Pedro Echeverría V.
1. En México, desde hace muchas décadas, por no decir tres siglos, hay dos proyectos generales y concretos: a) el capitalista ladrón y asesino que sigue vigente y b) el anticapitalista que manejamos sólo de palabra, por falta de fuerza. Se sabe que el capitalismo se inició en el país (para enterrar el feudalismo) con las leyes de Desamortización en 1856, el juarismo y el porfirismo, luego se consolidó con la revolución mexicana (1910-17); desde entonces la extrema desigualdad y los privilegios de unos pocos se ha desarrollado sin frenos.
2. El anticapitalista no va. El proyecto que se atribuye a AMLO no es para acabar el capitalismo sino sólo por reformarlo, hacerlo bonito, que no sea tan brutal contra el pueblo; es para reconstruir la economía mixta (privada y pública) que usó el viejo PRI buscando “beneficiar a todos”. Como alguien diría: la confrontación actual AMLO-PRIAN (liberales y conservadores) es dentro del capitalismo; AMLO busca reformas, cambios, que beneficien a las mayorías; el PRIAN, para beneficio propio, que continúe en todo lo que da la corrupción y la privatización.
3. Aquel capitalismo de mediados del XIX que Marx estudió profundamente y luego expuso en su extenso libro El Capital, planteando que la clase obrera con sus luchas acabarían con la explotación capitalista en los países desarrollados; ese capitalismo se transformó en el imperialismo que provocó dos grandes guerras mundiales; luego mutó en globalización que hizo de la tecnología una gran integración para concluir en el dominio mundial total. Marx sólo quedó en gran ideal porque los grandes cambios del capitalismo aceleraron el XIX y el XX.
4. Por ello todos los proyectos o propuestas políticas, económicas, culturales, tienen que estar entrampadas o enjauladas dentro del capitalismo. Todos los partidos y procesos electorales, la religiones, las propuestas culturales, solo podrán progresar, desarrollarse encerrados en el proyecto capitalista. Cuando pienso en la estrepitosa derrota del imperio yanqui y la implantación del modelo chino, ruso o indio, pienso que será sólo otro capitalismo. Pareciera que todo nuestro anticapitalismo está condenado a ser sólo un ideal, una esperanza.
5. El pesimismo me lleva a pensar que el gran ciclo humano es nacer, entretenerse y morir. Sólo hay que encontrar (si te dejan) un buen entretenimiento (trabajo que creas sano y agradable) para no acelerar la muerte con el fastidio o el aburrimiento. Pienso que pensar y luchar por la transformación social es un buen entretenimiento, un buen ejercicio que ayuda a vivir mientras te solidarizas con los demás; por el contrario vivir sin servir acorta la vida por ser muy aburrido. Para ello necesitamos proyectos. (12/IV/22)
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