Un fantasma recorre la República: la amenaza de un conflicto social. Hasta hace poco esto parecía remoto. Hoy se vuelve probable, aunque, por fortuna, no inevitable. La hipótesis del estallido se sustenta en hechos económicos: una caída sin precedente, por lo menos a 9 por ciento del PIB, acompañada por la pérdida de 900 mil empleos y la caída a la pobreza de 10 millones de personas. Los jóvenes no pueden acceder a la educación por el recorte de los presupuestos ni encontrar trabajo aquí o en Estados Unidos. Su salida es incorporarse al crimen organizado o rebelarse.
Al deterioro económico se suma el político. Esta combinación es fatídica. Ante el desastre económico tendrían que abrirse las válvulas de escape del cambio político, como hizo Ernesto Zedillo en 1995. Si no se canaliza la inconformidad, los costos sociales se convertirán en un reclamo de cambio al que no pueden responder las instituciones también dañadas. El experimento democrático ha naufragado.
Calderón no tiene recursos, inteligencia ni oficio para ofrecer una salida política a esta crisis. Está atrapado entre los grandes sindicatos corruptos del pasado y el pequeño grupo de potentados que lo llevaron al poder y que no quieren renunciar a sus privilegios.
Podríamos temer que en 2010, o antes, los grupos armados que existen en las montañas del país lanzaran ataques secundados por parte importante de la población agraviada. Quizás se asociaran con las redes del narco que los utilizarían dándoles a cambio información, armas sofisticadas y dinero. Podría haber estallidos aislados, asaltos a los supermercados o a transportes con alimentos. También una insurrección urbana que pudiera bloquear carreteras y aeropuertos, en una especie de huelga general, hasta desquiciar el país. El estallido puede desencadenarse con un crimen, un error contumaz o muchos abusos provocadores. Por ejemplo, lo que están haciendo el PRI y el PAN en Iztapalapa para robarle el triunfo a Andrés Manuel.
¿Se podría conjurar el estallido? Sí, con un nuevo acuerdo entre los factores políticos. De ahí se derivará a un nuevo proyecto de nación. Pero, ¿cómo confiar en la derecha que no cumple sus ofertas ni negocia con honestidad? La derecha quiere la restauración de lo peor del PRI, con Salinas a la cabeza, porque considera agotada la opción panista. La única opción está en la organización popular que articule y dé cauce a la inconformidad y la exprese en términos pacíficos electorales. En ese sentido, la nación tiene una enorme deuda con el obradorismo. Es la única fuerza capaz de prevenir y desactivar el estallido que viene.
jaorpin@yahoo.com.mx
Al deterioro económico se suma el político. Esta combinación es fatídica. Ante el desastre económico tendrían que abrirse las válvulas de escape del cambio político, como hizo Ernesto Zedillo en 1995. Si no se canaliza la inconformidad, los costos sociales se convertirán en un reclamo de cambio al que no pueden responder las instituciones también dañadas. El experimento democrático ha naufragado.
Calderón no tiene recursos, inteligencia ni oficio para ofrecer una salida política a esta crisis. Está atrapado entre los grandes sindicatos corruptos del pasado y el pequeño grupo de potentados que lo llevaron al poder y que no quieren renunciar a sus privilegios.
Podríamos temer que en 2010, o antes, los grupos armados que existen en las montañas del país lanzaran ataques secundados por parte importante de la población agraviada. Quizás se asociaran con las redes del narco que los utilizarían dándoles a cambio información, armas sofisticadas y dinero. Podría haber estallidos aislados, asaltos a los supermercados o a transportes con alimentos. También una insurrección urbana que pudiera bloquear carreteras y aeropuertos, en una especie de huelga general, hasta desquiciar el país. El estallido puede desencadenarse con un crimen, un error contumaz o muchos abusos provocadores. Por ejemplo, lo que están haciendo el PRI y el PAN en Iztapalapa para robarle el triunfo a Andrés Manuel.
¿Se podría conjurar el estallido? Sí, con un nuevo acuerdo entre los factores políticos. De ahí se derivará a un nuevo proyecto de nación. Pero, ¿cómo confiar en la derecha que no cumple sus ofertas ni negocia con honestidad? La derecha quiere la restauración de lo peor del PRI, con Salinas a la cabeza, porque considera agotada la opción panista. La única opción está en la organización popular que articule y dé cauce a la inconformidad y la exprese en términos pacíficos electorales. En ese sentido, la nación tiene una enorme deuda con el obradorismo. Es la única fuerza capaz de prevenir y desactivar el estallido que viene.
jaorpin@yahoo.com.mx
La revista Fortune (20/7/09) publica anualmente la lista de las primeras 500 empresas globales según sus ingresos.
Existen otras publicaciones anglosajonas que realizan taxonomías fundadas en otros rubros: ganancias, ventas y capitalización de mercado (el valor total de las acciones que cotizan en bolsa) y donde variarían significativamente los rankings de las empresas estatales que no cotizan en la bolsa neoliberal global como Pemex.
Los ingresos de las empresas, clasificados por Fortune, corresponden a 2008 y deslumbra el posicionamiento de siete petroleras que se ubican entre las 10 primeras empresas globales, amén de que entre las cinco principales cuatro sean también petroleras, lo cual denota la relevancia geoestratégica de los hidrocarburos en la coyuntura presente del fin de la unipolaridad anglosajona y del inicio del incipiente nuevo orden mundial multipolar, donde el BRIC (Brasil, Rusia, India y China) está destinado a jugar un papel relevante en la geoeconomía, ya no se diga las potencias petroleras del Golfo Pérsico, en detrimento del G-7.
Las 10 primeras por ingresos (las ganancias se adjuntan entre paréntesis):
1) Royal Dutch Shell (petrolera anglo-holandesa): ingresos 458 mil 361 millones de dólares (ganancias 26 mil 277 mdd);
2) Exxon Mobil (petrolera de Estados Unidos): 442 mil 851 mdd (45 mil 220 mdd);
3) Wal-Mart (Estados Unidos): 405 mil 607 mdd (13 mil 400 mdd);
4) BP (petrolera británica): 367 mil 53 mdd (21 mil 157 mdd);
5) Chevron (petrolera estadunidense): 263 mil 159 mdd (23 mil 931 mdd);
6) Total (petrolera francesa): 234 mil 674 mdd (15 mil 500 mdd)
7) ConocoPhillips (petrolera de Estados Unidos): 230 mil 764 mdd (pérdidas por 16 mil 998 mdd);
8) ING Group (Holanda): 226 mil 577 mdd (pérdidas por mil 67 mdd);
9) Sinopec (petrolera china): 207 mil 814 mdd (mil 961 mdd);
y 10) Toyota Motors (Japón): 204 mil 352 mdd (pérdidas por 4 mil 349 mdd).
Llama la atención el comportamiento de dos trasnacionales petroleras privadas de Estados Unidos, entre las 10 primeras: Exxon Mobil reporta las mayores ganancias de las 500 empresas globales con 45 mil 220 mdd, mientras ConocoPhillips arroja anómalamente pérdidas (como la paraestatal Pemex).
De las siete petroleras, cinco son anglosajonas, una francesa y una china (la cual acaba de irrumpir significativamente en el mundo comercial y bursátil global dominado todavía por Wall Street y la City).
Parodiando a Enrico Mattei, el visionario petrolero italiano presuntamente asesinado por la CIA, quien acuñó el término de las otrora siete hermanas anglosajonas quienes dominaron el mundo del oro negro durante la guerra fría (plasmado por el célebre libro del británico Anthony Sampson) –lo cual expresa una correlación subjetiva entre la anatomía y fisiología de las empresas con el vigente orden geopolítico mundial–, dejaron de ser en su totalidad anglosajonas y hoy entre las siete principales petroleras, en términos de ingresos, se cuenta con la irrupción en el noveno sitial de una petrolera estatal china, Sinopec: la controladora de Petrochina, la mayor empresa del mundo en términos de capitalización de mercado.
