Julio Hernández López: Astillero
En inusual misa dominical, el monaguillo de gobernación, Fernando Gómez Mont, sermoneó acerca de los nuevos milagros salvadores del Mesías Tarasco. Resulta que el golpe policiaco-militar dado en días pasados en las tierras falsamente gobernadas por el licenciado Lasdoy no fueron precisamente un modelo de pulcritud judicial y de manual posesión inequívoca de pardos filamentos capilares para demostración del color de una burra, sino un prodigio redentor más: las investigaciones, dijo el difuso secretario demagogo, se han hecho para consolidar a la autoridad, para salvar a la política, para defender el sistema de partidos” y, “en ese sentido (...) para defender a los servidores públicos de la difícil situación que muchos viven sometidos a presiones y tentaciones de organizaciones criminales”.
¿Chapulín choreado o Chavo del Chocho? Léanse dos joyas del nuevo cómic nacional: “Aquí estamos para defender la política de las presiones económicas o extorsivas del crimen organizado” y “cuenten con nosotros para defender la política y para defender la política (nótese la reiteración, doblemente protectora, verificable en la página de Internet de Gobernación) y para defender a las instituciones”. Fernando el Discreto (la primera parte de su conferencia de prensa la dedicó a encomiar sus presuntas dotes de prudencia y reserva) aprovechó para balconear a los sabidamente colaboracionistas dirigentes del PRD-Chucho pues, informó, casi en secreto, que éste “ha sido un partido fundamentalmente cooperador en términos de la conciliación de instituciones, para la seguridad del país; y yo como secretario de Gobernación se lo reconozco y se lo agradezco”. De nada, podrá decir la Cooperativa Nueva Izquierda.
Y una última perla del licenciado Gomón, respecto a la relatividad del tamaño de los cárteles: “Las organizaciones criminales son una minoría, una enorme minoría que atenta contra una gran mayoría” (como se ve, en la política calderonista de las tallas trastocadas una minoría puede ser enorme, tal vez incluso más grande que una mayoría que así sería tan insignificante que en realidad acabaría siendo una minoría gigante, que a su vez... ¡Uf!) Por cierto, el ex gobernador de Michoacán, Leonel (recuérdese que el apellido está en vías de modificación ante el Registro Civil de la Opinión Pública) ha pasado de El cambiador de páginas (como en la película dirigida por Denis Dercourt) a El retobón por necesidad, aparentando enojos tardíos y meramente retóricos.
En Querétaro, mientras, un gaviotón pretendía hacerse pasar por gallo blanco, que es el símbolo del equipo de futbol profesional que ha subido a la primera división. Gallo presidencial de blanco plumaje, según eso. ¡Presidente, presidente! le gritaban coros femeninos de conciencia política marca Televisa que veían al familiar, heredero y protector de Arturo Montiel como inminente candidato a la sucesión del hipotético 2012. Y el anfitrión, José Calzada, candidato del partido de tres colores al relevo queretano, le llamaría futuro presidente de México. Quique del Copete en abierta gira de proselitismo, mientras brigadas de mapaches expertos recorren el país ofreciéndose a candidatos priístas que quieran hacer pactos para la Grande a cuenta de ayudas electorales locales. Lo de menos es la viabilidad del candidato queretano (en desventaja frente al poderío de la alianza Yunque-PAN que pretende dejar a Manuel González del Valle como sucesor del héroe de la BMW negra, Francisco Garrido Patrón): lo importante es promover al depositario frecuente de fondos estatales en las arcas del binomio televisivo.
Avon realiza ventas por 10 mil millones de dólares cada año en 100 países. Sus principales mercados son México, Brasil y Rusia. Tiene a una mujer como presidenta, Andrea Jung. Dirige una red de 9 millones de agentes promotoras, mujeres en su inmensa mayoría. En su reporte de marzo, la señora Jung informa que su fuerza de ventas en nuestro país creció 148 por ciento. Es decir, aumentó tres veces. Es un efecto del desempleo: las mujeres tienen que salir a trabajar ahora que los hombres están en paro, se estima que serán un millón a final del año. Más los que ya estaban desempleados. Es algo diferente a lo que nos prometieron en 2006: una presidenta del empleo. Por otro lado, el mercado de los productos Avon registra una variación: señoras de la clase media y alta que antes compraban cosméticos caros en boutiques y tiendas de departamentos están optando por el ahorro.
