Manotazo y privilegios
Eduardo Ibarra Aguirre
Infrinjo por primera vez una de las máximas de este quehacer profesional: escribir sobre el mismo tema es campaña y nada es más ajeno al periodismo que ella. De acuerdo, pero cuando el asunto tiene diversas aristas, como el manotazo de Los Pinos contra el Sindicato Mexicano de Electricistas, y se abordan nuevos ángulos, a mi juicio la licencia es permisible.
Los servicios de prospectiva de la Secretaría de Gobernación le auguraron a Fernando Francisco Gómez-Mont Urueta que el Partido de la Revolución Democrática no se involucraría en la defensa de Luz y Fuerza del Centro y el SME. Es evidente que el pronóstico resultó errático como era previsible, pero tampoco se previó que el Movimiento en defensa de la economía popular, el petróleo y la soberanía tendría capacidad para producir el terso giro que realizó Andrés Manuel López Obrador, el martes 12 en la concentración frente a la Cámara de Diputados, importante no sólo por el número de asistentes como por la nueva composición social de los movilizados y, sobre todo, porque selló un pacto explícito entre el primero y Martín Esparza Flores. Mañana se mostrará el alcance de esta alianza ignorada por unos medios concentrados en denostar al obradorismo, al SME y sus demandas, ignoradas por el gobierno que hace honor a su naturaleza grupal.
Los primeros días transcurridos desde que Felipe de Jesús Calderón Hinojosa lanzó al desempleo --con el poder autoritario e ilegal de su firma, como sostienen varios constitucionalistas-- a 41 mil obreros de la electricidad, no sólo rompió un récord Guinness, como lo mostró Bulmaro Castellanos, mejor conocido como Magú, sino que empiezan a evidenciar las debilidades de la operación para extinguir a una empresa de larga vida y experiencia, aunque también de baja calidad del servicio.
Ahora son más frecuentes los apagones, no funcionan las oficinas de las sucursales, los bancos cobran hasta 12 pesos por el pago del recibo, las variaciones en el voltaje son constantes y las detecto por el Nobreak de la computadora, los bancos no tienen idea de partir de cuándo pagarán a los jubilados, como al padre de Guillermo Téllez Vera. Todo ello a pesar de la propaganda que anuncia lo contrario, como las cuatro páginas a todo color insertadas por “Gobierno federal” en los diarios, así como de las cuentas alegres de Alfredo Elías Ayub, director de la Comisión Federal de Electricidad por tercer sexenio consecutivo e impulsor de su privatización.
No basta el autoritarismo para sustituir la experiencia laboral para operar un equipo obsoleto, tampoco los 6 mil soldados y agentes de Genaro García Luna, ni siquiera la fractura del SME por el proceso electoral, a la que apostó el abogado y músico que despacha como secretario del Trabajo, mismo que en la incontinencia verbal que lo distingue retó a la Cámara de Diputados y ahora recula al solicitar, por medio de Gómez-Mont –el señor de los cuatro celulares que a los causantes les cuestan 40 mil pesos mensuales--, se posponga una comparecencia de la que saldrá mal librado.
Apostar todo a la insatisfacción de los usuarios con el servicio de Luz y Fuerza y sus trabajadores, al supuesto 70 por ciento de apoyo que tiene el manotazo gubernamental, como asegura Denisse Eugenia Dresser Guerra, y a la exhibición hasta el hartazgo de los privilegios de los electricistas y las presuntas corruptelas de Esparza Flores, es una estrategia que se le revertirá a un gobierno que rinde culto cuasi religioso a la corrupción, que permite que los aliados sindicales pongan y dispongan en Petróleos Mexicanos y la Secretaría de Educación Pública, en tanto protege cuidadosamente a las 39 familias más privilegiadas del país.
Acuse de recibo
En un largo comentario sobre La razón de la fuerza (12-X-09), Juan Amael Vizzuett Olvera dice: “El día en que los miembros del SME marcharon a Los Pinos, los recibió el secretario particular del Ejecutivo, señor Luis Felipe Bravo Mena, a quien los medios suelen tratar como a un santón de la democracia, sin que existan evidencias para enaltecerlo en tal forma. Pero el meollo de la cuestión es que el encuentro dio a entender que el conflicto impulsado por el gobierno federal se podría resolver en forma incruenta. Por ello, el golpe de fuerza llevado a cabo en sábado, a la hora en que gran parte de la población del país seguía las acciones de la eliminatoria mundialista entre las selecciones de México y El Salvador, no puede elogiarse como un histórico acto de valentía, de entereza y visión de un gobierno ejemplar, como tratan de presentarlo tantos jilguerillos mediáticos, sino como una puñalada de pícaro, como una emboscada alevosa y reprensible por muchos conceptos. La liquidación que el gobierno federal pregona como ‘generosa’ (más de treinta meses de sueldo a cada trabajador), adquiere tintes de soborno para acallar las protestas”... Marcelino Perelló Vals se recupera en el Instituto Nacional de Nutrición, cama 405, teléfono: 54 87 09 00, extensión 40005, informa Arturo Zama Escalante.
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