Martí Batres ha escrito un nuevo libro sobre Andrés Manuel (Las claves de AMLO. 2008). Altamente recomendable, sustancioso y bien escrito. Tiene la ventaja de reunir reflexiones de uno de los más cercanos y leales compañeros de lucha del líder tabasqueño, sobre quien se ha escrito un número sorprendente de libros (incluyendo uno mío que, curiosamente, lleva el mismo nombre que el de Martí y que no pudo distribuirse oportunamente). Centenares de ensayos y millares de artículos, muchos escritos por plumíferos para denostarlo. Ningún personaje contemporáneo ha despertado tanta admiración, rechazo, devoción, odio rabioso. De ahí el interés de explicar el fenómeno que implica, de encontrar la clave (la llave) para entrar en el personaje y en sus hechos.
Una realidad indiscutible: AMLO y su movimiento han sobrevivido. Sin más representación que su poder de convocatoria, sin recursos propios, sujeto a un duro cerco mediático, es hoy el líder más importante del país. Es el que pone la agenda al debate nacional. El único capaz de convocar al Zócalo y colmarlo. Lo ha hecho en 32 ocasiones, y lo hará esta misma mañana. Es el más importante líder progresista desde Lázaro Cárdenas. Tanto como presidente del PRD, jefe de Gobierno del Distrito Federal y candidato presidencial ha superado y duplicado los niveles electorales de la izquierda mexicana. Su movimiento tuvo la capacidad de bloquear e impedir la reforma petrolera y hoy, lejos de haberse debilitado, parece emerger con más fuerza, porque la recesión económica ha demostrado que tenía razón en proponer un proyecto alternativo.
A muchos les sorprende el optimismo y el buen humor de AMLO. Lejos de padecer la rabia y el revanchismo que se le atribuye, está bien y de buenas, como suele decir. Ha recorrido 2 mil 83 municipios en 430 días, trasladándose 150 mil kilómetros. Ha constatado que hay un despertar de la conciencia pública, que miles, millones de hombres y mujeres están inconformes y empiezan a entender que sin una nueva organización política no podrá transformarse México.
Ayer, miles de activistas integrantes de comités políticos constituidos ya en casi todos los municipios del país se reunieron en convención en el parque deportivo Reynosa, de Azcapotzalco. Pusieron las bases para fundar y organizar su movimiento. Rindieron protesta y van a iniciar una etapa de expansión y articulación. De seguro los adversarios seguirán diciendo que esta fuerza es un espejismo. Se trata en muchos casos de una ceguera malintencionada y en otros de incapacidad para entender que la política en México ya cambió para siempre.
jaorpin@yahoo.com.mx
Una realidad indiscutible: AMLO y su movimiento han sobrevivido. Sin más representación que su poder de convocatoria, sin recursos propios, sujeto a un duro cerco mediático, es hoy el líder más importante del país. Es el que pone la agenda al debate nacional. El único capaz de convocar al Zócalo y colmarlo. Lo ha hecho en 32 ocasiones, y lo hará esta misma mañana. Es el más importante líder progresista desde Lázaro Cárdenas. Tanto como presidente del PRD, jefe de Gobierno del Distrito Federal y candidato presidencial ha superado y duplicado los niveles electorales de la izquierda mexicana. Su movimiento tuvo la capacidad de bloquear e impedir la reforma petrolera y hoy, lejos de haberse debilitado, parece emerger con más fuerza, porque la recesión económica ha demostrado que tenía razón en proponer un proyecto alternativo.
A muchos les sorprende el optimismo y el buen humor de AMLO. Lejos de padecer la rabia y el revanchismo que se le atribuye, está bien y de buenas, como suele decir. Ha recorrido 2 mil 83 municipios en 430 días, trasladándose 150 mil kilómetros. Ha constatado que hay un despertar de la conciencia pública, que miles, millones de hombres y mujeres están inconformes y empiezan a entender que sin una nueva organización política no podrá transformarse México.
Ayer, miles de activistas integrantes de comités políticos constituidos ya en casi todos los municipios del país se reunieron en convención en el parque deportivo Reynosa, de Azcapotzalco. Pusieron las bases para fundar y organizar su movimiento. Rindieron protesta y van a iniciar una etapa de expansión y articulación. De seguro los adversarios seguirán diciendo que esta fuerza es un espejismo. Se trata en muchos casos de una ceguera malintencionada y en otros de incapacidad para entender que la política en México ya cambió para siempre.
jaorpin@yahoo.com.mx
En vísperas de la trascendental cumbre del G-20 del próximo 2 de abril en Londres, que constituye la última oportunidad para instalar un nuevo orden mundial de corte multipolar, el G-7 llega sumamente averiado, mientras el BRIC (Brasil, Rusia, India, China) ha exhibido sus grandes vulnerabilidades financieras.
Desde el punto de vista geoeconómico, la cumbre del G-20 constituye en realidad una cumbre del G-11: la suma del G-7, en plena decadencia, y del cuatripartita BRIC, en pleno ascenso, a quienes les corresponderá definir el nuevo orden mundial más geofinanciero que geoeconómico.
El orden geoeconómico y sus tendencias tanto en el corto como en el mediano plazo han sido definidos, con la obvia salvedad de una tercera guerra mundial: ascenso irreversible del BRIC que, junto a las potencias petroleras del Golfo Pérsico (en el que descuella en forma impresionante el doble ascenso geopolítico y geoeconómico de Irán como nueva potencia regional), y declive del G-7, que ha penetrado los infiernos e inviernos del crecimiento negativo.
En el orden geopolítico global también los hechos señalan un empate técnico entre las dos superpotencias nucleares, Estados Unidos y Rusia.
El verdadero desorden mundial se centra en el tsunami financiero que creó la dupla anglosajona, y cuyo símbolo inequívoco de poder lo constituye el dolarcentrismo, con la paradoja trágica de contar con un dólar sin valor económico intrínseco, pero todavía muy funcional debido a la ominosa ausencia de divisas competitivas.
El nuevo orden mundial ya asentó sus reales multipolares en los ámbitos geoestratégico y geoeconómico, pero falta por definir el destino de las geofinanzas.
¿Qué tanto estarán dispuestos Estados Unidos y Gran Bretaña a ceder su hegemonía financiera, al riesgo de llevar al mundo a una hecatombe sin paralelo?
Las finanzas especulativas anglosajonas –con todo su sistema bancario, contable, de seguros, de regulación y de calificadoras– se convirtieron en un cáncer intratable cuya metástasis empieza a carcomer a la socioeconomía y a la sicopolítica del mundo.
En la pasada cumbre del G-20 en Washington, que resultó estéril en el ocaso del aciago bushismo (lo cual hizo perder un tiempo precioso), afloraron tres posturas: 1) la exigencia de Rusia, Alemania y Francia para finiquitar la hegemonía del dólar a favor de una multipolaridad de divisas relativamente fuertes (euro, yen, yuan y rublo); 2) el unilateralismo anglosajón, apuntalado por Japón (que, en realidad, siempre ha pertenecido a la esfera de influencia del dólar, desde la Segunda Guerra Mundial), pese al tsunami financiero que provocó pretende mantener las prerrogativas unipolares del dolarcentrismo caduco, y 3) la equidistancia china, entre las posturas uno y tres, cuya desgracia consiste en poseer la mayor reserva de divisas, pero en dólares inservibles, que, insistimos, todavía son insustituibles.
Si la globalización financiera anglosajona reflejó la unipolaridad geopolítica de Estados Unidos a partir de 1991 (fecha de la disolución de la URSS), ergo, por necesidad imperativa el nuevo orden multipolar tanto geoestratégico como geoeconómico desemboca ineluctablemente en la desglobalización, con mayor ahínco en la regionalización con sus respectivas esferas de influencia que subsumen lo que hemos planteado como el nuevo orden hexapolar configurado por Estados Unidos, la Unión Europea y el BRIC. Con todo nuestro debido respeto, pero Japón, pese a representar todavía la segunda superpotencia económica, paradójicamente, a diferencia de los citados, no cuenta con una esfera de influencia regional, ya ni siquiera en el noreste ni el sureste de Asia. Japón no es un líder mundial, sino que pertenece a la zona de influencia de la anglosfera, que lideran Estados Unidos y Gran Bretaña.
En el ámbito geofinanciero se afinan las posturas previas a la cumbre del G-20 en Londres, entre las que cabe destacar la guerra a los paraísos fiscales que han declarado Alemania, Francia e Italia. Los paraísos fiscales, donde se manejan opacamente los derivados, representan una de los principales causales del tsunami financiero anglosajón y donde también se practican la evasión fiscal y el lavado de dinero de los bancos gracias a la contabilidad invisible y a la desregulación, es decir, la ausencia de supervisión gubernamental y ciudadana.
Al respecto el portal alemán Der Spiegel (23/2/09) afirma que Europa desea una mayor seguridad financiera, que pasa por la abolición de la piratería que practica la banca anglosajona en sus paraísos fiscales.
Entre las medidas que adoptaron los líderes de Francia, Alemania, Italia, España, Holanda y Gran Bretaña en la cumbre de Berlín del pasado 22 de febrero se sugirió la recapitalización del Fondo Monetario Internacional (FMI), es decir, su duplicación de capital hasta 500 mil millones de dólares (Obama levantó la puja para triplicar el capital del FMI). Falta ver qué tanto el BRIC, donde el FMI goza de pésima reputación, estará dispuesto a avalar tales propuestas, que pretenden resucitar subrepticiamente al cadavérico viejo orden mundial de los depredadores FMI y Banco Mundial.
La postura de Francia, Alemania e Italia no es nueva, y recordamos que durante una cumbre del G-7 celebrada en Francia, el entonces presidente gaullista Jacques Chirac había catalogado a los hedge funds (fondos de cobertura de riesgo) como un sida financiero y había exigido la erradicación de los paraísos fiscales, a lo que siempre se opuso Gran Bretaña.
Der Spiegel asevera que los comentaristas no creen la abolición de los paraísos fiscales hasta no verla implementada.
Es evidente que a la demencial desregulación que imperó en los mercados de la globalización financiera anglosajona proseguirá una mayor regulación que los grandes de Europa continental (Alemania, Francia e Italia) desean sea mucho mayor a lo que quizá llegue a conceder la dupla anglosajona de Estados Unidos y Gran Bretaña. No faltarán comentaristas a los dos lados del Atlántico que aduzcan que la administración Obama, de corte eminentemente rooseveltiano, se acerque más a la postura de Europa continental y se aleje de la clásica piratería financiera de Gran Bretaña, que ha llevado al planeta al borde del colapso financiero. Tales comentaristas se basan en la gélida recepción que Obama procuró al primer ministro británico Gordon Brown en su reciente visita a Estados Unidos, llegando hasta vaticinar el fin de la relación especial entre Washington y Londres.
No creer hasta ver. La cumbre del G-20 marcará los verdaderos posicionamientos de los actores y probablemente la salvación financiera del planeta radicará en gran medida en la trascendental postura que adopte Obama: en tanto cuanto se aleje de la desregulación británica y se acerque a la regulación de Europa continental, al unísono del BRIC.
Arnaldo Córdova: Nostalgia del pasado y nihilismo histórico
Desde el punto de vista geoeconómico, la cumbre del G-20 constituye en realidad una cumbre del G-11: la suma del G-7, en plena decadencia, y del cuatripartita BRIC, en pleno ascenso, a quienes les corresponderá definir el nuevo orden mundial más geofinanciero que geoeconómico.
El orden geoeconómico y sus tendencias tanto en el corto como en el mediano plazo han sido definidos, con la obvia salvedad de una tercera guerra mundial: ascenso irreversible del BRIC que, junto a las potencias petroleras del Golfo Pérsico (en el que descuella en forma impresionante el doble ascenso geopolítico y geoeconómico de Irán como nueva potencia regional), y declive del G-7, que ha penetrado los infiernos e inviernos del crecimiento negativo.
En el orden geopolítico global también los hechos señalan un empate técnico entre las dos superpotencias nucleares, Estados Unidos y Rusia.
El verdadero desorden mundial se centra en el tsunami financiero que creó la dupla anglosajona, y cuyo símbolo inequívoco de poder lo constituye el dolarcentrismo, con la paradoja trágica de contar con un dólar sin valor económico intrínseco, pero todavía muy funcional debido a la ominosa ausencia de divisas competitivas.
El nuevo orden mundial ya asentó sus reales multipolares en los ámbitos geoestratégico y geoeconómico, pero falta por definir el destino de las geofinanzas.
¿Qué tanto estarán dispuestos Estados Unidos y Gran Bretaña a ceder su hegemonía financiera, al riesgo de llevar al mundo a una hecatombe sin paralelo?
Las finanzas especulativas anglosajonas –con todo su sistema bancario, contable, de seguros, de regulación y de calificadoras– se convirtieron en un cáncer intratable cuya metástasis empieza a carcomer a la socioeconomía y a la sicopolítica del mundo.
En la pasada cumbre del G-20 en Washington, que resultó estéril en el ocaso del aciago bushismo (lo cual hizo perder un tiempo precioso), afloraron tres posturas: 1) la exigencia de Rusia, Alemania y Francia para finiquitar la hegemonía del dólar a favor de una multipolaridad de divisas relativamente fuertes (euro, yen, yuan y rublo); 2) el unilateralismo anglosajón, apuntalado por Japón (que, en realidad, siempre ha pertenecido a la esfera de influencia del dólar, desde la Segunda Guerra Mundial), pese al tsunami financiero que provocó pretende mantener las prerrogativas unipolares del dolarcentrismo caduco, y 3) la equidistancia china, entre las posturas uno y tres, cuya desgracia consiste en poseer la mayor reserva de divisas, pero en dólares inservibles, que, insistimos, todavía son insustituibles.
Si la globalización financiera anglosajona reflejó la unipolaridad geopolítica de Estados Unidos a partir de 1991 (fecha de la disolución de la URSS), ergo, por necesidad imperativa el nuevo orden multipolar tanto geoestratégico como geoeconómico desemboca ineluctablemente en la desglobalización, con mayor ahínco en la regionalización con sus respectivas esferas de influencia que subsumen lo que hemos planteado como el nuevo orden hexapolar configurado por Estados Unidos, la Unión Europea y el BRIC. Con todo nuestro debido respeto, pero Japón, pese a representar todavía la segunda superpotencia económica, paradójicamente, a diferencia de los citados, no cuenta con una esfera de influencia regional, ya ni siquiera en el noreste ni el sureste de Asia. Japón no es un líder mundial, sino que pertenece a la zona de influencia de la anglosfera, que lideran Estados Unidos y Gran Bretaña.
En el ámbito geofinanciero se afinan las posturas previas a la cumbre del G-20 en Londres, entre las que cabe destacar la guerra a los paraísos fiscales que han declarado Alemania, Francia e Italia. Los paraísos fiscales, donde se manejan opacamente los derivados, representan una de los principales causales del tsunami financiero anglosajón y donde también se practican la evasión fiscal y el lavado de dinero de los bancos gracias a la contabilidad invisible y a la desregulación, es decir, la ausencia de supervisión gubernamental y ciudadana.
Al respecto el portal alemán Der Spiegel (23/2/09) afirma que Europa desea una mayor seguridad financiera, que pasa por la abolición de la piratería que practica la banca anglosajona en sus paraísos fiscales.