Citibank, controversia
De un tiempo para acá don Beltrone envía una declaración a los medios para comenzar la semana. Aborda temas diversos. Esta vez se refiere al permiso que Citibank-Banamex recibió de la Secretaría de Hacienda para operar fuera de la ley por los siguientes años. El problema es que la legislación prohíbe que opere un banco del cual es accionista un gobierno extranjero. Ahora el mandón en el que fuera el principal del mundo es el presidente Obama. Dice don Beltrone que “la omisión de la SHCP con respecto al asunto Citibank-Banamex se añade a la agenda de pendientes del gobierno federal y puede conducir a una controversia constitucional”. Es difícil saber qué desea el senador. Por ahí se dice que ha hecho causa común con importantes financieros nacionales que desean quedarse con el banco.
Citibank, controversia
De un tiempo para acá don Beltrone envía una declaración a los medios para comenzar la semana. Aborda temas diversos. Esta vez se refiere al permiso que Citibank-Banamex recibió de la Secretaría de Hacienda para operar fuera de la ley por los siguientes años. El problema es que la legislación prohíbe que opere un banco del cual es accionista un gobierno extranjero. Ahora el mandón en el que fuera el principal del mundo es el presidente Obama. Dice don Beltrone que “la omisión de la SHCP con respecto al asunto Citibank-Banamex se añade a la agenda de pendientes del gobierno federal y puede conducir a una controversia constitucional”. Es difícil saber qué desea el senador. Por ahí se dice que ha hecho causa común con importantes financieros nacionales que desean quedarse con el banco.
La semana pasada la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reconsideró al alza su propia estimación sobre el fatal impacto de la crisis en la mortandad” de empleo existente, y subrayó, con todos los elementos en la mano, que 2009 “marcará el peor desempeño global en la historia en términos de creación de empleo”. De por sí terrible la advertencia, este organismo de Naciones Unidas se anima a ponerle la cereza al pastel en el arranque del sexto mes del año: con alarmante velocidad, la economía transita “de la crisis del empleo a la recesión social”, dinámica que si no se revierte “terminará por convertirse en una crisis política de proporciones mucho mayores”.
Muchos discursos, “consultas” y reuniones de “alto nivel” para “enfrentar la crisis” se han registrado desde el inicio formal de la sacudida, pero nada de nada. Hasta ahora los gobiernos no han trascendido la retórica, mientras se agudiza el deterioro de las condiciones económicas y el desempleo crece a paso galopante, de tal suerte que la conclusión de la OIT (la citada cereza) es una severa llamada de atención para quienes dicen representar a los pueblos del mundo, si es que pretenden conservar el “mando” que dicen tener.
Va, pues, el ingrato paseo por cortesía de la OIT: “si no es controlada, la crisis mundial del empleo y de la protección social que afecta a los trabajadores, sus familias y las comunidades locales terminará por convertirse en una crisis política de proporciones mucho mayores. El tenaz fermento de la recesión social ya está en acción. Estas tensiones acrecientan la gran inquietud provocada por los precios persistentemente altos de los alimentos, las grandes disparidades de ingreso entre ricos y pobres, y el debilitamiento de las clases medias”.
En el último trimestre de 2008 y el primero de 2009 se ha registrado una rápida y sincronizada caída de inversión, consumo, producción y comercio en todo el mundo, lo que ha dado lugar a pérdidas masivas de empleo en prácticamente todo el planeta. En 2008, el desempleo a nivel mundial aumentó en 14 millones, y la tendencia actual apunta a un continuo y grave deterioro de la situación. En los Estados miembros de la OCDE (México entre ellos) más de 7 millones de personas pasaron a engrosar las listas del desempleo entre enero de 2008 e igual mes de 2009, y la tendencia es de mayor deterioro.
Los países subdesarrollados
Muchos discursos, “consultas” y reuniones de “alto nivel” para “enfrentar la crisis” se han registrado desde el inicio formal de la sacudida, pero nada de nada. Hasta ahora los gobiernos no han trascendido la retórica, mientras se agudiza el deterioro de las condiciones económicas y el desempleo crece a paso galopante, de tal suerte que la conclusión de la OIT (la citada cereza) es una severa llamada de atención para quienes dicen representar a los pueblos del mundo, si es que pretenden conservar el “mando” que dicen tener.
