Pedro Echeverría V.
1. Nuestro pueblo, ignorante y manipulado en México y el continente desde hace siglos, nunca ha decidido en lo nacional nada en política, economía, sociedad o cultura. La población sólo aprendió a trabajar, a producir, disciplinarse, mientras lograba que su familia viviera buscando alejarse de la miseria, el hambre y la muerte. Aprendió también –por experiencia propia, de vida- que quienes los sometían eran los políticos, los empresarios, la voz de la iglesia y todos los medios de información -que muy bien subsidiados- sólo han repetido lo que la clase dominante les ha dictado.
2. En México –con unos 10 partidos políticos recibiendo millonarios subsidios de los gobiernos- desde hace unas semanas han arreciado las campañas electorales con candidatos locuaces que asisten a entrevistas, concentraciones y mítines. El presidente AMLO –como desde hace casi un siglo lo hizo el partido oficial y desde 1939 el PAN- está seleccionando a los candidatos para que su partido Morena los adopte como suyos. Inventó AMLO unas llamadas encuestas de popularidad que él –como pueblo o su máximo representante- declarará válidas. El mismo lavado con diferente bitoque.
3. Pero el problema –o la bronca, como se diría en lenguaje popular- no son los políticos que engañan, manipulan, roban, asesinan, sino que es el nivel de conciencia política, crítica, de la población, que por lo menos desde la Independencia –desde que México es México- posee un nulo interés por los problemas comunes y sólo entiende el individualismo, los problemas que, de manera cercana e inmediata, lo rodean. En 62 años de organizar mítines con ridícula asistencia, aprendí que el dinero y el poder mueven a la gente. Mi dogma pobrista mi impidió ver que todo se movía con dinero.
4. Por ello “les candidates” –cualquiera que seleccionen las encuestas dirigidas- valen un carajo porque, en última instancia sólo gobiernan (todos) al servicio de los millonarios inversionistas del país o de los EEUU. Leía un estudio que demuestra que México, desde que logró su independencia en 1821, empezó a buscar inversiones de otros países ofreciendo todo: las grandes extensiones de tierra; por ello en 1856, la ley lerdista de Desamortización, luego la juarista de Nacionalización y la porfirista de Deslinde, crearon los inmensos latifundios a la nueva burguesía y los extranjeros que dominaron.
5. El sistema capitalista electoral ha puesto de moda a las mujeres políticas que buscan cargos de gobierno; casi ninguna, el 99 por ciento de ellas, nunca han sido liberacionistas, es decir, jamás ha luchado en las calles por los derechos de la mujer: derecho al aborto, la libertad sexual; todas son religiosas y muchas sin experiencia política alguna. Obviamente los gobernantes hombres tampoco tienen experiencias o estudios políticos, pero sus costumbres de dominación les dan preferencias. En última instancia son los adinerados de las campañas políticas quienes deciden, junto al presidente, a “les candidates”. (25/VII/22)
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