Según la taxonomía del Financial Times (30/6/09), en términos de capitalización de mercado (ver Bajo la Lupa, 26/8/09), amén de que entre las 10 primeras, cuatro sean estatales de China, se ubican cuatro petroleras: primer lugar, la estatal petrolera Petrochina, con un valor bursátil de 366 mil 662 mdd; segundo lugar, la petrolera trasnacional de Estados Unidos Exxon Mobil (341 mil 140 mdd); en el sorprendente octavo lugar, la brasileña estatal (más correctamente mixta, con control estatal) Petrobras (165 mil 56 mdd), y en décimo lugar la anglo-holandesa Royal Dutch Shell (156 mil 286 mdd).
Se desprende que en términos de capitalización de mercado, que anticipa dinámicamente mejor las tendencias del futuro de las empresas que el corte de caja estático de los ingresos presentes, entre las cuatro principales petroleras mundiales dos pertenecen al BRIC (las estatales Petrochina y Petrobras, primero y octavo lugares, respectivamente) y dos son todavía anglosajonas (Exxon Mobil y Royal Dutch Shell, respectivamente segundo y décimo lugares), lo cual delata la genuina hibridación del sector entre las estatales poderosas que emergen (provenientes del BRIC y de los países petroleros del Golfo Pérsico) y las trasnacionales privadas anglosajonas, que se desvanecen en el horizonte geopolítico multipolar.
Más allá de los impactantes primeros 10 lugares globales, donde los ingresos de siete petroleras reinan majestuosamente, resulta didáctico explorar los restantes 100 primeros lugares y el ranking que ocupan otras petroleras (como la venezolana PVDSA, Pemex y la brasileña Petrobras):
Ranking 13, China National Petroleum: ingresos 181 mil 122 mdd (ganancias 10 mil 271 mdd);
17) ENI (Italia): 159 mil 348 mdd (12 mil 917 mdd);
22) Gazprom (Rusia): 141 mil 455 mdd (29 mil 864 mdd);
27) PVDSA (Venezuela): 126 mil 364 mdd (7 mil 451 mdd);
31) Pemex: 119 mil 235 mdd (pérdidas 10 mil 56 mdd);
33) Valero Energy (Estados Unidos): 118 mil 298 mdd (pérdidas mil 131 mdd);
34) Petrobras (Brasil): 118 mil 257 mdd (18 mil 879 mdd);
36) StatoilHydro (Noruega): 116 mil 211 mdd (7 mil 664 mdd);
65) Lukoil (Rusia): 86 mil 340 mdd (9 mil 144 mdd);
72 SK Holdings (Corea del Sur): 80 mil 810 mdd (259 mdd);
76) Repsol YPF: 79 mil 176 mdd (3 mil 968 mdd);
80) Petronas (Malasia): 76 mil 965 mdd (15 mil 309 mdd);
y 86) Marathon Oil (Estados Unidos): 73 mil 504 mdd (3 mil 528 mdd);
Si entre las 10 primeras aparecen fulgurantemente siete empresas petroleras, luego, a partir del undécimo lugar hasta el 80 se diluyen notablemente con únicamente 13 empresas dignas de ser mencionadas y entre quienes descuellan en los primeros 36 lugares una china, una italiana, una rusa, una italiana, una noruega, una estadunidense y tres latinoamericanas (la venezolana PVDSA, Pemex y la brasileña Petrobras).
Impresiona la mediocridad de la española Repsol YPF (a punto de vender su filial argentina a China), en el lugar 76, pese a todas las gratificaciones que recibió de la dupla panista de Fox y Calderón.
Lo más interesante radica en que Pemex, pese a su pésimo manejo en la cataclísmica etapa neoliberal, se conserve entre PVDSA y Petrobras prácticamente en empate técnico, aunque pierda aberrantemente dinero y se encuentre entre las tres únicas petroleras de los 100 primeros lugares (junto a ConocoPhillips y Valero Energy) en ostentar pérdidas, por diferentes motivos: las dos de Estados Unidos por el declive privatizador frente al ascenso de las empresas estatales, mientras que Pemex sufre la parasitaria hipoteca de la Secretaría de Hacienda, según los cánones y cañones de la depredadora teología neoliberal.
Más allá de la taxonomía interesada de Fortune que coloca a siete petroleras entre las 10 primeras empresas globales, hagan las piruetas estadísticas que fueren, las verdaderas nuevas (sic) siete hermanas del oro negro (¡todas estatales!), según Carola Hoyos (The Financial Times, 11/3/07), pertenecen hoy, ya no se diga en el futuro, a Aramco (Arabia Saudita), Gazprom (Rusia), CNPC (China), NIOC (Irán), PVDSA (Venezuela), Petrobras (Brasil) y Petronas (Malasia). Y aquí sí duele que no aparezca Pemex.
Existen otras publicaciones anglosajonas que realizan taxonomías fundadas en otros rubros: ganancias, ventas y capitalización de mercado (el valor total de las acciones que cotizan en bolsa) y donde variarían significativamente los rankings de las empresas estatales que no cotizan en la bolsa neoliberal global como Pemex.
Los ingresos de las empresas, clasificados por Fortune, corresponden a 2008 y deslumbra el posicionamiento de siete petroleras que se ubican entre las 10 primeras empresas globales, amén de que entre las cinco principales cuatro sean también petroleras, lo cual denota la relevancia geoestratégica de los hidrocarburos en la coyuntura presente del fin de la unipolaridad anglosajona y del inicio del incipiente nuevo orden mundial multipolar, donde el BRIC (Brasil, Rusia, India y China) está destinado a jugar un papel relevante en la geoeconomía, ya no se diga las potencias petroleras del Golfo Pérsico, en detrimento del G-7.
Las 10 primeras por ingresos (las ganancias se adjuntan entre paréntesis):
1) Royal Dutch Shell (petrolera anglo-holandesa): ingresos 458 mil 361 millones de dólares (ganancias 26 mil 277 mdd);
2) Exxon Mobil (petrolera de Estados Unidos): 442 mil 851 mdd (45 mil 220 mdd);
3) Wal-Mart (Estados Unidos): 405 mil 607 mdd (13 mil 400 mdd);
4) BP (petrolera británica): 367 mil 53 mdd (21 mil 157 mdd);
5) Chevron (petrolera estadunidense): 263 mil 159 mdd (23 mil 931 mdd);
6) Total (petrolera francesa): 234 mil 674 mdd (15 mil 500 mdd)
7) ConocoPhillips (petrolera de Estados Unidos): 230 mil 764 mdd (pérdidas por 16 mil 998 mdd);
8) ING Group (Holanda): 226 mil 577 mdd (pérdidas por mil 67 mdd);
9) Sinopec (petrolera china): 207 mil 814 mdd (mil 961 mdd);
y 10) Toyota Motors (Japón): 204 mil 352 mdd (pérdidas por 4 mil 349 mdd).
Llama la atención el comportamiento de dos trasnacionales petroleras privadas de Estados Unidos, entre las 10 primeras: Exxon Mobil reporta las mayores ganancias de las 500 empresas globales con 45 mil 220 mdd, mientras ConocoPhillips arroja anómalamente pérdidas (como la paraestatal Pemex).
De las siete petroleras, cinco son anglosajonas, una francesa y una china (la cual acaba de irrumpir significativamente en el mundo comercial y bursátil global dominado todavía por Wall Street y la City).