Va, pues, el ingrato paseo por cortesía de la OIT: “si no es controlada, la crisis mundial del empleo y de la protección social que afecta a los trabajadores, sus familias y las comunidades locales terminará por convertirse en una crisis política de proporciones mucho mayores. El tenaz fermento de la recesión social ya está en acción. Estas tensiones acrecientan la gran inquietud provocada por los precios persistentemente altos de los alimentos, las grandes disparidades de ingreso entre ricos y pobres, y el debilitamiento de las clases medias”.
En el último trimestre de 2008 y el primero de 2009 se ha registrado una rápida y sincronizada caída de inversión, consumo, producción y comercio en todo el mundo, lo que ha dado lugar a pérdidas masivas de empleo en prácticamente todo el planeta. En 2008, el desempleo a nivel mundial aumentó en 14 millones, y la tendencia actual apunta a un continuo y grave deterioro de la situación. En los Estados miembros de la OCDE (México entre ellos) más de 7 millones de personas pasaron a engrosar las listas del desempleo entre enero de 2008 e igual mes de 2009, y la tendencia es de mayor deterioro.
Los países subdesarrollados
David Márquez Ayala: Reporte Económico
solicitud expresa y tratando de aclarar la reclasificación hecha (Reporte anterior) pasando el rubro de Población disponible, que el Inegi cataloga en Población no económicamente activa, a la Población económicamente activa (PEA) con el criterio de que se trata de Población desocupada pasiva, en el Gráfico 1 presentamos un comparativo de ambas clasificaciones, donde se pueden apreciar sus diferencias en:
1) La Población desocupada.- Según el Inegi sólo existe la Desocupación abierta (personas que activamente buscan trabajo) y ésta afecta únicamente a 2.3 millones de personas, 5.1% de la PEA. Según nosotros, la Desocupación real se integra por la “abierta” y además por la Desocupación pasiva (personas en condiciones y con deseos de trabajar pero que no buscan trabajo activamente por considerar inútil hacerlo); sumando ambas, en nuestra clasificación la Desocupación afecta a 7.9 millones de personas y representa 15.6% de la PEA (Gráfico 1).
2) Según la clasificación del Inegi, esta Población económicamente activa (PEA) aumenta anualmente en 747 mil personas (prom. 2005-2009), y según nuestra clasificación en 1 millón 116 mil personas, cifra que indica el número de empleos formales que el país debe crear anualmente como mínimo.
El empleo formal
Usando como indicador el número de trabajadores asegurados en el IMSS, entre abril de 2008 y abril de 2009, la cifra presenta una reducción de -500 mil asegurados (Gráfico 2), de los cuales -458 mil fueron plazas permanentes que desaparecieron y -43 mil plazas eventuales. Sin embargo, si consideramos únicamente los pasados seis meses (oct. 2008-abr. 2009) la pérdida es de -585 mil plazas.
solicitud expresa y tratando de aclarar la reclasificación hecha (Reporte anterior) pasando el rubro de Población disponible, que el Inegi cataloga en Población no económicamente activa, a la Población económicamente activa (PEA) con el criterio de que se trata de Población desocupada pasiva, en el Gráfico 1 presentamos un comparativo de ambas clasificaciones, donde se pueden apreciar sus diferencias en:
1) La Población desocupada.- Según el Inegi sólo existe la Desocupación abierta (personas que activamente buscan trabajo) y ésta afecta únicamente a 2.3 millones de personas, 5.1% de la PEA. Según nosotros, la Desocupación real se integra por la “abierta” y además por la Desocupación pasiva (personas en condiciones y con deseos de trabajar pero que no buscan trabajo activamente por considerar inútil hacerlo); sumando ambas, en nuestra clasificación la Desocupación afecta a 7.9 millones de personas y representa 15.6% de la PEA (Gráfico 1).
2) Según la clasificación del Inegi, esta Población económicamente activa (PEA) aumenta anualmente en 747 mil personas (prom. 2005-2009), y según nuestra clasificación en 1 millón 116 mil personas, cifra que indica el número de empleos formales que el país debe crear anualmente como mínimo.