Entre las medidas que adoptaron los líderes de Francia, Alemania, Italia, España, Holanda y Gran Bretaña en la cumbre de Berlín del pasado 22 de febrero se sugirió la recapitalización del Fondo Monetario Internacional (FMI), es decir, su duplicación de capital hasta 500 mil millones de dólares (Obama levantó la puja para triplicar el capital del FMI). Falta ver qué tanto el BRIC, donde el FMI goza de pésima reputación, estará dispuesto a avalar tales propuestas, que pretenden resucitar subrepticiamente al cadavérico viejo orden mundial de los depredadores FMI y Banco Mundial.
La postura de Francia, Alemania e Italia no es nueva, y recordamos que durante una cumbre del G-7 celebrada en Francia, el entonces presidente gaullista Jacques Chirac había catalogado a los hedge funds (fondos de cobertura de riesgo) como un sida financiero y había exigido la erradicación de los paraísos fiscales, a lo que siempre se opuso Gran Bretaña.
Der Spiegel asevera que los comentaristas no creen la abolición de los paraísos fiscales hasta no verla implementada.
Es evidente que a la demencial desregulación que imperó en los mercados de la globalización financiera anglosajona proseguirá una mayor regulación que los grandes de Europa continental (Alemania, Francia e Italia) desean sea mucho mayor a lo que quizá llegue a conceder la dupla anglosajona de Estados Unidos y Gran Bretaña. No faltarán comentaristas a los dos lados del Atlántico que aduzcan que la administración Obama, de corte eminentemente rooseveltiano, se acerque más a la postura de Europa continental y se aleje de la clásica piratería financiera de Gran Bretaña, que ha llevado al planeta al borde del colapso financiero. Tales comentaristas se basan en la gélida recepción que Obama procuró al primer ministro británico Gordon Brown en su reciente visita a Estados Unidos, llegando hasta vaticinar el fin de la relación especial entre Washington y Londres.
No creer hasta ver. La cumbre del G-20 marcará los verdaderos posicionamientos de los actores y probablemente la salvación financiera del planeta radicará en gran medida en la trascendental postura que adopte Obama: en tanto cuanto se aleje de la desregulación británica y se acerque a la regulación de Europa continental, al unísono del BRIC.
Arnaldo Córdova: Nostalgia del pasado y nihilismo histórico
Na pasado ya desde hace tiempo la época en que la derecha de todo el mundo combatía los intentos renovadores o revolucionarios de la sociedad en nombre de los valores inmarcesibles y siempre superiores del pasado en contra, por supuesto, de experimentos peligrosos y desquiciantes de quienes luchaban por un cambio en las relaciones sociales. Desde los años setenta, cuando se dio la llamada revolución derechista en Estados Unidos, la reacción aprendió a combatir a la izquierda alegando una visión del futuro que pretendía ser mucho más avanzada y progresista que la de su contraparte. Los revolucionarios fueron convertidos en conservadores y reaccionarios y los derechistas en los verdaderos transformadores de la sociedad hacia lo mejor.
Hay que decir que la izquierda y los liberales progresistas acusaron el golpe casi sin meter las manos, agobiados por la eficacia del discurso reaccionario. No fueron capaces de dar una respuesta convincente a los argumentos derechistas, como no fuera, en una posición francamente suicida, una absurda defensa del pasado, que era, justo, lo que la derecha ya esperaba. La desacralización del pasado corrió pareja con una política agresiva y demoledora de valores que ya no pudieron sostenerse y que fueron directo al naufragio. En el México de los años setenta fue impactante lo inane intelectual y político de la izquierda nacionalista priísta en el poder, absolutamente incapaz de reorientar al país que cada vez más y más se le escapaba de las manos.
El deterioro del gobierno priísta estaba a la vista de todo el mundo y no había modo de hacérselo ver a sus exponentes. El tradicional burocratismo priísta cayó rápidamente en un tecnocratismo de las cavernas que, desde entonces, se deslizó de un error a otro. Las crisis económicas y financieras empezaron entonces y fueron, todas ellas, devastadoras. No había rumbo, como decían muchos priístas de la época. Por fortuna, en esos tiempos no tuvimos en México una derecha tan convencida de sus ideas y de sus planteamientos como en Estados Unidos. La revolución derechista fue sólo objeto de debates académicos sin ningún eco.
Fue el propio gobierno priísta el que comenzó a hacer suyos los argumentos de esa revolución derechista y mandar al desván su tradición nacionalista. Fue entonces cuando se comenzó a hablar de la obsolescencia de las fórmulas del pasado y del agotamiento del sistema. Los argumentos de la derecha, de pronto, se volvieron convincentes, adecuados y hasta conducentes para la situación mexicana, sin que nadie fuera capaz de desenmascarar sus más íntimos propósitos. Aún así, debimos esperar hasta la llegada de De la Madrid al poder para que se nos dijera abiertamente que el nacionalismo mexicano (con todos sus principios sociales y económicos, como el proteccionismo de los trabajadores del campo y de la ciudad, el control estatal de la economía y una política internacional defensora de los intereses nacionales) era cosa del pasado.
De la Madrid tronó contra el Estado adiposo y lo planteó con toda claridad: no podemos seguir con un Estado que lleva casi por entero la carga, no sólo de la economía de la nación, sino, además, de su dirección. La economía tenía que marchar por su propia cuenta y riesgo sin sustitutos al lado. El Estado debía reducirse al papel de simple gobernante y regulador de la vida social. Los panistas comenzaron a lloriquear desde entonces afirmando que los malosos priístas les estaban saqueando desvergonzadamente sus principios de doctrina. Nadie supo hasta dónde llegaba eso, hasta que, al correr de los años, empezamos a ver que de lo que se trataba era de entregar a los privados toda la riqueza de la nación. La fórmula resultaba, por lo demás, atractiva: disponer del colosal patrimonio de la nación acumulado en manos del Estado al mejor postor (privado); así entraban a las arcas públicas cantidades descomunales de dinero que podían usarse por la vía rápida, casi siempre en mero gasto corriente.
Un balance de lo que nos ha pasado después de aplicar esa política está a la vista de todos: un país devastado por el despilfarro y las crisis sucesivas que nos han llevado a la ruina. Siempre se justificó todo ello en nombre de la modernización o, también, de la lucha contra un pasado obsoleto. Ni los mismos derechistas tienen cara para alegar que los problemas de nuestro país, lejos de resolverse, se han agravado todos. Hoy tenemos más pobres y miserables que nunca y una concentración de la riqueza que es la envidia de todas las derechas del mundo; un estancamiento económico que ningún economista puede negar; una injusticia generalizada y un predominio de la delincuencia que en los viejos tiempos de ese pasado obsoleto (como todos lo cacarean) jamás se conoció.
Hoy todos aquellos valores que la revolución derechista en Estados Unidos supo inculcar y volver hegemónicos en el mundo entero ya están en una lamentable ruina, y no por sí mismos, sino porque su aplicación ha llevado al mundo de un desastre a otro y muchos están convencidos de que es algo que no tiene remedio. Por eso sorprende que los enanos derechistas que hoy nos gobiernan y que sólo se han dedicado a saquear a México nos sigan diciendo que restaurar la vieja tabla de valores de la justicia social y del desarrollo con equidad son posiciones obsoletas o nostálgicas y cosas peores. La historia para ellos es nada y no pueden admitir que esa vieja tabla fue fruto de un pueblo en lucha por sí mismo. Si los que pensamos que debemos partir de nuestra herencia del pasado para renovarnos somos nostálgicos, ellos son, claramente, nihilistas, ignorantes del pasado, extraviados por completo en un presente que no saben cómo gobernar.
Tener una sociedad justa, con una economía que sirva para satisfacer las necesidades de todos y no para enriquecer a unos cuantos privilegiados; tener un Estado capaz de gobernar y no uno tan inepto como el que hoy tenemos, incapaz no sólo de combatir la pobreza, sino de dirigir bien nuestra economía e impotente para combatir la criminalidad; tener un Estado de verdad democrático y un ordenamiento jurídico en el que la guía sea la ley; restaurar el patrimonio de la nación para dotar al pueblo mexicano de una base segura para su futuro desarrollo; buscar por todos los medios que nuestra sociedad sea más igualitaria y tantas y tantas cosas más que nos vienen del pasado, de las luchas de nuestro pueblo, no son obscenidades ni nostalgias obsoletas. Lo obsoleto es este régimen panista que no sabe gobernar.
Néstor de Buen: ¡Cuidado con los bancos!
Hay que decir que la izquierda y los liberales progresistas acusaron el golpe casi sin meter las manos, agobiados por la eficacia del discurso reaccionario. No fueron capaces de dar una respuesta convincente a los argumentos derechistas, como no fuera, en una posición francamente suicida, una absurda defensa del pasado, que era, justo, lo que la derecha ya esperaba. La desacralización del pasado corrió pareja con una política agresiva y demoledora de valores que ya no pudieron sostenerse y que fueron directo al naufragio. En el México de los años setenta fue impactante lo inane intelectual y político de la izquierda nacionalista priísta en el poder, absolutamente incapaz de reorientar al país que cada vez más y más se le escapaba de las manos.
El deterioro del gobierno priísta estaba a la vista de todo el mundo y no había modo de hacérselo ver a sus exponentes. El tradicional burocratismo priísta cayó rápidamente en un tecnocratismo de las cavernas que, desde entonces, se deslizó de un error a otro. Las crisis económicas y financieras empezaron entonces y fueron, todas ellas, devastadoras. No había rumbo, como decían muchos priístas de la época. Por fortuna, en esos tiempos no tuvimos en México una derecha tan convencida de sus ideas y de sus planteamientos como en Estados Unidos. La revolución derechista fue sólo objeto de debates académicos sin ningún eco.
Fue el propio gobierno priísta el que comenzó a hacer suyos los argumentos de esa revolución derechista y mandar al desván su tradición nacionalista. Fue entonces cuando se comenzó a hablar de la obsolescencia de las fórmulas del pasado y del agotamiento del sistema. Los argumentos de la derecha, de pronto, se volvieron convincentes, adecuados y hasta conducentes para la situación mexicana, sin que nadie fuera capaz de desenmascarar sus más íntimos propósitos. Aún así, debimos esperar hasta la llegada de De la Madrid al poder para que se nos dijera abiertamente que el nacionalismo mexicano (con todos sus principios sociales y económicos, como el proteccionismo de los trabajadores del campo y de la ciudad, el control estatal de la economía y una política internacional defensora de los intereses nacionales) era cosa del pasado.
De la Madrid tronó contra el Estado adiposo y lo planteó con toda claridad: no podemos seguir con un Estado que lleva casi por entero la carga, no sólo de la economía de la nación, sino, además, de su dirección. La economía tenía que marchar por su propia cuenta y riesgo sin sustitutos al lado. El Estado debía reducirse al papel de simple gobernante y regulador de la vida social. Los panistas comenzaron a lloriquear desde entonces afirmando que los malosos priístas les estaban saqueando desvergonzadamente sus principios de doctrina. Nadie supo hasta dónde llegaba eso, hasta que, al correr de los años, empezamos a ver que de lo que se trataba era de entregar a los privados toda la riqueza de la nación. La fórmula resultaba, por lo demás, atractiva: disponer del colosal patrimonio de la nación acumulado en manos del Estado al mejor postor (privado); así entraban a las arcas públicas cantidades descomunales de dinero que podían usarse por la vía rápida, casi siempre en mero gasto corriente.
Un balance de lo que nos ha pasado después de aplicar esa política está a la vista de todos: un país devastado por el despilfarro y las crisis sucesivas que nos han llevado a la ruina. Siempre se justificó todo ello en nombre de la modernización o, también, de la lucha contra un pasado obsoleto. Ni los mismos derechistas tienen cara para alegar que los problemas de nuestro país, lejos de resolverse, se han agravado todos. Hoy tenemos más pobres y miserables que nunca y una concentración de la riqueza que es la envidia de todas las derechas del mundo; un estancamiento económico que ningún economista puede negar; una injusticia generalizada y un predominio de la delincuencia que en los viejos tiempos de ese pasado obsoleto (como todos lo cacarean) jamás se conoció.
Hoy todos aquellos valores que la revolución derechista en Estados Unidos supo inculcar y volver hegemónicos en el mundo entero ya están en una lamentable ruina, y no por sí mismos, sino porque su aplicación ha llevado al mundo de un desastre a otro y muchos están convencidos de que es algo que no tiene remedio. Por eso sorprende que los enanos derechistas que hoy nos gobiernan y que sólo se han dedicado a saquear a México nos sigan diciendo que restaurar la vieja tabla de valores de la justicia social y del desarrollo con equidad son posiciones obsoletas o nostálgicas y cosas peores. La historia para ellos es nada y no pueden admitir que esa vieja tabla fue fruto de un pueblo en lucha por sí mismo. Si los que pensamos que debemos partir de nuestra herencia del pasado para renovarnos somos nostálgicos, ellos son, claramente, nihilistas, ignorantes del pasado, extraviados por completo en un presente que no saben cómo gobernar.
Tener una sociedad justa, con una economía que sirva para satisfacer las necesidades de todos y no para enriquecer a unos cuantos privilegiados; tener un Estado capaz de gobernar y no uno tan inepto como el que hoy tenemos, incapaz no sólo de combatir la pobreza, sino de dirigir bien nuestra economía e impotente para combatir la criminalidad; tener un Estado de verdad democrático y un ordenamiento jurídico en el que la guía sea la ley; restaurar el patrimonio de la nación para dotar al pueblo mexicano de una base segura para su futuro desarrollo; buscar por todos los medios que nuestra sociedad sea más igualitaria y tantas y tantas cosas más que nos vienen del pasado, de las luchas de nuestro pueblo, no son obscenidades ni nostalgias obsoletas. Lo obsoleto es este régimen panista que no sabe gobernar.
Néstor de Buen: ¡Cuidado con los bancos!
Soy un muy serio cumplidor de mis compromisos con las tarjetas de crédito. Confieso que me he acostumbrado a usarlas y me sentiría muy mal si por todas las razones que ahora se invocan por ahí, desapareciera el sistema o se transformara en forma tal que no pudiera satisfacer su verdadero propósito: no manejar sumas mayores de dinero en efectivo bajo la condición de cumplir estrictamente los deberes de abonar, antes de que causen intereses, los saldos que presentan las puntuales cuentas de los bancos.
Por eso mismo, en mi organización administrativa tengo cuidado con las cuentas mensuales. En el despacho se me informa si alguna de ellas parece rara.
Eso me ocurrió hace cerca de mes y medio, en el saldo de la tarjeta que me otorga Banamex, banco con el que tengo una larga relación de muchos años en el manejo de cuentas corrientes y también en el de tarjetas de crédito, y creo que no ha habido el menor motivo para dudar de mis cumplimientos. Pero apareció el cargo de un misterioso viaje. Mi administradora me preguntó si lo había hecho: el nombre de la línea aérea me fue totalmente desconocido y, ciertamente, no había yo firmado alguna tarjeta para pagar a esos ignorados señores.
Me dirigí por escrito a Banamex alertándolos de esa irregularidad. El valor del cargo no era muy grande: poco más de seis mil pesos. Los señores del banco no son muy cumplidos en orden a contestar correspondencias de ese género, pero ayer me llegó la respuesta: todo un poema.
En una carta sin firma alguna, lo que la hace absolutamente sospechosa, se me indica que lamentablemente mi reclamación fue extemporánea y que ya no tiene remedio lo ocurrido, por lo que me hacen efectiva la supuesta deuda.
