Antes de resolver estas preguntas, quizá sea necesario preguntarnos por qué sentimos cólicos durante nuestros días de sangrado. De acuerdo con Clínica Mayo, esto se debe a la prostaglandina. Esta sustancia, similar a las hormonas, es liberada durante nuestros días de sangrado y provoca contracciones en el útero que son las que nos generan dolor.
Podemos afirmar que, entonces, los cólicos son una respuesta normal de nuestro cuerpo ante la etapa de sangrado de nuestro ciclo menstrual. No obstante, hay otras causas que también debemos tomar en cuenta y que apuntan a que algo no va bien en nuestros cuerpos.
Entre otros motivos, los cólicos también pueden presentarse por afecciones como la endometriosis, el síndrome de ovarios poliquísticos y la estenosis cervicouterina. Todas estas condiciones pueden ser muy dolorosas y hasta riesgosas si no se tratan a tiempo, pero… ¿cómo saber si las tenemos?, ¿cómo es que medicar nuestros cólicos puede impedir que lo hagamos?
Los cólicos y la medicina: el peligro de invisibilizar enfermedades reales
Carme Valls Llobet es una médica española con más de 30 años de experiencia. A lo largo de su carrera, en diferentes seminarios, conferencias y libros como Mujeres invisibles y Mujer, salud y poder, la especialista en medicina con perspectiva de género ha hablado sobre la hipermedicación en el cuerpo de las mujeres, sobre todo al hablar de menstruación.
De acuerdo con Valls Llobert, desde hace años, las sociedades patriarcales han buscado invisibilizar nuestros ciclos naturales o patologizarlos. Así, por ejemplo, nos recetan cremas para frenar el envejecimiento o nos dan una larga lista de pastillas para gestionar la menopausia, todo en un intento por mantenernos en un estado de eterna e imposible juventud.
En el caso de la menstruación, la patologización va de la mano con las cajas de pastillas de ibuprofeno, naproxeno sódico y diclofenaco, entre otras tantas medicinas usadas para sobrellevar los cólicos. Algunas de ellas, además, se anuncian con la promesa de un alivio completo del malestar en nuestros días de sangrado.
¿Qué hay de malo en esto? Bueno, en primer lugar, Carmen Valls habla sobre la mercantilización de nuestros procesos naturales a partir de la idea de que éstos siempre son dolorosos, molestos o pueden llevarse de mejor manera con medicina. De esta forma, los cólicos —una de las dolencias propias de nuestros procesos cíclicos de menstruación— se convierten en el pretexto perfecto para que las farmacéuticas sigan vendiendo millones de cajas de medicamentos.
Pero, fuera de eso, la endocrinóloga española señala que la patologización femenina puede acarrear un riesgo de salud importante para nosotras. Y es que, al medicarnos constantemente por la idea normalizada de que debemos controlar los cólicos, podemos estar ocultando dolencias que realmente quieren decirnos que algo está mal.
Este problema, sin embargo, no sólo nos concierne a nosotras: también es asunto de quienes nos atienden en la consulta ginecológica. Tal como explicó Valls Llobet en una entrevista para El Español, no son raras las ocasiones en las que una mujer acude a consulta por cólicos fuertes y lo único que le recetan es una pastilla en lugar de una revisión mucho más profunda.
De esta manera, la patologización de nuestro ciclo menstrual y la falta de una perspectiva de género en la medicina pueden llevarnos a situaciones de riesgo sin que estemos conscientes de ello.
Entonces, ¿qué hacer con los cólicos?
Tal como con los días de sangrado, podemos elegir la forma de gestionar nuestros cólicos sin caer en los riesgos de la hipermedicación recurriendo a alternativas más naturales como las compresas calientes, el té de linaza o un masaje en el vientre con aceite esencial de geranio. Sin embargo, todo depende de qué tanto nos conozcamos a nosotras mismas.
Al respecto, vale la pena recordar la opinión de Emilia Almanza —educadora menstrual y maestra en Filosofía— acerca de nuestro ciclo menstrual. De acuerdo con ella (y también con Valls Llobet y otras mujeres expertas en el tema), el hecho de que nuestro cuerpo tenga un ciclo relacionado estrechamente con las hormonas nos hace muy susceptibles a estímulos como el estrés, la alimentación y el contexto social y ambiental donde nos desenvolvemos.
Estos estímulos pueden determinar qué tan dolorosos serán nuestros días de sangrado, cuán regulares serán nuestros periodos de ovulación o de infertilidad, la intensidad de los cambios de ánimo que podremos experimentar a lo largo del mes, entre muchas otras cosas. Así, al reconocer esto podemos generar cambios de hábitos que nos ayuden a tener menstruaciones menos dolorosas y mucho más orgánicas con nuestros ritmos cotidianos.
Y, si aún con buenos hábitos sentimos dolores que no disminuyen con nada, entonces será momento de consultar a una médica o médico. Pero llevemos nuestro autoconocimiento al consultorio: así sabremos cuándo es necesario medicarnos y cuándo nuestros cólicos nos quieren decir algo más.
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