario durante los últimos cuatro años, lo que ha llevado a algunos a comentar sobre cómo las ratas abandonan a un barco cuando se empieza a hundir.
Pero aún es posible que esto acabe como esas películas de horror
donde siempre, al final (y sobre todo si de repente es parte de una
serie) reaparece el monstruo o el malo, con una sonrisa escalofriante
como la de Jack Nicholson en The Shining ( El resplandor), diciendo ya regresé
. Será difícil dormir durante las próximas semanas.
https://youtu.be/hmrxebATRgg [por Van Halen]
https://open.spotify.com/track/ 0kA0GzXlFvpOh0JEI3B5cp?s i=vumPXsZoShmXYyVW4ILwvg
https://www.youtube.com/watch?v=9Irip5pIRb4&feature=youtu.be
Entre una extensa lista de posibilidades, habíamos elegido a este maestro de la trompeta como uno de los músicos más importantes en la historia de nuestro jazz y él lo tomaba con una asombrosa naturalidad, sin fatuidad alguna ni jactancias de aparador. Cuchillo sabía que su gigantesca trayectoria bien merecía un reconocimiento. Y pues qué bueno. Muchas gracias.
Leo Muñiz falleció el pasado 28 de septiembre a causa de una úlcera en el estómago.
“Mi papá murió por una negligencia médica –comenta su hija Marianela–. De repente empezó a sangrar mucho y lo llevamos al Seguro Social; ahí nos dijeron que tenía unas várices en el estómago y nos lo dieron de alta con siete de hemoglobina, cuando tenía que haber sido con 12 o 13. Le iban a poner una transfusión que no le pusieron y entonces él mismo me pidió que lo sacáramos de ahí, porque estaba sufriendo maltrato. Cuando llegamos a casa ya no hubo forma de levantarle la hemoglobina; una especialista del Politécnico le mandó inyecciones de hierro, pero ya fue imposible. Falleció, se quedó helado.”
Leodegario Muñiz Herrera nació el 2 de octubre de 1935 en San Felipe, Guanajuato. A los cinco años empezó a tocar el saxofón, pero pronto lo cambió por una trompeta que le hizo su papá, violinista y fabricante de instrumentos de aliento en San Felipe. En 1942 murió su papá y la familia se mudó a Guanajuato capital, donde, cuatro años después, se integró como trompetista de la Orquesta de las Fuerzas del Estado junto con su hermano Lázaro (también trompetista).
A los 16 años se mudó al Distrito Federal e inició una larga carrera como trompetista en las principales orquestas de la ciudad: Pablo Beltrán Ruiz, Juan García Esquivel, Ismael Díaz, Mario Ruiz Armengol, Luis Arcaraz y un largo etcétera. En 1953 se fue a Ciudad Juárez con la orquesta de Cuco Valtierra y ahí lo escucharon los célebres Woody Herman y Harry James, que de inmediato compraron su contrato a Valtierra y se lo llevaron a Nueva York.
Resultaría imposible sintetizar una carrera tan extensa en una sola columna. Baste mencionar que sólo en sus andares internacionales, Cuchillo tocó con músicos de la talla de Stan Kenton, Maynard Ferguson, René Tousset, Tito Puente, Quincy Jones, Xavier Cugat, Count Basie, Chico O’Farrill, Eddie Palmieri, Pérez Prado y una veintena más.
En 1962 regresó a México y, en el terreno del jazz, tocó con Leo Acosta, Mario Patrón, Arturo Valtierra, Tino Contreras, Enrique Nery, Carlos Tercero. Pero, además, fue solicitado para acompañar a cantantes como Roger Williams, Elena Burke, Marco Antonio Muñiz, Angélica María, Enrique Guzmán, César Costa, Yuri, Raphael, etcétera.
Curiosamente, en su haber sólo existe un disco elepé, Los cuchillos, grabado junto con su hermano Lázaro a principios de los años 70.
Carlos Tercero, uno de los personajes más cercanos a Cuchillo (tocó en la orquesta de Carlos por 33 años) comentó: “Cuchillo es el mejor ejemplo de lo que puede lograr un músico mexicano. Siempre fue reconocido por todos como el único trompetista mexicano que ha tocado con las mejores orquestas de jazz de Estados Unidos y del mundo. Era humilde, sencillo, locuaz, risueño, excepcionalmente talentoso y con un interés extremo por el estudio y la enseñanza de la música de jazz”.
Fui testigo cuando, en una corrida de toros, Cuchillo interpretaba el solo de trompeta del pasodoble La virgen de la Macarena.
El torero Alberto Ortega estaba comenzando la lidia con la muleta
cuando de repente se detuvo, dio dos pasos atrás y volteando hacia la
orquesta, señaló a Cuchillo y gritó a voz en cuello: ¡Ahí está el arte!
Marianela finalizó: “Mi infancia estuvo llena de música; mi papá nos decía a mi hermana y a mí que cerráramos los ojos y nos ponía sonido 13; yo pensaba que todos los niños vivían igual. Además de los jazzistas, a la casa llegaban artistas como Gualberto Castro, José José, Raphael, mucha gente.
“Le empezaron a decir Cuchillo porque él tocaba tan alto, lograba unas notas tan altas, que cortaba. Le decían que cortaba el aire y que era como un cuchillo; no cualquiera podía alcanzar esas notas, de ahí el sobrenombre.”