No me indican cuál es el fundamento legal de esa sospechosa prescripción de mi reclamación, que fue hecha menos de dos meses después –y tal vez me voy largo– de la fecha en que recibí el estado de cuenta. Simplemente me informan que debo pagar esa cuenta. Alegan una cláusula contractual que ni la transcriben, ni la recuerdo.
Por supuesto que voy a presentar una demanda contra Banamex. No me hace gracia que sea ese banco, por el que desde hace muchos años he tenido simpatía y confianza. Espero ganar la demanda, por supuesto. Pero lo importante es que el propio banco tome las medidas urgentes que exige una conducta de tan poca, si es que alguna, seriedad.
Tal vez sea responsabilidad de la sucursal o quizá de las oficinas centrales. Pero el problema es serio. Simplemente puede ser un sistema para obtener ilícitamente mayores ingresos en esta etapa difícil en la que, dicho sea de paso, la política financiera es ayudar a las instituciones bancarias y que el desempleo cunda y que los desempleados se las arreglen como puedan. ¡Viva el capitalismo!
La lectura diaria de la prensa asombra por la cantidad de recursos, particularmente en Estados Unidos, que se dedican a financiar las pobrezas bancarias que por regla general son resultado de fraudes monumentales. Los afectados se agolpan a las puertas de los bancos, desesperados por la pérdida de sus ahorros.
Estoy seguro que los altos funcionarios de Banamex, alguno de los cuales conozco, tomarán las medidas necesarias para que la historia no se repita. Porque el tema es preocupante.
Antonio Gershenson: Actualización de lo que pasa en Chicontepec
Por eso mismo, en mi organización administrativa tengo cuidado con las cuentas mensuales. En el despacho se me informa si alguna de ellas parece rara.
Eso me ocurrió hace cerca de mes y medio, en el saldo de la tarjeta que me otorga Banamex, banco con el que tengo una larga relación de muchos años en el manejo de cuentas corrientes y también en el de tarjetas de crédito, y creo que no ha habido el menor motivo para dudar de mis cumplimientos. Pero apareció el cargo de un misterioso viaje. Mi administradora me preguntó si lo había hecho: el nombre de la línea aérea me fue totalmente desconocido y, ciertamente, no había yo firmado alguna tarjeta para pagar a esos ignorados señores.
Me dirigí por escrito a Banamex alertándolos de esa irregularidad. El valor del cargo no era muy grande: poco más de seis mil pesos. Los señores del banco no son muy cumplidos en orden a contestar correspondencias de ese género, pero ayer me llegó la respuesta: todo un poema.
En una carta sin firma alguna, lo que la hace absolutamente sospechosa, se me indica que lamentablemente mi reclamación fue extemporánea y que ya no tiene remedio lo ocurrido, por lo que me hacen efectiva la supuesta deuda.
No me indican cuál es el fundamento legal de esa sospechosa prescripción de mi reclamación, que fue hecha menos de dos meses después –y tal vez me voy largo– de la fecha en que recibí el estado de cuenta. Simplemente me informan que debo pagar esa cuenta. Alegan una cláusula contractual que ni la transcriben, ni la recuerdo.
Por supuesto que voy a presentar una demanda contra Banamex. No me hace gracia que sea ese banco, por el que desde hace muchos años he tenido simpatía y confianza. Espero ganar la demanda, por supuesto. Pero lo importante es que el propio banco tome las medidas urgentes que exige una conducta de tan poca, si es que alguna, seriedad.
Tal vez sea responsabilidad de la sucursal o quizá de las oficinas centrales. Pero el problema es serio. Simplemente puede ser un sistema para obtener ilícitamente mayores ingresos en esta etapa difícil en la que, dicho sea de paso, la política financiera es ayudar a las instituciones bancarias y que el desempleo cunda y que los desempleados se las arreglen como puedan. ¡Viva el capitalismo!
La lectura diaria de la prensa asombra por la cantidad de recursos, particularmente en Estados Unidos, que se dedican a financiar las pobrezas bancarias que por regla general son resultado de fraudes monumentales. Los afectados se agolpan a las puertas de los bancos, desesperados por la pérdida de sus ahorros.
Estoy seguro que los altos funcionarios de Banamex, alguno de los cuales conozco, tomarán las medidas necesarias para que la historia no se repita. Porque el tema es preocupante.
Antonio Gershenson: Actualización de lo que pasa en Chicontepec
El acto del 18 de marzo, aniversario de la expropiación petrolera, fue excelente ocasión para que pudiera yo actualizar planteamientos sobre problemas que muestran el contratismo, el proceso de privatización de gasoductos, instalaciones y actividades productivas, la quema de gas en la sonda de Campeche y la inactividad en torno a la nueva refinería. En su momento se reseñó parte del informe en La Jornada. Quien quiera conocer el texto completo, está en: www.gobiernolegitimo.org.mx/noticias/comunicados.html?id=76095.
Ahora aprovecho este espacio para hacer una actualización similar en relación con la zona petrolera de Chicontepec.
El 3 de marzo se publicó un informe de un alto funcionario de Pemex, en el sentido de que la baja en la producción de Cantarell se iba a compensar con el aumento en otros proyectos, de los cuales menciona, en primer lugar, el de Chicontepec. Dice que aportará 145 mil barriles diarios de petróleo crudo durante 2009. Esto se ha puesto en duda, y hay antecedentes que la justifican. Ya en 2008 habían programado y anunciado una producción de 58 mil barriles diarios, y la producción fue de 30 mil, un poquito más de la mitad del ofrecimiento. Otra fuente de información nos dice que para 2009 Pemex espera producir sólo 72 mil barriles diarios en Chicontepec.
No sólo eso. Para 2008 se programó perforar 692 pozos y sólo se perforaron 300, según el mismo funcionario. Se anuncian para 2009 más de mil. Nos informaron que para este año cada pozo en ese lugar va a costar un millón de dólares. Pero en el concurso asignado a Schlumberger el precio promedio fue 37 por ciento mayor que la cantidad anunciada.
La producción ahí en 2007 fue de 22 mil barriles, o sea que el aumento anual a 2008 fue de 8 mil barriles diarios. ¿Qué clase de yacimiento es este en el que se necesitó perforar 300 pozos para aumentar la producción en 8 mil barriles diarios? Son como 3 milésimas de la producción nacional.
Vamos a comparar esto con otro dato del mismo informe del funcionario. Dice, y lo deja al final de su lista, que en el litoral de Tabasco se van a producir más de 500 mil barriles diarios de crudo. Sería más del triple de lo que este señor atribuye a Chicontepec. Claro, puede suceder que ninguna de las cifras se cumpla, como no se han cumplido otras anteriores.
Pero podemos ver lo que ya sucedió. Todavía no disponemos de cifras completas del número de perforaciones para 2008, pero sí sabemos que en el litoral de Tabasco se perforaron 16 pozos en 2006. A pesar de que los resultados de la perforación exploratoria fueron positivos ciento por ciento, en 2007 sólo perforaron seis pozos. Sin embargo, la producción en esa área fue de 143 mil barriles diarios en 2006, y 194 mil barriles en 2007. Aumentó 51 mil barriles con seis pozos perforados ese año. Con tan pocas perforaciones, en 2007 la producción en el citado litoral fue de casi nueve veces más petróleo crudo que la de Chicontepec en el mismo año. De modo que si en las palabras del funcionario este litoral va a producir más del triple que Chicontepec, en los hechos produjo nueve veces más. Y ya vimos la tremenda desproporción entre el número de perforaciones en ambos casos.
En su informe de términos de contratación del proyecto de Chicontepec, Pemex Exploración y Producción dice que a finales de 2008 había logrado mantener 719 pozos en operación. Hasta el 31 de diciembre de 2004, está publicada una amplia información al respecto. La producción promedio alcanzó 20 mil 552 barriles diarios de aceite (petróleo crudo). Hasta la misma fecha se habían perforado mil 4 pozos de desarrollo (“Las reservas de hidrocarburos de México –evaluación al 1º de enero de 2005”). Hay en operación menos pozos que cuatro años antes. Con todo el dineral de esas perforaciones el promedio anual de la producción ha subido menos de 10 mil barriles en estos últimos cuatro años.
Esto nos da una idea del derroche que se quiere continuar haciendo, con miles de perforaciones que cuestan miles de millones de dólares, en Chicontepec. Claro, de por medio están contratos carísimos con trasnacionales, las cuales se deben sentir agradecidas. Y también se trata de que Pemex quede reducido a ser un administrador de contratos.
Un comentario adicional. Se presumía que iba a haber mucha información este 18 de marzo. Pero hasta el mediodía del viernes 20 de marzo sólo se había publicado parte de la información sobre reservas. Por cierto, ahí se reconoce que 92 por ciento de las reservas probadas descubiertas en 2008 están en el sureste, y en la zona en la que está Chicontepec sólo el 6 por ciento, y ahí es donde se derrocha la mayor parte del dinero.
Siguiendo con la información, la Memoria de Labores no se ha publicado para 2008, la última es la de 2007. Y, peor, el Informe Estadístico de Labores, que normalmente tenía información importante, no se ha publicado después de la versión de 2006, o sea que llevamos dos años sin esta información.
gershen@servidor.unam.mx
Mario Di Costanzo Armenta: Cuando señalamos a la luna, los legisladores ven el dedo
Ahora aprovecho este espacio para hacer una actualización similar en relación con la zona petrolera de Chicontepec.
El 3 de marzo se publicó un informe de un alto funcionario de Pemex, en el sentido de que la baja en la producción de Cantarell se iba a compensar con el aumento en otros proyectos, de los cuales menciona, en primer lugar, el de Chicontepec. Dice que aportará 145 mil barriles diarios de petróleo crudo durante 2009. Esto se ha puesto en duda, y hay antecedentes que la justifican. Ya en 2008 habían programado y anunciado una producción de 58 mil barriles diarios, y la producción fue de 30 mil, un poquito más de la mitad del ofrecimiento. Otra fuente de información nos dice que para 2009 Pemex espera producir sólo 72 mil barriles diarios en Chicontepec.
No sólo eso. Para 2008 se programó perforar 692 pozos y sólo se perforaron 300, según el mismo funcionario. Se anuncian para 2009 más de mil. Nos informaron que para este año cada pozo en ese lugar va a costar un millón de dólares. Pero en el concurso asignado a Schlumberger el precio promedio fue 37 por ciento mayor que la cantidad anunciada.
La producción ahí en 2007 fue de 22 mil barriles, o sea que el aumento anual a 2008 fue de 8 mil barriles diarios. ¿Qué clase de yacimiento es este en el que se necesitó perforar 300 pozos para aumentar la producción en 8 mil barriles diarios? Son como 3 milésimas de la producción nacional.
Vamos a comparar esto con otro dato del mismo informe del funcionario. Dice, y lo deja al final de su lista, que en el litoral de Tabasco se van a producir más de 500 mil barriles diarios de crudo. Sería más del triple de lo que este señor atribuye a Chicontepec. Claro, puede suceder que ninguna de las cifras se cumpla, como no se han cumplido otras anteriores.
Pero podemos ver lo que ya sucedió. Todavía no disponemos de cifras completas del número de perforaciones para 2008, pero sí sabemos que en el litoral de Tabasco se perforaron 16 pozos en 2006. A pesar de que los resultados de la perforación exploratoria fueron positivos ciento por ciento, en 2007 sólo perforaron seis pozos. Sin embargo, la producción en esa área fue de 143 mil barriles diarios en 2006, y 194 mil barriles en 2007. Aumentó 51 mil barriles con seis pozos perforados ese año. Con tan pocas perforaciones, en 2007 la producción en el citado litoral fue de casi nueve veces más petróleo crudo que la de Chicontepec en el mismo año. De modo que si en las palabras del funcionario este litoral va a producir más del triple que Chicontepec, en los hechos produjo nueve veces más. Y ya vimos la tremenda desproporción entre el número de perforaciones en ambos casos.
En su informe de términos de contratación del proyecto de Chicontepec, Pemex Exploración y Producción dice que a finales de 2008 había logrado mantener 719 pozos en operación. Hasta el 31 de diciembre de 2004, está publicada una amplia información al respecto. La producción promedio alcanzó 20 mil 552 barriles diarios de aceite (petróleo crudo). Hasta la misma fecha se habían perforado mil 4 pozos de desarrollo (“Las reservas de hidrocarburos de México –evaluación al 1º de enero de 2005”). Hay en operación menos pozos que cuatro años antes. Con todo el dineral de esas perforaciones el promedio anual de la producción ha subido menos de 10 mil barriles en estos últimos cuatro años.
Esto nos da una idea del derroche que se quiere continuar haciendo, con miles de perforaciones que cuestan miles de millones de dólares, en Chicontepec. Claro, de por medio están contratos carísimos con trasnacionales, las cuales se deben sentir agradecidas. Y también se trata de que Pemex quede reducido a ser un administrador de contratos.
Un comentario adicional. Se presumía que iba a haber mucha información este 18 de marzo. Pero hasta el mediodía del viernes 20 de marzo sólo se había publicado parte de la información sobre reservas. Por cierto, ahí se reconoce que 92 por ciento de las reservas probadas descubiertas en 2008 están en el sureste, y en la zona en la que está Chicontepec sólo el 6 por ciento, y ahí es donde se derrocha la mayor parte del dinero.
Siguiendo con la información, la Memoria de Labores no se ha publicado para 2008, la última es la de 2007. Y, peor, el Informe Estadístico de Labores, que normalmente tenía información importante, no se ha publicado después de la versión de 2006, o sea que llevamos dos años sin esta información.
gershen@servidor.unam.mx
Mario Di Costanzo Armenta: Cuando señalamos a la luna, los legisladores ven el dedo
En las últimas semanas se ha desatado un tremendo debate sobre la conveniencia de que se regulen las tasas de interés y el costo de los servicios bancarios en el país.
Más aún (y dado que son tiempos electorales), legisladores del PRI encabezados por Manlio Fabio Beltrones, perredistas encabezados por Carlos Navarrete y hasta algunos panistas (no encabezados, puesto que no tienen cabeza) se han convertido en unos verdaderos ombudsmanes financieros que, ahora sí, al menos en el discurso se envalentonan contra los bancos y sus abogados, los funcionarios de la Secretaría de Hacienda, y parecen muy decididos a ponerles tope tanto a las tasas de interés que estas instituciones cobran como al costo de los servicios bancarios.
Sin embargo, nuevamente (y como ya se ha hecho costumbre) con el único objetivo de conseguir votos para sus causas, se enfrascan en una absurda discusión que versa sobre el dilema de regular o no las tasas de interés, cuando el problema de fondo radica en la competencia que existe en el mercado bancario mexicano. En otras palabras, en las reglas del juego que, como siempre, favorecen por mucho a un selecto grupo de instituciones que además de ser extranjeras son las que controlan al sistema financiero.
Basta recordar que la extranjerización de la banca en México se dio como resultado de una crisis bancaria y de su ilegal rescate y no como producto de una política bancaria y financiera que buscara garantizar que el control del sistema quedara en manos del Estado y de los mexicanos.
De hecho, si los legisladores quisieran hacer su chamba deberían haber empezado por revisar los comentarios que hiciera en este sentido Michael W. Mackey, quien fue el auditor del Fobaproa. Pero, desafortunadamente, tanto a los priístas como a los panistas y hasta algunos perredistas el tema todavía los indigesta.
Y señalo lo anterior porque en materia de reglas del juego el sistema bancario que opera en México enfrenta dos graves problemas: primero, una tremenda concentración de mercado (oligopolio); y, segundo, una fuerte discriminación a la incipiente banca mexicana.