Parodiando a Enrico Mattei, el visionario petrolero italiano presuntamente asesinado por la CIA, quien acuñó el término de las otrora siete hermanas anglosajonas quienes dominaron el mundo del oro negro durante la guerra fría (plasmado por el célebre libro del británico Anthony Sampson) –lo cual expresa una correlación subjetiva entre la anatomía y fisiología de las empresas con el vigente orden geopolítico mundial–, dejaron de ser en su totalidad anglosajonas y hoy entre las siete principales petroleras, en términos de ingresos, se cuenta con la irrupción en el noveno sitial de una petrolera estatal china, Sinopec: la controladora de Petrochina, la mayor empresa del mundo en términos de capitalización de mercado.
Según la taxonomía del Financial Times (30/6/09), en términos de capitalización de mercado (ver Bajo la Lupa, 26/8/09), amén de que entre las 10 primeras, cuatro sean estatales de China, se ubican cuatro petroleras: primer lugar, la estatal petrolera Petrochina, con un valor bursátil de 366 mil 662 mdd; segundo lugar, la petrolera trasnacional de Estados Unidos Exxon Mobil (341 mil 140 mdd); en el sorprendente octavo lugar, la brasileña estatal (más correctamente mixta, con control estatal) Petrobras (165 mil 56 mdd), y en décimo lugar la anglo-holandesa Royal Dutch Shell (156 mil 286 mdd).
Se desprende que en términos de capitalización de mercado, que anticipa dinámicamente mejor las tendencias del futuro de las empresas que el corte de caja estático de los ingresos presentes, entre las cuatro principales petroleras mundiales dos pertenecen al BRIC (las estatales Petrochina y Petrobras, primero y octavo lugares, respectivamente) y dos son todavía anglosajonas (Exxon Mobil y Royal Dutch Shell, respectivamente segundo y décimo lugares), lo cual delata la genuina hibridación del sector entre las estatales poderosas que emergen (provenientes del BRIC y de los países petroleros del Golfo Pérsico) y las trasnacionales privadas anglosajonas, que se desvanecen en el horizonte geopolítico multipolar.
Más allá de los impactantes primeros 10 lugares globales, donde los ingresos de siete petroleras reinan majestuosamente, resulta didáctico explorar los restantes 100 primeros lugares y el ranking que ocupan otras petroleras (como la venezolana PVDSA, Pemex y la brasileña Petrobras):
Ranking 13, China National Petroleum: ingresos 181 mil 122 mdd (ganancias 10 mil 271 mdd);
17) ENI (Italia): 159 mil 348 mdd (12 mil 917 mdd);
22) Gazprom (Rusia): 141 mil 455 mdd (29 mil 864 mdd);
27) PVDSA (Venezuela): 126 mil 364 mdd (7 mil 451 mdd);
31) Pemex: 119 mil 235 mdd (pérdidas 10 mil 56 mdd);
33) Valero Energy (Estados Unidos): 118 mil 298 mdd (pérdidas mil 131 mdd);
34) Petrobras (Brasil): 118 mil 257 mdd (18 mil 879 mdd);
36) StatoilHydro (Noruega): 116 mil 211 mdd (7 mil 664 mdd);
65) Lukoil (Rusia): 86 mil 340 mdd (9 mil 144 mdd);
72 SK Holdings (Corea del Sur): 80 mil 810 mdd (259 mdd);
76) Repsol YPF: 79 mil 176 mdd (3 mil 968 mdd);
80) Petronas (Malasia): 76 mil 965 mdd (15 mil 309 mdd);
y 86) Marathon Oil (Estados Unidos): 73 mil 504 mdd (3 mil 528 mdd);
Si entre las 10 primeras aparecen fulgurantemente siete empresas petroleras, luego, a partir del undécimo lugar hasta el 80 se diluyen notablemente con únicamente 13 empresas dignas de ser mencionadas y entre quienes descuellan en los primeros 36 lugares una china, una italiana, una rusa, una italiana, una noruega, una estadunidense y tres latinoamericanas (la venezolana PVDSA, Pemex y la brasileña Petrobras).
Impresiona la mediocridad de la española Repsol YPF (a punto de vender su filial argentina a China), en el lugar 76, pese a todas las gratificaciones que recibió de la dupla panista de Fox y Calderón.
Lo más interesante radica en que Pemex, pese a su pésimo manejo en la cataclísmica etapa neoliberal, se conserve entre PVDSA y Petrobras prácticamente en empate técnico, aunque pierda aberrantemente dinero y se encuentre entre las tres únicas petroleras de los 100 primeros lugares (junto a ConocoPhillips y Valero Energy) en ostentar pérdidas, por diferentes motivos: las dos de Estados Unidos por el declive privatizador frente al ascenso de las empresas estatales, mientras que Pemex sufre la parasitaria hipoteca de la Secretaría de Hacienda, según los cánones y cañones de la depredadora teología neoliberal.
Más allá de la taxonomía interesada de Fortune que coloca a siete petroleras entre las 10 primeras empresas globales, hagan las piruetas estadísticas que fueren, las verdaderas nuevas (sic) siete hermanas del oro negro (¡todas estatales!), según Carola Hoyos (The Financial Times, 11/3/07), pertenecen hoy, ya no se diga en el futuro, a Aramco (Arabia Saudita), Gazprom (Rusia), CNPC (China), NIOC (Irán), PVDSA (Venezuela), Petrobras (Brasil) y Petronas (Malasia). Y aquí sí duele que no aparezca Pemex.
Una secretaria de una subsecretaría de Gobernación enmendó el texto constitucional, exuberantemente enmendado a partir de 1994, para invitar a diputados y senadores del Congreso de la Unión a escuchar un mensaje matutino en lugar de lo que alguna vez fuera el Informe del estado que guardan los asuntos de la nación. Acto del Poder Ejecutivo en los salones de Palacio Nacional, donde deberían llegar con anticipación a las 9 horas, para presentar su identificación a los ujieres en la puerta lateral, ubicada en la esquina vecina a Catedral. Dios mediante.
Muy modernos, los constituyentes impertinentes invitaron vía Internet y excluyeron a legisladores de varios estados de la República. El mensaje se programó ocho horas antes de que se reuniera el Congreso de la Unión para la apertura de sesiones a la que, según la más reciente enmienda formal, debe enviar el Presidente de la República, por escrito, el informe susodicho y una vez más puesto en entredicho. Hace un año, Juan Camilo Mouriño llevó el paquete a San Lázaro y los medios reprodujeron las sonrisas futuristas del secretario de los comisionados para recibir el mensaje en local aledaño al salón de plenos.
Dicen que el campechano negoció el modo y sitio de la entrega. En los corredores del poder panista las murmuraciones ensordecen: cuando Juan Camilo despachaba en Los Pinos, él era el conducto político del presidente Calderón con el Congreso, los partidos de la pluralidad, los gobernadores y, desde luego, con los patrones, los dueños del dinero, los propietarios de los poderosos medios electrónicos y los purpurados de la Iglesia católica apostólica y romana. Era secretario de Gobernación en la sombra. En Bucareli despachaba Francisco Ramírez Acuña, quien presidirá la mesa directiva de la Cámara de Diputados el primer año de la 61 Legislatura.
En la casona de Covián despacha ahora Fernando Gómez Mont, afamado abogado a quien nadie le ha dicho que ante el Congreso de la Unión debe comparecer su jefe, así sea por interpósita persona, portadora del informe por escrito. Las intrigas cortesanas atribuyen la imperdonable majadería a nervios tensos por rumores de cambio: se va de Gobernación el abogado y ocuparía su cargo Luis Felipe Bravo Mena, poder detrás de la silla que hace las veces de trono en la transición empantanada. Personaje a modo para la intriga florentina; algo habrá añadido a sus dotes provincianas a su paso por los salones del Vaticano, adonde llegó como embajador de México ante el Estado nacido con los acuerdos de San Juan de Letrán.
