Sara Más
La Habana, abril (Especial de SEMlac).- Marta no es su nombre real, pero su historia es verdadera. Tenía 18 años cuando contrajo el VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) "y una vida muy agitada", como la de cualquier muchacha de su edad.
"Nunca sentí peligro alguno cerca de mí. Menos me podía imaginar que un día me darían una noticia así", dijo a SEMlac, recordando su diagnóstico de seropositiva al VIH, casi 10 años después de aquel momento.
Como ella, no pocas cubanas han contraído el virus por una relación de pareja desprotegida e insegura. En su caso, lo adquirió durante un noviazgo relativamente breve. "Mi vida dio un giro de 180 grados. De momento me afectó muchísimo. De mi primera reacción emergió un sentimiento de impotencia por no poder cambiar las cosas", cuenta la joven, residente en el municipio del Cerro, en La Habana.
"Todo lo aprendí después. Hasta entonces el sida era apenas eso: cuatro letras y una enfermedad que nada tenía que ver conmigo", asegura.
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