Pero como dijera Jack El destripador, vámonos por partes.
Primero: de acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), en México existen 43 bancos –desde BBVA-Bancomer hasta el Banco Amigo, pasando por Banorte–; sin embargo, de este total, cinco instituciones (BBVA, Banamex, Santander, HSBC y Scotiabank, todas ellas de capital 100 por ciento extranjero) controlan 70 por ciento de los activos y la captación bancaria; 69 por ciento de la cartera total; 61 por ciento de las 10 mil 354 sucursales y 55 por ciento de los 75 millones de cuentas de depósito que existen. Esto quiere decir que tan sólo 11 por ciento de las instituciones bancarias controlan en promedio 65 por ciento del mercado en el país.
Esta imperfección de mercado –como dicen los que dicen saber– permite que estos cinco bancos impongan las reglas del juego a las demás instituciones bancarias y al propio Estado mexicano, incluyendo a la Comisión Federal de Competencia, que no ha podido o no ha querido regular y romper este oligopolio.
Segundo: la situación se complica si a lo anterior añadimos que dentro de la propia banca que opera en México se observan clases sociales. Al respecto, vale decir que bancos mexicanos pequeños no participan de algunos tratos con el gobierno. Así, por ejemplo, Ixe o Banco Azteca no manejan la tesorería de Pemex o bien no son los encargados de bajar los recursos que el gobierno dice que canaliza a través de Nafin o Bancomext a diversas empresas.
Es decir, a esta incipiente banca no se le permite quedarse con los jugosas comisiones que aquello representa, permitiendo con ello que sean fundamentalmente los bancos extranjeros los que se benefician directa o indirectamente de esta situación. Sólo que sus utilidades las remiten a sus matrices en el exterior.
Esto es una pequeña muestra de que tanto para las autoridades que ejercen la regulación y la supervisión como dentro de la misma Asociación de Bancos de México (ABM) se da un proceso de discriminación a la incipiente banca nacional, lo que da como resultado que tengamos un mercado bancario con falta de competencia, costoso y con una fuerte discriminación a la banca nacional.
Desafortunadamente (y en gran medida debido a la ignorancia de los legisladores, a la falta de compromiso que han mostrado con el país algunos dueños de bancos mexicanos y a la necesidad de ganar votos), ahora los legisladores buscan resolver el problema de arribita y no de fondo. Desgraciadamente, en ese intento pueden llegar incluso a violar hasta la ley de la oferta y la demanda –que, creo, es la única que les falta por violar–, olvidándose del problema de fondo y perjudicando con ello a las pequeñas instituciones bancarias y financieras mexicanas, y a los usuarios de estos servicios.
No se trata de resolver en un mes lo que se ha gestado por la complicidad de gobernantes, banqueros y algunos empresarios en años.
Por ello, si se quiere contar con un sistema bancario eficaz y eficiente se deben corregir las imperfecciones que no permiten que exista una verdadera competencia en el sistema, sin discriminaciones.
Entonces: los legisladores deben primeramente obligar al cumplimiento de la Ley Federal de Competencia Económica en el sistema bancario que opera en México; y deben adecuar el marco jurídico, para que se promueva el surgimiento de una banca mexicana apegada a las sanas prácticas bancarias, buscando un balance entre beneficio para el país y la rentabilidad de las instituciones, ya que de no poderlo hacer así, se tendría que valorar la nacionalización de la banca que opera en nuestro país.
Desafortunadamente la decisión de la SHCP en torno a Banamex, muestra que el Estado está empeñado en seguir como rehén de estas cinco instituciones, y lo peor de todo, es que tal parece que los legisladores continuarán haciéndoles el juego.
Por ello, como dice mi amigo el vocal incómodo: la discusión y el análisis deben ir más allá del dilema de regular o no regular tasas. De no ser así, lamentablemente, seguiré sosteniendo que cuando señalamos a la luna, los legisladores ven el dedo.
Eduardo Galeano: Espejos
Más aún (y dado que son tiempos electorales), legisladores del PRI encabezados por Manlio Fabio Beltrones, perredistas encabezados por Carlos Navarrete y hasta algunos panistas (no encabezados, puesto que no tienen cabeza) se han convertido en unos verdaderos ombudsmanes financieros que, ahora sí, al menos en el discurso se envalentonan contra los bancos y sus abogados, los funcionarios de la Secretaría de Hacienda, y parecen muy decididos a ponerles tope tanto a las tasas de interés que estas instituciones cobran como al costo de los servicios bancarios.
Sin embargo, nuevamente (y como ya se ha hecho costumbre) con el único objetivo de conseguir votos para sus causas, se enfrascan en una absurda discusión que versa sobre el dilema de regular o no las tasas de interés, cuando el problema de fondo radica en la competencia que existe en el mercado bancario mexicano. En otras palabras, en las reglas del juego que, como siempre, favorecen por mucho a un selecto grupo de instituciones que además de ser extranjeras son las que controlan al sistema financiero.
Basta recordar que la extranjerización de la banca en México se dio como resultado de una crisis bancaria y de su ilegal rescate y no como producto de una política bancaria y financiera que buscara garantizar que el control del sistema quedara en manos del Estado y de los mexicanos.
De hecho, si los legisladores quisieran hacer su chamba deberían haber empezado por revisar los comentarios que hiciera en este sentido Michael W. Mackey, quien fue el auditor del Fobaproa. Pero, desafortunadamente, tanto a los priístas como a los panistas y hasta algunos perredistas el tema todavía los indigesta.
Y señalo lo anterior porque en materia de reglas del juego el sistema bancario que opera en México enfrenta dos graves problemas: primero, una tremenda concentración de mercado (oligopolio); y, segundo, una fuerte discriminación a la incipiente banca mexicana.
Pero como dijera Jack El destripador, vámonos por partes.
Primero: de acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), en México existen 43 bancos –desde BBVA-Bancomer hasta el Banco Amigo, pasando por Banorte–; sin embargo, de este total, cinco instituciones (BBVA, Banamex, Santander, HSBC y Scotiabank, todas ellas de capital 100 por ciento extranjero) controlan 70 por ciento de los activos y la captación bancaria; 69 por ciento de la cartera total; 61 por ciento de las 10 mil 354 sucursales y 55 por ciento de los 75 millones de cuentas de depósito que existen. Esto quiere decir que tan sólo 11 por ciento de las instituciones bancarias controlan en promedio 65 por ciento del mercado en el país.
Esta imperfección de mercado –como dicen los que dicen saber– permite que estos cinco bancos impongan las reglas del juego a las demás instituciones bancarias y al propio Estado mexicano, incluyendo a la Comisión Federal de Competencia, que no ha podido o no ha querido regular y romper este oligopolio.
Segundo: la situación se complica si a lo anterior añadimos que dentro de la propia banca que opera en México se observan clases sociales. Al respecto, vale decir que bancos mexicanos pequeños no participan de algunos tratos con el gobierno. Así, por ejemplo, Ixe o Banco Azteca no manejan la tesorería de Pemex o bien no son los encargados de bajar los recursos que el gobierno dice que canaliza a través de Nafin o Bancomext a diversas empresas.
Es decir, a esta incipiente banca no se le permite quedarse con los jugosas comisiones que aquello representa, permitiendo con ello que sean fundamentalmente los bancos extranjeros los que se benefician directa o indirectamente de esta situación. Sólo que sus utilidades las remiten a sus matrices en el exterior.
Esto es una pequeña muestra de que tanto para las autoridades que ejercen la regulación y la supervisión como dentro de la misma Asociación de Bancos de México (ABM) se da un proceso de discriminación a la incipiente banca nacional, lo que da como resultado que tengamos un mercado bancario con falta de competencia, costoso y con una fuerte discriminación a la banca nacional.
Desafortunadamente (y en gran medida debido a la ignorancia de los legisladores, a la falta de compromiso que han mostrado con el país algunos dueños de bancos mexicanos y a la necesidad de ganar votos), ahora los legisladores buscan resolver el problema de arribita y no de fondo. Desgraciadamente, en ese intento pueden llegar incluso a violar hasta la ley de la oferta y la demanda –que, creo, es la única que les falta por violar–, olvidándose del problema de fondo y perjudicando con ello a las pequeñas instituciones bancarias y financieras mexicanas, y a los usuarios de estos servicios.
No se trata de resolver en un mes lo que se ha gestado por la complicidad de gobernantes, banqueros y algunos empresarios en años.
Por ello, si se quiere contar con un sistema bancario eficaz y eficiente se deben corregir las imperfecciones que no permiten que exista una verdadera competencia en el sistema, sin discriminaciones.
Entonces: los legisladores deben primeramente obligar al cumplimiento de la Ley Federal de Competencia Económica en el sistema bancario que opera en México; y deben adecuar el marco jurídico, para que se promueva el surgimiento de una banca mexicana apegada a las sanas prácticas bancarias, buscando un balance entre beneficio para el país y la rentabilidad de las instituciones, ya que de no poderlo hacer así, se tendría que valorar la nacionalización de la banca que opera en nuestro país.
Desafortunadamente la decisión de la SHCP en torno a Banamex, muestra que el Estado está empeñado en seguir como rehén de estas cinco instituciones, y lo peor de todo, es que tal parece que los legisladores continuarán haciéndoles el juego.
Por ello, como dice mi amigo el vocal incómodo: la discusión y el análisis deben ir más allá del dilema de regular o no regular tasas. De no ser así, lamentablemente, seguiré sosteniendo que cuando señalamos a la luna, los legisladores ven el dedo.
Eduardo Galeano: Espejos
Tlazoltéotl, luna mexicana, diosa de la noche huasteca, pudo hacerse un lugarcito en el pan-teón macho de los aztecas.
Ella era la madre madrísima que protegía a las paridas y a las parteras y guiaba el viaje de las semillas hacia las plantas. Diosa del amor y también de la basura, condenada a comer mierda, encarnaba la fecundidad y la lujuria.
Como Eva, como Pandora, Tlazoltéotl tenía la culpa de la perdición de los hombres; y las mujeres que nacían en su día vivían condenadas al placer.
Y cuando la tierra temblaba, por vibración suave o terremoto devastador, nadie dudaba:
–Es ella.
Egipcias
Heródoto, venido de Grecia, comprobó que el río y el cielo de Egipto no se parecían a ningún otro río ni a ningún otro cielo, y lo mismo ocurría con las costumbres. Gente rara, los egipcios: amasaban la harina con los pies y el barro con las manos, y momificaban a sus gatos muertos y los guardaban en cámaras sagradas.
Pero lo que más llamaba la atención era el lugar que las mujeres ocupaban entre los hombres. Ellas, fueran nobles o plebeyas, se casaban libremente y sin renunciar a sus nombres ni a sus bienes. La educación, la propiedad, el trabajo y la herencia eran derechos de ellas, y no sólo de ellos, y eran ellas quienes hacían las compras en el mercadomientras ellos estaban tejiendo en casa. Según Heródoto, que era bastante inventón, ellas meaban de pie y ellos, de rodillas.
Hebreas
Según el Antiguo Testamento, las hijas de Eva seguían sufriendo el castigo divino.
Podían morir apedreadas las adúlteras, las hechiceras y las mujeres que no llegaran vírgenes al matrimonio; marchaban a la hoguera las que se prostituían siendo hijas de sacerdotes.
Y la ley divina mandaba cortar la mano de la mujer que agarrara a un hombre por los huevos, aunque fuera en defensa propia o en defensa de su marido.
Durante cuarenta días quedaba impura la mujer que paría hijo varón. Ochenta días duraba su suciedad, si era niña.
Impura era la mujer con menstruación, por siete días y sus noches, y trasmitía su impureza a cualquiera que la tocara o tocara la silla donde se sentaba o el lecho donde dormía.
Romanas
Cicerón había explicado que las mujeres debían estar sometidas a guardianes masculinos debido a la debilidad de su intelecto.
Las romanas pasaban de manos de varón a manos de varón. El padre que casaba a su hija podía cederla al marido en propiedad o entregársela en préstamo. De todos modos, lo que importaba era la dote, el patrimonio, la herencia: del placer se encargaban las esclavas.
Los médicos romanos creían, como Aristóteles, que las mujeres, todas, patricias, plebeyas o esclavas, tenían menos dientes y menos cerebro que los hombres y que en los días de menstruación empañaban los espejos con un velo rojizo.
Plinio el Viejo, la mayor autoridad científica del imperio, demostró que la mujer menstruada agriaba el vino nuevo, esterilizaba las cosechas, secaba las semillas y las frutas, mataba los injertos de plantas y los enjambres de abejas, herrumbraba el bronce y volvía locos a los perros.
Griegas
De un dolor de cabeza, puede nacer una diosa. Atenea brotó de la dolida cabeza de su padre, Zeus, que se abrió para darle nacimiento. Ella fue parida sin madre.
Tiempo después, su voto resultó decisivo en el tribunal de los dioses, cuando el Olimpo tuvo que pronunciar una sentencia difícil.
Para vengar a su papá, Electra y su hermano Orestes habían partido de un hachazo el pescuezo de su mamá.
Las Furias acusaban. Exigían que los asesinos fueran apedreados hasta la muerte, porque es sagrada la vida de una reina y quien mata a la madre no tiene perdón.
Apolo asumió la defensa. Sostuvo que los acusados eran hijos de madre indigna y que la maternidad no tenía la menor importancia. Una madre, afirmó Apolo, no es más que el surco inerte donde el hombre echa su semilla.
De los trece dioses del jurado, seis votaron por la condenación y seis por la absolución.
Atenea decidía el desempate. Ella votó contra la madre que no tuvo y dio vida eterna al poder macho en Atenas.
Amazonas
Las amazonas, temibles mujeres, habían peleado contra Hércules, cuando era Heracles, y contra Aquiles en la guerra de Troya. Odiaban a los hombres y se cortaban el seno derecho para que sus flechazos fueran más certeros.
El gran río que atraviesa el cuerpo de América de lado a lado, se llama Amazonas por obra y gracia del conquistador español Francisco de Orellana.
Él fue el primer europeo que lo navegó, desde los adentros de la tierra hasta las afueras de la mar. Volvió a España con un ojo menos, y contó que sus bergantines habían sido acribillados a flechazos por mujeres guerreras, que peleaban desnudas, rugían como fieras y cuando sentían hambre de amores secuestraban hombres, los besaban en la noche y los estrangulaban al amanecer.
Y por dar prestigio griego a su relato, Orellana dijo que ellas eran aquellas amazonas adoradoras de la diosa Diana, y con su nombre bautizó al río donde tenían su reino.
Los siglos han pasado. De las amazonas, nunca más se supo. Pero el río se sigue llamando así, y aunque cada día lo envenenan los pesticidas, los abonos químicos, el mercurio de las minas y el petróleo de los barcos, sus aguas siguen siendo las más ricas del mundo en peces, aves y cuentos.
Cuando el hígado era la casa del alma
En otros tiempos, mucho antes de que nacieran los cardiólogos y los letristas de boleros, las revistas del corazón bien pudieron llamarse revistas del hígado.
El hígado era el centro de todo.
Según la tradición china, el hígado era el lugar donde el alma dormía y soñaba.
En Egipto, la custodia del hígado estaba a cargo de Amset, hijo del dios Horus, y en Roma quien se ocupaba de cuidarlo era nada menos que Júpiter, el padre de los dioses.
Los etruscos leían el destino en el hígado de los animales que sacrificaban.
