“¡Pauten sin miedo, carajo!”, se
escuchó en la oficina la voz de un hombre joven, una exclamación profusa
e impaciente que retumbó por toda la casa. La queja provenía de Ricardo
Rojo, coordinador de un grupo de jóvenes a quienes les encargó producir
a destajo memes, videos y mensajes para intentar desvirtuar la imagen
del entonces candidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel
López Obrador.
“¡El dinero no es de ustedes, así que métanle!”, gritó nuevamente
Rojo, acompañando ahora la instrucción con un furioso puñetazo en la
mesa, relató uno de los presentes.
Rojo se había irritado al saber que su brigada de trolls —quienes
hasta ese momento habían pagado seis mil pesos, a lo más, por cada
posteo que deseaban viralizar en las redes para debilitar la campaña del
tabasqueño, que ya aparecía como puntero en la mayoría de las
encuestas— no prosperaba.
“Recuerden —dijo Rojo a los jóvenes antes de marcharse—: Tenemos presupuesto ilimitado”, recordó la fuente.
A partir de ese momento, el equipo de Rojo llegó a pagar hasta 50 mil
pesos por cada mensaje en Facebook, Twitter e Instagram que resaltara
una mala mueca de López Obrador, un arranque contra algún adversario, un
exabrupto de alguno de sus colaboradores o una liga de una noticia
falsa, describió el informante.
En ese paquete entraron, por ejemplo, las millonarias propiedades que
le achacaban, sus supuestos nexos con Nicolás Maduro o sus presumibles
vínculos con el narcotráfico. Todos, temas construidos por ellos
mismos.
Uno de los integrantes de ese equipo —a quien llamaremos Miguel Ángel
para conservar su anonimato— además de su testimonio mostró a este
semanario recibos de nómina, fotografías, correos electrónicos y
mensajes que permiten reconstruir distintos momentos de los 18 meses que
trabajó este grupo, el cual tenía el objetivo de mostrar la peor cara
de López Obrador y así incidir en la elección presidencial.
ejecentral hizo contacto con las personas
mencionadas en la trama antiAMLO para conocer su punto de vista y
ejercer su derecho de réplica. Los que respondieron fueron las empresas
Coppel y Grupo México, cuyos representantes dijeron que se abstendrían
de opinar.
Los intelectuales Enrique Krauze y Fernando García Ramírez también
contestaron a este medio y rechazaron haber participado en el plan.
Lo mismo pasó con el empresario Ricardo Rojo, la exaspirante
presidencial por la vía independiente, Margarita Zavala, el empresario
Alejandro Ramírez Magaña, de Cinépolis, quienes negaron estar
implicados. Al cierre de esta edición no había contestado el exdiputado
panista Jesús Ramón Rojo Mancillas.
Aunque el nombre Germán Martínez aparece como parte de la
confabulación, el ahora director del IMSS asegura que no tuvo nada qué
ver.
Autores intelectuales
Miguel Ángel contó que a mediados de 2016, dos años antes de las
elecciones presidenciales, un grupo de empresarios e intelectuales se
pusieron de acuerdo para lanzar una campaña negativa contra Andrés
Manuel López Obrador, quien era entonces presidente del Movimiento de
Regeneración Nacional (Morena) y figuraba como el único candidato que,
con seguridad, aparecería en la boleta electoral.
Francisco Agustín Coppel Luken, presidente y director general de
Grupo Coppel; Alejandro Ramírez Magaña, director general de Cinépolis y
entonces presidente del Consejo Mexicano de Negocios, y Germán Larrea
Mota-Velasco, presidente del Consejo de Administración de Grupo México,
proveyeron los recursos para financiar la campaña contra el tabasqueño,
informó Miguel Ángel, quien tuvo acceso cotidiano a las reuniones de
planeación y elaboró contenidos que él mismo califica como perniciosos
contra López Obrador y sus colaboradores.