Por otra parte, las viejas tensiones entre Azerbaiyán y la autoproclamada república de Artsaj, situada en el territorio de Nagorno Karabaj, de mayoría armenia, derivaron en una nuevo ciclo de episodios bélicos en los que han muerto ya cientos de civiles, sobre todo a raíz de los bombardeos azeríes en Stepanakert, capital de la región.
Por si algo faltara, los comicios parlamentarios realizados el 4 de octubre, en Kirguistán, desembocaron en una revuelta que obligó al comité electoral de esa república ex soviética a declarar nulos los resultados y mantiene al gobierno del país en una situación virtualmente acéfala.
Hay pocos elementos en común en las crisis referidas. La de Bielorrusia tiene de fundamento la disputa por el modelo y la alineación del país entre quienes desean mantener un Estado fuerte y benefactor, aliado a Moscú, y quienes preferirían colocar a Minsk en la órbita de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en el contexto de una plena economía de mercado. El conflicto bielorruso tiene, pues, semejanza con las disputas por el poder que han tenido lugar en la historia reciente en Ucrania.
La situación bélica en la zona transcaucásica, en cambio, tiene raíces ancestrales y es de manera potencial más peligrosa y desestabilizadora. El enclave de población cristiana ortodoxa en el Alto Karabaj, que con formalidad se encuentra bajo la soberanía de Azerbaiyán, es anterior a la presencia de los grupos turcomanos que conquistaron la región y se establecieron posteriormente en la actual Turquía para fundar el imperio otomano.
Días antes del derrumbe de la URSS, en 1991, se llevó a cabo allí un referendo, en el que ganó por abrumadora mayoría la opción de la independencia, lo que a su vez dio lugar a una guerra entre Azerbaiyán y Armenia que culminó tres años después en un alto el fuego provisional y en un precario impasse en el que Bakú sigue reclamando la soberanía de Nagorno Karabaj y Ereván, que defiende el derecho de la república de Artsaj a la autodeterminación. La faceta más peligrosa del conflicto es la disposición de Turquía a intervenir con medios militares en favor de Azerbaiyán, lo que podría llevar a una guerra abierta que involucraría a cuando menos tres países.
Por último, la inestabilidad política en Kirguistán es resultado de los desacuerdos internos y la fragmentación de la clase política gobernante, y parece inscribirse en la serie de revueltas que han depuesto a sucesivos gobiernos desde la desaparición de la Unión Soviética: la llamada Revolución de los Tulipanes (2005) y la revuelta de Osh (2010). Tanto en la circunstancia kirguisa como en el conflicto entre azeríes y armenios del Alto Karabaj, el gobierno ruso tiene, en tanto que heredero distinguido del poderío soviético, la posibilidad de intervenir como mediador principal.
En Bielorrusia, en cambio, existe el riesgo de que la Unión Europea y la OTAN intenten explotar la crisis para expandirse hacia el oriente y ganar a un nuevo integrante fronterizo con Rusia. Cabe esperar que tal escenario no se concrete, pues conduciría a un nuevo y peligroso ciclo de tensiones Este-Oeste.
Los mesoamericanos tienen miles de años luchado por su sobrevivencia. Antes de la llegada de los europeos ya peleaban contra otro imperio para mantener sus lenguas y sus costumbres.
Este otro señorío también saqueó, violó y asesinó a quienes conquistaron, y al igual que los europeos, cambiaron sus nombres y le impusieron unos con la lengua del imperio. Pero sus formas de producción no atentaban contra la tierra. Respetaban los ciclos de la naturaleza, vivían en comunidad y en armonía con su entorno natural. La lucha es contra el capitalismo, contra el individualismo radical que llegó a nuestras comunidades, junto con los europeos, hace 500 años, y si no cambiamos ya los modos de producción y de consumo nos extinguiremos como especie.
Iván Uranga
Muñoz Ledo no debe dirigir a Morena, opina
El ínclito y veterano político Porfirio Muñoz Ledo es, sin duda, astuto y talentoso, pues desde que yo me acuerdo, en la década de los 70, con Luis Echeverría, ya era un fuerte aspirante a la Presidencia de la República.
Ha sido ultrapluripartidista, fue presidente del PRI, del PRD, candidato a gobernador de Guanajuato (recordar el derecho de sangre), aspirante presidencial del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana y embajador en la ONU. En el Congreso de la Unión se le enfrentó con valentía a Miguel de la Madrid, cuando surgió la corriente democrática, con Cárdenas.
Vicente Fox lo nombró embajador en Países Bajos, en el viejo continente. Siempre ha sido muy acomodaticio y ahora los priístas lo alaban después de que lo defenestraron cuando pretendía relegirse para dirigir la cámara baja. Aún lúcido, ya ronda 90 años; no tiene capacidad motriz para estar en asambleas ni mítines entre los morenistas.
Debe resignarse a su papel de diputado, pues ahora está siendo utilizado, en forma mediática, por la derecha, con el fin de atacar a la 4T, igual que lo hace de manera agazapada otro astuto, Ricardo Monreal. Por lo antes descrito, debe darle oportunidad a las nuevas generaciones; el partido se descompondría más con él a la cabeza. Es mi opinión como abogado y sociólogo.