Según la tradición griega, Prometeo robó para nosotros, los humanos, el fuego de los dioses. Y Zeus, el mandamás del Olimpo, lo castigó encadenándolo a una roca, donde un buitre le comía el hígado cada día.
No el corazón: el hígado. Pero cada día el hígado de Prometeo renacía, y ésa era la prueba de su inmortalidad.
Fundación del machismo
Por si fuera poco ese suplicio, Zeus también castigó la traición de Prometeo creando a la primera mujer. Y nos mandó el regalo.
Según los poetas del Olimpo, ella se llamaba Pandora, era hermosa y curiosa y más bien antolondrada.
Pandora llegó a la tierra con una gran caja entre los brazos. Dentro de la caja estaban, prisioneras, las desgracias. Zeus le había prohibido abrirla; pero apenas aterrizó entre nosotros, ella no pudo aguantar la tentación y la destapó.
Las plagas se echaron a volar y nos clavaron sus aguijones. Y así llegó la muerte al mundo, y llegaron la vejez, la enfermedad, la guerra, el trabajo...
Según los sacerdotes de la Biblia, otra mujer, llamada Eva, creada por otro dios en otra nube, también nos trajo puras calamidades.
Heracles
Zeus era muy castigador. Por mala conducta, vendió como esclavo a su hijo Heracles, que después, en Roma, se llamó Hércules.
Heracles fue comprado por Onfale, reina de Lidia, y a su servicio liquidó a una serpiente gigante, lo que no exigió un gran esfuerzo a quien despedazaba serpientes desde que era bebé, y capturó a los mellizos que en las noches, convertidos en moscas, robaban el sueño de la gente.
Pero a la reina Onfale no le interesaban ni un poquito esas proezas. Ella quería un amante, no un guardián.
Pasaban encerrados casi todo el tiempo. Cuando se mostraban, el lucía collares de perlas, brazaletes de oro y coloridas enaguas que poco duraban, porque sus músculos reventaban las costuras, y ella vestía la piel del león que él había asfixiado, con sus brazos, en Nemea.
Según se decía en el reino, cuando él se portaba mal, ella le pegaba con una sandalia en el culo. Y se decía que en los ratos libres, Heracles se echaba a los pies de su dueña y se distraía hilando y tejiendo, mientras las mujeres de la corte lo abanicaban, lo peinaban, lo perfumaban, le daban de comer en la boca y le servían vino de a sorbitos.
Tres años duraron las vacaciones, hasta que Zeus, el papá, mandó que Heracles regresara de una buena vez a su trabajo y culminara sus doce hazañas de supermacho universal.
Hermann Bellingausen: En los términos de su dignidad cinematográfica
Ella era la madre madrísima que protegía a las paridas y a las parteras y guiaba el viaje de las semillas hacia las plantas. Diosa del amor y también de la basura, condenada a comer mierda, encarnaba la fecundidad y la lujuria.
Como Eva, como Pandora, Tlazoltéotl tenía la culpa de la perdición de los hombres; y las mujeres que nacían en su día vivían condenadas al placer.
Y cuando la tierra temblaba, por vibración suave o terremoto devastador, nadie dudaba:
–Es ella.
Egipcias
Heródoto, venido de Grecia, comprobó que el río y el cielo de Egipto no se parecían a ningún otro río ni a ningún otro cielo, y lo mismo ocurría con las costumbres. Gente rara, los egipcios: amasaban la harina con los pies y el barro con las manos, y momificaban a sus gatos muertos y los guardaban en cámaras sagradas.
Pero lo que más llamaba la atención era el lugar que las mujeres ocupaban entre los hombres. Ellas, fueran nobles o plebeyas, se casaban libremente y sin renunciar a sus nombres ni a sus bienes. La educación, la propiedad, el trabajo y la herencia eran derechos de ellas, y no sólo de ellos, y eran ellas quienes hacían las compras en el mercadomientras ellos estaban tejiendo en casa. Según Heródoto, que era bastante inventón, ellas meaban de pie y ellos, de rodillas.
Hebreas
Según el Antiguo Testamento, las hijas de Eva seguían sufriendo el castigo divino.
Podían morir apedreadas las adúlteras, las hechiceras y las mujeres que no llegaran vírgenes al matrimonio; marchaban a la hoguera las que se prostituían siendo hijas de sacerdotes.
Y la ley divina mandaba cortar la mano de la mujer que agarrara a un hombre por los huevos, aunque fuera en defensa propia o en defensa de su marido.
Durante cuarenta días quedaba impura la mujer que paría hijo varón. Ochenta días duraba su suciedad, si era niña.
Impura era la mujer con menstruación, por siete días y sus noches, y trasmitía su impureza a cualquiera que la tocara o tocara la silla donde se sentaba o el lecho donde dormía.
Romanas
Cicerón había explicado que las mujeres debían estar sometidas a guardianes masculinos debido a la debilidad de su intelecto.
Las romanas pasaban de manos de varón a manos de varón. El padre que casaba a su hija podía cederla al marido en propiedad o entregársela en préstamo. De todos modos, lo que importaba era la dote, el patrimonio, la herencia: del placer se encargaban las esclavas.
Los médicos romanos creían, como Aristóteles, que las mujeres, todas, patricias, plebeyas o esclavas, tenían menos dientes y menos cerebro que los hombres y que en los días de menstruación empañaban los espejos con un velo rojizo.
Plinio el Viejo, la mayor autoridad científica del imperio, demostró que la mujer menstruada agriaba el vino nuevo, esterilizaba las cosechas, secaba las semillas y las frutas, mataba los injertos de plantas y los enjambres de abejas, herrumbraba el bronce y volvía locos a los perros.
Griegas
De un dolor de cabeza, puede nacer una diosa. Atenea brotó de la dolida cabeza de su padre, Zeus, que se abrió para darle nacimiento. Ella fue parida sin madre.
Tiempo después, su voto resultó decisivo en el tribunal de los dioses, cuando el Olimpo tuvo que pronunciar una sentencia difícil.
Para vengar a su papá, Electra y su hermano Orestes habían partido de un hachazo el pescuezo de su mamá.
Las Furias acusaban. Exigían que los asesinos fueran apedreados hasta la muerte, porque es sagrada la vida de una reina y quien mata a la madre no tiene perdón.
Apolo asumió la defensa. Sostuvo que los acusados eran hijos de madre indigna y que la maternidad no tenía la menor importancia. Una madre, afirmó Apolo, no es más que el surco inerte donde el hombre echa su semilla.
De los trece dioses del jurado, seis votaron por la condenación y seis por la absolución.
Atenea decidía el desempate. Ella votó contra la madre que no tuvo y dio vida eterna al poder macho en Atenas.
Amazonas
Las amazonas, temibles mujeres, habían peleado contra Hércules, cuando era Heracles, y contra Aquiles en la guerra de Troya. Odiaban a los hombres y se cortaban el seno derecho para que sus flechazos fueran más certeros.
El gran río que atraviesa el cuerpo de América de lado a lado, se llama Amazonas por obra y gracia del conquistador español Francisco de Orellana.
Él fue el primer europeo que lo navegó, desde los adentros de la tierra hasta las afueras de la mar. Volvió a España con un ojo menos, y contó que sus bergantines habían sido acribillados a flechazos por mujeres guerreras, que peleaban desnudas, rugían como fieras y cuando sentían hambre de amores secuestraban hombres, los besaban en la noche y los estrangulaban al amanecer.
Y por dar prestigio griego a su relato, Orellana dijo que ellas eran aquellas amazonas adoradoras de la diosa Diana, y con su nombre bautizó al río donde tenían su reino.
Los siglos han pasado. De las amazonas, nunca más se supo. Pero el río se sigue llamando así, y aunque cada día lo envenenan los pesticidas, los abonos químicos, el mercurio de las minas y el petróleo de los barcos, sus aguas siguen siendo las más ricas del mundo en peces, aves y cuentos.
Cuando el hígado era la casa del alma
En otros tiempos, mucho antes de que nacieran los cardiólogos y los letristas de boleros, las revistas del corazón bien pudieron llamarse revistas del hígado.
El hígado era el centro de todo.
Según la tradición china, el hígado era el lugar donde el alma dormía y soñaba.
En Egipto, la custodia del hígado estaba a cargo de Amset, hijo del dios Horus, y en Roma quien se ocupaba de cuidarlo era nada menos que Júpiter, el padre de los dioses.
Los etruscos leían el destino en el hígado de los animales que sacrificaban.
Según la tradición griega, Prometeo robó para nosotros, los humanos, el fuego de los dioses. Y Zeus, el mandamás del Olimpo, lo castigó encadenándolo a una roca, donde un buitre le comía el hígado cada día.
No el corazón: el hígado. Pero cada día el hígado de Prometeo renacía, y ésa era la prueba de su inmortalidad.
Fundación del machismo
Por si fuera poco ese suplicio, Zeus también castigó la traición de Prometeo creando a la primera mujer. Y nos mandó el regalo.
Según los poetas del Olimpo, ella se llamaba Pandora, era hermosa y curiosa y más bien antolondrada.
Pandora llegó a la tierra con una gran caja entre los brazos. Dentro de la caja estaban, prisioneras, las desgracias. Zeus le había prohibido abrirla; pero apenas aterrizó entre nosotros, ella no pudo aguantar la tentación y la destapó.
Las plagas se echaron a volar y nos clavaron sus aguijones. Y así llegó la muerte al mundo, y llegaron la vejez, la enfermedad, la guerra, el trabajo...
Según los sacerdotes de la Biblia, otra mujer, llamada Eva, creada por otro dios en otra nube, también nos trajo puras calamidades.
Heracles
Zeus era muy castigador. Por mala conducta, vendió como esclavo a su hijo Heracles, que después, en Roma, se llamó Hércules.
Heracles fue comprado por Onfale, reina de Lidia, y a su servicio liquidó a una serpiente gigante, lo que no exigió un gran esfuerzo a quien despedazaba serpientes desde que era bebé, y capturó a los mellizos que en las noches, convertidos en moscas, robaban el sueño de la gente.
Pero a la reina Onfale no le interesaban ni un poquito esas proezas. Ella quería un amante, no un guardián.
Pasaban encerrados casi todo el tiempo. Cuando se mostraban, el lucía collares de perlas, brazaletes de oro y coloridas enaguas que poco duraban, porque sus músculos reventaban las costuras, y ella vestía la piel del león que él había asfixiado, con sus brazos, en Nemea.
Según se decía en el reino, cuando él se portaba mal, ella le pegaba con una sandalia en el culo. Y se decía que en los ratos libres, Heracles se echaba a los pies de su dueña y se distraía hilando y tejiendo, mientras las mujeres de la corte lo abanicaban, lo peinaban, lo perfumaban, le daban de comer en la boca y le servían vino de a sorbitos.
Tres años duraron las vacaciones, hasta que Zeus, el papá, mandó que Heracles regresara de una buena vez a su trabajo y culminara sus doce hazañas de supermacho universal.
Hermann Bellingausen: En los términos de su dignidad cinematográfica
Cuando en enero de 2009 Corazón del tiempo se presentó en el Sundance Resort, al inicio de su festival de cine independiente, la audiencia era algo así como selecta. A representantes del Sundance se sumaba una banda de moviegoers, cinéfilos de evidente buen nivel económico, no jóvenes, curtidos en cine de todo el mundo. Era la primavera de la obamanía y ellos, unos 200, me parecieron gente informada, progresista. Estaban de buen humor.
Al concluir la proyección, un hombre del público comentó la escena donde una patrulla del Ejército federal y la policía intentan ingresar a la comunidad zapatista ficticia de la cinta, y son enfrentados por las mujeres marcándoles el alto. Esperaba un baño de sangre, dijo. En vez de eso, las mujeres con el rostro cubierto y el puño en alto evitan pacíficamente el tránsito de las tropas al poblado.
Un bloodshed sería lo natural en una película latinoamericana sobre resistencia indígena, rebelde además. No es lo que ocurre en este caso, donde la represión no es el tema. Aquel espectador lo decía más sorprendido que decepcionado, considerando la fama bien ganada de México como país hiperviolento y poblado de pequeñas guerras.
–¿Esas cosas también pasan? –preguntó.
–Sí, pasan.
**
Hacia 1999, Alberto Cortés propuso escribir un argumento de ficción sobre los zapatistas basado en hechos reales. En ese momento parecía un despropósito. ¿Cómo mostrar la cotidianidad en tierras donde se vive una guerra de resistencia, en una detente bélica tan inusual como otras características inéditas del proceso zapatista? El secreto, la discreción, la cautela eran lo común. ¿Cómo mostrar entonces una vida que de fuera no se veía? Y no por falta de atención: desde 1994 persisten cierta idea, imágenes, una conciencia generalizada del zapatismo en Chiapas, aún para sus detractores.
Resultaba difícil imaginar en pantalla a campesinos zapatistas nadando, besándose, comiendo, cosechando la milpa. Y menos si iban a caracterizarse a sí mismos, que era la idea del proyecto. Morosa y cambiante, la historia creció y se reinventó a lo largo de siete años, mientras la otra historia, la verdadera, seguía su curso.
La maduración de las comunidades fue acelerada y notable en ese mismo periodo. Al establecerse las juntas de buen gobierno, en 2003, apelaron a una legitimidad pública que ya habían conquistado en los hechos. Era menos inconcebible ver sus rostros, conocer sus voces, mostrar su identidad a pesar de la permanente contrainsurgencia militar que los rodea, los programas de inteligencia, el espionaje sistemático. El gobierno ha estado obligado a respetar, declarativamente al menos, a las autoridades autónomas, sus gestiones, sus relaciones comerciales y de vecindad con otras comunidades.
En tanto, Cortés y la pequeña troupe de Bataclán echaron a rodar una variante de los gitanos de antaño, que llevaban películas de pueblo en pueblo. Armaron un cine ambulante que recorrió varias comunidades de la selva Lacandona. No es que allá desconocieran eso, videocasetes y devedés son habituales, Ni que no tuvieran géneros predilectos: las de Pedro Infante, rancheras de siempre, históricas: La rebelión de los colgados; las de acción, estilo hermanos Almada; las de artes marciales. Y comedias mexicanas: Tin Tan y Cantiflas ya reinaban.
El repertorio de Bataclán para las comunidades proliferó, con el respaldo de la Filmoteca de la UNAM. Comenzó con una muestra intensiva de Chaplin, no conocido por los indígenas. Un acontecimiento. No podían creer que Charlot fuera persona y no un muñeco maravilloso. La mayoría presenciaba por primera vez proyecciones sin el cinescopio, que suele ser la única sala de cine de los pobres. Conocieron Matrix, dibujos animados, La ley de Herodes, cubanas.
Juntar al pueblo al anochecer y proyectarle cintas que, atravesadas en la oscuridad por un cono de luz, dan imágenes más grandes que la realidad. Cine, pues, clasiquito, no sucedáneos portátiles. A la vez se abrió el juego de la actuación y la expresión corporal en los términos cinematográficos de su dignidad. El Teatro Campesino realizó talleres. El argumento siguió desarrollándose ante los cambios que no han dejado de ocurrir.
Si los videoastas zapatistas llevan años filmando documentales y cortos con sus propios medios, y los pueblos están haciendo una revolución todos los días, bien podían arriesgarse y actuar, coproducir, hacer suya una película inspirada en sus historias.
