Deben garantizarse guarderías y protección en el trabajo
Por Guadalupe Cruz Jaimes
México DF, 17 may 12 (CIMAC).- México necesita mejorar la calidad del empleo para lograr un mayor crecimiento económico, coincidieron especialistas, quienes señalaron que es momento de ampliar la protección social para los más de 47 millones de personas ocupadas en el país, especialmente para las trabajadoras, cuyo ingreso impacta en el bienestar social.
Durante el foro “Brechas y desigualdad en el empleo en México. El reto de generar trabajos decentes”, Samuel Freije, economista del equipo de “Pobreza y Género” del Banco Mundial (BM), refirió que el país enfrenta el reto de la “formalización” del trabajo para generar un mayor desarrollo económico.
Actualmente en México hay 14 millones de personas en el empleo informal. Tan sólo en el sexenio de Felipe Calderón por cada empleo formal se generaron tres informales, es decir cada día se sumaron mil 400 personas a labores sin prestaciones ni derechos, en las que las mujeres tienen una mayor participación.
El 29.3 por ciento de las mujeres se ocupa en este sector, mientras que entre los hombres la tasa es de 27.9 por ciento, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
El economista refirió que “una economía dinámica requiere de una buena protección social”, por lo que México debe enfrentar este desafío fiscal, ya que “cualquier país que quiera ser competitivo tiene que tener el piso de protección social del que habla la Organización Internacional del Trabajo”.
Casos como el de Singapur, uno de los países más exitosos del mundo, son ejemplo de ello, ya que en los años 60 y 70 se concentró en crear vivienda para las y los trabajadores, y darles mejores prestaciones y capacitación.
Corea del Sur, otra nación con alto crecimiento económico, se enfocó en fomentar la participación laboral de las mujeres, las personas adultas mayores y con discapacidad. El resultado del “empleo inclusivo” fue convertirlo en un país más competitivo.
Freije destacó que cuando una mujer obtiene un empleo con condiciones laborales adecuadas (en el sector formal con seguridad social), además de beneficiarse personalmente, la distribución del ingreso en sus hogares mejora la nutrición, salud y educación de niñas y niños.
La participación económica de las mujeres tiene un efecto secundario que favorece a la sociedad en su conjunto, porque ellas abonan al desarrollo con su desempeño laboral e invierten en mayores oportunidades para la infancia. Además, su presencia en el mundo del trabajo genera “mecanismos pacíficos o más pacíficos de resolución de conflictos” en este ámbito.
Durante el foro, Gabriel Martínez, secretario general de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social, indicó que no sólo las trabajadoras formales sino las mujeres ocupadas en general deben conservar los beneficios de la seguridad social, como los servicios de cuidado de la niñez.
El especialista observó que debido a que muchas mujeres son jefas de familia en el país, la seguridad social representa un parteaguas en la tranquilidad de sus hogares.
Por ejemplo, si carecen de un seguro de riesgos de trabajo y sufren un accidente laboral, las familias sufren por las lesiones de la mamá, pero también porque no recibe una indemnización, atención médica y su salario durante su recuperación, mencionó el profesor de Economía mexicana en el Instituto Tecnológico Autónomo de México.
Al respecto, David Kaplan, especialista de la Unidad de Mercados Laborales y Seguridad Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), refirió que en promedio las mujeres cotizan menos que los hombres en los sistemas de seguridad social porque “entran y salen” con mayor frecuencia del mercado laboral, y los programas de protección social fueron diseñados para personas que pasan mucho tiempo en este ámbito.
La menor cotización de las mujeres limita su acceso a una pensión mínima para el retiro, así como a un seguro de invalidez y de vida.
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