El premio se le otorgó en un momento en que Honduras enfrenta las consecuencias del quiebre institucional que produjo el golpe de Estado de junio del 2009.
Para Bertha, en estos momentos el país sufre un retroceso violento en todos los términos, señaló a la prensa internacional al saber que recibiría el premio.
“Honduras había logrado importantes avances, pero el golpe militar del año pasado echó por la borda mucho de ese sacrificio. En esas condiciones es muy difícil asumir un trabajo en la promoción, defensa y custodia de los Derechos Humanos. Por eso, creo que cobra mayor importancia, para mí y para ese trabajo, el recibir este premio”.
Con relación al respeto de los Derechos Humanos en su país, el 25 de noviembre de 2010 señalaba sobre el asesinato de cinco campesinos a manos de los guardias de un productor palmero: “Se mantiene una política de Estado tenebrosa, cínica y mentirosa. Los últimos tres meses han sido muy sangrientos, con mucha presión social que tuvo como respuesta la represión de parte de los agentes del Estado y de grupos paramilitares”, informó una nota de Adital en la web.
“Porfirio Lobo está tratando de crear mecanismos en materia de Derechos Humanos, como la Secretaría de Justicia y Derechos Humanos y una Comisión Internacional contra la Impunidad, para limpiar la imagen del régimen, reinsertar a Honduras en la OEA y tener acceso a fondos internacionales”.
Alertó que hay que mantener los ojos bien abiertos, toda vez que se trata de instancias que van a ser controladas por los mismos personajes e instituciones que participaron en el golpe de Estado y exoneraron a los violadores de los Derechos Humanos.
“Lo que vemos es que no hay voluntad política para cambiar las cosas, sino solamente disposición para mentir, engañar y someter el pueblo al capricho y antojo de los que controlan el país”.
No sé esfumó el esfuerzo
Su esposo, Thomas Nativí, fue secuestrado y desapareció en 1981, época en la que luego de 20 años de dictaduras, Honduras había regresado a la vida democrática, pero no a un Estado constitucional y de Derechos Humanos. Entre 1979 y 1989 desaparecieron en esa nación centroamericana 184 personas.
A partir de entonces, Bertha Oliva comenzó una incesante lucha, junto con otros familiares de desaparecidos para encontrar la verdad y velar por la defensa de los Derechos Humanos.
Creo que es importante que las defensoras y defensores sintamos que no estamos solos, agregó al saber que sería reconocida con el Tulipán de los Derechos Humanos.
“Lo bueno es saber que no se esfumó el esfuerzo, que hay personas y gobiernos como el de Holanda que monitorea nuestro trabajo y que, además, están preocupados por el tema de los Derechos Humanos”.
Para Bertha pese a que no se ha iniciado un proceso de investigación, ni ha habido sanciones en los casos de los desaparecidos de esa época en Honduras, la memoria de los pueblos está permitiendo que la historia de las y los detenidos y desaparecidos esté empezando a germinar.
Anualmente, el gobierno holandés otorga el Tulipán de los Derechos Humanos a una persona que haya demostrado un coraje extraordinario en la protección y el fomento de los derechos de sus conciudadanos.
El ganador recibe una pequeña escultura en bronce, un importe en dinero y el financiamiento de un proyecto relacionado con la protección y defensa de las garantías humanitarias. Bertha Oliva fue escogida entre un total de 170 candidatas y candidatos de todo el mundo.
Fotos: Archivo AmecoPress
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