Raúl García Martínez
Pide liga para inscribir a alumnos de Conalep
Estimado maestro Miguel Ángel Núñez, titular de la UOD-Conalep-Ciudad de México: me dirijo a usted para solicitar dé respuesta a un grupo de madres de estudiantes.
A finales de septiembre, la unidad administrativa del plantel Xochimilco quedó de enviar a un grupo de alumnos el número de matrícula y la liga para inscribirse y tomar clases virtuales, por correo, o llamadas por teléfono. Hasta hoy no han recibido respuesta y su incertidumbre crece, pues las clases ya se iniciaron.
Enfrentamos tiempos difíciles y por ello el personal administrativo sólo asistió unos días para atender inscripciones. Debido a que el plantel está vacío recurro a este medio para entrar en contacto, pienso que siempre es preferible tener una certeza a estar con la incertidumbre de ignorar qué ocurrió. Sin más por el momento, reciba un cordial saludo, y una disculpa por no indicar de manera precisa los nombres y datos de los interesados, pero usted, con seguridad comprenderá lo innecesario de aumentar mis líneas entrando en detalles.
Francisco Meza González
Invitaciones
Videoconferencia El INAH: entre la 4T y el coronavirus
El Colectivo Morena Chilangos invita a la videoconferencia El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hoy entre la Cuarta Transformación (4T) y la pandemia, que impartirá el maestro en antropología Tobías García Vilchis.
Mañana las 18:30 horas, vía Facebook Live, a través de la página de Colectivo Morena Chilangos (Comochi). https://www.facebook.com/Colectivo-Morena- Chilangos-Comochi-327855167604876/
Colectivo Morena Chilangos
Coloquio AL y el Caribe en tiempos de pandemia
Desde la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, se invita al 8 coloquio internacional del Centro de Estudios Latinoamericanos América Latina y el Caribe en tiempos de pandemia (s). Desigualdad, precariedad, violencia e incertidumbre y escenarios a debate, del 13 al 16 de octubre.
Darán conferencias magistrales Marcos Roitman, Leticia Salomón, Pasqualina Curzio, Jacqueline Laguardia, Claudio Katz y Alberto Acosta, además de 60 ponentes y siete presentaciones de libros.
Será transmitido en vivo a través de https://www.youtube.com/c/ VideoconferenciasFCPyS y de https://www.facebook.com/Centro- de-Estudios-Latinoamericanos-FCPS-UNAM. Toda la información del programa en www.politicas.unam.mx/cela/.
Nayar López
¿Los ciudadanos se volvieron de pronto más radicales?, ¿las posiciones se volvieron irreconciliables? La respuesta es sí y una poderosa razón de ello está en los dispositivos móviles electrónicos que todos usamos compulsivamente a diario: las redes sociales han contribuido de forma determinante a la polarización y a eliminar el centro político. La gran pregunta es cómo y para qué.
Ellas crean un perfil detallado del usuario: edad, sexo, ocupación, hábitos, intereses, compras en línea, visitas a sitios web, contenidos y un larguísimo etcétera que constituyen una radiografía perfecta de lo que somos en lo individual. A partir de esto, las redes ofrecen a los anunciantes la posibilidad de que su publicidad llegue a los nichos de mercado que les interesan. Hasta ahí, sólo hablamos de la sofisticación e hipersegmentación de la publicidad. El dilema viene cuando las redes determinan qué contenidos, en función del perfil del usuario, es más posible que consuma y comparta. Por ejemplo, en Estados Unidos, un comunicado de la Asociación Nacional del Rifle o de una organización de tinte religioso será desplegado en perfiles conservadores, republicanos, blancos o del medio oeste, no en la pantalla del teléfono de un migrante en California.
Bajo esta lógica, las redes han contribuido al mayor sesgo informativo del que tengamos registro: las personas sólo acceden a la información con que coinciden, se rodean de quienes piensan igual y confirma cada uno de sus prejuicios con cada nuevo contenido. Así, el votante de Trump recibe noticias de la recuperación económica, los errores de Biden en el debate y la amenaza de la caravana migrante y los cárteles de la droga en México.
En contraste, un afroestadunidense joven de alguna populosa ciudad será bombardeado por videos de brutalidad policiaca, artículos relacionados con el racismo en el plano laboral y la desigualdad económica entre minorías. La intención de las redes es generar emociones y reacciones. De ahí que las fórmulas tecnológicas con que están diseñadas preseleccionan la información que consideran y tienen más posibilidades de ser de interés para un usuario específico.
Estas fórmulas matemáticas y estrategias de comunicación están minando la democracia. Donde había disenso ahora hay ruptura. Donde había puntos de vista diferentes ahora existen posturas irreconciliables. Donde había discrepancia hoy se da odio. Las sociedades se han aglutinado en los extremos y darle cabida al argumento del otro parece un acto de claudicación, más que un rasgo democrático. El encono lleva consigo rabia y frustración: hay quienes creen que el polo opuesto es lo único que los separa de la tierra prometida y viceversa. No hay adversarios, hay enemigos.
La democracia vive este asedio global porque las redes sociales, imaginadas como un instrumento para la interacción y el esparcimiento, aprendieron demasiado de sus usuarios y comercializaron esa información de tal manera, que el verdadero producto es el cambio de comportamiento y la capacidad de incidir en la vida de las personas. Así lo reconocen ex directivos de Google, Instagram, Twitter y Facebook, entrevistados en el gran documental El dilema de las redes sociales, de reciente lanzamiento.