La debilidad de Gómez Mont se reflejaba en las bravatas y retos al crimen organizado. Pero el desajuste, la visión de inminente relevo, está en lo político; en apenas simular el enlace político directo del Ejecutivo, en la falta de control en el rejuego de compañeros de gabinete que declaran a diestra y siniestra, anuncian desastres, pronostican tragedias, se atribuyen logros y eluden responsabilidades. El abogado decidió no tenerse a sí mismo por cliente y puso a circular la versión de un relevo... en la Procuraduría General de la República: sale Eduardo Medina Mora, entra Felipe Gómez Mont. Con Felipe Bravo Mena en Gobernación volverían los métodos de ministerio del interior, con inquisidores legos, guardianes del templo del poder y de la naturaleza desconfiada de Felipe Calderón Hinojosa que le impide delegar facultad alguna.
Alguien, cualquiera de los jóvenes turcos, o del Yunque, debió impedir el despropósito de invitar a un Informe presidencial en palacio a las nueve de la mañana del primero de septiembre. Hubo elecciones y el partido en el poder perdió hasta el modo de andar. Tanto, que el propio Felipe Calderón diría en el extranjero que fue más grave, más grande la caída del PRD que la del PAN. Pero el PRI se quedó con la quinta y los mangos. Antes de llegar a San Lázaro hubo acto campirano en la CNC. Beatriz Paredes en casa; Yvonne Ortega y Enrique Peña avecindados en la parcela; presentes Armando Neira, del sector obrero, Sami David, del popular, y Cruz López Aguilar, del campesino. Ante la feroz crisis económica, el gobierno, diría Cruz López, está poniendo los bueyes detrás de la carreta.
El PRI tiene 237 diputados (184 de mayoría y 53 plurinominales). Francisco Rojas es el coordinador de esa fracción parlamentaria por decisión unánime, sin oposición abierta de sus compañeros de bancada. Héctor Pablo Ramírez, uno de los 11 diputados oaxaqueños que ganaron las elecciones de mayoría, dio voz al reajuste de fuerzas, pero no se opuso a la designación ni lanzó a César Augusto Santiago a contender a sabiendas de no contar con los votos necesarios. Los feligreses de las teorías de la conjura ven el retorno fantasmal del poder salinista. Algún experto que aseguró que tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio, Carlos Salinas no pudo hacer candidato a Francisco Rojas porque el director de Pemex estaba entre los secretarios de despacho a los que la Constitución impedía serlo sin haber renunciado con el tiempo anticipado que señala la norma. Así es esto del viejo hábito de las etiquetas.
Francisco Rojas fue secretario de la Contraloría con Miguel de la Madrid. Iba a ser director de Pemex desde el primer día del sexenio, pero Mario Ramón Beteta le pidió el cargo a su amigo, Miguel de la Madrid. Los conflictos con el sindicato, con Joaquín Hernández Galicia, movieron las piezas del tablero: Mario Ramón Beteta fue convertido en gobernador del estado de México y Francisco Rojas llegó a la dirección de Pemex, donde se quedó ocho años y padeció la dictadura tecnocrática de los techos fiscales impuestos por la Secretaría de Hacienda. Ante la tragedia de Lomas Taurinas, Miguel de la Madrid habló con Carlos Salinas y al hacerlo le cerró las puertas a Francisco Rojas. Nada más eso faltaba, que se la debiera al antecesor. Carlos Salinas designó en sesión espiritista a Ernesto Zedillo; nombró a su verdugo, al liquidador del sistema.
El PRI dijo que no a la invitación; que el periodo de sesiones iniciaba a las cinco en punto de la tarde, en San Lázaro, en la sede del Congreso de la Unión. El PRD también rechazó la insultante muestra de ignorancia, de respeto a la separación de poderes; tiene también coordinador: Alejandro Encinas, cuyo sentido común debe permitir que los 71 diputados del PRD sean factor de poder y no meros partiquinos. Por lo pronto, Agustín Carstens, tan insensible como los empleados de Gobernación, exige austeridad al Congreso y demanda transparentar los gastos del Poder Legislativo. Supriman secretarías, replicó el PRI a Carstens y Carstens. Pero sin olvidar que es asunto delicado tomar decisiones sobre las instituciones, sobre todo sin tener nada con qué sustituir las funciones de las mismas.
Increíble la torpeza de la invitación al acto mayestático matutino. Menos mal que con brújula jesuítica y palaciega, César Nava, dirigente nacional del PAN, encontró salida al laberinto de insolencia burocrática: postergar el acto es un gesto del Presidente que demuestra sensibilidad y respeto a la investidura del Congreso y que nosotros apreciamos y agradecemos.
Murió el senador Ted Kennedy. Gran legislador, político de vocación, quien sirvió a las causas de la justicia social, dentro y fuera de su país. John F. Kennedy inspiró a América; Robert Kennedy la desafió; Ted Kennedy la cambió. Y cambió al mundo, dijeron en su eulogía.
Nosotros los de entonces ya no somos los mismos.
Muy modernos, los constituyentes impertinentes invitaron vía Internet y excluyeron a legisladores de varios estados de la República. El mensaje se programó ocho horas antes de que se reuniera el Congreso de la Unión para la apertura de sesiones a la que, según la más reciente enmienda formal, debe enviar el Presidente de la República, por escrito, el informe susodicho y una vez más puesto en entredicho. Hace un año, Juan Camilo Mouriño llevó el paquete a San Lázaro y los medios reprodujeron las sonrisas futuristas del secretario de los comisionados para recibir el mensaje en local aledaño al salón de plenos.
Dicen que el campechano negoció el modo y sitio de la entrega. En los corredores del poder panista las murmuraciones ensordecen: cuando Juan Camilo despachaba en Los Pinos, él era el conducto político del presidente Calderón con el Congreso, los partidos de la pluralidad, los gobernadores y, desde luego, con los patrones, los dueños del dinero, los propietarios de los poderosos medios electrónicos y los purpurados de la Iglesia católica apostólica y romana. Era secretario de Gobernación en la sombra. En Bucareli despachaba Francisco Ramírez Acuña, quien presidirá la mesa directiva de la Cámara de Diputados el primer año de la 61 Legislatura.
En la casona de Covián despacha ahora Fernando Gómez Mont, afamado abogado a quien nadie le ha dicho que ante el Congreso de la Unión debe comparecer su jefe, así sea por interpósita persona, portadora del informe por escrito. Las intrigas cortesanas atribuyen la imperdonable majadería a nervios tensos por rumores de cambio: se va de Gobernación el abogado y ocuparía su cargo Luis Felipe Bravo Mena, poder detrás de la silla que hace las veces de trono en la transición empantanada. Personaje a modo para la intriga florentina; algo habrá añadido a sus dotes provincianas a su paso por los salones del Vaticano, adonde llegó como embajador de México ante el Estado nacido con los acuerdos de San Juan de Letrán.
La debilidad de Gómez Mont se reflejaba en las bravatas y retos al crimen organizado. Pero el desajuste, la visión de inminente relevo, está en lo político; en apenas simular el enlace político directo del Ejecutivo, en la falta de control en el rejuego de compañeros de gabinete que declaran a diestra y siniestra, anuncian desastres, pronostican tragedias, se atribuyen logros y eluden responsabilidades. El abogado decidió no tenerse a sí mismo por cliente y puso a circular la versión de un relevo... en la Procuraduría General de la República: sale Eduardo Medina Mora, entra Felipe Gómez Mont. Con Felipe Bravo Mena en Gobernación volverían los métodos de ministerio del interior, con inquisidores legos, guardianes del templo del poder y de la naturaleza desconfiada de Felipe Calderón Hinojosa que le impide delegar facultad alguna.