La fuente mostró a este periódico conversaciones por chat donde
recibía las instrucciones de los adversarios del aspirante morenista,
además de documentos, entre ellos los recibos que la empresa Coppel le
expidió por el pago de sus servicios, los cuales contienen todos los
datos fiscales de la empresa.
Miguel Ángel reveló que los encargados de concebir sitios de internet
y perfiles de Facebook como Populismo Autoritario, Napoleopez y Prensa
México —todos ellos con tratamientos adversos al hoy Presidente de la
República—, así como de reclutar al personal que elaboraría los
materiales, fueron el historiador Enrique Krauze, director de la revista
Letras Libres y de Editorial Clío, y el crítico literario
Fernando García Ramírez, brazo derecho de Krauze, cercano al empresario
Coppel y actual columnista del diario El Financiero.
Para echar a andar la estrategia que buscaba descarrilar las
aspiraciones de López Obrador se habilitó como centro de operaciones la
casa ubicada en la calle de Berlín, número 245, en la colonia Del
Carmen, alcaldía de Coyoacán, en la Ciudad de México, aunque también
había células trabajando en Guadalajara, Jalisco.
Miguel Ángel dijo a ejecentral que los empresarios
que patrocinaban el plan y Enrique Krauze jamás pisaron la sede de
Berlín, pero sostenían reuniones mensuales en unas oficinas localizadas
en Santa Fe, al poniente de la Ciudad de México.
Los nombres aportados por Miguel Ángel coinciden con los consignados por Tatiana Clouthier en su libro Juntos Hicimos Historia, en el que revela los resultados de sus propias investigaciones sobre el origen de la página PejeLeaks.org y la campaña cibernética contra López Obrador.
Linea de tiempo
Color verde, acciones de AMLO | Color rojo, acciones de la Operación Berlín
El diseño digital
La operación digital se preparó desde diciembre de 2016, pero vio la
luz el 23 de marzo de 2017, cuando se lanzó el primer perfil antiAMLO en
Facebook, “Napoleopez”, y a partir de entonces surgió el resto.
La fuente narró que Fernando García Ramírez tenía bajo sus órdenes a
tres colaboradores que fueron cuidadosamente seleccionados. Sus labores
esenciales eran monitorear diariamente y en todo momento las noticias
sobre López Obrador, concebir informes que quebrantaran la reputación
del tabasqueño y su equipo; así como elaborar guiones para que la granja
de trolls los difundieran diariamente por plataformas digitales.
De manera paralela, relató Miguel Ángel, Agustín Coppel le encargó a
Jesús Ramón Rojo Mancillas, exdiputado panista, coordinar los esfuerzos
para integrar un equipo de expertos en internet que pudieran generar
productos viralizables y, de esa manera, detonar una opinión
desfavorable para el actual jefe del Ejecutivo federal.
“Si la estrategia requiere denostar sistemáticamente al líder de
Morena —le ordenó Coppel a Rojo Mancillas— entonces eso haremos”, contó
la fuente.
Para que la maniobra llegara a buen puerto, dijo Miguel Ángel, Rojo
Mancillas convocó a Ricardo Rojo, quien puso al servicio del proyecto la
experiencia y el personal de su empresa, Expertaria, la cual dice
especializarse en “monitoreo, análisis y estrategias de comunicación en
redes sociales”. Dicha agencia sería la encargada de pagar los sueldos a
la rama cibernética del proyecto antiAMLO.
Todos, tanto los intelectuales reclutados por García Ramírez como los trolls de
Ricardo Rojo, trabajaron cubriendo turnos matutinos y vespertinos en la
casa de Berlín entre noviembre de 2016 y hasta marzo de 2018. “Hubo
ocasiones en que se trabajó de noche”, detalló Miguel Ángel.
Posteriormente, García Ramírez y sus tres subordinados salieron del
domicilio para tener juntas itinerantes en cafés o, incluso, en la
propia casa del crítico literario, ubicada también en la alcaldía de
Coyoacán.
