¿Pero vale la pena? Pues a veces sí, y mucho. Ahí ha sonado el virtuosismo de pianistas como Franck Amsallen (Francia) y Milan Svoboda (República Checa), el crossover austriaco de Cris Cross, las impresionantes percusiones del belga Chris Joris, el romanticismo de Chopin revisitado por el Andrzej Jagodzinski Trío, lo mejor del jazz italiano con Giovanni Tommaso (contrabajo) y, años después, Enrico Intra (piano), la saxofonista holandesa Tineke Postma, el saxofonista sueco Jonas Kullhammar, o el excelente trompetista argentino –naturalizado sueco– Gustavo Bergalli. Por supuesto que suelen llegar músicos de primera línea.
Lamentablemente, abundan también los días grises, como de broma macabra, donde el Cenart es asaltado por una retahíla de mediocridades o grupos improvisados (esto último en la peor de sus acepciones) que en cualquier forma son bendecidos y ovacionados por nuestros emocionados paisanos. Al parecer, esto de aplaudirle a cualquier cosa es un mal endémico que este país ha padecido desde hace mucho tiempo, y que el humor involuntario de los publicistas percibe como la enorme calidez del público mexicano
.
¿Existe algún filtro o comité de selección que programe o diseñe la oferta del Eurojazz? No. Cada una de las embajadas de la Unión Europea decide por su cuenta a quién invitar y a’i después le avisan a las autoridades del Cenart cómo van a estar las cosas. Se convoca entonces a una rueda de prensa y empieza así la difusión de este viaje sin escalas por el mejor jazz europeo
. Aunque muchas veces sólo nos enfrentemos a estudiantes de medio pelo y con buenas palancas, que sólo alcanzan a deprimirnos para preguntarle al aire quién es el culpable de esta farsa.
A veces es la buena voluntad que se desborda y a veces son los acuerdos interinstitucionales, pero la promoción incondicional del Eurojazz ha llegado incluso a espacios tan importantes como Escenarios, el programa sabatino de Canal 22 donde a José Areán y a Gerardo Kleinburg les ha dado por armar una suerte de oasis televisivo.
El sábado 26 de febrero, la primera parte de Escenarios estuvo dedicada al Eurojazz 2011, teniendo como invitado especial a Roberto Vázquez, director del Cenart. Y vaya… Kleinburg y Areán se guardaron de comentar nada para presentar los videos que había llevado el ingeniero Vázquez con selecciones del año pasado (seguramente no sabían ni qué iban a poner). Así, pudimos ver primero a Ángela Tröndle, una desangelada cantante austriaca sin mucha imaginación para el scat y con un registro bastante limitado, aunque acompañada por buen pianista y un nervioso saxofonista que por momentos pulsaba el clarinete bajo. Después llegó el circo checo de Rhythm Desperados, tiesos, elementales y con un saxo de amplísima sonrisa que interactuaba con el público al momento de obsequiarles temas pop como Sonny o pedacería de Bésame mucho y Para Elisa; aunque eso sí, con un apoteósico encore de Michael Jackson.
¿Por qué elegir a estos dos grupúsculos para la promoción televisiva, habiendo tanto de donde escoger?
Y esto no es lo peor. Creámoslo o no, todavía hay más. Para la rueda de prensa de este año (a la que no asistimos), el grupo invitado era ni más ni menos que el trío francés
de Andrea Balency. Y tuvimos que entrecomillar el gentilicio porque estos cuates (al menos el baterista y el contrabajista) son del norte del valle de México, por los rumbos de Satélite. A Andrea, cantante, tecladista y líder de la banda, la conocimos personalmente en el festival E-Jazz 2010, en la capital poblana, y lo que más nos sorprendió de ella fue esa profunda asimilación del español y su fonética mexicana; al platicar tras bambalinas, evidenció un acento más chilango que las tortas de tamal. Sonreímos.
Por último –y éste es el meollo del melodrama– apuntaremos que el trío de la Balency sencillamente no sabe tocar, y meno jazz (de hecho ni siquiera lo intenta). El contrabajista no termina nunca de afinar su instrumento; el baterista es exageradamente elemental, y Andrea, a pesar de su buen timbre de voz, causa pena ajena cuando le da al teclado eléctrico; cualquier niña de cualquier escuela de música haría mejor papel.
Claro que suena fuerte lo que decimos, pero esta es la verdad verdadera. En Puebla nos salimos después del segundo tema y nos fuimos a cenar con otros tres productores de la radio local. Cuando le preguntamos al director de E-Jazz por qué había invitado a un grupo tan malo, se disculpó y dijo que se lo había impuesto la Alianza Francesa, uno de los patrocinadores del festival.
Por fortuna, no todo es malo. Sabemos que el Eurojazz 2011 va a cerrar con jazzistas de verdad, con el cuarteto y la solvencia del trompetista sueco Anders Bergcrantz. Salud.
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