Alguien, cualquiera de los jóvenes turcos, o del Yunque, debió impedir el despropósito de invitar a un Informe presidencial en palacio a las nueve de la mañana del primero de septiembre. Hubo elecciones y el partido en el poder perdió hasta el modo de andar. Tanto, que el propio Felipe Calderón diría en el extranjero que fue más grave, más grande la caída del PRD que la del PAN. Pero el PRI se quedó con la quinta y los mangos. Antes de llegar a San Lázaro hubo acto campirano en la CNC. Beatriz Paredes en casa; Yvonne Ortega y Enrique Peña avecindados en la parcela; presentes Armando Neira, del sector obrero, Sami David, del popular, y Cruz López Aguilar, del campesino. Ante la feroz crisis económica, el gobierno, diría Cruz López, está poniendo los bueyes detrás de la carreta.
El PRI tiene 237 diputados (184 de mayoría y 53 plurinominales). Francisco Rojas es el coordinador de esa fracción parlamentaria por decisión unánime, sin oposición abierta de sus compañeros de bancada. Héctor Pablo Ramírez, uno de los 11 diputados oaxaqueños que ganaron las elecciones de mayoría, dio voz al reajuste de fuerzas, pero no se opuso a la designación ni lanzó a César Augusto Santiago a contender a sabiendas de no contar con los votos necesarios. Los feligreses de las teorías de la conjura ven el retorno fantasmal del poder salinista. Algún experto que aseguró que tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio, Carlos Salinas no pudo hacer candidato a Francisco Rojas porque el director de Pemex estaba entre los secretarios de despacho a los que la Constitución impedía serlo sin haber renunciado con el tiempo anticipado que señala la norma. Así es esto del viejo hábito de las etiquetas.
Francisco Rojas fue secretario de la Contraloría con Miguel de la Madrid. Iba a ser director de Pemex desde el primer día del sexenio, pero Mario Ramón Beteta le pidió el cargo a su amigo, Miguel de la Madrid. Los conflictos con el sindicato, con Joaquín Hernández Galicia, movieron las piezas del tablero: Mario Ramón Beteta fue convertido en gobernador del estado de México y Francisco Rojas llegó a la dirección de Pemex, donde se quedó ocho años y padeció la dictadura tecnocrática de los techos fiscales impuestos por la Secretaría de Hacienda. Ante la tragedia de Lomas Taurinas, Miguel de la Madrid habló con Carlos Salinas y al hacerlo le cerró las puertas a Francisco Rojas. Nada más eso faltaba, que se la debiera al antecesor. Carlos Salinas designó en sesión espiritista a Ernesto Zedillo; nombró a su verdugo, al liquidador del sistema.
El PRI dijo que no a la invitación; que el periodo de sesiones iniciaba a las cinco en punto de la tarde, en San Lázaro, en la sede del Congreso de la Unión. El PRD también rechazó la insultante muestra de ignorancia, de respeto a la separación de poderes; tiene también coordinador: Alejandro Encinas, cuyo sentido común debe permitir que los 71 diputados del PRD sean factor de poder y no meros partiquinos. Por lo pronto, Agustín Carstens, tan insensible como los empleados de Gobernación, exige austeridad al Congreso y demanda transparentar los gastos del Poder Legislativo. Supriman secretarías, replicó el PRI a Carstens y Carstens. Pero sin olvidar que es asunto delicado tomar decisiones sobre las instituciones, sobre todo sin tener nada con qué sustituir las funciones de las mismas.
Increíble la torpeza de la invitación al acto mayestático matutino. Menos mal que con brújula jesuítica y palaciega, César Nava, dirigente nacional del PAN, encontró salida al laberinto de insolencia burocrática: postergar el acto es un gesto del Presidente que demuestra sensibilidad y respeto a la investidura del Congreso y que nosotros apreciamos y agradecemos.
Murió el senador Ted Kennedy. Gran legislador, político de vocación, quien sirvió a las causas de la justicia social, dentro y fuera de su país. John F. Kennedy inspiró a América; Robert Kennedy la desafió; Ted Kennedy la cambió. Y cambió al mundo, dijeron en su eulogía.
Nosotros los de entonces ya no somos los mismos.
Las reacciones frente a la cumbre de Unasur: La prensa europea (con la excepción del madrileño El País, que titula: Brasil frena el choque entre Caracas y Bogotá en Unasur) ignora la realización de la cumbre sudamericana en San Carlos de Bariloche, Argentina, y el problema de las bases de Estados Unidos en Colombia. La sudamericana, en cambio, no habla este sábado de otra cosa, aunque lo hace con enfoques diferentes. El cubano Granma, por ejemplo, titula triunfante: Rechazo unánime a las bases yankis, sin preocuparse demasiado porque Colombia las defendió (lo cual rompe la unanimidad) ni fijarse en que el comunicado final no las menciona ni tampoco el acuerdo militar colombiano-estadunidense. Además, no hace un balance general de la reunión, que demostró gran debilidad de la organización y de la mayoría de los gobiernos que la integran y fuertes divisiones. En el otro extremo, el argentino La Nación, al igual que Clarín –que tiene el mismo título–, dice con alivio: Uribe evitó una condena regional. No hablemos de la prensa colombiana: El Espectador titula: Unasur, cita de desacuerdos, y El Mundo: La soberanía quedó intacta (evidentemente entiende por soberanía que nadie pueda criticar a Uribe por ceder bases a Estados Unidos, violando todos los tratados internacionales). El mismo diario agrega: La declaración final no cuestiona a Colombia, Chávez, Correa, Morales y Kirchner, los derrotados, y Lula, Bachelet y Alan García, grandes aliados de Colombia.
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Contracaras de la migración
De acuerdo con datos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, 246 mexicanos perdieron la vida entre enero y julio del presente año al intentar introducirse en Estados Unidos. Estas muertes aumentan un indicador por demás doloroso, que ha cobrado especial notoriedad a raíz de que en 1994, con la puesta en marcha de la llamada Operación Guardián, el gobierno de la nación vecina recrudeció su política de control fronterizo: de entonces a la fecha, se han registrado más de 5 mil muertes de mexicanos en región limítrofe.
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El Correo Ilustrado
Perlas de la historia priísta
El PIB, antes del neoliberalismo, creció a una tasa media de 6.1 por ciento entre 1934 y 1982. Entonces el Estado mexicano era fuerte, ahora ya no lo es. Carlos Salinas de Gortari nos unció al yugo del Consenso de Washington.
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Tradicionalmente, en el derecho público la palabra auditar y derivados como audiencia y auditor tienen una larga historia. En España, desde hace siglos, tienen que ver con la impartición de justicia. Se trata de la actividad de los tribunales que escuchan quejas y resuelven conforme a derecho. Provienen del latín audire (audit), escuchar. En el derecho económico anglosajón y sus ramas significa el examen de la actividad contable de un ente público o privado y en señalamientos que indican si se cumplió con las reglas de operación o con la ley. En esta segunda acepción nosotros las hemos adoptado.
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Cuando se trata el tema de los trabajadores temporales que van con visas H2 a Estados Unidos, siempre sale a la luz el Programa Bracero. Para algunos fue una experiencia nefasta, el mejor ejemplo de la sumisión histórica del Estado mexicano, que no sólo cedió territorio, sino incluso a su propia gente para el engrandecimiento de Estados Unidos.
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En la última semana dos historiadores cubanos –Orlando Cruz y Felipe Pérez Cruz– han tratado de responder a mi artículo Las opciones de Cuba, publicado en La Jornada. Me alegra mucho que tantos que pueden disponer de Internet en Cuba lean mi periódico y lo que escribo. Igualmente me satisface que el primero –quien recibió duras críticas de sus lectores– me diga camarada, y el segundo, respetable profesor, aunque ambos, despeñándose, al final de sus piezas literarias sugieran que estoy bajo la influencia del liberalismo, la contrarrevolución, el anticomunismo y el antisovietismo, y otros cocos polémicos.