El empleo formal
Usando como indicador el número de trabajadores asegurados en el IMSS, entre abril de 2008 y abril de 2009, la cifra presenta una reducción de -500 mil asegurados (Gráfico 2), de los cuales -458 mil fueron plazas permanentes que desaparecieron y -43 mil plazas eventuales. Sin embargo, si consideramos únicamente los pasados seis meses (oct. 2008-abr. 2009) la pérdida es de -585 mil plazas.
Vuelco en El Salvador
La toma de posesión de Mauricio Funes como nuevo presidente de El Salvador, que ha de realizarse hoy en la capital de ese país centroamericano, el más pequeño de América Latina, es un momento histórico, cargado de significación para los propios salvadoreños y para toda la región. Es también un punto cargado de factores de esperanza, pero también de incertidumbre.
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La toma de posesión de Mauricio Funes como nuevo presidente de El Salvador, que ha de realizarse hoy en la capital de ese país centroamericano, el más pequeño de América Latina, es un momento histórico, cargado de significación para los propios salvadoreños y para toda la región. Es también un punto cargado de factores de esperanza, pero también de incertidumbre.
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El Correo Ilustrado
Sugiere que todos los funcionarios públicos vean el documental Los herederos
Después de haber visto el magnífico documental Los Herederos, de Eugenio Polgovosky, estamos convencidos de que los senadores, diputados y todos los políticos en general debían verlo en forma obligatoria y antes de entrar a cada sesión pensar qué están haciendo o en qué han contribuido para crear la situación que vivimos.
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Néstor Martínez Cristo: Focos rojos en universidades
Sugiere que todos los funcionarios públicos vean el documental Los herederos
Después de haber visto el magnífico documental Los Herederos, de Eugenio Polgovosky, estamos convencidos de que los senadores, diputados y todos los políticos en general debían verlo en forma obligatoria y antes de entrar a cada sesión pensar qué están haciendo o en qué han contribuido para crear la situación que vivimos.
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Néstor Martínez Cristo: Focos rojos en universidades
La decisión del gobierno federal de aplicar recortes a los presupuestos de diversas dependencias e instituciones como medida para enfrentar la crisis económica encendió los focos rojos en las universidades públicas.
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El rechazo de las clases políticas es cada vez más profundo y general. Partidos y funcionarios causan desencanto universal. Al mismo tiempo, las instituciones a su cargo caen a pedazos y se vuelven contraproductivas. Nuestro flamante sistema electoral es ya una vergüenza. ¿Quién puede defender, seriamente, el sistema de educación, el de salud, el de seguridad pública? Y este desastre político e institucional ocurre en medio de la peor crisis en un siglo y constituye una auténtica pandemia.
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Las últimas semanas el presidente Barak Obama, la secretaria de Estado Hillary Clinton y los líderes del Congreso de Estados Unidos se han referido al papel que ese país espera cumplir en dos temas claves para el futuro del planeta: el cambio climático y una agenda verde para la potencia más derrochadora de recursos, la que más contribuye a la generación de los gases de efecto invernadero. Sin mencionar por su nombre al ex presidente George W. Bush, han dicho que Estados Unidos no se marginará ya de las grandes causas ambientales internacionales. Y que el propósito es retomar el liderazgo en la materia comenzando por casa, con una agenda ecológica que vaya a la raíz de los problemas.
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Estrictamente hablando, el acto de votar es irracional, es más un acto de fe que un cálculo pragmático. Por muy cerradas que se hayan vuelto las competencias electorales en los últimos años, es casi imposible que las elecciones masivas se decidan por un voto. Estadísticamente, la boleta que usted, su vecino o un servidor depositemos en la urna electoral tiene nulas posibilidades de incidir en el resultado final de la elección.
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Carlos Fazio: El Presidente valiente
Cuando todavía no se disipaban los temores ante los estragos letales de la temporada causados por el virus A/H1N1, todo México volvió de golpe a la normalidad” por decreto oficial. Y tras el shock de (des)información que inoculó miedo y terror en la población, reaparecieron las aristas más visibles de la cotidianidad. En particular, la violencia criminal y los escándalos del poder, con sus redes colusivas y su estela de simulación, cinismo, corrupción e impunidad, que desnudan a la narcomafia política nacional, con su jefe de jefes, sus famiglias, cofradías y grupos de protección. Tras unos días de escándalos “literarios” y mediáticos, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Vicente Fox quedaron exhibidos, y con ellos el agotamiento del actual régimen político cleptocrático, delincuencial y mafioso. Las antiguas reglas de la omertà priísta quedaron rotas, profanadas y evidenciadas. Y como dijo De la Madrid a Carmen Aristegui: “la impunidad es necesaria para que funcione la maquinaria del sistema”.
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Cuando todavía no se disipaban los temores ante los estragos letales de la temporada causados por el virus A/H1N1, todo México volvió de golpe a la normalidad” por decreto oficial. Y tras el shock de (des)información que inoculó miedo y terror en la población, reaparecieron las aristas más visibles de la cotidianidad. En particular, la violencia criminal y los escándalos del poder, con sus redes colusivas y su estela de simulación, cinismo, corrupción e impunidad, que desnudan a la narcomafia política nacional, con su jefe de jefes, sus famiglias, cofradías y grupos de protección. Tras unos días de escándalos “literarios” y mediáticos, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Vicente Fox quedaron exhibidos, y con ellos el agotamiento del actual régimen político cleptocrático, delincuencial y mafioso. Las antiguas reglas de la omertà priísta quedaron rotas, profanadas y evidenciadas. Y como dijo De la Madrid a Carmen Aristegui: “la impunidad es necesaria para que funcione la maquinaria del sistema”.
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La política mexicana está dominada hoy por una patente ausencia de ideas. Las elecciones de diputados federales, algunos gobernadores, congresos locales y ayuntamientos, y delegaciones en el Distrito Federal no representan nada real para la mayoría de los ciudadanos, que presencian todo este proceso sin interés en cuanto a su significado para las condiciones en las que está el país.
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Pasa la medianoche. La puerta del St. Nicks, en West Harlem, está más que abierta, y la marquesina es roja. Sobre el pequeño escenario, al fondo, los músicos se preparan largamente. Negro que te quiero negro, sin prisa, hoy africano-y-americano el sitio de vieja tradición nocturnal, y nada ligera, como el barrio manda.
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Lydia Cacho
Plan B
Mi voto en blanco
La gran mayoría de personas con credencial electoral hemos pasado los últimos dos meses preguntándonos y debatiendo qué hacer con nuestro voto. Las y los políticos por su parte han montado un circo espectacular; la credibilidad de quienes conforman el aparato del Estado ha llegado a su límite y va sin duda alguna hacia una estrepitosa caída. Es por ello que todos los partidos han elegido la mercadotecnia de la fama y el nombre para cooptar votos. Vemos carteles de deportistas, modelos, boxeadores, escritoras, bailarinas, corruptos cantantes de música cristiana, hijos de multimillonarios harineros, jefes de noticias de monopolios televisivos; todos ellos prometiendo honestidad y efectividad. El tratamiento que los partidos nos están dando como sociedad al elegir a sus candidatos es el de imbéciles. El insulto no podía ser mayor. El PRI y el PAN se coluden para ganar a costa de los derechos de las mujeres, el PRI y el PRD se hermanan y venden candidaturas en los estados; el caos es intencional, no casual.
México está viviendo un periodo negro. La delincuencia, dice Ernesto López Portillo, se ha convertido en una forma de vida, se ha masificado el mercado de la ilegalidad. El país celebró el cambio de partido en el poder y ahora entendemos que al desmoronarse el régimen experto en administrar el crimen la violencia y la ilegalidad, éstas se masificaron y quedaron fuera de control. De la mano de ese hecho político, está el fortalecimiento de políticas que favorecen a los ricos y excluyen a los pobres. El Estado no está capacitado para imponer la ley. Lo que sigue igual que antes es la falta de transparencia en todas las áreas de la vida política. Mientras las y los periodistas arrojamos luz sobre las élites en el poder causantes de la descomposición del país, la sociedad se indigna y las élites se ríen, las televisoras se coluden con las élites y los partidos nos dicen que vivimos en un sistema político en el cual mandan las mayorías: una democracia. Si no fuera indigno causaría risa.
En la medida en que los partidos pongan en los congresos a sus operadores, a personas famosas, ignorantes del manejo de los mecanismos del poder y la política, desconocedoras de las leyes y sus vericuetos, las élites corruptas que controlan el poder, tendrán mayor éxito en su empresa de fortalecer el pacto de impunidad que tiene paralizado al país. El voto forzado a lo “menos peor” es el peor de los votos. Que las buenas escritoras escriban, que los deportistas ganen medallas, que los cantantes canten, que las televisoras engañen desde su propio espacio, pero que no monten el teatro de la democracia.
Por esas razones y otras más yo dejaré mi voto en blanco. Aunque no exista la figura jurídica del voto en blanco, aunque los partidos digan que salieron nulos, ellos sabrán muy bien que el mensaje es: no soy tu cómplice, no me engañas, no me usas, tus candidatos no me representan. El abstencionismo es abulia, el voto en blanco es una acción ciudadana, un acto de libertad, una rebelión pacífica, un acto de congruencia, un acto de civismo.
Ricardo Raphael
La gran mayoría de personas con credencial electoral hemos pasado los últimos dos meses preguntándonos y debatiendo qué hacer con nuestro voto. Las y los políticos por su parte han montado un circo espectacular; la credibilidad de quienes conforman el aparato del Estado ha llegado a su límite y va sin duda alguna hacia una estrepitosa caída. Es por ello que todos los partidos han elegido la mercadotecnia de la fama y el nombre para cooptar votos. Vemos carteles de deportistas, modelos, boxeadores, escritoras, bailarinas, corruptos cantantes de música cristiana, hijos de multimillonarios harineros, jefes de noticias de monopolios televisivos; todos ellos prometiendo honestidad y efectividad. El tratamiento que los partidos nos están dando como sociedad al elegir a sus candidatos es el de imbéciles. El insulto no podía ser mayor. El PRI y el PAN se coluden para ganar a costa de los derechos de las mujeres, el PRI y el PRD se hermanan y venden candidaturas en los estados; el caos es intencional, no casual.
México está viviendo un periodo negro. La delincuencia, dice Ernesto López Portillo, se ha convertido en una forma de vida, se ha masificado el mercado de la ilegalidad. El país celebró el cambio de partido en el poder y ahora entendemos que al desmoronarse el régimen experto en administrar el crimen la violencia y la ilegalidad, éstas se masificaron y quedaron fuera de control. De la mano de ese hecho político, está el fortalecimiento de políticas que favorecen a los ricos y excluyen a los pobres. El Estado no está capacitado para imponer la ley. Lo que sigue igual que antes es la falta de transparencia en todas las áreas de la vida política. Mientras las y los periodistas arrojamos luz sobre las élites en el poder causantes de la descomposición del país, la sociedad se indigna y las élites se ríen, las televisoras se coluden con las élites y los partidos nos dicen que vivimos en un sistema político en el cual mandan las mayorías: una democracia. Si no fuera indigno causaría risa.
En la medida en que los partidos pongan en los congresos a sus operadores, a personas famosas, ignorantes del manejo de los mecanismos del poder y la política, desconocedoras de las leyes y sus vericuetos, las élites corruptas que controlan el poder, tendrán mayor éxito en su empresa de fortalecer el pacto de impunidad que tiene paralizado al país. El voto forzado a lo “menos peor” es el peor de los votos. Que las buenas escritoras escriban, que los deportistas ganen medallas, que los cantantes canten, que las televisoras engañen desde su propio espacio, pero que no monten el teatro de la democracia.
Por esas razones y otras más yo dejaré mi voto en blanco. Aunque no exista la figura jurídica del voto en blanco, aunque los partidos digan que salieron nulos, ellos sabrán muy bien que el mensaje es: no soy tu cómplice, no me engañas, no me usas, tus candidatos no me representan. El abstencionismo es abulia, el voto en blanco es una acción ciudadana, un acto de libertad, una rebelión pacífica, un acto de congruencia, un acto de civismo.
Ricardo Raphael
No es un día de campo
Más simplismo es imposible. Toma general de un amplio valle rodeado de coníferas. Podría ser el parque natural de La Marquesa, las Lagunas de Zempoala o Tres Marías. Cualquier lugar donde los amigos se regalan un día de campo tomando cerveza y compartiendo tortillas, salsa y carne asada.
Cuando la cámara se acerca, el observador se topa con un juego que nada tiene de lúdico. Dos grupos muy distintos de personas, separados por un breve charco de agua, tiran desde los extremos opuestos de una larga y gruesa soga. El primero está integrado por personajes, todos, sacados de una película de piratas posmodernos.
Se distingue en sus brazos y torsos el tatuaje de la gente muy mala. Alguno lleva puesto un parche en el ojo izquierdo. Otro, una espantosa chamarra de cuero negro. Sus rostros a medio rasurar, su corpulencia voluminosa, los cuchillos sostenidos en el cinto y los lentes oscuros, de corrupto policía judicial, confirman el estereotipo de la vileza.
Del otro lado del charco jala de la cuerda un grupo muy distinto de individuos. Jóvenes recién salidos de un buen colegio de hermanos maristas, todos bien peinados e impecablemente afeitados. Gente muy decente que lleva puesta una linda playera azul estilo Polo. La nítida imagen del buen ciudadano que por unas horas abandonó la colonia Del Valle de la ciudad de México.
Hijos de buenas familias que por su sola ingenuidad estarían condenados al fracaso si no fuera porque, de pronto, decenas de sujetos, también pulcros y también muy decentes, se suman a la responsabilidad de terminar con los malvados piratas.
Este anuncio publicitario patrocinado por el Partido Acción Nacional no tiene desperdicio. Resume, como ningún otro texto, el discurso que los mexicanos hemos venido recibiendo del gobierno de la República, desde que Felipe Calderón —forzado por las circunstancias— decidiera colocar como su más alta prioridad la lucha contra el crimen organizado.
Un discurso, repetido hasta el cansancio, que divide a los mexicanos (y sus políticos) entre buenos y malos. Que separa a los perversos de los bondadosos, a los corruptos de los honestos, a los voluntariosos de los pusilánimes, a las brujas de las hadas, a los monstruos de los caballeros, a los héroes de su antítesis.
Más por ingenuidad que por discernimiento, habrá quien todavía se crea el mito que presenta a los gobiernos panistas como inmaculados frente a la ruindad de los criminales organizados. Contraria a esta historia infantil se exhibe en México una realidad muy distinta: todos los partidos son vulnerables frente al poder criminal.
Apenas hace siete meses fue detenido Noé Ramírez Mandujano, ex subprocurador responsable de investigar a la delincuencia organizada, y Miguel Colorado González, también alto mando en la lucha contra la inseguridad. Ambos trabajaban para el gobierno federal panista en la primera línea del frente. Apenas hace 15 días fueron apresados Luis Ángel Cabeza de Vaca y Francisco Sánchez González, ex responsables de la seguridad pública en el estado de Morelos, cuyo gobierno también es panista. Pocos días después, 10 alcaldes municipales de Michoacán, seis pertenecientes al PRI, dos al PAN y dos al PRD corrieron con la misma suerte.
Si la metáfora del día de campo tuviera algo de honestidad, ciudadanos bien peinados estarían hoy jalando de la cuerda acompañados de maleantes, mientras piratas trasnochados harían lo propio asistidos por gente decente.
El crimen organizado no conoce los linderos partidarios, ni tampoco distingue entre los ámbitos del poder legal. Igual cuenta con aliados priístas que perredistas, panistas o pevemistas. Compra altos funcionarios de la SIEDO, procuradores estatales, jefes de policía o regidores de municipio. Es un virus altamente contagioso y de obvia naturaleza arbitraria.
México transita por una época muy trágica de su historia. Una cosecha roja de más de 15 mil cadáveres al año que permanecerá en nuestra memoria como una de las más vergonzosas. De toda evidencia no se trata de un domingo en La Marquesa. La sobresimplificación nos hace vulnerables. La ingenuidad en tiempos como éstos condena a la derrota.
El PAN ha cometido un error al hacer de las políticas contra la inseguridad su principal bandera de campaña. No logró resistirse a la tentación y lanzó un bumerán que muy fácilmente puede revertirse en su contra. No hay maniqueísmo saludable, ni mexicanos que se traguen la fábula infantil. La lucha contra el crimen organizado habría de ser una política de Estado, que no una bandera de unos cuantos buenos muchachos asociados en un solo partido.