EU-Irán: acercamiento esperanzador
En un hecho inusitado en la historia de la política exterior de Estados Unidos, el presidente de ese país, Barack Hussein Obama, envió el pasado viernes, mediante un video difundido en Internet y por varias televisoras árabes, un mensaje de felicitación con motivo del año nuevo persa (Nowruz o nuevo día). En el discurso, el político afroestadunidense se dirigió en particular a los líderes de la República Islámica de Irán. Les propuso un nuevo comienzo en las relaciones bilaterales, congeladas desde hace tres décadas, tras el triunfo de la revolución islámica en 1979 y el asalto, en noviembre de ese mismo año, a la embajada estadunidense en Teherán. Al mismo tiempo, el mandatario manifestó que Estados Unidos quiere que la república islámica tenga su merecido sitio en la comunidad de naciones, y añadió que su administración está comprometida a ejercer una diplomacia que aborde todo el espectro de asuntos entre nosotros y a buscar lazos constructivos entre Estados Unidos, Irán y la comunidad internacional.
El mensaje de Obama, con todo y su carga simbólica –fue pronunciado al cumplirse seis años de la invasión angloestadunidense a Irak–, da cuenta de un nuevo matiz en la política exterior de la mayor potencia mundial, reviste un acento aún imperialista, sí, pero mucho más moderado que en el pasado reciente, y encierra un cariz discursivo muy distinto del cinismo propagandístico y el primitivismo que caracterizaron los discursos en la era de George W. Bush, quien desde 2002 emprendió una campaña de hostigamiento en contra de Teherán cuando definió el llamado eje del mal, integrado por Irak, Irán y Corea del Norte. El reconocimiento con que el nuevo ocupante de la Casa Blanca se refirió al pueblo persa –una gran civilización, cuyos logros se han ganado el respeto de Estados Unidos y el mundo– contrasta con los empeños de la administración Bush por presentar al gobierno de la república islámica como el principal patrocinador del terrorismo de Estado en el mundo, señalarlo como promotor de la inestabilidad y la violencia en Medio Oriente –con el apoyo a las milicias Hezbollah y Hamas–, e incluso acusarlo de financiar al talibán, acusación, esta última, que pasa por alto las profundas diferencias entre los ayatolas chiítas y el integrismo sunita, respaldado y armado por Washington en el contexto de la invasión soviética a Afganistán.
No será sencillo, sin embargo, que ambos países avancen en un proceso de acercamiento, entendimiento y respeto mutuo, ni bastará para ello con el mensaje difundido anteayer por la Casa Blanca. Durante años las naciones occidentales, con Washington a la cabeza, han mantenido un discurso predominantemente hostil hacia el país persa, que ha sido acompañado de sanciones económicas –ratificadas por el propio Obama el pasado 12 de marzo– e incluso por amenazas bélicas, como las lanzadas por el gobierno israelí en junio del año pasado, cuando el viceprimer ministro hebreo, Shaul Mofaz, señaló que atacar a Irán para detener sus planes nucleares es inevitable.
Desde comienzos de esta década la Casa Blanca adoptó como verdad oficial la presunta fabricación de armas nucleares por parte de Irán –pese a que tales acusaciones no han sido probadas–, y toleró en cambio el desarrollo de arsenales atómicos en naciones como India y Pakistán –esta última, aliada de Washington en la guerra contra el terrorismo–, al tiempo que permitió la exclusión de Tel Aviv del Tratado de no Proliferación Nuclear y de las inspecciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica. Es claro, en suma, que Teherán ha tenido durante todo este tiempo razones de peso para mantener una postura defensiva ante un eventual ataque de la mayor potencia del mundo y su aliado regional.
El mensaje de Barack Obama sin duda es positivo, pero en la circunstancia presente Washington deberá hacer mucho más para revertir los efectos de la política hostil y de doble moral en relación con la república islámica. Por fortuna, no obstante su escepticismo inicial, el régimen de Teherán ha abierto una ventana al diálogo al afirmar que si el mandatario estadunidense hace cambios fundamentales en la política de Estados Unidos hacia otros países, incluido Irán, el gobierno y el pueblo iraní no le darán la espalda. Barack Obama tiene la palabra.
Carlos Monsiváis
Al concluir la proyección, un hombre del público comentó la escena donde una patrulla del Ejército federal y la policía intentan ingresar a la comunidad zapatista ficticia de la cinta, y son enfrentados por las mujeres marcándoles el alto. Esperaba un baño de sangre, dijo. En vez de eso, las mujeres con el rostro cubierto y el puño en alto evitan pacíficamente el tránsito de las tropas al poblado.
Un bloodshed sería lo natural en una película latinoamericana sobre resistencia indígena, rebelde además. No es lo que ocurre en este caso, donde la represión no es el tema. Aquel espectador lo decía más sorprendido que decepcionado, considerando la fama bien ganada de México como país hiperviolento y poblado de pequeñas guerras.
–¿Esas cosas también pasan? –preguntó.
–Sí, pasan.
**
Hacia 1999, Alberto Cortés propuso escribir un argumento de ficción sobre los zapatistas basado en hechos reales. En ese momento parecía un despropósito. ¿Cómo mostrar la cotidianidad en tierras donde se vive una guerra de resistencia, en una detente bélica tan inusual como otras características inéditas del proceso zapatista? El secreto, la discreción, la cautela eran lo común. ¿Cómo mostrar entonces una vida que de fuera no se veía? Y no por falta de atención: desde 1994 persisten cierta idea, imágenes, una conciencia generalizada del zapatismo en Chiapas, aún para sus detractores.
Resultaba difícil imaginar en pantalla a campesinos zapatistas nadando, besándose, comiendo, cosechando la milpa. Y menos si iban a caracterizarse a sí mismos, que era la idea del proyecto. Morosa y cambiante, la historia creció y se reinventó a lo largo de siete años, mientras la otra historia, la verdadera, seguía su curso.
La maduración de las comunidades fue acelerada y notable en ese mismo periodo. Al establecerse las juntas de buen gobierno, en 2003, apelaron a una legitimidad pública que ya habían conquistado en los hechos. Era menos inconcebible ver sus rostros, conocer sus voces, mostrar su identidad a pesar de la permanente contrainsurgencia militar que los rodea, los programas de inteligencia, el espionaje sistemático. El gobierno ha estado obligado a respetar, declarativamente al menos, a las autoridades autónomas, sus gestiones, sus relaciones comerciales y de vecindad con otras comunidades.
En tanto, Cortés y la pequeña troupe de Bataclán echaron a rodar una variante de los gitanos de antaño, que llevaban películas de pueblo en pueblo. Armaron un cine ambulante que recorrió varias comunidades de la selva Lacandona. No es que allá desconocieran eso, videocasetes y devedés son habituales, Ni que no tuvieran géneros predilectos: las de Pedro Infante, rancheras de siempre, históricas: La rebelión de los colgados; las de acción, estilo hermanos Almada; las de artes marciales. Y comedias mexicanas: Tin Tan y Cantiflas ya reinaban.
El repertorio de Bataclán para las comunidades proliferó, con el respaldo de la Filmoteca de la UNAM. Comenzó con una muestra intensiva de Chaplin, no conocido por los indígenas. Un acontecimiento. No podían creer que Charlot fuera persona y no un muñeco maravilloso. La mayoría presenciaba por primera vez proyecciones sin el cinescopio, que suele ser la única sala de cine de los pobres. Conocieron Matrix, dibujos animados, La ley de Herodes, cubanas.
Juntar al pueblo al anochecer y proyectarle cintas que, atravesadas en la oscuridad por un cono de luz, dan imágenes más grandes que la realidad. Cine, pues, clasiquito, no sucedáneos portátiles. A la vez se abrió el juego de la actuación y la expresión corporal en los términos cinematográficos de su dignidad. El Teatro Campesino realizó talleres. El argumento siguió desarrollándose ante los cambios que no han dejado de ocurrir.
Si los videoastas zapatistas llevan años filmando documentales y cortos con sus propios medios, y los pueblos están haciendo una revolución todos los días, bien podían arriesgarse y actuar, coproducir, hacer suya una película inspirada en sus historias.
EU-Irán: acercamiento esperanzador
En un hecho inusitado en la historia de la política exterior de Estados Unidos, el presidente de ese país, Barack Hussein Obama, envió el pasado viernes, mediante un video difundido en Internet y por varias televisoras árabes, un mensaje de felicitación con motivo del año nuevo persa (Nowruz o nuevo día). En el discurso, el político afroestadunidense se dirigió en particular a los líderes de la República Islámica de Irán. Les propuso un nuevo comienzo en las relaciones bilaterales, congeladas desde hace tres décadas, tras el triunfo de la revolución islámica en 1979 y el asalto, en noviembre de ese mismo año, a la embajada estadunidense en Teherán. Al mismo tiempo, el mandatario manifestó que Estados Unidos quiere que la república islámica tenga su merecido sitio en la comunidad de naciones, y añadió que su administración está comprometida a ejercer una diplomacia que aborde todo el espectro de asuntos entre nosotros y a buscar lazos constructivos entre Estados Unidos, Irán y la comunidad internacional.
El mensaje de Obama, con todo y su carga simbólica –fue pronunciado al cumplirse seis años de la invasión angloestadunidense a Irak–, da cuenta de un nuevo matiz en la política exterior de la mayor potencia mundial, reviste un acento aún imperialista, sí, pero mucho más moderado que en el pasado reciente, y encierra un cariz discursivo muy distinto del cinismo propagandístico y el primitivismo que caracterizaron los discursos en la era de George W. Bush, quien desde 2002 emprendió una campaña de hostigamiento en contra de Teherán cuando definió el llamado eje del mal, integrado por Irak, Irán y Corea del Norte. El reconocimiento con que el nuevo ocupante de la Casa Blanca se refirió al pueblo persa –una gran civilización, cuyos logros se han ganado el respeto de Estados Unidos y el mundo– contrasta con los empeños de la administración Bush por presentar al gobierno de la república islámica como el principal patrocinador del terrorismo de Estado en el mundo, señalarlo como promotor de la inestabilidad y la violencia en Medio Oriente –con el apoyo a las milicias Hezbollah y Hamas–, e incluso acusarlo de financiar al talibán, acusación, esta última, que pasa por alto las profundas diferencias entre los ayatolas chiítas y el integrismo sunita, respaldado y armado por Washington en el contexto de la invasión soviética a Afganistán.
No será sencillo, sin embargo, que ambos países avancen en un proceso de acercamiento, entendimiento y respeto mutuo, ni bastará para ello con el mensaje difundido anteayer por la Casa Blanca. Durante años las naciones occidentales, con Washington a la cabeza, han mantenido un discurso predominantemente hostil hacia el país persa, que ha sido acompañado de sanciones económicas –ratificadas por el propio Obama el pasado 12 de marzo– e incluso por amenazas bélicas, como las lanzadas por el gobierno israelí en junio del año pasado, cuando el viceprimer ministro hebreo, Shaul Mofaz, señaló que atacar a Irán para detener sus planes nucleares es inevitable.
Desde comienzos de esta década la Casa Blanca adoptó como verdad oficial la presunta fabricación de armas nucleares por parte de Irán –pese a que tales acusaciones no han sido probadas–, y toleró en cambio el desarrollo de arsenales atómicos en naciones como India y Pakistán –esta última, aliada de Washington en la guerra contra el terrorismo–, al tiempo que permitió la exclusión de Tel Aviv del Tratado de no Proliferación Nuclear y de las inspecciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica. Es claro, en suma, que Teherán ha tenido durante todo este tiempo razones de peso para mantener una postura defensiva ante un eventual ataque de la mayor potencia del mundo y su aliado regional.
El mensaje de Barack Obama sin duda es positivo, pero en la circunstancia presente Washington deberá hacer mucho más para revertir los efectos de la política hostil y de doble moral en relación con la república islámica. Por fortuna, no obstante su escepticismo inicial, el régimen de Teherán ha abierto una ventana al diálogo al afirmar que si el mandatario estadunidense hace cambios fundamentales en la política de Estados Unidos hacia otros países, incluido Irán, el gobierno y el pueblo iraní no le darán la espalda. Barack Obama tiene la palabra.
Carlos Monsiváis
“Confieso que soy culpable”
En enero de 1968, en el Congreso de Intelectuales en La Habana, Fidel Castro compara favorablemente a los intelectuales con los militantes de los partidos comunistas de América Latina, en especial, es de suponerse, el boliviano, que dejó solo al Che Guevara. Ese mismo año, en agosto, Castro apoya a la invasión soviética de Checoslovaquia y reitera la incondicionalidad. El estalinismo ha perdido su clientela básica, y Castro, al disciplinarse, no convence aunque apenas se le critique por la necesidad de enfrentar como se pueda el acoso (muy real y criminal) del imperio de EU.
El de 1971 es el año del caso Padilla. Heberto Padilla, un buen poeta que ha ganado el premio de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba), con su libro Fuera del juego, se empecina en la disidencia, y critica a la Revolución en conversaciones que graba la seguridad del Estado. Se cree a salvo por su condición de escritor. No es así. El Estado o el grupo de Fidel Castro no admiten tanta desfachatez y el “estalinismo tropical” lo detiene. En un manifiesto, protestan 64 intelectuales de América Latina y Europa. Reaparece Padilla en una sesión de la UNEAC y emite la típica confesión estalinista con elogios desmesurados a sus captores y autodenigraciones burdas: “Yo he cometido muchísimos errores, errores imperdonables, censurales, incalificables, y yo me siento verdaderamente ligero, verdaderamente feliz, después de toda esta experiencia que he tenido, de poder reiniciar mi vida con el espíritu con que quiero reiniciarla”.
La “confesión” de Padilla, que a la distancia parece intencionalmente paródica, y que recuerda las mucho más trágicas de las purgas de Moscú (1936-1939) y las de países del socialismo real (ver en La confesión, de Costa-Gavras, el testimonio del checo Arthur London), obliga al siguiente manifiesto de condena de los procedimientos y del exterminio de la libertad de expresión. No todos firman el segundo texto, Casa de las Américas responde con virulencia y Julio Cortázar, firmante de la primera carta, publica un poema, “Policrítica a la hora de los chacales”, quizá no su mejor texto, pero sí la expresión afligida de un escritor que no quiere ver dañada su utopía.
* * *
Luego, en una sesión digna de la gran historia del melodrama latinoamericano, otros escritores reconocen sus culpas, alguno resiste (Norberto Fuentes) y José Lezama Lima produce una de sus grandes parábolas: “En el antiguo Egipto no se podía edificar a orillas del Nilo por culpa de los cocodrilos que infestaban y devoraban. Nadie sabía qué hacer hasta que un egipcio, naturalmente sabio, propuso capturar ratas y soltarlas a orillas del río. Los roedores cumplieron su cometido y devoraron los huevos de los cocodrilos, lo que permitió construir la ciudad”. Y Lezama Lima concluyó con la moraleja inesperada: “Los escritores son como las ratas”.
