Organización de Naciones Unidas
15 de octubre de 2020.
La ONU denuncia la vulnerabilidad y la falta de derechos de la mujer en la agricultura y reclama una acción global
Madrid. 15. Oct. 20. AmecoPress.- Hoy, con motivo del Día Internacional de la Mujer Rural, la Organización de Naciones Unidas publica un comunicado sobre la contribución que hace este colectivo al desarrollo de las sociedades y denuncia su situación “de desventaja”, más concretamente frente a la actual crisis sanitaria y la supervivencia de las naciones.
Las mujeres rurales, siendo una cuarta parte de la población mundial, trabajan como agricultoras, asalariadas y empresarias. Labran la tierra y plantan las semillas que alimentan a naciones enteras. Además, garantizan la seguridad alimentaria de sus poblaciones y ayudan a preparar a sus comunidades frente al cambio climático. Es por ello que este colectivo sea de vital importancia para el desarrollo de las sociedades. En cambio, a lo largo de la historia estas mujeres han sufrido sistemáticamente una situación de desventaja. Además de las múltiples formas de pobreza que giran en torno al mundo rural, el instalado esquema de géneros les despoja de derechos como el acceso a educación, tierras, mercados o si quiera agua. Las discriminaciones sociales limitan su poder y su crecimiento.
Resiliencia frente al COVID-19
Las mujeres rurales ya enfrentaban, y se enfrentan, a batallas específicas en su vida diaria a pesar de sus roles clave en el suministro alimentario y la nutrición. Ahora, desde el COVID-19 y las necesidades de salud únicas en áreas remotas que muestran las carencias sociales, les es menos probable tener acceso a servicios de calidad, medicamentos esenciales y vacunas entre otros.
Las normas sociales restrictivas y los estereotipos de género también pueden limitar la capacidad de las mujeres rurales para acceder a los servicios de salud. Además, muchas de ellas sufren de aislamiento, las consecuencias de la difusión de información errónea y la falta de acceso a tecnologías para mejorar su vida laboral y personal. No obstante, durante la pandemia han estado al pie del cañón, incluso con un trabajo de cuidados del hogar no remunerado que ha ido en aumento.
Ideas clave
En las aldeas remotas, especialmente en las más marginadas, Naciones Unidas defiende la necesidad de medidas para aliviar la carga del cuidado y redistribuirla mejor entre mujeres y hombres. También necesitamos abogar por servicios e infraestructuras básicas suficientes (agua, salud, electricidad, etc.) para apoyar el trabajo doméstico y de cuidados productivo y no remunerado de las mujeres, que se ve agravado por la crisis.
La pandemia también ha aumentado la vulnerabilidad de los derechos de las mujeres rurales a la tierra y los recursos. Las normas y prácticas discriminatorias de género impiden que las mujeres ejerzan los derechos sobre la tierra y la propiedad en la mayoría de los países y las viudas de COVID-19 corren el riesgo de ser desheredadas. La seguridad de la tenencia de la tierra de las mujeres también se ve amenazada a medida que los migrantes desempleados regresan a las comunidades rurales, lo que aumenta la presión sobre la tierra y los recursos y agrava las diferencias de género en la agricultura y la seguridad alimentaria.
Por estas y otras razones es importante la búsqueda de la resiliencia de las mujeres rurales frente al COVID-19, así crear conciencia sobre el papel fundamental que realiza este colectivo en la sociedad y la constante lucha por sus derechos en la que se encuentra.
Foto: Archivo AmecoPress. Cedido por la Organización de Naciones Unidas.
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