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La secretaria de Energía y el director general de Pemex hicieron declaraciones. Dijeron que se debían hacer nuevas modificaciones legales para permitir la inversión privada en la industria petrolera. En vez de hacer su trabajo (en el cual han mostrado, por lo menos, tortuguismo; a ver cuántas veces más retrasan la nueva refinería) se dedican a añorar un pasado que definitivamente ya pasó.
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El formato inicial anunciado para el tercer Informe de gobierno del presidente Calderón anunciaba la crónica de una estrategia de ruptura dirigida a agudizar la propiciada por el panismo en 2005 y convertida en imposición y fractura nacional en 2006 por la coalición que pretende gobernarnos. No sólo se reiteraba la renuncia al tradicional pero indispensable cara a cara en el Congreso, anulando cualquier posibilidad de retomar pronto el diálogo republicano, sino se buscaba poner a los legisladores contra la pared al invitarlos a un discurso presidencial en Palacio Nacional, antes de que el informe ordenado por la Constitución se entregase a la Cámara de Diputados. Como si se tratara de un diálogo en el más allá con Reyes Heroles, el gobierno le asestaba al estratega del reformismo político un rotundo revire: la forma al pozo y el PAN al gozo.
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En estos días en los que se dice que la crisis cede o que la crisis crece –y uno piensa que lo segundo es lo cierto– se plantean como soluciones, entre otras, la disminución de los presupuestos universitarios. No parece la mejor noticia, porque olvida que muchas de nuestras pobrezas son la consecuencia necesaria de la falta de formación de nuestra gente, disminuida por lamentables retrocesos en la educación primaria y hoy amenazada por el cierre de las puertas de las universidades públicas a quienes no tienen capacidad para cubrir los costos muy elevados de las instituciones privadas.
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Mediterráneo es el mar que separa el continente europeo y el africano. Literalmente significa en medio de las tierras. Quizás así los romanos lo entendían: un mar que separa dos tierras, mas que también las une. Un puente, una conexión, entre dos tierras distintas, pero cercanas. Eso era ese mar. Porque hoy ya no lo es. Hoy es el territorio de agua teatro de las tragedias migrantes y es el espejo claro de la indiferencia humana.
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Este viernes nuestra debilitada mezcla mexicana de exportación se cotizó en 68.58 dólares por barril. A finales del año pasado se cotizó en 26 dólares por barril. Seis meses antes en 132.71. Hoy estamos a poco más del doble de la cotización del invierno pasado. Y a poco más de la mitad de la del verano de 2008. De 2007 a 2009, hemos vivido la mayor volatilidad de precios del crudo de nuestra historia reciente.
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Finalizaba la década de los años 40 del siglo XX, cuando el gobierno de Miguel Alemán le encargó al arquitecto Mario Pani, formado en Europa en los años de apogeo de las vanguardias modernistas, la construcción de 200 casas para empleados federales, en un gran predio que había sido parte del rancho Santa Rosa y que con las nuevas urbanizaciones quedó muy bien ubicado en la flamante colonia Del Valle.
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Una comedia negra sobre un grupo de autoayuda, con un personaje minusválido liberando a sus compañeros discapacitados de la tiranía de terapias reduccionistas. Esta propuesta, provocadora y políticamente incorrecta, anima con brío y humorismo formidable el primer largometraje del noruego Bard Breien, El arte del pensamiento negativo.
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Sara Sefchovich
La palabra y el país
El lector Ernesto Partida me mandó un correo electrónico para darme a conocer una carta que le escribió al publicista Carlos Alazraki, en la cual le comunica su desacuerdo con la forma como conduce su programa de televisión.
La razón de su molestia y el centro de su reclamo es “que todos tus invitados se la pasen hablando del México jodido”. Dice: “Todo lo que sale de nuestra boca o de nuestra pluma es un acto de creación, si hablamos de la jodidez de México, es algo que estamos creando y si esto lo mencionas en un programa de televisión, es algo que estás transmitiendo a miles o a millones de personas en todo el país”. Y le sugiere “hablar de cómo crear la riqueza en México”: “Ya no hagas preguntas que sólo estimulan el pesimismo. Mejor haz preguntas que estimulen el optimismo”.
Lo que dice esta persona forma parte de una tendencia a culpar de los males del país a quienes hablan de ellos, como si las palabras no recogieran la realidad sino que la crearan.
Se trata de una idea que está presente en muchas culturas de la humanidad y que se expresó con gran fuerza en la Edad Media, cuando los cabalistas sostenían que dado que el mundo fue creado por una palabra, entonces la palabra es creadora de realidad. Y lo contrario: si no se habla de algo, ese algo no existe.
Por eso hoy el mantra de quienes defienden el pensamiento “positivo” consiste en que nada más se debe hablar de lo “bueno”. Esto se puede ver en los libros de autoayuda y en una película que ha tenido gran éxito, llamada El secreto, según la cual cada persona puede invocar la riqueza y el bienestar si se esfuerza en pensarlo y ponerlo en palabras y, sobre todo, si evita pensar en y hablar de “lo malo”.
Sin embargo, también existe una perspectiva que supone exactamente lo contrario: que si se dice lo malo, se le saca, se le exorciza, se le hace perder su fuerza.
Es también un modo de pensar presente en muchas culturas en las que se le recitan las penas a santos, árboles o muñequitos, que se quedan con ellas liberando así al portador de las mismas. Es la base de la confesión religiosa y el sustento del sicoanálisis freudiano, según el cual la palabra tiene poder curativo. Y hoy, en esos cursos para aprender a perdonar y a ser feliz que tanto se han puesto de moda, se pide a las personas que escriban una carta o griten sus agravios a alguien que actúa como el agraviador y de esa manera se los sacan de adentro y una vez afuera dejan de hacerles daño.
Cualquiera que sea el camino que se decida creer, lo que queda claro es que le asignamos enorme peso a la palabra. Pero lo que sigue sin resolverse es la cuestión de la realidad.
Para algunos, ese concepto se refiere a aquello que existe independientemente de quien lo mira o escucha, “la cosa en sí misma” según Krieger, “una cualidad propia de los fenómenos que reconocemos como independiente de nuestra volición”, dicen Berger y Luckmann. Para otros, en cambio, ella no existe más que por la percepción que tenemos: “la cosa para nosotros”, según Lewis. Y algunos llegan más lejos hasta afirmar que, dado que dicha percepción necesariamente se realiza a través del lenguaje, filtro inevitable y única forma de captarla, resulta que la realidad termina siendo la palabra.
Así las cosas en el complejo mundo de las definiciones, no hallo respuesta y en cambio me queda la duda: si (siguiendo el primero de los caminos) no se dice lo mal que está México, ¿ya por eso no lo va a estar? Y al revés si (siguiendo el segundo de los caminos) se dice un millón de veces lo mal que está México, ¿ya por eso se va a componer? Y lo contrario también: si se dice que el país está de maravilla (lo dicen una y otra vez nuestros funcionarios), ¿ya por eso lo está? O al revés, si se dice que el país está muy mal (como hacemos una y otra vez muchos de nosotros), ¿ya por eso lo está?
Mi pregunta entonces es: ¿no hay acaso una realidad independiente de lo que decimos? ¿No están allí la pobreza, la inseguridad, la riqueza, las lluvias que no caen y todo lo que estamos viviendo, así lo digamos o no lo digamos?
sarasef@prodigy.net.mx
Escritora e investigadora en la UNAM
La razón de su molestia y el centro de su reclamo es “que todos tus invitados se la pasen hablando del México jodido”. Dice: “Todo lo que sale de nuestra boca o de nuestra pluma es un acto de creación, si hablamos de la jodidez de México, es algo que estamos creando y si esto lo mencionas en un programa de televisión, es algo que estás transmitiendo a miles o a millones de personas en todo el país”. Y le sugiere “hablar de cómo crear la riqueza en México”: “Ya no hagas preguntas que sólo estimulan el pesimismo. Mejor haz preguntas que estimulen el optimismo”.
