Pedro Echeverría V.
1. Andrés Manuel López Obrador –lo último que queda en las izquierdas y centro izquierdas en sus esperanzas electoralistas- demandó respeto absoluto a la soberanía de México, en el encuentro del presidente Felipe Calderón y su homólogo de Estados Unidos, Barack Obama. Dijo en Chiapas hoy jueves: "No aceptamos intervencionismo, no queremos protectorados, sí a la cooperación, pero hacia el desarrollo"; "La cooperación militar no va a resolver los problemas de inseguridad y violencia, sino que éstas deben combatirse con la cooperación para el empleo y el desarrollo". Y advirtió que, no obstante, el país transita por la ruta del saqueo de los bienes nacionales, de los recursos naturales. Empresas extranjeras se llevan nuestras riquezas, de ahí que el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) busque con el apoyo popular recuperar lo que ha entregado la actual clase política y la mafia en el poder".
2. La realidad es que en el “mundo global” sólo puede existir interdependencia, asociación, competencia; la soberanía es sólo una posición política que suele ser muy endeble manejada por países y gobiernos fuertes. México, como casi todos los países, jamás ha sido soberano o realmente independiente. No habíamos logrado desligarnos de España cuando ya Francia, Inglaterra, EEUU, penetraron en nuestro país para reclamar derechos y propiedades; y cuando triunfó en 1911 la revolución mexicana ya EEUU estaban poniendo sus condiciones. Por ese motivo no podríamos entender nuestra historia ni mucho menos comprender los motivos por los que México jamás pudo realizar alguna política independiente o de desarrollo autónomo. ¿Cómo explicar nuestra permanente dependencia de la deuda externa, los déficit comerciales, la deformación de nuestra economía, las políticas de exportaciones, la migración y nuestro desempleo?
3. AMLO -he leído- no es partidario de meterse en discusiones ideológicas por ser un político activo y pragmático. Ha tenido muchas oportunidades para analizar el papel imperialista que han mantenido los EEUU en el mundo, de explicar cómo ese imperio ha caminado, como dijo en su discurso en Tuxtla Gutiérrez, por “la ruta del saqueo de los bienes nacionales, de los recursos nacionales” y de demostrar cómo las empresas extranjeras se llevan nuestras riquezas”; sin embargo ha preferido guardar silencio. En su libro sobre “La mafia…” cita al ex panista Conchelo cuando éste denunció a la Casa Blanca, al FMI, al Banco Mundial, los programas de ajuste estructural de América Latina y lo que significan las privatizaciones de la petroquímica; pero no parece comprometerse directamente explicando con mayor profundidad acerca del papel del imperialismo yanqui en el dominio de los países. Confieso que me desespera.
4. Desde que se impuso en 1982 el neoliberalismo de la Thatcher y Reagan en el mundo, ningún presidente mexicano ha realizado una mínima crítica a la política saqueadora y guerrerista de los EEUU. Nadie ha defendido la “soberanía”. Lázaro Cárdenas expropió el petróleo y nacionalizó los ferrocarriles golpeando intereses imperialistas, así como rompió relaciones con el franquismo; López Mateos, acuñó la frase demagógica de ser “de izquierda atinada del de la Constitución” y mantuvo relaciones con Cuba a pesar de que EEUU obligó a todos los gobiernos a romper relaciones; Echeverría y López Portillo, de manera diferente, pronunciaron discursos antiimperialistas y realizaron rompimientos con Pinochet, Videla, Somoza, dando asilo a refugiados. Los cuatro gobiernos fueron calificados de “nacionalistas revolucionarios” o “populistas” por el PAN y la derecha. Sin embargo, desde 1982 nuestros gobiernos le han chupado las botas al imperio.
5. Por eso es muy importante para la izquierda que AMLO, repito: la única lucecita electoral que prolonga algunas esperanzas para abrir espacios de lucha social, deje muy claras sus ideas acerca de las relaciones con las clases sociales y el imperio. Me gustó siempre la consigna de “Primero los pobres”, no he dejado de aplaudir sus batallas contra Fobaproa y he sido entusiasta apoyador de sus luchas contra la privatización de PEMEX y la electricidad, así como en sus políticas movilizadotas; sin embargo tampoco he dejado de criticar su aislamiento de las luchas sociales (Oaxaca, EZLN, electricistas, mineros, CNTE y otras luchas) que le han ocasionado fuertes críticas, incluso mucha oposición a sus actividades electoralistas. Por eso la izquierda es muy exigente –como no lo es con sus enemigos burgueses gobierno, PAN, PRI y ahora PRD- con lo que AMLO declara, dice y hace. La realidad es que AMLO quiere ganar y debe ganar, pero “sin dejar a su paso “trozos de dignidad”.
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