Las sociedades parecen haberse hartado del reformismo democrático y la lentitud de los cambios. En esa ruta, las redes han acelerado ese fastidio, al grado de poner en riesgo la viabilidad democrática de países con histórica solidez institucional. El caso del Brexit en el Reino Unido es ejemplo de ello. La distancia entre republicanos y demócratas, acusándose de fascistas y comunistas mutuamente, en la presente elección presidencial en Estados Unidos, también. Las redes sociales unieron a desconocidos y alejaron a las sociedades del centro político. Alimentar una visión sin contraste, sin duda razonable, ha llevado incluso al surgimiento de grupos inverosímiles, entre los que se encuentran los que sostienen, como hace mil años, que la Tierra es plana. Los usuarios están llenando su mundo de profecías autocumplidas, el sesgo de origen, la polarización por diseño, son combustible de movimientos radicales, regionalismos y liderazgos extremistas. La mayor amenaza a la democracia moderna a nivel global, a un clic de distancia.
El siglo XXI comenzaba en un marco de viraje conservador en el mundo,
con sus reflejos en América Latina (AL), área de la más grande cantidad
de gobiernos neoliberales, en sus modalidades más radicales. La última
década del siglo XX fue del auge neoliberal en el continente, que se
imponía, en el marco internacional del Consenso de Washington y del
pensamiento único. El canciller de Brasil que aceptó quitarse los
zapatos para ingresar a un aeropuerto de EU y el deseo de Carlos Menem
de estabelecer relaciones carnales
con EU son símbolos de la total subordinación de los gobiernos del continente con Washington en esa década.
Pero la primera década del siglo XXI en la región sorprendió, con una ola de reacción a los gobiernos neoliberales, cambiando el escenario político y constituyéndose, otra vez, en el epicentro de las luchas en el plano internacional. Al solitario triunfo electoral de Hugo Chávez (Venezuela), a fines del siglo, vio sumarse la victoria de Lula (Brasil). Chávez acudió a la asunción del brasileño, manifestando que, finalmente, dejaría de estar solo en la lucha.
El abrazo de Lula a Néstor Kirchner, en la asunción de éste, en el primer año del gobierno brasileño fue un marco que sellaría la primera década del siglo en la zona. Los dos gobiernos se constituirían en eje de los procesos de integración regional que nacían. Cuando los dos fueron a la toma de posesión de Tabaré Vázquez (Uruguay) tenían claro que nacía un proyecto de dimensiones estratégicas para la zona. A ello se han sumado Bolivia, con el triunfo de Evo Morales, y Ecuador, con el de Rafael Correa, quien expresó que no se trataba de una nueva época de cambios, sino de un cambio de época.
Esos seis gobiernos protagonizaron, en la primera década del siglo, la lucha contra el neoliberalismo y la construcción de gobiernos posneoliberales. A contramano del capitalismo mundial, disminuyeron las desigualdades en esos países, fortalecieron la presencia del Estado y desarrollaron la integración e intercambio Sur-Sur. Han tenido extraordinario éxito, haciendo de la década la más importante de la historia de esos países.
Hacia la segunda década del siglo XXI ya se notaban elementos de recomposición de la derecha y debilidades de esos gobiernos, que han hecho que el periodo fuera marcado por una contraofensiva de la derecha, que ha restabelecido el neoliberalismo en Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia y Uruguay, desarticulando lo hecho la primera década.
En ese decenio, el neoliberalismo mostró el aliento corto que tienen sus políticas. En Argentina, en la primera elección presidencial a que se han sometido, han sido desplazados de nuevo del gobierno. En Ecuador y Brasil se ha confirmado que la derecha sólo dispone del modelo neoliberal que los llevan al fracaso, que tienden a ser derrotados en elecciones democráticas, frente a lo cual han puesto en práctica su estrategia de judicialización de la política, aplicando nuevas formas de golpes, como en Brasil y de Bolivia, que demuestran más bien la debilidad de la derecha, no su fuerza.
Al final de la segunda década, hay una disputa abierta sobre el carácter que tendrá la tercera década en la región. Los comicios en Bolivia y Ecuador, así como el desenlace de la crisis brasileña, definirán los rasgos del periodo. Si la izquierda triunfa, los nuevos gobiernos se sumarán al de Argentina, contando, en parte con el de México –limitado por los tratados de libre comercio que tiene con EU–, así como el de Venezuela, para recomponer el eje de gobiernos antineoliberales. Como la derecha mantiene el neoliberalismo como su bandera, esos gobiernos tienen que caracterizarse por su antineoliberalismo. Cuando surgía la crisis de esos gobiernos, Rafael Correa convocó a una reunión en Guayaquil, cita de balance sobre los cambios que venían. Participaron, entre otros, Pepe Mujica y representantes de Bolivia, Brasil, Argentina y Uruguay. Se decidió publicar un libro con el balance de la situación y perspectivas de los seis gobiernos. Yo coordiné la publicación del libro Las vías abiertas de América Latina, publicado en Argentina, Brasil, Venezuela, Ecuador y Bolivia.