El motivo de que ya no se presentaran esos personajes clave en la
casa de Coyoacán, fue la renuncia de Germán Martínez Cázares al PAN
—ocurrida en marzo de 2018— y su posterior adhesión a la campaña de
López Obrador. El temor de los conspiradores, dijo la fuente, era que
Martínez Cázares delatara la operación contra AMLO.
Miguel Ángel aseguró que Germán Martínez y Margarita Zavala —quien al
principio había manifestado su interés de competir por la candidatura
del PAN rumbo a los comicios presidenciales de 2018— llegaron a reunirse
con los empresarios e intelectuales, apoyando incluso la maniobra para
minar la imagen del hoy mandatario.
“Si Germán abre la boca y nos delata, nosotros tenemos cómo demostrar
que a él también le pagó Coppel por sus servicios”, dijo García Ramírez
para tranquilizar a sus colaboradores, contó la fuente.
Germán Martínez sí reconoce que asistió a la casa de Berlín, pero por
invitación de compañeros panistas, quienes preparaban la campaña contra
Delfina Gómez, candidata de Morena al gobierno del estado de México y
rival de la panista Josefina Vázquez Mota. Sin embargo, Germán Martínez
aseguró que se enfrentó con varios de sus correligionarios, se alejó, y
nunca se enteró de una operación antiAMLO.
Ricardo Rojo fue más reacio a cambiarse de casa. El encargado de la
operación cibernética mudó a una parte de su equipo a The Place, un coworking
ubicado en la calle Xicoténcatl 120, colonia Del Carmen, en Coyoacán.
Ahí, una célula capitaneada por Sergio Navarro, íntimo amigo de Ricardo
Rojo, continuó elaborando y editando contenidos, dijo Miguel Ángel.
La cita con Krauze
Los intelectuales de “alto rendimiento” que se encargarían de
investigar a López Obrador y confeccionar los temas que infundirían
miedo entre los ciudadanos contaron con el visto bueno de Krauze.
El historiador —acompañado siempre por el crítico literario— ya había
hecho un ejercicio similar en las elecciones de 2006, con el proyecto
Lupa Ciudadana, que sometía al análisis de especialistas la viabilidad
de las propuestas de los candidatos a la Presidencia de la República,
entre ellos López Obrador. “En aquella época cometieron una imprudencia:
trabajaban en las instalaciones de Letras Libres. Esta vez no sería así. No querían exponerse ni dejar rastros”, detalló la fuente.
La cita con Miguel Ángel ocurrió el jueves 3 de noviembre de 2016, a
las 18:00 horas, en el restaurante Maison Kayser, ubicado en el Centro
Comercial Oasis, en Coyoacán. Faltaba un año para el destape formal de
los candidatos a la Presidencia de la República. Era buen tiempo para
comenzar a preparar “la función”, como solían llamarle.
El director de Letras Libres vestía pantalón de gabardina,
saco negro y una camisa de cuello alto. García Ramírez, quien no dejaba
de mover las manos frenéticamente, portaba un suéter café, pantalón
color caqui y llevaba en la mano un dispositivo Kindle.
El historiador habló sobre liberalismo político y económico. Intercambiaron puntos de vista sobre la novela El Zarco de
Ignacio Manuel Altamirano; así como de las aportaciones intelectuales
de Emilio Uranga como ideólogo del PRI. “Glosó profusamente a Daniel
Cosío Villegas y a Gabriel Zaid”, describió el que sería uno de sus
empleados en la operación contra López Obrador. Así pasaron algunos
minutos, hasta que, finalmente, hablaron de política y la carrera hacia
el 2018.
“¿A quiénes ves en el escenario?”, le preguntó a rajatabla el
historiador al futuro recluta. “Le respondí que probablemente Miguel
Ángel Osorio Chong, Aurelio Nuño, Margarita Zavala y, desde luego, López
Obrador”, relató la fuente.
