5/11/2017

Luis Videgaray Caso: el hijo pródigo del PRI



Desde que el entonces candidato a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, se dedicó a intentar convencer a sus compatriotas de que los mexicanos, somos todos criminales y violadores, fue que la Secretaría de Relaciones Exteriores y su Canciller, comenzaron a tomar mayor relevancia para los asuntos públicos. De acuerdo con fuentes oficiales, para quienes no lo sepan (y para quienes sí, no viene mal el recordarlo), la SRE tiene entre sus principales funciones, el dirigir las relaciones diplomáticas y consulares, el impartir protección a mexicanos y el velar por el buen nombre de México en el extranjero. Además, es la institución encargada de conceder a los extranjeros las licencias y autorizaciones que requieran conforme a las leyes para adquirir el dominio de las tierras, aguas y sus accesiones en la República Mexicana; obtener concesiones y celebrar contratos, intervenir en la explotación de recursos naturales y/o para invertir en sociedades mexicanas civiles o mercantiles; e incluso participar, por conducto de la Procuraduría General de la República, en procesos de extradición conforme a la ley o tratados, etc.
Es por ello que cuando el 8 de noviembre del año pasado se dio a conocer que el magnate se había llevado “la grande”, se hizo urgente para la política mexicana, la necesidad de pensar nuevos escenarios y mejores estrategias que permitieran a los funcionarios mexicanos establecer canales de comunicación para con sus nuevos homólogos estadounidenses. La respuesta del que por vox populi, sabemos que es hasta ahora el presidente mexicano con el menor índice de popularidad, fue jugar su mejor carta, o mejor dicho, a su “mejor hombre”. El mismo que por un tuit del mismísimo Trump, sabemos que cuando estuvo a cargo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, apostó y promovió al interior del gabinete presidencial la visita del entonces candidato a México, y que por este motivo, y gracias a la presión de la opinión pública tuvo que presentar su renuncia tan sólo unos días más tarde.
Sin embargo, a partir del mediodía del 4 de enero de este año Luis Videgaray Caso fue sacado del retiro. Con una sonrisa de tamaño monumental, el ‘Doctor’ -apodo con el que se conoce a Luis Videgaray al interior del PRI-, asumió el mandato presidencial de “acelerar el diálogo con el gobierno de Donald Trump, para tener un trabajo constructivo y de relación para fortalecer los vínculos de seguridad, de comercio; promoviendo los intereses de México sin ceder en la soberanía”.
Con este paso, se cumplió el ‘capricho’ de quienes desde septiembre de 2016 exigieron la renuncia de la persona al frente de la SRE, la priísta Claudia Ruiz Massieu, “ por no asesorar debidamente al presidente sobre las implicaciones negativas de la visita de Donald Trump ” . El 6 de septiembre, Jenaro Villamil, colaborador de proceso, informó que en un acuerdo firmado por su coordinador, la bancada del PAN resolvió que la visita del magnate al país ocurrida el 31 de agosto, “ dejó un saldo desastroso no sólo para el presidente sino para la dignidad del país” por lo que miembros de dicho partido, entre ellos, la senadora Mariana Gómez del Campo (prima consanguínea de Virginia Gómez del Campo, ósea la mujer que desde 1995 es esposa de Luis Videgaray y que también es prima de la contendiente por la candidatura presidencial al interior del PAN, Margarita Zavala), aclamaban por la deposición de la entonces Canciller. En ese momento nada parecía indicar que el primo político de la mencionada senadora, fuera el hombre que poco más de cien días después sería llamado para quedarse con el puesto.
Es ahora cuando se antoja preguntar, ¿además de los lazos de parentesco que mantiene el actual Canciller con algunos personajes de la vida política mexicana, qué otras curiosidades habitan en el currículum de Luis Videgaray Caso que permitieron al presidente otorgarle tal distinción? Fuera de las páginas oficiales, es poca la información que circula respecto de la vida del político que nació un 10 de agosto de 1968 en la Ciudad de México, casi un par de meses antes de cuando otro priísta, Gustavo Díaz Ordaz, ordenó la represión y el asesinato de un número hasta hoy desconocido de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas. Acerca de su formación educativa, sabemos gracias al citado periodista, que “por las mañanas estudiaba Derecho en la UNAM y por las tardes, Economía en el ITAM. (...) La apretada agenda del joven Luis apenas tenía espacio para fiestas, novias, amigos u otras cosas. Menos cuando cumplió 19 y voluntariamente se afilió al PRI y, aún menos, cuando lo eligieron presidente de la sociedad de alumnos itamitas, un cargo que lo llevó a conocer a Luis Donaldo Colosio, quien hasta ahora sigue siendo un ejemplo para él. (...) Esta dedicación llevó a su profesor del ITAM y coordinador de asesores del entonces Secretario de Hacienda en el sexenio de Carlos Salinas, Carlos Sales, a recomendar a Videgaray como auxiliar en la dependencia federal. Pronto pasó de servir el café y ser mensajero, a convertirse en el secretario particular de Aspe, quien a veces le consultaba decisiones financieras”.