En el libro, Álvaro García Linera, René Ramírez, Ricardo Forster, Constanza Moreira, Alfredo Serrano, Manuel Canelas, Juan Guijaro y yo dimos nuestras visiones de cada país, introducidos por un análisis de las tendencias en el continente. Es momento de algo similar, con un proyecto de investigación ambicioso, que haga el balance de la primera y la segunda décadas en esos países y proyecte la tercera.
Es hora de convocar a los intelectuales latinoamericanos críticos para sumarse a ese proyecto, que apoye a las fuerzas políticas antineoliberales en la reconstrucción del eje de gobiernos con esa orientación, y analice las debilidades que permitieron la recomposición de la derecha y los reveses de la izquierda, para retomar el proyecto antineoliberal con más profundidad y ampliación de sus plataformas de trasformación económica, política, social y cultural de la zona.
Un proyecto que puede tomar Las vías abiertas... como
referencia inicial, pero con más amplitud de análisis hacia atrás y
adelante. Que puede ser uno de los más importantes ejes de investigación
en la era pospandemia, más allá de iniciativas puntuales, que permita
recomponer un eje del pensamiento crítico latinoamericano, que hace
tanta falta hoy. Un proyecto que puede desembocar en un seminario
–virtual o quizás presencial– y en un libro, publicado en AL y en otras
regiones, dado que tenemos las experiencias más importantes de lucha
antineoliberal. La tercera década latinoamericana
puede ser el
título que defina los marcos de ese proyecto, condición esencial para
que volvamos a avanzar en esta parte del orbe.
¿Esperando qué? Probablemente una ola de lástima que lo exima de todas sus desaciertos anteriores. Pero, ¿ocurrirá tal cosa? Lo dudo mucho, porque tendría que estar enfrentado a un público, a un pueblo tan… como él mismo, y esto lo dudo mucho, ya que el presidente debe ser visto, ahora, por una mayoría de ciudadanos de su país, más como un victimario que como una víctima, más como un mal chiste de su política que como un héroe.
Hasta ese punto el presidente del país más fuerte del mundo se debe haber equivocado en estas primeras acciones de su nueva campaña electoral. Me temo que ahora lo deben ver casi como un clochard pretencioso que con el traje rasgado y arrugado mantiene sus ínfulas de señor-dueño
, y se ve a sí mismo, otra vez, en la Oficina Oval de la Casa Blanca dando órdenes a los lambiscones de todo mundo, pensando que en verdad es brillante y que en un santiamén resuelve los problemas de la gente. Ha jugado su carta más arriesgada, probablemente sin éxito. Debe haber visto en alguna publicación el repertorio de las máscaras griegas, y eligió una de las más grotescas, que probablemente ilustraban alguna de las comedias de Aristófanes, que no siempre supo resolver positivamente los líos en que metió a sus personajes.
¿Lo hará Donald Trump con su nuevo disfraz, con su nuevo personaje? Lo dudo mucho, porque los personajes de Aristófanes en general eran muy agudos y capaces de salir de los peores enredos. Que no parece ser el caso del magnate republicano, al contrario, que no parece tener buena solución en los momentos humorísticos que vive y que más bien parecen cerrársele al cuello amenazadoramente.
Su acto circense no anunciaría un final feliz, sino que apenas repetiría esos momentos, como el año pasado, en que un pueblo como el de Estados Unidos prefirió a un racista consumado, que no sólo por eso se aproxima al fascismo, sino por su opinión sobre infinidad de los grupos étnicos y culturales que hoy componen al gran pueblo estadunidense, en que muchas veces prevalece el racismo y la idea de la supremacía blanca y sajona al lado de un desprecio claro por los pueblos hispanos y euroasiáticos.
Permítanme creer que después de tantas luchas y tragedias (los dos Kennedy, Martin Luther King, la Segunda Guerra Mundial) el gran pueblo de Estados Unidos ha llegado a un punto en que el racismo y el odio deben estar diluidos o muy diluidos como ingredientes del melting pot. Ante tanta perspectiva humana combinada no se concibe fácilmente que se elija a un racista y a un ignorante de la talla de Trump. Las sociedades mismas, más que las universidades, son el mejor medio de aprendizaje, para los integrantes de esa sociedad. Son su mejor medio de ilustración y saber.
Ya veremos, pero adelanto optimistamente que Joe Biden, el candidato demócrata, no obstante sus debilidades en el contacto con la gente, seguramente muy inferiores a las capacidades en este sentido que tuvieron Barack Obama o Hillary Clinton, con un contrincante como Donald Trump, tiene todas, o mil y una oportunidades para ganar la próxima elección en Estados Unidos.
No resultará fácil, porque en situaciones electorales difíciles la voz de la demagogia se deja escuchar en su peor versión. Pero deseamos pensar muy firmemente que, al final de cuentas, se impondrá la voz más razonable, que es la de Biden, para bien de EU, de México y el mundo.
No existe aún una evaluación de los daños que dejó este último en la Península de Yucatán, los estados del Golfo de México y Chiapas, pero las intensas lluvias afectaron muchas poblaciones y servicios. En Tabasco a 600 mil personas (la cuarta parte de sus habitantes) con daños severos en la economía y la infraestructura pública y privada.