Al escuchar el nombre del político tabasqueño, Krauze inhaló
profundamente. Sin ocultar su desencanto por el tabasqueño, con su voz
gruesa, preguntó: “¿Qué piensas de López Obrador?” Para ese momento,
Miguel Ángel ignoraba que se encontraba en medio de un examen, el cual
definiría si tenía potencial para convertirse en una especie de
mercenario de la propaganda política, sino que albergaba la falsa
expectativa de formar parte de las filas de Letras Libres e incursionar en proyectos editoriales o de investigación.
Con tal de congraciarse con el empresario cultural, describió la
fuente, retomó algunos juicios que Krauze había planteado en su famoso
ensayo “El mesías tropical”, por lo que calificó a López Obrador de
megalómano y obsesionado con el poder. “Sabía que el escritor había
demonizado al personaje y que le gustaba el sensacionalismo biográfico”,
explicó.
La empatía de Krauze surgió de inmediato. “No podemos permitir que
López Obrador llegue a la Presidencia”, soltó. Agregó que “la democracia
liberal estaba atravesando por una severa crisis” y que “un político
intolerante y explosivo no podía colarse a la Presidencia de la
República”. Y repitió varias veces su eslogan de batalla: “Andrés Manuel
es un peligro para México”.
Antes de terminar la charla, Krauze le comentó al examinado que
estaban buscando formar un grupo de intelectuales de “alto rendimiento”
para un trabajo editorial que sería intenso durante los meses por venir.
“Me preguntó que si deseaba incorporarme. Y yo, emocionado y pensando
que me sumaría a sus huestes intelectuales, le respondí que sí”,
detalló. Después se reuniría con García Ramírez, que sería su jefe
durante los siguientes 18 meses.
La trama rusa
El armado de la campaña antiAMLO comenzó en diciembre de 2016, cuando
los investigadores y el equipo cibernético ya estaban instalados en
Berlín 245, una fría y vieja casona de mediados del siglo XX.
El inmueble estaba dividido en tres grandes espacios: uno donde se
instalaron los jóvenes reclutados por Expertaria —entre ellos hackers, trolls,
creadores de memes y videos, y expertos en redes sociales— quienes
además contaban con un estudio de televisión en la planta superior;
otro, habilitado como sala de monitoreo —además de una audioteca con
entrevistas y discursos pronunciados por López Obrador desde el año
2000—; y uno más para oficinas y cubículos donde trabajaban los
encargados de hacer las pesquisas.
En cuanto hubo luz verde, Expertaria se encargó de incubar perfiles
apócrifos y páginas de repudio contra López Obrador en plataformas como
Facebook, Twitter e Instagram. De acuerdo con Miguel Ángel, cerca de
100 empleados—entre publicistas, diseñadores, editores de video y community manager—
se encargaban de procesar cerca de 20 guiones diarios que, en cuestión
de minutos, se traducían en videos y memes contra la causa del
tabasqueño.
“En dichas páginas se descargaban las iras, las fobias y las
consignas más descabelladas contra el candidato de Morena”, describió
Miguel Ángel.
Uno de los primeros encargos que recibieron los reclutas fue hacer
perfiles de la gente cercana a López Obrador. La instrucción era
encontrar algún vínculo, por frágil que fuera, con Venezuela, Cuba,
Nicaragua o cualquier cosa que oliera a dictadura o totalitarismo, dijo
la fuente.
En una de las paredes de las oficinas de Berlín había pegado un
cartelón con la leyenda “la otra mafia del poder”, en el cual aparecía
la foto de López Obrador, rodeada de círculos concéntricos. En el primer
círculo estaba Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del candidato; los tres
hijos mayores de López Obrador, además del asesor Julio Scherer Ibarra,
el vocero César Yáñez y el empresario Alfonso Romo. En un segundo
círculo figuraban Yeidckol Polevnsky, en ese entonces secretaria general
de Morena; Ricardo Monreal, entonces delegado en Cuauhtémoc; Claudia
Sheinbaum, su eterna aliada; Martí Batres y Héctor Díaz Polanco,
dirigente de Morena y presidente de la Comisión Nacional de Honor y
Justicia de Morena, respectivamente. Todos ellos eran objetivos
prioritarios.
