11/03/2022

Si con mi trabajo desfalqué, gané o me pagan mucho dinero, lo puedo gastar en lo que quiera



Pedro Echeverría V.

1. El Che Guevara me enseñó que los izquierdistas marxistas deben luchar por la igualdad y que, en su vida personal, deben ser lo más igualitarios posibles. En la sociedad capitalista la clase dominante (la burguesía), para ganar más dinero, por medio de la publicidad y la comunicación ha creado en la conciencia, los atractivos necesarios para convertir a todos los seres humanos en consumistas buscando así idiotizar a todo mundo con sus ofertas. Con esa degeneración crea artículos y costumbres que los seres humanos ven como naturales porque su cerebro les dice “que no pueden vivir sin ellos”.

2. Hay gente que se dice de izquierda que no puede vivir sin los restaurantes de lujo, sin comer y oler los vientos de los burgueses que se reúnen en esos lugares y dan el argumento que con su dinero pueden comer, hacer y estar donde les plazca. El mismo argumento de cualquier millonario burgués o cualquier funcionario despilfarrador que paga enormes salarios a sus servidores. Nunca se podrá decir que un campesino, un obrero, un desempleado, un proletario, puede hacer con su dinero lo que le plazca porque nunca tienen dinero o lo que gana apenas le alcanza para ir a una fonda; nunca podrá decirse que come un buen queso junto a un buen vino.

3. ¿Saben los izquierdistas lo que es “vivir en la justa medianía” que defendía “el che?”? Quiere decir que luchamos junto a los explotados, pobres y miserables por destruir el sistema de explotación y desigualdad, por un país justo y, si somos de la clase media (muy peligrosa porque busca ser burguesa) debemos ubicarnos demostrando que la clase dominante, la burguesía, no nos ha atrapado imponiéndonos sus costumbres consumistas. Y aquí está el peligro: esa clase media o pequeña burguesía busca el progreso, el gran desarrollo para hacerse grandes, tener dinero y escalar con la burguesía para hacer lo que ella hace.

4. Si eso que se llama izquierda o amplia izquierda, no reafirma sus valores de lucha contra la desigualdad, si no supera las costumbres del consumismo, individualismo, competencia y lujos, pues no es izquierda. Son personajes buenas ondas, progresistas, que desean que cambien las cosas, pero nada más. En América Latina hoy han surgido gobiernos que ni siquiera son antimperialistas (Boric, Petro, Fernández, AMLO, Lula, etcétera) que ganaron elecciones a la llamada derecha pero trabajan con ella o como ella, porque terminan sometiéndose a los inversionistas extranjeros y nacionales, así como a sus ejércitos.

5. Tengo la convicción de que los llamados gobiernos progresistas –como el de AMLO en México- sólo servirán de pantalla para que unos cuantos sigan acumulando propiedades y riquezas. Parecen gobiernos necesarios para frenar o desviar los movimientos sociales que hace algunos años estuvieron muy presente en las calles. Por ello he escrito varias veces que la derecha es cada vez más fuerte en acumulación capitalista y en la política; que la izquierda radical, marxista ha sido sustituida –cuando más- por la socialdemocracia que nació en 1889 con Bresnstein y Kautsky, apuntándose en los procesos electorales. (3/XI/22)


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