El caso Padilla deshace sin remedio la unanimidad de un amplio sector intelectual en el mundo que desde Casa de las Américas se extiende a Castro y las hazañas de su gobierno, verificables en educación y salud. Antes, en ocasión de la persecución de los gays, se han dado juicios públicos y confesiones. Después de Padilla, ya restringido el escándalo tienen lugar en La Habana otras detenciones y otros juicios. En su libro póstumo, Antes de que anochezca (1992), Reinaldo Arenas describe uno de esos hechos típicos y arquetípicos de esplendor de la homofobia, ahora calificados marginalmente de “errores de la Revolución”:
“Uno de los escándalos más sonados de aquel momento fue el arresto de Roberto Blanco y su juicio público. Era uno de los directores teatrales más importantes de Cuba entre los años 60 y 70, pero había cometido la imprudencia de mirar el falo erecto de uno de aquellos hermosos jóvenes y, esposado y pelado al rape, fue conducido a un juicio público que se celebró en el mismo teatro del cual era director. La humillación pública ha sido uno de los métodos más utilizados por Castro: la degradación de las personas ante un público, siempre dispuesto a burlarse de cualquier debilidad ajena o de cualquier persona caída en desgracia. Y no sólo la acusación, sino el arrepentimiento, entre golpes de pecho, ante un público que aplaudía y se reía. Y después, naturalmente, rapados y esposados, la purificación de sus debilidades en un campo de caña o cualquier otro trabajo agrícola”.
* * *
En materia de extraer confesiones, abjuraciones, arrepentimientos sonoros y autoflagelaciones síquicas, nadie desafía a la Santa Inquisición, ese Tribunal de la Fe por cuyos crímenes, casi de soslayo, pidió perdón el Vaticano. Pero como sistema de aplastamiento de la conciencia el estalinismo no es menospreciable. Era tal el poder del régimen y era tan aplastante el saberse fuera de todo, de la Patria de los Pueblos, de la Revolución, de la mínima aprobación social, que las confesiones eran en rigor autoepitafios. Todavía en la primera etapa del castrismo las confesiones, en especial emitidas en grandes auditorios, eran aplastamientos rigurosos de los confesos. Ya Heberto Padilla puede disfrutar en lo íntimo su ejercicio de la parodia, algo negado a los soviéticos o los checos. Luego, por la gravedad de las acusaciones y del juicio mismo, el comandante Arnaldo Ochoa, el militar más condecorado de Cuba, es fusilado tras una confesión desgarrada y en algo parecida a la de los generales soviéticos.
En 2009, 20 años después del fusilamiento de Ochoa y Tony de la Guardia, las cartas idénticas y escuetas de Lage y Pérez Roque, calificados por Fidel Castro de “indignos” y de seducidos por “nuestros enemigos”, ya carecen del brío para exigir la hoguera que los depure. Son textos desganados, casi “renuncias por motivos de salud moral”, que ya no buscan convencer. ¿Quién les va a creer que “la traición” de dos discípulos cercanísimos de Castro apenas se descubra ahora si es que se dio como lo dice el comandante? Fuera de Cuba, nadie ha defendido el acto “justiciero” de la Revolución. No sólo faltan pruebas, ha desaparecido la voluntad de creer, tremolante en 1971 cuando el caso Padilla y aún conspicua cuando los juicios contra “los traidores a la Revolución” no merecieron el mínimo comentario de la izquierda que aprobó los campos concentracionarios para homosexuales, testigos de Jehová y antisociales.
Todo cambia, Lage y Pérez Roque han renunciado a sus numerosas encomiendas en el aparato, su perfil burocrático se desvanece y en estos días lo más estimulante ha sido la declaración de Lula ante Obama, al pedir el cese del bloqueo en Cuba y el trato justo a los gobiernos de la izquierda sudamericana.
Escritor
El de 1971 es el año del caso Padilla. Heberto Padilla, un buen poeta que ha ganado el premio de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba), con su libro Fuera del juego, se empecina en la disidencia, y critica a la Revolución en conversaciones que graba la seguridad del Estado. Se cree a salvo por su condición de escritor. No es así. El Estado o el grupo de Fidel Castro no admiten tanta desfachatez y el “estalinismo tropical” lo detiene. En un manifiesto, protestan 64 intelectuales de América Latina y Europa. Reaparece Padilla en una sesión de la UNEAC y emite la típica confesión estalinista con elogios desmesurados a sus captores y autodenigraciones burdas: “Yo he cometido muchísimos errores, errores imperdonables, censurales, incalificables, y yo me siento verdaderamente ligero, verdaderamente feliz, después de toda esta experiencia que he tenido, de poder reiniciar mi vida con el espíritu con que quiero reiniciarla”.
La “confesión” de Padilla, que a la distancia parece intencionalmente paródica, y que recuerda las mucho más trágicas de las purgas de Moscú (1936-1939) y las de países del socialismo real (ver en La confesión, de Costa-Gavras, el testimonio del checo Arthur London), obliga al siguiente manifiesto de condena de los procedimientos y del exterminio de la libertad de expresión. No todos firman el segundo texto, Casa de las Américas responde con virulencia y Julio Cortázar, firmante de la primera carta, publica un poema, “Policrítica a la hora de los chacales”, quizá no su mejor texto, pero sí la expresión afligida de un escritor que no quiere ver dañada su utopía.
* * *
Luego, en una sesión digna de la gran historia del melodrama latinoamericano, otros escritores reconocen sus culpas, alguno resiste (Norberto Fuentes) y José Lezama Lima produce una de sus grandes parábolas: “En el antiguo Egipto no se podía edificar a orillas del Nilo por culpa de los cocodrilos que infestaban y devoraban. Nadie sabía qué hacer hasta que un egipcio, naturalmente sabio, propuso capturar ratas y soltarlas a orillas del río. Los roedores cumplieron su cometido y devoraron los huevos de los cocodrilos, lo que permitió construir la ciudad”. Y Lezama Lima concluyó con la moraleja inesperada: “Los escritores son como las ratas”.
El caso Padilla deshace sin remedio la unanimidad de un amplio sector intelectual en el mundo que desde Casa de las Américas se extiende a Castro y las hazañas de su gobierno, verificables en educación y salud. Antes, en ocasión de la persecución de los gays, se han dado juicios públicos y confesiones. Después de Padilla, ya restringido el escándalo tienen lugar en La Habana otras detenciones y otros juicios. En su libro póstumo, Antes de que anochezca (1992), Reinaldo Arenas describe uno de esos hechos típicos y arquetípicos de esplendor de la homofobia, ahora calificados marginalmente de “errores de la Revolución”:
“Uno de los escándalos más sonados de aquel momento fue el arresto de Roberto Blanco y su juicio público. Era uno de los directores teatrales más importantes de Cuba entre los años 60 y 70, pero había cometido la imprudencia de mirar el falo erecto de uno de aquellos hermosos jóvenes y, esposado y pelado al rape, fue conducido a un juicio público que se celebró en el mismo teatro del cual era director. La humillación pública ha sido uno de los métodos más utilizados por Castro: la degradación de las personas ante un público, siempre dispuesto a burlarse de cualquier debilidad ajena o de cualquier persona caída en desgracia. Y no sólo la acusación, sino el arrepentimiento, entre golpes de pecho, ante un público que aplaudía y se reía. Y después, naturalmente, rapados y esposados, la purificación de sus debilidades en un campo de caña o cualquier otro trabajo agrícola”.
* * *
En materia de extraer confesiones, abjuraciones, arrepentimientos sonoros y autoflagelaciones síquicas, nadie desafía a la Santa Inquisición, ese Tribunal de la Fe por cuyos crímenes, casi de soslayo, pidió perdón el Vaticano. Pero como sistema de aplastamiento de la conciencia el estalinismo no es menospreciable. Era tal el poder del régimen y era tan aplastante el saberse fuera de todo, de la Patria de los Pueblos, de la Revolución, de la mínima aprobación social, que las confesiones eran en rigor autoepitafios. Todavía en la primera etapa del castrismo las confesiones, en especial emitidas en grandes auditorios, eran aplastamientos rigurosos de los confesos. Ya Heberto Padilla puede disfrutar en lo íntimo su ejercicio de la parodia, algo negado a los soviéticos o los checos. Luego, por la gravedad de las acusaciones y del juicio mismo, el comandante Arnaldo Ochoa, el militar más condecorado de Cuba, es fusilado tras una confesión desgarrada y en algo parecida a la de los generales soviéticos.
En 2009, 20 años después del fusilamiento de Ochoa y Tony de la Guardia, las cartas idénticas y escuetas de Lage y Pérez Roque, calificados por Fidel Castro de “indignos” y de seducidos por “nuestros enemigos”, ya carecen del brío para exigir la hoguera que los depure. Son textos desganados, casi “renuncias por motivos de salud moral”, que ya no buscan convencer. ¿Quién les va a creer que “la traición” de dos discípulos cercanísimos de Castro apenas se descubra ahora si es que se dio como lo dice el comandante? Fuera de Cuba, nadie ha defendido el acto “justiciero” de la Revolución. No sólo faltan pruebas, ha desaparecido la voluntad de creer, tremolante en 1971 cuando el caso Padilla y aún conspicua cuando los juicios contra “los traidores a la Revolución” no merecieron el mínimo comentario de la izquierda que aprobó los campos concentracionarios para homosexuales, testigos de Jehová y antisociales.
Todo cambia, Lage y Pérez Roque han renunciado a sus numerosas encomiendas en el aparato, su perfil burocrático se desvanece y en estos días lo más estimulante ha sido la declaración de Lula ante Obama, al pedir el cese del bloqueo en Cuba y el trato justo a los gobiernos de la izquierda sudamericana.
Escritor
Guerra sucia contra indígenas
GLORIA LETICIA DíAZ
La historia reciente de Guerrero está cargada de violencia contra sus comunidades indígenas a manos de los sucesivos gobiernos locales y, señaladamente, del Ejército. El arribo del perredista Zeferino Torreblanca a la gubernatura en 2005 no acabó con las agresiones; aún más, las empeoró. En este contexto, el asesinato de los activistas sociales Raúl Lucas y Manuel Ponce provocó la exigencia de organismos internacionales para que el Estado mexicano ponga fin a su escalada represiva.Considerado como "crimen de lesa humanidad y de Estado" por organizaciones civiles mexicanas e internacionales, el asesinato de Raúl Lucas Lucía y Manuel Ponce Rosas se sumó a la lista de agravios contra luchadores sociales en Guerrero durante el gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo.La eliminación de los dirigentes indígenas forma parte de "una estrategia de contrainsurgencia y guerra de baja intensidad contra toda organización social que apela a la protesta y a la manifestación pública", asegura Abel Barrera Hernández, director del Centro de Derechos Humanos Tlachinollan.En un punto de acuerdo aprobado por unanimidad el miércoles 11, el Congreso del Estado rechazó la solicitud que hizo el 27 de febrero el gobernador Torreblanca para crear una fiscalía especial. En ese punto de acuerdo se contempla pedir la intervención de la Procuraduría General de la República (PGR) para investigar los homicidios.Igualmente, un grupo de diputados y otro de senadores perredistas se manifestaron por que la PGR atraiga el caso, ante la desconfianza de los familiares de las víctimas en las autoridades locales, que se negaron a intervenir cuando se denunció la desaparición forzada de Lucas Lucía y Ponce Rosas el 13 de febrero pasado, en un acto público en Ayutla.Después de que los cuerpos del presidente y el secretario de la Organización para el Futuro del Pueblo Mixteco (OFPM) –Lucas y Ponce, respectivamente– fueron localizados, el Centro Tlachinollan, como representante legal de los familiares, criticó la actuación de la procuraduría estatal. Como respuesta, el titular de la dependencia, Eduardo Murueta Urrutia, declaró que la OFPM armaba "una campañita" en contra del gobierno de Torreblanca Galindo y la acusó de obstaculizar las investigaciones, incluyendo la que lleva a cabo la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), que tomó el caso después de la condena internacional, según publicó el periódico El Sur en su edición del jueves 5."Esas declaraciones nos dejan en un alto estado de vulnerabilidad y corresponden a la estigmatización en la que se nos ha colocado a los defensores de derechos humanos, al vernos como entes desestabilizadores con la función de dañar la imagen del Estado mexicano", destaca Barrera Hernández.
GLORIA LETICIA DíAZ
La historia reciente de Guerrero está cargada de violencia contra sus comunidades indígenas a manos de los sucesivos gobiernos locales y, señaladamente, del Ejército. El arribo del perredista Zeferino Torreblanca a la gubernatura en 2005 no acabó con las agresiones; aún más, las empeoró. En este contexto, el asesinato de los activistas sociales Raúl Lucas y Manuel Ponce provocó la exigencia de organismos internacionales para que el Estado mexicano ponga fin a su escalada represiva.Considerado como "crimen de lesa humanidad y de Estado" por organizaciones civiles mexicanas e internacionales, el asesinato de Raúl Lucas Lucía y Manuel Ponce Rosas se sumó a la lista de agravios contra luchadores sociales en Guerrero durante el gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo.La eliminación de los dirigentes indígenas forma parte de "una estrategia de contrainsurgencia y guerra de baja intensidad contra toda organización social que apela a la protesta y a la manifestación pública", asegura Abel Barrera Hernández, director del Centro de Derechos Humanos Tlachinollan.En un punto de acuerdo aprobado por unanimidad el miércoles 11, el Congreso del Estado rechazó la solicitud que hizo el 27 de febrero el gobernador Torreblanca para crear una fiscalía especial. En ese punto de acuerdo se contempla pedir la intervención de la Procuraduría General de la República (PGR) para investigar los homicidios.Igualmente, un grupo de diputados y otro de senadores perredistas se manifestaron por que la PGR atraiga el caso, ante la desconfianza de los familiares de las víctimas en las autoridades locales, que se negaron a intervenir cuando se denunció la desaparición forzada de Lucas Lucía y Ponce Rosas el 13 de febrero pasado, en un acto público en Ayutla.Después de que los cuerpos del presidente y el secretario de la Organización para el Futuro del Pueblo Mixteco (OFPM) –Lucas y Ponce, respectivamente– fueron localizados, el Centro Tlachinollan, como representante legal de los familiares, criticó la actuación de la procuraduría estatal. Como respuesta, el titular de la dependencia, Eduardo Murueta Urrutia, declaró que la OFPM armaba "una campañita" en contra del gobierno de Torreblanca Galindo y la acusó de obstaculizar las investigaciones, incluyendo la que lleva a cabo la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), que tomó el caso después de la condena internacional, según publicó el periódico El Sur en su edición del jueves 5."Esas declaraciones nos dejan en un alto estado de vulnerabilidad y corresponden a la estigmatización en la que se nos ha colocado a los defensores de derechos humanos, al vernos como entes desestabilizadores con la función de dañar la imagen del Estado mexicano", destaca Barrera Hernández.
