Cien días de empoderamiento militar
Y viene
la Guardia Nacional
Montajes y condicionamientos
Tuit que no
provocó bienestar
Aparte de la creciente
concentración personal de poder civil (no sólo la titularidad del Poder
Ejecutivo federal: también el control de las cámaras legislativas, el
avance en la colocación de ministros, magistrados y miembros de
organismos judiciales y autónomos, y el diario afianzamiento político a
través de conferencias mañaneras de prensa y mítines dadivosos de fin de
semana), el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se ha
adentrado en sus primeros 100 días de gobierno en los riesgosos terrenos
(la historia así lo demuestra, con trágicos episodios en Centro y
Sudamérica, por ejemplo) de la cesión de espacios de poder a las fuerzas
armadas.
El traspaso de responsabilidades civiles a los militares tiene como contexto inmediato la lucha contra lo que suele llamarse
crimen organizado. Cárteles y capos en condición de omnipotencia (el término tiene dos significados, según la Real Academia Española:
Quetodolopuede, atributosolodeDiosy
Quepuedemuchísimo), además de la criminalidad al menudeo, han impedido a AMLO entregar cuentas exitosas en el rubro de mayor interés para la sociedad, el del mejoramiento de la seguridad pública.
En ese marco de necesaria belicosidad aumentada se inscribe la
estrategia de creación y operación de la Guardia Nacional, a la que con
malabarismos declarativos se pretende presentar en sociedad como un
cuerpo y una propuesta distante del concepto de militarización de la
vida pública que durante décadas combatió la izquierda mexicana y, desde
luego, el propio López Obrador en su condición de líder opositor y
candidato presidencial, animadversión al verde olivo como obligado
factor de
gobernabilidady de presencia vigilante en las calles que cambió de la noche a la mañana luego de que el entonces presidente electo se reunió con los secretarios peñistas de la Defensa Nacional y de la Marina.
La súbita conversión del obradorismo al militarismo entraña los
mismos riesgos que se han advertido en diversos países y circunstancias,
alerta que han lanzado incluso organismos internacionales. Entregar
poder y negocios legales (aparte de los extralegales) a los jefes de
soldados y marinos no es una forma sana de transitar el accidentado
camino que busca la transformación profunda e irreversible de nuestro
país. Por el contrario, las buenas intenciones de los civiles pueden
estar condicionadas por los duros y rudos intereses de los hombres de
armas.
El aguzamiento del interés y del olfato políticos en las élites
castrenses puede llevar a éstas a practicar afinados montajes de
simulación, provocación y retrocesos que los beneficien. No se necesita
ser novelista político para adivinar que el poder político civil puede
irse convirtiendo en rehén de sus presuntos servidores o acompañantes
militares, en un proceso de falsificación de la realidad que puede
incluir hechos traumáticos de diversa índole y con distintos
destinatarios, propios y ajenos, opuestos o cercanos.
El concepto de
desarrollo sociales más apropiado que el de
bienestar, en cuanto a políticas públicas que buscan paliar la de-sigualdad y ayudar a individuos o comunidades a entrar en procesos de organización y crecimiento que podrían llevar o no a una fase final, aspiracional, de
bienestarcomo hecho consumado. Sin embargo, la neohabla burocrática del sexenio en curso prefirió usar el término de la eventual coronación postrera y no el del desarrollo en fases.
Dicha Secretaría de Bienestar, a cargo de la ingeniera agrónoma María
Luisa Albores González (nacida en Chiapas pero radicada en Puebla,
donde presidió el comité estatal de Morena de 2012 a 2015), puso este
domingo en las redes sociales una composición gráfica que con rapidez
hubo de retirar, ante las críticas que provocó. En cinco puntos, esa
secretaría planteó
5 razones por las que no quieres bienestar en México. De una manera maniquea y propagandística se establecían hipótesis (https://goo.gl/uX5NXb) con un fraseo y una evidente intención facciosa que de inmediato provocó protestas en las propias redes.
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario