Pedro Echeverría V.
1. Con el cierre de carreteras en todo el estado, la Sección 22 del SNTE continuó el viernes con su segundo día de movilizaciones para exigir el cumplimiento de sus demandas entre las que se encuentran la derogación de la Ley del ISSSTE y la no aceptación del Acuerdo por la calidad de la Educación. Por acuerdos de la Asamblea Estatal los trabajadores de la educación se movilizarían en los 37 sectores de la entidad para bloquear diferentes puntos carreteros a partir de las 9:00 horas.
2. Iniciaron la concentración en media docena de cruceros de la ciudad en los cuatro puntos cardinales: se concentraron en el crucero que conduce hacia el aeropuerto internacional "Benito Juárez" de esta capital. Además, en el crucero Cinco Señores a unos metros de Ciudad Universitaria, en el monumento a Juárez cercano al Instituto de Estatal de Educación Pública, y el crucero de la colonia Viguera, en la salida oriente de la capital, así como en otros puntos clave de la ciudad de Oaxaca.
3. Por ahora no ha entrado la APPO, son solo los maestros de la 22 y los apoyos con los que cuenta. Los profesores oaxaqueños, que son sin duda la vanguardia de movimiento nacional, evaluarán este sábado las experiencias y tomarán nuevas medidas. Sin embargo no debe olvidarse que un movimiento en vivo enseña más que cien lecturas muertas y el pueblo de Oaxaca, así como los de Guerrero, Chiapas y Michoacán, lo han estado demostrando de manera permanente. ¡Oaxaca vive, la lucha sigue!
4. Si la revolución burguesa de 1910 nació en el norte de México, la revolución de los trabajadores un siglo después hace varios años que se incuba en el Sur, particularmente en Oaxaca. Si en aquella revolución las masas del pueblo siguieron dócilmente –sin poder criticar- a sus dirigentes, en la nueva revolución los políticos profesionales y sus partidos serán cuestionados y hechos a un lado para que los indígenas, campesinos, obreros, empleados, pudieran hacerse del poder y gestionarlo de acuerdo a sus intereses.
5. El crecimiento del nivel de conciencia y la condena permanente a partidos y políticos oportunistas se demostró en 2006 y continúan en 2009. ¿Cómo no condenarlos si la alianza PRI, PAN, PRD/Chuchos fue evidente en la represión contra el pueblo? Los profesores y los demás trabajadores conocen muy bien a sus amigos y a sus enemigos porque han sido probados en la práctica. También saben que no está descartada una nueva y brutal represión ordenada por el gobierno nacional y local de las que siempre ponen en práctica; pero así maduran las revoluciones.
6. Las revoluciones sirven para destruir los obstáculos, los muros, los intereses, los diques que impiden la solución de los problemas del pueblo. En México, aunque cada tres o seis años se realizan elecciones –como durante los 35 años del Porfiriato- los problemas esenciales del 80 por ciento de la población siguen sin solucionarse: salarios de hambre, desempleo, desnutrición, muertes por enfermedades curables, saqueo de riquezas por unos cuantos, represión, corrupción del ejecutivo, legislativo y judicial y, para subrayar, medios de información al servicio del capital.
7. Parece evidente que las condiciones objetivas para una revolución, tal como decía Marx, no solo están maduras sino que están en proceso de descomposición. Que en México hay apertura y diálogo, es innegable. Pero como en el Porfiriato, entre los amigos y la clase política. Para el pueblo puro palo. Ese no es diálogo ni apertura, es un engaño con el que juegan el dedo en la boca a los tontos. ¿De qué diálogo se puede hablar cuando las cárceles están llenas de gente miserable y de políticos opositores?
8. Aunque quisiera que la situación esté más madura y que las cosas caminen más rápido, pienso que en México estamos en los preámbulos de una nueva y profunda revolución. No hay nada, o sólo muy poco, organizado desde arriba; pero parece que abajo se gestan muchos movimientos que pueden estallar como pasó en 1910, hace exactamente un siglo cuando, en medio de las fiestas y las borracheras de los políticos e intelectuales de Porfiriato, nadie alcanzó ver lo que se escondía bajo la tierra.
9. La batalla más importante que se libra en México, en la que empresarios y políticos están clavadísimos en diferentes bandos, es la que se registra en más de la mitad de la república mexicana. Michoacán fue invadida por los “buenos” para aprehender a los “malos”. ¿Cuántas invasiones más están en puerta por el enloquecimiento? Imagínense nada más, lo que podría suceder si los narcotraficantes “ilegales” (que van ganando militarmente) terminan derrotando a los narcotraficantes legales de ejército y gobierno.
10. ¿Qué pasaría si, como ha sucedido en decenas de países, al fin los desempleados y miserables, ante el hambre y la desesperación, deciden organizarse para saquear mercados, comercios, bancos, para obtener comida o dinero para comprarla? El gobierno y los empresarios lanzarían al resto del ejército a bloquear las calles y a asesinar a aquellos que “roben” comida y uno u otro aparato para vender. Pero esos son acciones de aprendizaje que no se olvidan y se ponen en práctica en otras coyunturas.
11. Esperamos que no se llegue a eso para evitar muertes de miserables e inocentes. Pero es obligación nuestra comentarlo y advertir que muchas de esas cosas están latentes, y en Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Michoacán, Veracruz las batallas de los trabajadores del campo y la ciudad no están lejanas porque empresarios y gobierno están provocando, con sus actitudes y comportamientos, que el pueblo no le quede otro camino. Ahora lo veremos con la abstención electoral que será más del 60 por ciento.
12. En Oaxaca no hay minorías sino un gran movimiento de masas que semana tras semana, mes tras mes –a pesar de la brutal represión, encarcelamientos y asesinatos que ordenan los gobiernos del PRI y del PAN- crece continuamente. Oaxaca nos ha estado enseñando cómo se hacen las cosas y, aunque el gobernador asesino no ha caído del poder y su permanencia ha servido para estrechar más a las mafias del PRI, del PAN y del PRD, el pueblo oaxaqueño está demostrando a todo México que hay que tomar las carreteras, las calles, los edificios públicos, para lograr la consolidación de las luchas.
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