Miguel Ángel narró que muy al principio de 2017, uno de los
investigadores propuso hacer un “reportaje” sobre la intervención rusa
en las elecciones en México. Su argumento fue que la ola de noticias
sobre la injerencia del régimen de Vladimir Putin en los comicios de
Estados Unidos y las pesquisas que se realizaban en ese momento a
integrantes de la campaña de Donald Trump harían creíble que México, por
su posición geográfica, era susceptible de una amenaza similar.
Fue el propio García Ramírez quien desechó la propuesta por
resultarle inverosímil y difícil de sustentar. Sin embargo, a finales de
marzo de 2017, tuvo que cambiar de perspectiva. La idea de la trama
rusa había seducido al director de Letras Libres y éste
instruyó a García Ramírez poner manos a la obra. “Dice Krauze que
debemos hacer algo sobre Rusia”, dijo García Ramírez a su grupo, según
Miguel.
La fuente dijo que los únicos datos que podían hacer creíble la supuesta trama de Moscú era que el articulista del periódico La Jornada, John
Ackerman, asesor de López Obrador en temas internacionales, era
colaborador del canal de noticias Russia Today (RT). Algún directivo de
RT tuvo la idea de llamar a Ackerman “nuestro hombre en México”, pese a
que RT tiene colaboradores locales en cada país donde se transmite su
señal.
El segundo dato era una versión —en ese momento, sin comprobar—, de
que computadoras de San Petersburgo habían ingresado de manera masiva al
sitio del INE www.votoextranjero.mx.
El resto de la argumentación se cocinó en las oficinas de Berlín con
inferencias, datos sueltos y declaraciones ambiguas de autoridades de
Estados Unidos, refiere la fuente de ejecentral.
“Nuestro trabajo era hilar esos indicios y redactarlos de tal manera que
dieran la apariencia ser investigaciones periodísticas. Y nos
comprometían a que todo embonara”, aseguró Miguel.
Al final, el tema se desinfló, puesto que el propio canal RT, en un
video donde le responde puntualmente a García Ramírez, se mofó de la
hipótesis, además de que el embajador ruso Eduard Malayán la consideró
hilarante. Incluso, el entonces vocero de la Presidencia de la
República, Eduardo Sánchez, y el entonces canciller Luis Videgaray,
garantizaron que los comicios estaban blindados de cualquier influencia
externa.
La puntilla al invento de la trama rusa la dio el propio López
Obrador con un video subido a sus redes sociales el 18 de enero de 2018,
en el que, con ironía, dice estar en las costas de Veracruz esperando
el “submarino que nos traerá el oro de Moscú”. Risueño, el candidato
dijo: “Ya ven que ahora soy Andresmanuelovich”.
Tatiana los descubre
La mañana del miércoles 6 de febrero de 2018, la avenida Morelos, de
la Ciudad de México, desde Balderas hasta Reforma, amaneció tapizada con
carteles promocionales del sitio de internet PejeLeaks.org.
Dos meses después, estaban por toda la ciudad. En redes sociales, los
usuarios reportaban que las avenidas Constituyentes, Insurgentes,
Bucareli, Chapultepec y Tlalpan también habían sido revestidas con la
propaganda.
Pegados en postes y árboles, los pendones cubrían varios kilómetros y
en ellos aparecía una fotografía caricaturizada de López Obrador con
los logotipos de Facebook, Twitter, Youtube e Instagram.
Era un portal de internet que, según explicaban sus creadores,
“responde a la necesidad de poner a López Obrador bajo el reflector,
estableciéndose como una plataforma que documenta y pone en evidencia, a
través de investigaciones periodísticas, su faceta más oscura y
desconocida”.