(Este es un extracto del reportaje que publica la revista Proceso en su edicción 1690 que empezó a circular este domingo 22 de marzo)
Los combates de Proceso
MIGUEL ANGEL GRANADOS CHAPA
En una sociedad poco habituada al ejercicio de las libertades, el periodismo tiene que unir al vigor de su tarea informativa la fuerza de la convicción, pues de lo contrario se estrella contra los intereses creados cuando no con la indiferencia social, que es parte de la raquítica convivencia ciudadana, remanente del autoritarismo largamente padecido.Así, al mismo tiempo que se esmera en ofrecer a sus lectores el resultado de investigaciones y reflexiones que develen lo oculto y lo impregnen de sentido, una publicación comoProceso, que nació como respuesta contra la violenta censura gubernamental, tiene que blandir además de sus propias armas, las del trabajo periodístico, las de la defensa jurídica de su derecho a decir, que es el de los lectores a leer información sustantiva que, aunque en ocasiones tenga la apariencia de pertenecer al ámbito de la vida privada, es en realidad asunto de interés público porque público es el escenario donde transitan sus protagonistas y público es el poder de que se valen.No acaba de salir de un intrincado vericueto judicial montado por Marta Sahagún, cuando ya Proceso se enfrenta a otra forma de acoso judicial, esta vez más abiertamente peligroso porque implica la posibilidad de sanciones que incluyen pena corporal: el gobernador de Colima presentó ante el Ministerio Público de su entidad, que depende de él, dos denuncias "contra quienes resulten responsables" de muy cabal información sobre la intolerable presencia del narcotráfico en la vida pública colimense, en el ejercicio del poder y en la disputa electoral.Hace ya muchos años, en el tiempo en que se suponía capaz de reemplazar a su marido en el Poder Ejecutivo e inaugurar una época en que desaparecería la pareja presidencial, pues ella sola se bastaría para ejercerlo, como dispone la ley, la esposa de Vicente Fox demandó por la vía civil a Proceso, por dar cabida a un notable reportaje de la periodista Olga Wornat, que incluyó documentos sobre la anulación del matrimonio eclesiástico de la señora originalmente casada con Manuel Bribiesca. Indebidamente, por que el daño moral sólo se produce cuando procede de actos ilícitos –la publicación de un anónimo, por ejemplo, carente de los registros legales que le dan identidad—un juez dio entrada a la demanda, evidentemente presentada no por una señora común y corriente sino potenciada por su condición de cónyuge del Presidente de la república, según este mismo reconoció sin ambages. Tampoco debió ser admitida tal demanda porque no se entró en la intimidad de la persona afectada. Lo que se hizo fue dar mayor publicidad que la que por su propia naturaleza estaba destinada a tener, a un documento en que la antigua señora de Bribiesca se explayó en narrar las vicisitudes de su vida de pareja, antes y durante la duración del matrimonio que consiguió anular. El documento estaba dirigido a muchos ojos, los que tenían participación en el procedimiento judicial eclesiástico, y por ello no era reservado. No era un diario que sólo la presunta dañada escribiera y leyera, y que fuera objeto de un latrocinio o una infidencia. Sin embargo, el proceso judicial condenó a la periodista por afectar la reputación de la esposa del Presidente ¡a partir de un texto redactado por ella misma y entregado a varias personas para que lo conocieran! ¡Un retrato trazado por ella misma, por lo cual no cabría esperar una deformación de su imagen que resultara lesiva de su honra! Proceso, por su parte, fue exonerado porque el juez consideró que se había limitado a portar el mensaje que provocó el daño moral. Esta parte del resultado de su pretensión, el que no se condenara al semanario en igual o semejante medida en que se hacía con la periodista llevó a la demandante al juicio de amparo, cuya revisión reposó durante largos meses en los escritorios del Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, encabezado por el magistrado Mauro Miguel Reyes Zapata, uno de los siete integrantes de la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a quienes, con fundada razón, ampliamente documentada, José Antonio Crespo consideró responsables del fraude con que concluyó la elección presidencial de 2006.La causa de la demora consistió en que ese juicio, su abordamiento por la Judicatura federal, iba a desembocar en la fijación de un criterio con arreglo al cual se resolvieran otras demandas contra periodistas encausados por practicar su oficio o rendir testimonio de hechos que les constan. Ese criterio consistiría no en conciliar derechos humanos que en una democracia pueden ser y son compatibles, sino en imponer el valor de uno por encima de otro, con las consecuencias funestas de tal postergación. La sentencia que muy probablemente iba a ser aprobada el jueves 19 (cuando el asunto estaba en la lista de los expedientes a revisar) valoraría en más el derecho a la intimidad que el de los ciudadanos a saber y el de los periodistas a comunicar, algo contrario a principios firmes del derecho internacional de los derechos humanos. Eso significaba, en el caso concreto, que triunfaran las pretensiones silenciadoras de la señora Sahagún frente a Olga Wornat y Proceso, que también sería sancionado. Y para la sociedad en su conjunto, la apertura de un grave riesgo, la inhibición de las libertades de informar y de publicar, con las consecuencias funestas que ello implica para la convivencia democrática en que nos afanamos no siempre con éxito. Por fortuna, antes de que el asunto concluyera en la jurisdicción del tribunal colegiado, la Suprema Corte le dio aviso de que, por su probable trascendencia, examinará el caso y eventualmente lo atraería. En buena hora ocurra esto último, pues las repercusiones sociales de la sentencia que se dicte ameritan que el asunto sea discutido abiertamente por el pleno del máximo tribunal, ante las cámaras del canal judicial y no en la discreta penumbra de un colegiado de rango inferior.Una semana antes de este suceso, el viernes 13, se inició otro que, como dije arriba, puede tener consecuencias aun más graves que las decisiones resultantes de la iniciativa judicial de la esposa del expresidente de la República. En un rasgo supremo de inverecundia, el gobernador de Colima, Jesús Silverio Cavazos Cevallos presentó ante su empleado, el procurador de justicia de esa entidad, Arturo Díaz Rivera, dos denuncias por la publicación del reportaje titulado Colima: todos están en el narco, aparecido en el número 1687 de este semanario, que comenzó a circular el domingo primero de marzo. Aunque el Ejecutivo local pretendió que las denuncias corresponden una a su condición de persona particular y otra a su carácter de representante del pueblo colimense, a quien consideró agraviado con la publicación de un texto basado en expedientes judiciales y reportes de oficinas gubernamentales de inteligencia. Sin embargo, al día siguiente del trámite ministerial convocó en su carácter de gobernador a una conferencia de prensa para hablar de la doble vertiente en que supone discurrirá el procedimiento. Cavazos Cevallos se hizo acompañar por su señora esposa, por la secretaria de Gobierno y por los abogados contratados exprofeso, que es de suponerse serán pagados por la oficina del gobernador, con recursos públicos. El político colimense arguyó que "no se vale que se hagan imputaciones sin ningún fundamento" y que "no es correcto que sin elementos fehacientes y tan sólo con elucubraciones (sic) personales de alguien que se dedique al periodismo pueda dañar la imagen pública de persona alguna". El reportaje no incluyó imputación alguna a su persona. Sólo refirió que dos de sus hermanos han tenido problemas judiciales por su relación con delitos contra la salud.Otras personas mencionadas en el reportaje buscaron simplemente desmentir. Si bien se reservaron de modo expreso su derecho a iniciar acciones legales, el senador Rogelio Rueda Sánchez, la señora Isaura Anguiano Chávez y Rafael Ordorica Suárez escribieron a Proceso expresando su inconformidad y disgusto por su inclusión en el material periodístico impugnado. En cambio, el gobernador decidió hacer uso de su poder para iniciar un procedimiento de carácter penal, cuya averiguación previa será realizada por el Ministerio Público encabezado por el procurador que depende del denunciante y ventilado ante un Poder Judicial que, a la antigua usanza, que es la misma de hoy en los gobiernos locales priistas, está en último término sometido también al gobernador.Nadie se asombrará de que procedimientos penales sesgados de origen concluyan en sentencias contra quienes resulten responsables de los actos denunciados por el gobernador. Pero conocer de antemano el desenlace no significa que debamos pasivamente esperarlo y padecerlo. Declarémoslo desde hoy inadmisible y luchemos, no sólo en esta casa sino en los ámbitos más anchos del periodismo en general, contra una agresión que en cualquier momento, por cualquier motivo, en cualquier estado, puede dirigirse a cualquiera de nosotros, oficiantes de la prensa.
MIGUEL ANGEL GRANADOS CHAPA
En una sociedad poco habituada al ejercicio de las libertades, el periodismo tiene que unir al vigor de su tarea informativa la fuerza de la convicción, pues de lo contrario se estrella contra los intereses creados cuando no con la indiferencia social, que es parte de la raquítica convivencia ciudadana, remanente del autoritarismo largamente padecido.Así, al mismo tiempo que se esmera en ofrecer a sus lectores el resultado de investigaciones y reflexiones que develen lo oculto y lo impregnen de sentido, una publicación comoProceso, que nació como respuesta contra la violenta censura gubernamental, tiene que blandir además de sus propias armas, las del trabajo periodístico, las de la defensa jurídica de su derecho a decir, que es el de los lectores a leer información sustantiva que, aunque en ocasiones tenga la apariencia de pertenecer al ámbito de la vida privada, es en realidad asunto de interés público porque público es el escenario donde transitan sus protagonistas y público es el poder de que se valen.No acaba de salir de un intrincado vericueto judicial montado por Marta Sahagún, cuando ya Proceso se enfrenta a otra forma de acoso judicial, esta vez más abiertamente peligroso porque implica la posibilidad de sanciones que incluyen pena corporal: el gobernador de Colima presentó ante el Ministerio Público de su entidad, que depende de él, dos denuncias "contra quienes resulten responsables" de muy cabal información sobre la intolerable presencia del narcotráfico en la vida pública colimense, en el ejercicio del poder y en la disputa electoral.Hace ya muchos años, en el tiempo en que se suponía capaz de reemplazar a su marido en el Poder Ejecutivo e inaugurar una época en que desaparecería la pareja presidencial, pues ella sola se bastaría para ejercerlo, como dispone la ley, la esposa de Vicente Fox demandó por la vía civil a Proceso, por dar cabida a un notable reportaje de la periodista Olga Wornat, que incluyó documentos sobre la anulación del matrimonio eclesiástico de la señora originalmente casada con Manuel Bribiesca. Indebidamente, por que el daño moral sólo se produce cuando procede de actos ilícitos –la publicación de un anónimo, por ejemplo, carente de los registros legales que le dan identidad—un juez dio entrada a la demanda, evidentemente presentada no por una señora común y corriente sino potenciada por su condición de cónyuge del Presidente de la república, según este mismo reconoció sin ambages. Tampoco debió ser admitida tal demanda porque no se entró en la intimidad de la persona afectada. Lo que se hizo fue dar mayor publicidad que la que por su propia naturaleza estaba destinada a tener, a un documento en que la antigua señora de Bribiesca se explayó en narrar las vicisitudes de su vida de pareja, antes y durante la duración del matrimonio que consiguió anular. El documento estaba dirigido a muchos ojos, los que tenían participación en el procedimiento judicial eclesiástico, y por ello no era reservado. No era un diario que sólo la presunta dañada escribiera y leyera, y que fuera objeto de un latrocinio o una infidencia. Sin embargo, el proceso judicial condenó a la periodista por afectar la reputación de la esposa del Presidente ¡a partir de un texto redactado por ella misma y entregado a varias personas para que lo conocieran! ¡Un retrato trazado por ella misma, por lo cual no cabría esperar una deformación de su imagen que resultara lesiva de su honra! Proceso, por su parte, fue exonerado porque el juez consideró que se había limitado a portar el mensaje que provocó el daño moral. Esta parte del resultado de su pretensión, el que no se condenara al semanario en igual o semejante medida en que se hacía con la periodista llevó a la demandante al juicio de amparo, cuya revisión reposó durante largos meses en los escritorios del Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, encabezado por el magistrado Mauro Miguel Reyes Zapata, uno de los siete integrantes de la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a quienes, con fundada razón, ampliamente documentada, José Antonio Crespo consideró responsables del fraude con que concluyó la elección presidencial de 2006.La causa de la demora consistió en que ese juicio, su abordamiento por la Judicatura federal, iba a desembocar en la fijación de un criterio con arreglo al cual se resolvieran otras demandas contra periodistas encausados por practicar su oficio o rendir testimonio de hechos que les constan. Ese criterio consistiría no en conciliar derechos humanos que en una democracia pueden ser y son compatibles, sino en imponer el valor de uno por encima de otro, con las consecuencias funestas de tal postergación. La sentencia que muy probablemente iba a ser aprobada el jueves 19 (cuando el asunto estaba en la lista de los expedientes a revisar) valoraría en más el derecho a la intimidad que el de los ciudadanos a saber y el de los periodistas a comunicar, algo contrario a principios firmes del derecho internacional de los derechos humanos. Eso significaba, en el caso concreto, que triunfaran las pretensiones silenciadoras de la señora Sahagún frente a Olga Wornat y Proceso, que también sería sancionado. Y para la sociedad en su conjunto, la apertura de un grave riesgo, la inhibición de las libertades de informar y de publicar, con las consecuencias funestas que ello implica para la convivencia democrática en que nos afanamos no siempre con éxito. Por fortuna, antes de que el asunto concluyera en la jurisdicción del tribunal colegiado, la Suprema Corte le dio aviso de que, por su probable trascendencia, examinará el caso y eventualmente lo atraería. En buena hora ocurra esto último, pues las repercusiones sociales de la sentencia que se dicte ameritan que el asunto sea discutido abiertamente por el pleno del máximo tribunal, ante las cámaras del canal judicial y no en la discreta penumbra de un colegiado de rango inferior.Una semana antes de este suceso, el viernes 13, se inició otro que, como dije arriba, puede tener consecuencias aun más graves que las decisiones resultantes de la iniciativa judicial de la esposa del expresidente de la República. En un rasgo supremo de inverecundia, el gobernador de Colima, Jesús Silverio Cavazos Cevallos presentó ante su empleado, el procurador de justicia de esa entidad, Arturo Díaz Rivera, dos denuncias por la publicación del reportaje titulado Colima: todos están en el narco, aparecido en el número 1687 de este semanario, que comenzó a circular el domingo primero de marzo. Aunque el Ejecutivo local pretendió que las denuncias corresponden una a su condición de persona particular y otra a su carácter de representante del pueblo colimense, a quien consideró agraviado con la publicación de un texto basado en expedientes judiciales y reportes de oficinas gubernamentales de inteligencia. Sin embargo, al día siguiente del trámite ministerial convocó en su carácter de gobernador a una conferencia de prensa para hablar de la doble vertiente en que supone discurrirá el procedimiento. Cavazos Cevallos se hizo acompañar por su señora esposa, por la secretaria de Gobierno y por los abogados contratados exprofeso, que es de suponerse serán pagados por la oficina del gobernador, con recursos públicos. El político colimense arguyó que "no se vale que se hagan imputaciones sin ningún fundamento" y que "no es correcto que sin elementos fehacientes y tan sólo con elucubraciones (sic) personales de alguien que se dedique al periodismo pueda dañar la imagen pública de persona alguna". El reportaje no incluyó imputación alguna a su persona. Sólo refirió que dos de sus hermanos han tenido problemas judiciales por su relación con delitos contra la salud.Otras personas mencionadas en el reportaje buscaron simplemente desmentir. Si bien se reservaron de modo expreso su derecho a iniciar acciones legales, el senador Rogelio Rueda Sánchez, la señora Isaura Anguiano Chávez y Rafael Ordorica Suárez escribieron a Proceso expresando su inconformidad y disgusto por su inclusión en el material periodístico impugnado. En cambio, el gobernador decidió hacer uso de su poder para iniciar un procedimiento de carácter penal, cuya averiguación previa será realizada por el Ministerio Público encabezado por el procurador que depende del denunciante y ventilado ante un Poder Judicial que, a la antigua usanza, que es la misma de hoy en los gobiernos locales priistas, está en último término sometido también al gobernador.Nadie se asombrará de que procedimientos penales sesgados de origen concluyan en sentencias contra quienes resulten responsables de los actos denunciados por el gobernador. Pero conocer de antemano el desenlace no significa que debamos pasivamente esperarlo y padecerlo. Declarémoslo desde hoy inadmisible y luchemos, no sólo en esta casa sino en los ámbitos más anchos del periodismo en general, contra una agresión que en cualquier momento, por cualquier motivo, en cualquier estado, puede dirigirse a cualquiera de nosotros, oficiantes de la prensa.
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