Laura M. López Murillo
(especial para ARGENPRESS.info)
En algún lugar del régimen, cuando se intenta consolidar a una hegemonía en ciernes, el propósito suele encubrirse detrás de las líneas del discurso oficial; por eso, en cuestiones de política, el impacto del mensaje depende del emisario...Dicen los que saben, que el medio es el mensaje y que la forma es el fondo, que esa regla aplica en casi todos los ámbitos de la vida, y que por eso, los mensajes de la clase gobernante deben entenderse en función del emisario.A través de las fuerzas armadas, el ejecutivo federal ha enviado un mensaje totalitarista: en el primer minuto del primero de diciembre del 2006, el calderonismo emergió como monopolio de la fuerza gracias a la lealtad incondicional del ejército.
El cumplimiento de la ley y el combate a la delincuencia fueron las justificaciones para militarizar a las corporaciones policiacas, minimizando el carácter civil de las fuerzas de seguridad pública.Desde la alternancia en el poder, el relieve del país se enfatizó con la militancia partidista en las gubernaturas, los estados redefinieron la geografía política de la República Mexicana, y es por eso que la Confederación Nacional de Gobernadores (Conago) es un contrapeso que equilibra la balanza del poder en el calderonismo.El “Operativo Michoacán” implementado recientemente por las fuerzas federales, debe entenderse como una ofensiva contra los bastiones de un poder fragmentado y como una alerta a los gobiernos de la oposición.
El control de los estados será uno de los efectos subsecuentes de la guerra contra el narcotráfico emprendida por el ejecutivo federal y será una de las prioridades en la futura Reforma del Estado.Hoy por hoy, las elecciones para renovar el poder legislativo adquieren un matiz trascendental: se contiende por el control absoluto, se intenta consolidar la hegemonía panista. Están en juego todos los proyectos y reformas cuya aprobación dependerá de las Cámaras, está en juego la institucionalización del criterio de la nueva clase gobernante que se ha responsabilizado de la transformación del estado en una macro gerencia de negocios internacionales.
La élite en el gobierno, en su carácter de elite empresarial, maneja arbitraria y discrecionalmente los indicadores económicos y obstaculiza el desarrollo del auténtico empresariado; la toma de decisiones centralizadas, los impuestos a la actividad productiva, políticas públicas definidas por un criterio clientelar, las inercias del corporativismo que definen la línea gubernamental, son los medios por los cuales el calderonismo ha enviado este mensaje.
El actual proceso electoral es un trámite obligatorio para consolidar la hegemonía del panismo rampante; a pesar del bajo perfil de las campañas y de los candidatos, es imperativo que las elecciones del 5 de Julio sean el medio de expresión de la ciudadanía, el voto es el heraldo y el mensaje será el hartazgo elevado a la calidad de mandato constitucional, porque ahora más que nunca, el impacto del mensaje dependerá del emisario…
Laura M. López Murillo es Lic. en Contaduría por la UNAM. Con Maestría en Estudios Humanísticos Especializada en Literatura en el Itesm.
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