Lo que dice esta persona forma parte de una tendencia a culpar de los males del país a quienes hablan de ellos, como si las palabras no recogieran la realidad sino que la crearan.
Se trata de una idea que está presente en muchas culturas de la humanidad y que se expresó con gran fuerza en la Edad Media, cuando los cabalistas sostenían que dado que el mundo fue creado por una palabra, entonces la palabra es creadora de realidad. Y lo contrario: si no se habla de algo, ese algo no existe.
Por eso hoy el mantra de quienes defienden el pensamiento “positivo” consiste en que nada más se debe hablar de lo “bueno”. Esto se puede ver en los libros de autoayuda y en una película que ha tenido gran éxito, llamada El secreto, según la cual cada persona puede invocar la riqueza y el bienestar si se esfuerza en pensarlo y ponerlo en palabras y, sobre todo, si evita pensar en y hablar de “lo malo”.
Sin embargo, también existe una perspectiva que supone exactamente lo contrario: que si se dice lo malo, se le saca, se le exorciza, se le hace perder su fuerza.
Es también un modo de pensar presente en muchas culturas en las que se le recitan las penas a santos, árboles o muñequitos, que se quedan con ellas liberando así al portador de las mismas. Es la base de la confesión religiosa y el sustento del sicoanálisis freudiano, según el cual la palabra tiene poder curativo. Y hoy, en esos cursos para aprender a perdonar y a ser feliz que tanto se han puesto de moda, se pide a las personas que escriban una carta o griten sus agravios a alguien que actúa como el agraviador y de esa manera se los sacan de adentro y una vez afuera dejan de hacerles daño.
Cualquiera que sea el camino que se decida creer, lo que queda claro es que le asignamos enorme peso a la palabra. Pero lo que sigue sin resolverse es la cuestión de la realidad.
Para algunos, ese concepto se refiere a aquello que existe independientemente de quien lo mira o escucha, “la cosa en sí misma” según Krieger, “una cualidad propia de los fenómenos que reconocemos como independiente de nuestra volición”, dicen Berger y Luckmann. Para otros, en cambio, ella no existe más que por la percepción que tenemos: “la cosa para nosotros”, según Lewis. Y algunos llegan más lejos hasta afirmar que, dado que dicha percepción necesariamente se realiza a través del lenguaje, filtro inevitable y única forma de captarla, resulta que la realidad termina siendo la palabra.
Así las cosas en el complejo mundo de las definiciones, no hallo respuesta y en cambio me queda la duda: si (siguiendo el primero de los caminos) no se dice lo mal que está México, ¿ya por eso no lo va a estar? Y al revés si (siguiendo el segundo de los caminos) se dice un millón de veces lo mal que está México, ¿ya por eso se va a componer? Y lo contrario también: si se dice que el país está de maravilla (lo dicen una y otra vez nuestros funcionarios), ¿ya por eso lo está? O al revés, si se dice que el país está muy mal (como hacemos una y otra vez muchos de nosotros), ¿ya por eso lo está?
Mi pregunta entonces es: ¿no hay acaso una realidad independiente de lo que decimos? ¿No están allí la pobreza, la inseguridad, la riqueza, las lluvias que no caen y todo lo que estamos viviendo, así lo digamos o no lo digamos?
sarasef@prodigy.net.mx
Escritora e investigadora en la UNAM
Carlos Monsiváis
No tiene la culpa el Diablo…
Pape Satan Pape. Satan aleppeDante Alighieri
Me doy tregua y no abordo el tema omnipresente: el desmoronamiento del país. Y prefiero un tema que sobrevive porque no sólo han de fracasar las fuerzas del bien.
* * *
—En mi tradición teológica el Diablo nunca jugó papel alguno. De niño lo asociaba con estampas de cuentos, reproducciones de Posada, delirios de monaguillos. A ninguno de mis compañeros les oí jamás hablar del demonio, que por lo visto desde hace mucho no forma parte de la cultura urbana. Lo que sí, el adjetivo diabólico calificaba con frecuencia crímenes o, muy de vez en cuando, inteligencias y comportamientos.
—El Diablo como obsesión teológica fue engullido por el cine. No sólo pienso en El exorcista o la interminable serie de La profecía (The omen), en la que el demonio, el Anticristo y la niñez inteligente son una y la misma cosa. Hollywood, desde Intolerancia de Griffith, y el cine europeo con La brujería a través de las edades representan el demonio en forma tan carnavalesca que obstaculizan su influencia sobre la gente. El cine banalizó primero y trituró después a Satán.
—Lo más perdurable del demonio es la leyenda fáustica. Los más incrédulos en algún momento se sienten Fausto, y quieren cambiar su alma por la juventud. Si el demonio no tentó a Jesús, sí tienta y con energía a los millones de Faustos, insatisfechos con la edad y con la falta de una pasión arrebatadora.
—A cambio del demonio, que se extingue en el humor masivo con llamas y tridente y colas y cuernos, el mal se impone como realidad en el siglo XX. Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot son sus emanaciones, y al mal no lo desgastan ni el cine ni la novela, ni El silencio de los inocentes. El mal está en la tortura, en la nota roja, en los asesinatos. Lo demoniaco es el museo del mal.
—El Satán que tienta a Job es más un fiscal que valora el alcance de la virtud humana que un ser malo empeñado en destruirlo. Sin embargo, la rebelión de los ángeles, tan bellamente descrita en la pintura de los siglos XVI y XVII, y tan admirablemente grabada por Doré, es uno de los momentos portentosos de la mitología, tanto que es complicado creer en su contenido alegórico. Si esto no sucedió, el mal se empequeñece. ¿Cómo prescindir del sueño de la existencia real de Belcebú, el señor de las moscas? Exclama Darío en Los motivos del lobo: “¿Te ha infundido acaso su rencor eterno Luzbel o Belial?”
—La muerte de Cristo garantiza la victoria final del bien sobre el mal. ¿Pero qué pasa mientras? ¿Tenemos que esperar al fin de los tiempos, a la victoria de la angelología? Recuerdo versículos 8-11:
“Otra vez le pasa el Diablo a un monte muy alto, y le muestra todos los reinos del mundo, y su gloria.
“Y dícele: todo esto te daré si postrado me adorares.
“Entonces Jesús le dice: Vete, Satanás, que escrito está: ‘Al Señor tu Dios adorarás y al Él sólo servirás’.
“El Diablo entonces le dejó, y he aquí los ángeles llegaron y le servían”.
Pero, arguye el ser humano, eso lo hace Jesús porque es Dios, ¿y yo por qué tendría que rechazar la oferta? Y aquí se instala la mercadotecnia de Satán.
—Satán en hebreo es oponerse. La Septuaquinta traduce Satán por diábolos y da origen a la voz diablo. Es el tentador, el impostor, el memorioso, el aspirante original a la inmoralidad. En la tradición judía forma parte de la atmósfera interior. En la cristiana radica en el infierno, el lugar bajo la tierra. Dice el Salmo 109, vers. 6: “Pon sobre él al impío, y Satán está a tu diestra”. Son lo imperdonable, según segunda de Pedro 2:4: “Porque si Dios no perdonó a los ángeles que habían pecado, sino que habiéndolos despeñado en el infierno con cadenas de oscuridad, los entregó para ser reservados al juicio”. Y en la epístola universal de San Judas Apóstol capítulo 1 (y único) versículo 9 se afirma: “Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando sobre el cuerpo de Moisés, no se atrevió a usar de juicio de maldición contra él, sino que dijo: ‘El Señor te reprenda’”. Y un poco antes San Judas señala las penas carcelarias asignadas a los rebeldes: “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad mas dejaron su habitación, los ha reservado debajo de oscuridad en prisiones eternas hasta el juicio del gran día”.