El sitio, que emitió el último tuit el 4 de julio de 2018, mencionaba
que “numerosos ciudadanos han arriesgado su seguridad para
proporcionarle a PejeLeaks información inédita que demuestra la
corrupción, el nepotismo y los conflictos de interés de López Obrador,
su familia y sus colaboradores”. Por tanto, no proporcionaba datos de
las personas que administraban la página, alegando motivos de seguridad.
Los trabajos no venían firmados, era todos anónimos.
Tatiana Clouthier, excoordinadora de la campaña de López Obrador, afirma en su libro de reciente aparición Juntos Hicimos Historia,
que “más indagaciones me llevaron a descubrir que la página de
Pejeleaks había sido comprada en Panamá, operada desde Los Ángeles,
California, y su financiamiento provenía, como se había contado, de
empresarios mexicanos. Más tarde descubrí que se trataba de trabajos que
Fernando García Ramírez, mano derecha de Enrique Krauze, le encargaba”.
En su texto, Clouthier asegura que “Enrique Krauze ha prestado
servicios a los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña
Nieto, realizando metódicos y persistentes ataques contra López
Obrador. En los últimos 10 años, Krauze ha recibido el apoyo financiero
del Grupo Coppel y, en particular, de Agustín Coppel”.
Tampoco podemos olvidar, agrega en su libro la hoy vicecoordinadora
de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, que “en 2012 y 2016,
las campañas del empresario cultural recibieron del gobierno federal más
de 162 millones de pesos mediante contratos de adjudicación directa”.
El libro refiere que si bien PejeLeaks.org era el portal más
conocido de la mancuerna empresarios-intelectuales, no era el único
escaparate de internet que tenía el objetivo de golpear la imagen
pública de López Obrador. El equipo reunido en Berlín “trabajaba
infatigablemente difundiendo sus fake news en redes sociales
como Instagram, Twitter y, sobre todo, en Facebook”. El texto señala que
además de PejeLeaks, algunas de las páginas donde los trolls de Berlín difundían sus memes, videos e investigaciones eran:
facebook.com/PopulismoAutoritario
facebook.com/napoleopez
facebook.com/mexicoprensa
facebook.com/PoliticMeme
facebook.com/injoportable
facebook.com/MexicanosHartosDelPRI
Por otra parte, añade Clouthier en su libro, “no era casual que los
temas se repitieran en varios artículos periodísticos. Otro de los
cometidos que tenía el equipo Krauze-García Ramírez era realizar
‘investigaciones especiales’ que posteriormente eran publicadas, en
formato de artículos de opinión, por diferentes columnistas”
caracterizados por su pensamiento antilopezobradorista.
La rutina en Berlín 245
Durante año y medio, los trabajos en el centro de operaciones de
Berlín 245 comenzaban a las 8 de la mañana y concluían a las seis de la
tarde, de lunes a viernes; con excepción de aquellos días en que la
información era abundante y obligaba a extenderse hacia las noches, o
laborar los días domingo, como ocurrió con dos de los tres debates
presidenciales, explicó Miguel Ángel.
Los tres investigadores cercanos a García Ramírez —Ricardo Sevilla,
Gabriel García Jolly y Rubén Cota Meza—, llegaban a las 8 de la mañana
para monitorear los medios de comunicación e identificar puntos
vulnerables de López Obrador, su campaña o sus colaboradores, para
después elaborar una especie de “adelantos informativos” con posibles
notas, videos o memes que metieran el pie al candidato morenista.
Miguel Ángel relató que a las 9 de la mañana, los tres investigadores
acudían a la oficina de Fernando García Ramírez, quien cada día llevaba
a esas juntas las instrucciones de Enrique Krauze y los temas que éste
deseaba impulsar. Tanto las directrices del intelectual como las
aportaciones del equipo de investigadores se traducían en órdenes de
trabajo que, en cuestión de minutos, debían plasmarse en noticias,
comentarios, videos o imágenes que mostraran a un abominable López
Obrador.