Analista político
Cuando la cámara se acerca, el observador se topa con un juego que nada tiene de lúdico. Dos grupos muy distintos de personas, separados por un breve charco de agua, tiran desde los extremos opuestos de una larga y gruesa soga. El primero está integrado por personajes, todos, sacados de una película de piratas posmodernos.
Se distingue en sus brazos y torsos el tatuaje de la gente muy mala. Alguno lleva puesto un parche en el ojo izquierdo. Otro, una espantosa chamarra de cuero negro. Sus rostros a medio rasurar, su corpulencia voluminosa, los cuchillos sostenidos en el cinto y los lentes oscuros, de corrupto policía judicial, confirman el estereotipo de la vileza.
Del otro lado del charco jala de la cuerda un grupo muy distinto de individuos. Jóvenes recién salidos de un buen colegio de hermanos maristas, todos bien peinados e impecablemente afeitados. Gente muy decente que lleva puesta una linda playera azul estilo Polo. La nítida imagen del buen ciudadano que por unas horas abandonó la colonia Del Valle de la ciudad de México.
Hijos de buenas familias que por su sola ingenuidad estarían condenados al fracaso si no fuera porque, de pronto, decenas de sujetos, también pulcros y también muy decentes, se suman a la responsabilidad de terminar con los malvados piratas.
Este anuncio publicitario patrocinado por el Partido Acción Nacional no tiene desperdicio. Resume, como ningún otro texto, el discurso que los mexicanos hemos venido recibiendo del gobierno de la República, desde que Felipe Calderón —forzado por las circunstancias— decidiera colocar como su más alta prioridad la lucha contra el crimen organizado.
Un discurso, repetido hasta el cansancio, que divide a los mexicanos (y sus políticos) entre buenos y malos. Que separa a los perversos de los bondadosos, a los corruptos de los honestos, a los voluntariosos de los pusilánimes, a las brujas de las hadas, a los monstruos de los caballeros, a los héroes de su antítesis.
Más por ingenuidad que por discernimiento, habrá quien todavía se crea el mito que presenta a los gobiernos panistas como inmaculados frente a la ruindad de los criminales organizados. Contraria a esta historia infantil se exhibe en México una realidad muy distinta: todos los partidos son vulnerables frente al poder criminal.
Apenas hace siete meses fue detenido Noé Ramírez Mandujano, ex subprocurador responsable de investigar a la delincuencia organizada, y Miguel Colorado González, también alto mando en la lucha contra la inseguridad. Ambos trabajaban para el gobierno federal panista en la primera línea del frente. Apenas hace 15 días fueron apresados Luis Ángel Cabeza de Vaca y Francisco Sánchez González, ex responsables de la seguridad pública en el estado de Morelos, cuyo gobierno también es panista. Pocos días después, 10 alcaldes municipales de Michoacán, seis pertenecientes al PRI, dos al PAN y dos al PRD corrieron con la misma suerte.
Si la metáfora del día de campo tuviera algo de honestidad, ciudadanos bien peinados estarían hoy jalando de la cuerda acompañados de maleantes, mientras piratas trasnochados harían lo propio asistidos por gente decente.
El crimen organizado no conoce los linderos partidarios, ni tampoco distingue entre los ámbitos del poder legal. Igual cuenta con aliados priístas que perredistas, panistas o pevemistas. Compra altos funcionarios de la SIEDO, procuradores estatales, jefes de policía o regidores de municipio. Es un virus altamente contagioso y de obvia naturaleza arbitraria.
México transita por una época muy trágica de su historia. Una cosecha roja de más de 15 mil cadáveres al año que permanecerá en nuestra memoria como una de las más vergonzosas. De toda evidencia no se trata de un domingo en La Marquesa. La sobresimplificación nos hace vulnerables. La ingenuidad en tiempos como éstos condena a la derrota.
El PAN ha cometido un error al hacer de las políticas contra la inseguridad su principal bandera de campaña. No logró resistirse a la tentación y lanzó un bumerán que muy fácilmente puede revertirse en su contra. No hay maniqueísmo saludable, ni mexicanos que se traguen la fábula infantil. La lucha contra el crimen organizado habría de ser una política de Estado, que no una bandera de unos cuantos buenos muchachos asociados en un solo partido.
Analista político
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