Desde hace tiempo en dicha entidad la naturaleza descarga todo su poder vía huracanes. Y muy buena parte de los daños que causan se deben a cómo el ser humano trata al ambiente. Del camino hacia las tragedias dio cuenta en 1982 Alejandro Toledo Ocampo en su clásico Cómo destruir el paraíso. Lo publicó la Editorial Océano y el Centro de Ecodesarrollo. Allí describe las causas del desastre ecológico del sureste: tala de selvas milenarias para fincar una ganadería extensiva; obras públicas mal concebidas y realizadas; eliminación de estuarios; sobrexplotación de recursos pesqueros y de yacimientos minerales, como el petróleo y el azufre.
Tabasco nuevamente está inundado. El drenaje de Villahermosa no pudo
absorber toda el agua de las lluvias. Y eso pese a obras para encauzarla
hacia el mar. Como la compuerta del Macayo, sobre el río Mezcalapa, que
desvía parte del cauce en las grandes avenidas hacia el Samaria.
También se abrieron cinco cauces de alivio
sobre el río Grijalva a
fin de evitar inundaciones en esa ciudad. Fueron inútiles y afectaron a
Cunduacán, Nacajuca y Jalpa de Méndez.
Se trata de soluciones parciales, pues se requiere, entre otras cosas, dotar a Villahermosa de un drenaje adecuado, lo que exige inversiones cuantiosas imposibles ahora con la baja del petróleo y la pandemia. No está de más recordar que en varias ocasiones anuncié aquí las tragedias que asolarían Tabasco por obras públicas mal ejecutadas, especulación de terrenos para crear colonias y centros comerciales de lujo en áreas frágiles por ser los cauces naturales del agua.
Así ocurrió con la peor de los últimos 70 años, en octubre-noviembre de 2007. Afectó a más de un millón de personas; miles de familias quedaron aisladas en sus viviendas con graves dificultades para obtener fármacos, agua potable y alimentos. En un mensaje a la nación, el presidente Felipe Calderón prometió actuar para evitar otra tragedia. Mintió. Gobernaba la entidad Andrés Granier, modelo de corrupción.
Sumemos otro factor: el manejo de las hidroeléctricas, como Peñitas.
El presidente López Obrador visitará pronto Tabasco para tomar medidas a
fin de que nunca más se vuelva a inundar
. Sostiene que ello no sólo se debe a las lluvias, si no al mal manejo de las presas, pues no generan energía para no hacerle competencia a las particulares
. Así se llenan las presas de agua y cuando hay huracanes las tienen que desaguar y viene la inundación
.
En Tabasco y Veracruz surgió hace 3 mil años la civilización olmeca, una de las mayores de Mesoamérica. De ella persisten objetos y construcciones misteriosas, un acopio de monumentales esculturas talladas en roca traída de lejos, los asbestos de edificios desfigurados y raídos por los siglos. Muy poco se sabe de los hombres que la crearon y cuya herencia material la admiran ahora en París gracias a una magna exposición.
Pero sí sabemos que supieron adaptarse y aprovechar los bienes que le
brindaba la naturaleza, conviviendo con ella. Supieron que Tabasco era
el reino del agua y el verde de las selvas con sus prodigiosos frutos.
Como cantó el poeta Carlos Pellicer más agua que tierra
. Un lugar donde la tierra vive a merced del agua que sube y baja
.
Pero un falso concepto de desarrollo y modernidad, destruyó la herencia ecológica de los olmecas. Igual la de quienes poblaron el valle de México y manejaron sabiamente el agua. Llegaron los españoles y la vieron como plaga. Hoy los habitantes de la otrora región más transparente del aire, o los del sureste, sufrimos la consecuencias. Y muy especialmente, como es habitual, los más pobres.
El revuelo por la decisión del tribunal de mayor jerarquía en el país tiene importancia capital y constituye un paso adelante, que va de la democracia representativa que tenemos a una mejor que esperamos, más avanzada, en la que el pueblo ejerce directamente su soberanía.
La democracia representativa consagrada en nuestras leyes se incorporó a la historia del mundo occidental, cuando llegó codo con codo con el liberalismo económico. Liberalismo y democracia, son expresiones del individualismo del que fueron teóricos los pensadores de la Ilustración. Dos acontecimientos históricos los hicieron realidad; el primero sucede cuando las 13 colonias de Norteamérica se emanciparon de la monarquía inglesa y el otro, un poco después, cuando la Asamblea Nacional francesa de 1789 se declaró representante de la nación.
La democracia representativa, tildada alguna vez de democracia
burguesa, se caracteriza por que el pueblo ejerce su soberanía a través
de representantes electos en votaciones periódicas; los ciudadanos
emiten su voto, los representantes gobiernan y los soberanos
tienen que esperar para volver a ser protagonistas de la política, hasta que se convoca a otros comicios.
Es interesante recordar como; cuando Luis XVI convocó a los Estados Generales, en cada parroquia, en cada villa, se eligieron diputados en respuesta al llamado del monarca, los diputados, prepararon su viaje a la capital del reino e incorporaron a su equipaje, junto con sus credenciales que los acreditaban como integrantes de la asamblea, un cahier, un cuaderno con las quejas y peticiones de sus representados; eran instrucciones precisas que los votantes daban a quienes llevarían su voz a Versalles.
Así funcionó aquella primera incursión del pueblo en los asuntos del Estado. El diputado era un mandatario de sus electores y recibía por escrito indicaciones, encargos y peticiones; no se hacían campañas para ofrecer y prometer nada, al contrario, se recibían órdenes; sin embargo, las cosas no salieron como se esperaba, narra André Maurois, que la Revolución Francesa comenzó como un idilio entre el pueblo y el rey, y desembocó en tumulto.
