Sin la obra completa de Immanuel Kant (1724-1804), la humanidad estaría en la minoría de edad a la que él mismo se refirió en su memorable ensayo “Respuesta a la pregunta ¿qué es la Ilustración?”, publicado en 1784 en el libro Filosofía de la historia (que el Fondo de Cultura Económica, FCE, y Alianza Editorial tienen en el mercado del libro): “La minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento… ¡Ten valor de servirte de tu propia racionalidad! He aquí la divisa de la Ilustración”. La obra magna que significó el paso definitivo para el antes y el después prerracionalista a las creaciones de la razón por el conocimiento de fundamento matemático, jurídico y estético, son las tres críticas de Kant: la de la Razón pura, la del Juicio y la de la Razón práctica.
El faro de la Ilustración es la Crítica de la razón pura, publicada en 1781 en alemán y traducida por vez primera al español en 1883 por José del Perojo; y, en 1928, la magnífica versión de Manuel García Morente, alumno de la Escuela de Marburgo, a lo que debió su trabajo y donde sus profesores fueron los grandes neokantianos: Hermann Cohen y Pablo Natorp (a esos cursos también asistió Boris Pasternak, autor de Doctor Zhivago). Desde entonces, se han sucedido ininterrumpidamente las traducciones, hasta la de Pedro Ribas al español (en clásicos Alfaguara, 2002 y 2008); y la de Mario Caimi en 2009, en edición de la Universidad Nacional Autónoma de México, FCE y la Universidad Autónoma Metropolitana, con participación de la entusiasta investigadora kantiana Dulce María Granja.
Esta edición es bilingüe alemán-español y completísima por su apéndice que inicia con un estudio preliminar, notas, en 343 páginas. El texto de Kant ocupa 734 páginas. La obra Crítica de la razón pura fue “la revolución copernicana”, ya que el hombre, como asociación mujer-hombre de la humanidad, es el pivote que genera el conocimiento y avala lo que propuso Protágoras (480-410, antes de Cristo) en su obra Acerca de los dioses: “El hombre es la medida de todas las cosas”, refutando a Platón con su “dios es la medida de todas las cosas”. Hermann Cohen, en La lógica del conocimiento puro, la ética de la voluntad pura y su estética, postuló que la Crítica de la razón pura de Kant inauguró el método para pensar, para filosofar, sobre todas las creaciones de la vida cultural de la humanidad, que “se encuentra siempre en obra y nunca concluida”.
Y ha de estudiarse como un documento, si bien histórico, totalmente actual, para seguir reflexionando sobre las creaciones del pensamiento humano que, al conocer racionalmente, crea, con preguntas y respuestas (y éstas nuevamente son preguntas), las ciencias naturales, sociales, lo sublime de la literatura y las artes, y todo lo que es “humano, demasiado humano”. Kant puso los cimientos para conocer y comprender lo que genera la razón, por esto es que su Crítica de la razón pura sigue siendo un texto para explicarse la Ilustración y cómo el pensamiento como razonamiento sobre la cultura en general puntualiza que toda ella es creación de la teoría y experiencia del hombre.
Ficha bibliográfica:
Autor: Immanuel Kant
Título: Crítica de la razón pura
Editorial: FCE, UNAM y UAM, 2009
*Periodista
Fuente: Contralínea 221 / 20 de febrero de 2011
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