Y Apocalipsis 12 del 7 al 9:
“Y fue hecha una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles lidiaban contra el dragón, y lidiaban el dragón y sus ángeles. Y no prevalecieron, ni su lugar fue más hallado en el cielo. Y fue lanzado fuera aquel gran dragón, sin serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, el cual engaña a todo el mundo; fue arrojado en tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”.
—Según el Corán, el pecado del Demonio fue no inclinarse ante Adán. Para otros, el pecado del Demonio es su transparencia: es una fábula que disimula la existencia del mal, es un lenguaje cifrado de grupos judíos, es una manera antigua de nombrar males neurológicos (en el caso de la posesión).
—Cada vez más, el Demonio es un recurso de las series de terror, más infinitas que el pecado. Es de hecho un género fílmico, algo devaluado por previsible, lo que quizá explique por qué la película de Alberto Isaac, titulada originalmente Viejas jijas del demonio, se llamó al final El rincón de las vírgenes (sobre el cuento “Anacleto Morones” de Juan Rulfo). Pero el salto “dialéctico” se ha dado en la cultura popular y el Demonio, en vez de tentar conciencias, se dedica a sembrar el pánico en butacas y sofás. Si, como reconoció el Vaticano brevemente, el Infierno es en rigor la ausencia de Dios, el Demonio es ya la ausencia de atributos en verdad temibles.
—El genocidio le quitó al Demonio la titularidad del horror y ya nunca más la ha recuperado. Y el sicoanálisis despojó a Mefistófeles de la arrogancia de suponerse el dueño secreto y público de la conciencia. Por un lado, las realidades de la destrucción de lo humano, y por otro, la certeza de que no hay fuerzas del Averno superiores a los desequilibrios y desastres anímicos.
Escritor
Me doy tregua y no abordo el tema omnipresente: el desmoronamiento del país. Y prefiero un tema que sobrevive porque no sólo han de fracasar las fuerzas del bien.
* * *
—En mi tradición teológica el Diablo nunca jugó papel alguno. De niño lo asociaba con estampas de cuentos, reproducciones de Posada, delirios de monaguillos. A ninguno de mis compañeros les oí jamás hablar del demonio, que por lo visto desde hace mucho no forma parte de la cultura urbana. Lo que sí, el adjetivo diabólico calificaba con frecuencia crímenes o, muy de vez en cuando, inteligencias y comportamientos.
—El Diablo como obsesión teológica fue engullido por el cine. No sólo pienso en El exorcista o la interminable serie de La profecía (The omen), en la que el demonio, el Anticristo y la niñez inteligente son una y la misma cosa. Hollywood, desde Intolerancia de Griffith, y el cine europeo con La brujería a través de las edades representan el demonio en forma tan carnavalesca que obstaculizan su influencia sobre la gente. El cine banalizó primero y trituró después a Satán.
—Lo más perdurable del demonio es la leyenda fáustica. Los más incrédulos en algún momento se sienten Fausto, y quieren cambiar su alma por la juventud. Si el demonio no tentó a Jesús, sí tienta y con energía a los millones de Faustos, insatisfechos con la edad y con la falta de una pasión arrebatadora.
—A cambio del demonio, que se extingue en el humor masivo con llamas y tridente y colas y cuernos, el mal se impone como realidad en el siglo XX. Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot son sus emanaciones, y al mal no lo desgastan ni el cine ni la novela, ni El silencio de los inocentes. El mal está en la tortura, en la nota roja, en los asesinatos. Lo demoniaco es el museo del mal.
—El Satán que tienta a Job es más un fiscal que valora el alcance de la virtud humana que un ser malo empeñado en destruirlo. Sin embargo, la rebelión de los ángeles, tan bellamente descrita en la pintura de los siglos XVI y XVII, y tan admirablemente grabada por Doré, es uno de los momentos portentosos de la mitología, tanto que es complicado creer en su contenido alegórico. Si esto no sucedió, el mal se empequeñece. ¿Cómo prescindir del sueño de la existencia real de Belcebú, el señor de las moscas? Exclama Darío en Los motivos del lobo: “¿Te ha infundido acaso su rencor eterno Luzbel o Belial?”
—La muerte de Cristo garantiza la victoria final del bien sobre el mal. ¿Pero qué pasa mientras? ¿Tenemos que esperar al fin de los tiempos, a la victoria de la angelología? Recuerdo versículos 8-11:
“Otra vez le pasa el Diablo a un monte muy alto, y le muestra todos los reinos del mundo, y su gloria.
“Y dícele: todo esto te daré si postrado me adorares.
“Entonces Jesús le dice: Vete, Satanás, que escrito está: ‘Al Señor tu Dios adorarás y al Él sólo servirás’.
“El Diablo entonces le dejó, y he aquí los ángeles llegaron y le servían”.
Pero, arguye el ser humano, eso lo hace Jesús porque es Dios, ¿y yo por qué tendría que rechazar la oferta? Y aquí se instala la mercadotecnia de Satán.
—Satán en hebreo es oponerse. La Septuaquinta traduce Satán por diábolos y da origen a la voz diablo. Es el tentador, el impostor, el memorioso, el aspirante original a la inmoralidad. En la tradición judía forma parte de la atmósfera interior. En la cristiana radica en el infierno, el lugar bajo la tierra. Dice el Salmo 109, vers. 6: “Pon sobre él al impío, y Satán está a tu diestra”. Son lo imperdonable, según segunda de Pedro 2:4: “Porque si Dios no perdonó a los ángeles que habían pecado, sino que habiéndolos despeñado en el infierno con cadenas de oscuridad, los entregó para ser reservados al juicio”. Y en la epístola universal de San Judas Apóstol capítulo 1 (y único) versículo 9 se afirma: “Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando sobre el cuerpo de Moisés, no se atrevió a usar de juicio de maldición contra él, sino que dijo: ‘El Señor te reprenda’”. Y un poco antes San Judas señala las penas carcelarias asignadas a los rebeldes: “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad mas dejaron su habitación, los ha reservado debajo de oscuridad en prisiones eternas hasta el juicio del gran día”.
Y Apocalipsis 12 del 7 al 9:
“Y fue hecha una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles lidiaban contra el dragón, y lidiaban el dragón y sus ángeles. Y no prevalecieron, ni su lugar fue más hallado en el cielo. Y fue lanzado fuera aquel gran dragón, sin serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, el cual engaña a todo el mundo; fue arrojado en tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”.
—Según el Corán, el pecado del Demonio fue no inclinarse ante Adán. Para otros, el pecado del Demonio es su transparencia: es una fábula que disimula la existencia del mal, es un lenguaje cifrado de grupos judíos, es una manera antigua de nombrar males neurológicos (en el caso de la posesión).
—Cada vez más, el Demonio es un recurso de las series de terror, más infinitas que el pecado. Es de hecho un género fílmico, algo devaluado por previsible, lo que quizá explique por qué la película de Alberto Isaac, titulada originalmente Viejas jijas del demonio, se llamó al final El rincón de las vírgenes (sobre el cuento “Anacleto Morones” de Juan Rulfo). Pero el salto “dialéctico” se ha dado en la cultura popular y el Demonio, en vez de tentar conciencias, se dedica a sembrar el pánico en butacas y sofás. Si, como reconoció el Vaticano brevemente, el Infierno es en rigor la ausencia de Dios, el Demonio es ya la ausencia de atributos en verdad temibles.
—El genocidio le quitó al Demonio la titularidad del horror y ya nunca más la ha recuperado. Y el sicoanálisis despojó a Mefistófeles de la arrogancia de suponerse el dueño secreto y público de la conciencia. Por un lado, las realidades de la destrucción de lo humano, y por otro, la certeza de que no hay fuerzas del Averno superiores a los desequilibrios y desastres anímicos.
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