Buda explotó de vergüenza
Hermana de la también cineasta Samira Makhmalbaf (La manzana, 1998), e hija del realizador Mohsen Makhmalbaf (Kandahar, 2001), su primera incursión en el cine fue un documental, Joy of Madness (2003), inédito en México, sobre los métodos y dificultades de trabajo de esta familia de artistas.
A través de relatos centrados, en lo esencial, en la situación política y social de Afganistán, la nación vecina, los Makhmalbaf han elaborado una inteligente aproximación crítica a la realidad iraní actual, en el entendido de que ambas naciones tienen en común, además de una frontera territorial, un problema difícil de erradicar: la intolerancia política y religiosa.
El título de la cinta alude a la destrucción de dos gigantescas estatuas de Buda, perpetrada por los talibanes en 2001. El episodio lo captura la directora con imágenes de archivo y es el preludio a su notable parábola sobre Baktay, una niña deseosa de aprender a leer, que es víctima de la burla de compañeros y maestros de escuela, y de modo aún más dramático de una banda de niños que juegan en la calle a ser talibanes adultos y la someten a vejaciones misóginas.
Los niños juegan a ser alternadamente violentos fundamentalistas y estadunidenses liberadores, interpretando así la única realidad que conocen. En esta escenificación del clima de hostilidad bélica, Baktay aprende paralelamente a afirmar su personalidad y a confiar en el afecto y solidaridad de Abbas, el pequeño amigo cuyo deseo de aprendizaje busca emular.
La película remite a la inocencia de la niña en El globo blanco (1995), de Jafar Panahi, pero de modo más contundente a las lecciones morales, centradas en el universo infantil, del maestro iraní Abbas Kiarostami.
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