Bajo el cobijo brindado por Pedro Aspe Armella, a quien el periodista Francisco Cruz reconoce como “el máximo responsable de la catástrofe económica que estalló en México a finales de 1994”, fue que Videgaray pudo pasar de ser un mero economista, a un político en potencia. Su reclutamiento por parte de Protego Asesores, firma que en palabras de Cruz se dedica a “reinventar las deudas públicas de los estados mexicanos”, marcó el rumbo del que por mucho tiempo solo fue conocido por ser el hermano aburrido de un conductor de Televisa. A finales de 2004, el gobernador del Estado de México Arturo Montiel, recurrió a Protego para renegociar la creciente deuda pública que para ese momento se calculó en 30 mil millones de pesos: “Tan bien le fue a Videgaray que pronto se codeó con la crema y nata del grupo Atlacomulco y se integró sin dificultades a los Golden Boys, el selecto club formado por Montiel que escogía a lo más granado de la política mexiquense y que exigía ser joven, más o menos guapo, pero muy ambicioso..”.
Así, poco a poco, Luis Videgaray ingresó en las operaciones políticas, pasando de ocupar la jefatura de la Secretaría de Finanzas del Edomex durante la gubernatura de Peña Nieto, a ser el hombre que “la noche del domingo 1 de julio...sonreía mientras los reporteros lo acorralaban en la sede nacional del PRI preguntándole: “qué se siente ser el cerebro detrás del regreso del PRI a Los Pinos?” (...) La pregunta de la prensa englobaba lo que se dijo de él en los 90 días de contienda electoral, 62 de conflicto postelectoral y 91 de transición gubernamental: este hombre de (entonces) 44 años asumió con eficiencia la función de la persona de toda confianza del exgobernador mexiquense para operar el regreso del PRI a la silla presidencial”.(Oscar Balderas, “Luis Videgaray, de ‘cerebro del PRI’ a titular de Hacienda”, ADNPolítico, 30 de noviembre de 2012, consultado el 9 de mayo de 2017, http://www.adnpolitico.com/2012/2012/09/06/luis-videgaray-el-cerebro-detras-del-regreso-del-pri ).
Cuando hace un par de semanas me dirigí -hacia lo que fuera mi primera visita- a la Secretaría de Relaciones Exteriores, aquel imponente edificio anaranjado de más de veinte pisos de alto que sobresale al interior de la Plaza Juárez y donde desde el piso 17 puede apreciarse una perfecta postal del norte de la ciudad, comprendí lo que el hoy Canciller Luis Videgaray Caso quiso decir cuando, gracias al favor presidencial y con la prensa de testigo, se estrenaba como el nuevo Secretario al frente de dicha dependencia: “ Yo no conozco la Secretaría de Relaciones Exteriores más que como se puede conocer desde fuera. No soy diplomático, nunca he tenido más allá de los encargos propios de la Secretaría de Hacienda en la representación de nuestro país. Ustedes han dedicado su vida entera a ello. Se los digo de corazón y con humildad: vengo a aprender de ustedes, vengo a hacer equipo con ustedes en un momento en que México nos necesita a todos más que nunca”. Si Peña Nieto se hizo de la silla presidencial por guapo, Vigaray conquistó la SRE por inteligente. En realidad, eso es lo de menos. Lo importante es dejar en claro que el hombre que con ‘humildad’ aceptó el ‘regalo presidencial’ de la Secretaría de Relaciones Exteriores y que admitió abiertamente no ser un diplomático, está a años luz de ser inexperto o una persona poco preparada, y es precisamente por este motivo que estamos obligados a dudar de su modestia, y más aún, de su compromiso político para con los mexicanos.
La reciente captura de Javier Duarte en Guatemala resulta un claro ejemplo de ello, ya que además de que el ex-gobernador de Veracruz fuera promovido por EPN como una de las caras del nuevo PRI, viene bien traer a colación un tuit publicado por el propio Videgaray en su cuenta oficial el 1 de diciembre de 2010 en el que anunció que iba, “camino a Xalapa a la toma de protesta como Gobernador de Veracruz de mi querido amigo y compañero Javier Duarte.”. En esta línea, el periodista Juan Luis García sostuvo una entrevista con la Fiscal General de Guatemala, Thelma Aldana, quien declaró que: “ la detención de Duarte no pudo realizarse antes porque no existía una solicitud de las autoridades mexicanas”. No cabe duda que esta detención aparenta ser una prueba de credibilidad para algunas de las instituciones mexicanas, entre ellas la SRE, pues como ya se vio, entre sus funciones está la de poner en marcha solicitudes de extradición conforme a la ley…
Es por ello que como mexicanos de cara a este escenario no podemos evitar la pregunta: ¿hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que las decisiones y recursos de este país sean gestionados por el mismo puñado de familias, que ya sea por sangre o por filiación política, lo hacen desde hace al menos las últimas cuatro décadas?
Itzel Donají Armenta Reyes. Mmiembro del Seminario “Periodismo para Historiadores”de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM

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