Día Mundial de la Alimentación: una de cada 6 personas padece hambre y desnutrición
La actual crisis económica mundial ha agravado la situación alimentaria en el mundo, aseguró el director general de la FAO, Jacques Diouf: los pobres disminuyen sus comidas e ingieren alimentos menos nutritivos, además de recortar sus gastos de sanidad y educación.
Según esta agencia de la ONU se requieren recursos para alimentar a más de mil millones de personas que sufren hambre y asegurar que la población mundial, que pasará de seis mil 800 millones a casi nueve mil 100 millones en 2050, tenga suficiente reservas para alimentarlos.
En tal sentido convoca a la comunidad de donantes a incrementar la ayuda a la agricultura, hasta alcanzar los niveles de 1980, cuando Asia y América Latina fueron salvadas de la devastación de las hambrunas de los años 70.
Cada año el apoyo a la agricultura en los países de la OCDE es de 365 mil millones de dólares, mientras el gasto militar es de 1.34 billones de dólares, denunció el director de la FAO, y expresó que de la misma manera que las naciones poderosas reaccionaron de forma rápida, colectiva y enérgica a la crisis económica mundial, ahora se necesita el mismo compromiso fuerte para combatir el hambre.
De acuerdo con el informe dado a conocer por la FAO, la mayoría de las personas que padecen hambre y desnutrición viven en los países en vías de desarrollo, y entre ellas la mayor parte (642 millones) en la región Asia-Pacífico. Le siguen África subsahariana, con 265 millones; América Latina y el Caribe, con 53 millones; Medio Oriente y el norte de África, con 42 millones. En cambio, en los países industrializados el hambre afecta a 15 millones de personas en total.
“Ninguna nación está libre y, como siempre, son los países más pobres –y las poblaciones más desprotegidas– los que más sufren”, lamentó Jacques Diouf.
El informe destaca que la crisis actual no tiene precedentes históricos, porque conjuga varios factores. En primer lugar, la recesión económica se solapa con la crisis alimentaria, que entre 2006 y 2008 disparó el precio de los alimentos. Aunque los precios ya comenzaron a bajar, siguen volátiles.
En segundo lugar, la crisis afectó grandes partes del mundo de forma simultánea, a diferencia de lo que había ocurrido hasta ahora, cuando las crisis se circunscribían a una región. Esto hizo menos efectivas herramientas tradicionales como la solicitud de préstamos, la devaluación de la moneda o la mayor asistencia pública.
En tercer lugar, el hecho de que los países en desarrollo estén ahora más integrados financiera y comercialmente que hace 20 años, los dejó más expuestos a las perturbaciones de los mercados internacionales.
En América Latina las crisis simultáneas de alimentos y económica elevaron a 53 millones la cifra de personas que padecen hambre, informó la oficina regional de la FAO.
Quince millones de niños menores de cinco años padecen desnutrición crónica, y las poblaciones infantiles de Guatemala, Bolivia, Honduras, Perú y Ecuador son las más afectadas.
La situación, provocada en parte por el abandono de las políticas de fomento agrícola, coincide con la existencia de una alta disponibilidad de alimentos, principalmente en México y Sudamérica, detalló el director regional de la FAO, José Graziano.
De hecho, en México, así como en Uruguay, Brasil, Argentina y Chile hay al menos 50 por ciento más de los nutrientes mínimos que las personas necesitan para alimentarse adecuadamente. No obstante, en estos países la desnutrición infantil es de entre 7 y 15,5 por ciento. La única excepción es Chile, con 2,1 por ciento.
Brasil, Cuba y Chile, por ejemplo, han consolidado importantes avances en la lucha contra el hambre, agregó Graziano.
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