Al salir de esa junta, García Ramírez se reunía con Ricardo Rojo y
Sergio Navarro, quienes analizaban los guiones y el material escrito que
generaban los investigadores para después hacerlos estallar en redes.
Pero no todo era parodia o despotricar contra el enemigo. También
había trabajos más sofisticados, como el que se le encargó a un equipo
de especialistas para identificar un presunto plagio en el que habría
incurrido López Obrador en su libro Del esplendor a la sombra: la República restaurada, en el que supuestamente refritea párrafos íntegros de las obras de Luis González y González, El liberalismo triunfante, y de Daniel Cosío Villegas, Historia moderna de México.
Miguel Ángel reconoce que “muchas de las cosas que nos encargaban las
teníamos que forzar, nunca hubo anomalías plenamente verificadas; en
muchos casos caíamos en fake news, pero teníamos que hacerlo,
esas eran las instrucciones” y asegura que mucho del sustento para esas
supuestas investigaciones se apoyaban en inferencias o en comentarios de
los articulistas más críticos de López Obrador.
En el caso de la investigación sobre el plagio de las obras de Cosío
Villegas y de González y González, los investigadores hallaron algunas
citas sin comillas y párrafos parafraseados, pero el texto de López
Obrador, escrito en 1988 y reeditado en 2015 con el nombre El Poder en el trópico, es en esencia original.
Prueba de ello es que, según Miguel Ángel, para el segundo debate
presidencial, el equipo de Berlín le vendió la “exclusiva” del plagio
tanto al equipo de Ricardo Anaya, candidato del PAN, como al de José
Antonio Meade, aspirante del PRI, pero ninguno de ellos se arriesgó a
abordarlo, y la historia, “como un cohete cebado, tuvo que ser
consignada, sin más remedio, en un desangelado artículo publicado por
García Ramírez en El Financiero, el 26 de junio de 2018”.
Uno de los personajes a los que diferentes testigos vieron en la casa
de Berlín fue Fernando Rodríguez Doval, exvocero de Ricardo Anaya,
quien en entrevista lo negó enfáticamente.
Con el propósito de que la campaña de lodo contra el candidato de la
coalición Juntos Haremos Historia no quedara en la simple chunga en
redes sociales, los cerebros de la estrategia abrieron perfiles de
Facebook, como Historia Novelada, en los que también se hablaba de
literatura, cine y series de televisión. El propósito era generar
comunidad de internautas, para después inocularles el mensaje de miedo y
aversión hacia el hombre de Macuspana.
Nexos con Anaya
Fernando García Ramírez, personaje que trabaja con Enrique Krauze
desde hace más de 25 años, era el enlace entre los grupos que operaban
en la casona de Berlín y los empresarios que patrocinaban el esfuerzo
para desvirtuar la candidatura de López Obrador, reiteró Miguel Ángel.
De acuerdo con el testimonio de otra de las personas que estaba bajo
sus órdenes durante los días de la campaña presidencial, García Ramírez
mantenía una relación estrecha con Agustín Coppel, a tal grado que el
empresario iba personalmente por él al aeropuerto cuando el crítico
literario viajaba a Culiacán, Sinaloa, sede del emporio y territorio al
que acudía, al menos, una vez al mes.
Para demostrar el nivel de afecto que Coppel le tenía, García Ramírez
comentó entre su equipo que, cuando se aproximaba el fin de las
campañas y el plan antiAMLO llegaba a su término, el empresario le pidió
que siguiera trabajando para él. “Ponme aquí cuánto quieres ganar, me
dijo Agustín (Coppel)” le contó García Ramírez a su equipo, según el
informante.
Pero al mismo tiempo, subrayó Miguel Ángel, García Ramírez tuvo
acceso al cuarto de guerra de la campaña de Ricardo Anaya, candidato de
la coalición formada por el PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano. “Anaya
está muy contento con el trabajo que estamos haciendo”, solía decirles
el columnista de El Financiero a los operadores de Berlín. Lo
cierto es que ellos jamás tuvieron acceso directo a quien fuera
candidato de la coalición Por México al Frente.