Pronto los diputados hicieron a un lado las instrucciones recibidas. Entendieron la importancia de la Asamblea y se declararon, no representantes de sus villas, ciudades o parroquias, sino de la nación; luego, torpezas, resistencias, demagogia, llevaron a Francia al terror y a la guillotina. El pueblo estrenó soberanía, pero de inmediato fue restringida a votar de vez en cuando, cada cierto número de años, y en los intermedios sólo podía admirar o sufrir lo que sus gobernantes electos tenían a bien llevar a cabo.
El nuevo sistema fue reproducido en los países emergentes de Iberoamérica que se separaron del entonces imperio español.
Las constituciones de los países de nuestra patria grande, como llama
a América Latina el papa Francisco, aceptaron ser repúblicas
representativas. El artículo 40 de la Constitución mexicana en vigor
determina: Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una república representativa, democrática, laica, federal...
En la legislatura 57 presenté un proyecto de reforma constitucional,
para incluir el calificativo de participativa en la definición de
nuestra democracia. Era marzo de 1998, no se dictaminó entonces y por
ahí debe estar en los archivos de la Cámara.
En agosto de 2012 se incluyó en el artículo 35 constitucional, entre los derechos del ciudadano, un matiz participativo, el de la consulta popular, pero en forma tan complicada y barroca, que dio pie a que la Corte rechazara solicitudes de consulta una y otra vez; la resolución de este alto tribunal que aprobó recientemente una consulta pública, con una votación apretada de seis a cinco, tuvo que pagar el precio con una pregunta más oscura que clara; sin embargo, la decisión de este poder constituye un paso importante en la materia.
La que se adelantó fue la Constitución de la capital del país,
representó un quiebre histórico incluir en el artículo segundo el
siguiente texto: En la Ciudad de México, la soberanía radica esencial
y originariamente en el pueblo, quien la ejerce por conducto de sus
poderes públicos y las figuras de democracia directa y participativa, a
fin de preservar ampliar, proteger y garantizar los derechos humanos y
el desarrollo integral y progreso de la sociedad
.
La resolución de la Corte sigue esta huella, marca un cambio respecto de anteriores resoluciones, demuestra su autonomía y asume el papel de tribunal supremo. Un avance.
En todo caso, la denominada Cuarta Transformación ha debido modificar su curso, aun cuando mantiene muchas de sus premisas originales, referentes a los principios que la rigen, las políticas que la orientan y los proyectos que impulsa. Pero el país no es el mismo, lo sabemos todos, falta internalizarlo de modo apropiado, políticamente en el gobierno y entre los ciudadanos. Los acomodos que eso exige son inexorables.
Ahí está, ahora, la clave de las decisiones políticas y las medidas económicas y sociales que se requieren para defender a los más vulnerables ante la pandemia y la crisis y para restablecer las condiciones generales que regeneren la capacidad productiva y restauren las fuentes de ingreso para sustentar a las familias en un nuevo y complicado entorno. Esa es la única base posible para elevar, eventualmente, el nivel de bienestar. Lograrlo tomará tiempo y requerirá de recursos y las medidas adecuadas.
Estas mismas condiciones se repiten en todos los países con distintos rasgos y capacidades, no solo materiales y financieras, sino también de cohesión social. Esta última característica se está resintiendo de modo severo con las condiciones a raíz de marzo pasado. No es un asunto menor y menos en nuestro país. La mudanza en la gestión del gobierno se impone a diario. La pandemia sigue su curso agresivo y costoso, sobre todo por la población que contrae el virus y a las muertes que provoca. Se advierte también en la confrontación política que surge en diversos frentes y con más frecuencia.
La atención en la economía indica, por ahora, el efecto de rebote provocado por la apertura de las actividades económicas, pero no mucho más. Incluso el reciente anuncio de las inversiones del sector privado, sobre todo en infraestructura es apenas un soplo insuficiente. La expectativa de decrecimiento en la actividad económica para este año es muy grande y la que se plantea para 2021 asegura una muy difícil situación, para la gente que vive de su trabajo, su salario y las prestaciones sociales; para los muchos que quedarán en el desempleo, informalidad y pobreza y para demasiados negocios que ya han cerrado o podrían hacerlo en meses próximos.
Es la naturaleza de esta crisis, por eso reclama acciones extraordinarias que hasta ahora no se han aplicado con decisión, orden y suficiencia. El rasgo más notorio del estrecho margen de la política pública para confrontar la situación es la creciente escasez de recursos, es decir ingresos del gobierno. Eso está claro en el presupuesto 2021, lo ha reiterado Hacienda, queda expuesto en las acciones del SAT y en la apropiación de los fideicomisos que acaba de hacerse a rajatabla. No habrá, por ahora, aumento de impuestos, pero sí hay un esfuerzo para recaudar entre las más grandes empresas, aun así será menor la base total del ingreso o el consumo a gravar que queda. Las pautas de la recaudación, o sea, el tipo de impuestos y sus tasas se sustentan en la ley y ella enmarca un pacto esencial entre el gobierno y los ciudadanos en el plano de libertades de los individuos.
Una parte crucial de ese pacto es la retribución. Los impuestos llevan en su nombre la naturaleza del pago que suponen, así que, estrictamente, no somos contribuyentes. Y en esa misma naturaleza está la retribución que representan por quien recauda, es decir, el gobierno. Esto debe apreciarse en cuanto a su asignación, o sea: calidad y cantidad. Todo eso se expone en el Paquete Económico 2021.
Cabe preguntar en este contexto, cuál es la consideración política que se hace desde el gobierno sobre la austeridad como principio rector de sus acciones; sobre las condiciones de los proyectos y las obras que se promueven en la actual situación; sobre el conjunto de la gestión fiscal de la que el Banco de México expresa las limitaciones que entraña y que en Hacienda y otras áreas del gobierno saben muy bien.
La deuda pública no debe ser tratada como anatema, es un instrumento de política que ha cambiado conforme al plan original desde la campaña por la Presidencia. En esta crisis dicha deuda ha crecido en todas partes, la situación pos Covid-19, cuando sea que ésta ocurra, será muy distinta, no sólo a la que existía antes, sino a la que ahora podemos prever.
La gestión política exige imaginación, mucha capacidad técnica y
entraña nuevos riesgos. Además, el contexto en el que todo este proceso
se desenvuelve está signado por la condición radical de que no sabemos
incluso lo que no sabemos. Ese es el dilema ineludible. Como dijo Mark
Twain con la claridad de pensamiento que tuvo: No es lo que sabes lo que te mete en problemas. Es lo que das por seguro y que en realidad no lo es
.
descubrimiento de Américacedió paso al eufemístico
encuentro de dos mundos.
La revuelta se había iniciado y no tenía reversa. Contra todo pronóstico antropológico, político o demográfico, los pueblos originarios del continente recuperaron voz y presencia. Mejor dicho, ganaron una voz y una presencia que nunca antes habían tenido.
Aunque la transformación en la conciencia colectiva de los llamados
indios (indígenas, nativos americanos, aborígenes, pueblos originarios)
databa de antes –en algunos casos, como en la región andina, de la
década de 1930–, la fecha de quiebre es 1992. Los fastos por el Quinto
Centenario de la corona restaurada y los afanosos gobiernos
hispanoamericanos se cebaron
ante un despertar continental sin
precedente, que el 12 de octubre de ese año se manifestó en Quito y San
Cristóbal de Las Casas con un nuevo impulso: el de la reivindicación
colectiva de la América profunda.
En Ecuador los pueblos sacaron arcos y flechas. En Chiapas, los mecates y los marros. En la vieja Ciudad Real, la conmemoración indígena rescribió la Historia. Los indios ariscos espantaron a la población ladina y el gobierno los miró con desprecio. En una acción que fue percibida como excesiva, un grupo de manifestantes mayas derribó la estatua del conquistador y genocida Diego de Mazariegos.
La recuperación de la memoria comenzó a exhibir a los grandes conquistadores como lo que fueron, unos asesinos. Colón el primero (o sus esbirros), y si él no fue el peor es porque le faltó el tiempo que tuvieron de sobra los españoles y portugueses que lo siguieron. Tiempo después se sumarían holandeses, franceses e ingleses a cual más de despiadados.
Como el imperio romano prueba mejor que nadie, la Historia la
escriben los vencedores. Eso no salva de la decadencia y la derrota a
los imperios, así pasen muchos años. Para las sociedades dominantes del
hemisferio, los indígenas siguen siendo un inconveniente mal resuelto,
pero las estatuas caen como los bolos a últimas fechas, así como los descubridores
tumbaron ídolos
y templos en su momento. Esto habla no sólo de un despertar, sino de
una pérdida del miedo. La caída de Mazariegos en la plaza de Santo
Domingo retumbó un año después cuando el levantamiento armado del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional ocupó San Cristóbal y otras
plazas.
En América entera el arrebato indígena ya no se detuvo. La nueva conciencia permitió ver al fin como crueles asesinos a los héroes del hombre blanco, fueran Andrew Jackson o los generales Roca y Díaz. La literatura, de Ercilla a Borges, cayó de pronto en el lado equivocado. En México la Revolución originó una suerte de vicaria reivindicación con el indigenismo institucional, académico y literario, más cercano a la lástima y el ánimo sepulturero. El genocidio, aun si lento, nunca se fue, y sigue agazapado en las paternalistas buenas intenciones de López Obrador, que se parecen a las de Echeverría, que se parecían a las de Cárdenas, que se parecían a las de…
Esta mentalidad ya caducó. Al menos para los sectores más conscientes y libres de la indianidad americana. De Canadá a Chile la herida crece y el clamor también. Las estatuas de los esclavistas, los exterminadores y los pacificadores van cayendo, una tras otra, al basurero de la Historia.
Fierros viejos, nostalgia pálida, vergüenza mal disimulada en los intentos criollos de pedir perdón y demandarlo al Viejo Mundo, resultan inútiles disculpas sin correlato con la realidad medio milenio después. Más allá de los reyes cuestionados y los pontífices interpelados, la victoria de los pueblos se prolonga en su vida sostenida y la recuperación de la memoria. Como desafío urbanístico y a la ley y el orden, las estatuas seguirán cayendo. Se han convertido en otro escenario del debate político. Donde puede, el Estado las defiende, pero en manos indígenas la Historia de América está en radical remodelación.
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