Miguel Ángel compartió con ejecentral un correo electrónico enviado por García Ramírez desde la dirección fgarciaramirez@gmail.com,
en el que les incluyó un documento aprobado por el equipo de campaña de
Anaya, y el cual contiene cuestionamientos para atacar a López Obrador
durante los debates televisivos y que, presuntamente, lo exhibirían ante
el público. Las preguntas fueron elaboradas en los cubículos de Berlín
245. Cabe precisar que fue a través de ese correo que este periódico
hizo contacto con el columnista
“Afirmas que combatirás de frente la corrupción. Pero tú siempre has
estado rodeado de corruptos. Desde que eras jefe de Gobierno, la gente
ha visto a tus operadores recibir dinero en tu nombre: Bejarano, Ímaz,
Sosamontes, Eva Cadena… Y tanto peca el que mata a la vaca como el que
le detiene la pata. Cuando los descubren, afirmas que es un complot. Has
desdeñado al Inai diciendo que es una ‘burocracia fifí’ y que la Ley
3de3 es ‘una tomadura de pelo’. No crees en la transparencia, contigo va
a aumentar la corrupción. ¿Ésa es la honestidad que tanto predicas?”,
dice uno de los planteamientos.
“Tú eres el responsable de la candidatura de José Luis Abarca en
Iguala y, por tanto, corresponsable de la desaparición de los 43
estudiantes de Ayotzinapa. Tú llevaste a Rigoberto Salgado a Tláhuac,
cuya campaña fue financiada por el narco. Ahora ofreces una senaduría a
Napoleón Gómez Urrutia, acusado de hacer mal uso de 55 millones de
dólares que pertenecían a los mineros. ¿A qué otros asesinos y
criminales piensas ofrecerles curules y puestos de gobierno?”, reza otro
de los cuestionamientos.
“Algunos de tus colaboradores más cercanos —como Yeidckol Polevnsky y
Héctor Díaz Polanco— han reconocido su admiración por las dictaduras de
Cuba y Venezuela. Tú mismo has dicho que te parece mejor la democracia
venezolana que la mexicana, a pesar de la represión a la oposición en
ese país, y que Fidel Castro es uno de tus héroes. ¿Estás utilizando la
democracia para instaurar una dictadura en México?”, señala otro de los
13 ataques.
Fin de la función
La estrategia para torpedear la candidatura de López Obrador declinó
en mayo de 2018, cuando faltaba un mes para el cierre de las campañas y
en momentos que las encuestas colocaban al tabasqueño como el inminente
ganador de los comicios.
Krauze fue el primero en tirar la toalla, dijo Miguel Ángel. En una
reunión con los patrocinadores de la trama, el director de Clío dijo que
dejaba el proyecto, que su salida del país era inevitable y que se
refugiaría en Nueva York. “Pasaré seis meses en México y los otros seis
en Estados Unidos”.
Germán Larrea, refiere la fuente, secundó la decisión de Krauze y se
retiró del proyecto. El único que se mantuvo hasta el final fue Agustín
Coppel, quien habría dicho que pondría el dinero que aportaba Grupo
México “y hasta más”.
Lo último que se supo de los habitantes de la casa de Berlín es que
dentro de sus oficinas continúan trabajando para Expertaria, y alimentan
las cuentas de Populismo Autoritario (104 mil seguidores), Prensa
México (39 mil), Política Meme (142 mil) e Injoportable (94 mil fans),
en la plataforma de Facebook, para darle seguimiento a esa “masa
crítica” que no comulga con el gobierno de López Obrador.
Ahora la meta de la operación Berlín es sobrevivir un sexenio, hasta
se vislumbren los perfiles de los futuros candidatos a la Presidencia de
la República.
Fuente : http://www.ejecentral.com.mx/operacion-berlin-conjura-antiamlo/
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